Aja.
La música me estaba taladrando la cabeza, miraba a toda esta gente artificial vestida para que la miren, sonrisas descolocando mandíbulas de lo forzadas, todos bailando el tema de moda con los movimientos de moda como en un gran videoclip.
Todavía tenía que cumplir mi misión,
mientras simulaba bailar con ella (hablábamos de algo que no sé qué era porque
no escuchaba lo que me decía, dudo de que me escuchara ella a mi) el sistema de
luces no perdonaba ningún color, y me estaba sintiendo como un perro en medio
de una pista de patinaje sobre hielo.
Seguí tratando de entender si mi presencia era estratégicamente necesaria, hasta que supere el punto en que me importaba tal cosa, saturado por la mecánica distorsiva del ambiente, apure mi vaso de champan, que por cierto no me gusta nada, y me despedí, como un gesto de confianza.
En el recorrido hasta la puerta también salude a algunas
gentes que habían ido a “divertirse” porque estaban de cumpleaños pero estaban
quedando tan descolocados como yo, apretaditos como un lote de vacas en el
corral…me lavo la cara el aire fresco de la noche.
Me estaba por ir a dormir, caminando con estas sensaciones mezcladas, y como siempre que se cruza una plaza en mi camino, tarde me di cuenta que tenía que rodearla, porque me estaban chiflando y haciendo señas, mientras alguno ya se descolgaba trotando hacia mi lado.
Igual nunca voy a llevar un arma, ni siquiera una navaja, pero estaba tratando de evaluar la situación como para saber si apurarme o plantarme y esa adrenalina me erizaba la piel, esperando que se defina si eran amigos o enemigos, conceptos por demás intercambiables a esas horas de la noche.
Pero era esta gente sin futuro (dirían algunos) matando el aburrimiento de dormir en el piso duro y frio, poniendo el cuerpo caliente y blando. Me alegre sobremanera de poder charlar un rato con gente de verdad, y me dispuse a compartir su tiempo y lo que estuvieran tomando. Alguno que estaba durmiendo se levantó cuando escucho que había alcohol.
Realmente nunca me arrepiento, mientras conozco el mundo por otros ojos, aprendo idiomas y costumbres lejanas, y más táctica y estrategia que en el Teg. Y así estábamos mientras otros oteaban el horizonte buscando la forma de hacer una moneda para los cigarrillos y en eso contesto uno en portugués y con esa sola presentación se sumó a la ronda, pero no quería compartir el vaso, con sus buenas razones.
_ Pero si no se contagia por la saliva amigo -le dijo alguno-
_…y que no quiero
_¿Pero ok, HIV? Así que muy bien, este es solo tuyo, bebe y comparte tu tiempo.
Y el tipo aclaro el tema explicando acto seguido como pasando
(contrabandeando) un caballo de polo por el rio se ligó un cabezazo que le
había lastimado la boca, pero evitando por suerte que se ahogue. Así, sin
lastima decía el, entre la gente de la calle lo mejor es la sinceridad así la
amistad es mas rápida, y como siempre saltaron conocidos en común, para afirmar
que habíamos caminado…quizá por esa única noche en el mundo nadie se enteró que
un amigo había muerto, o tal vez solo se evitó el tema.
Y mientras algunos trataban de entender
cómo es que no habían conseguido nada de comer, a algún otro le habían cambiado
la vida, robándole hasta los documentos, pero igual no perdía el humor, ni el
malhumor tampoco jajá, y seguían pasando artefactos de la calle, algunos por un
solo segundo otros a instalarse, más o menos suerte, más o menos hambre, la
noche depara un momento de reposo para todos.
A veces hay que escuchar alguno que se pone a festejar sus hechos delictivos, y espera que lo miren como un héroe, no sé, son elecciones, cada persona es distinta, algunos roban para comer, otros para divertirse, pero pocos a quien lo merece, la fácil se va como viene, pero la libertad no tiene un precio tan bajo, los que lo pagaron salen con bronca pero también algunos salen a hacerla trabajando (la vida no dura tanto cuando va atada a la suerte).
El soberbio se vuelve un peligro para los demás,
el atrevido es enseñado (castigado) por cualquiera, y nadie se mete en un
problema ajeno.
Hay una hora en que todo es mentira, tal vez porque nadie quiere ser menos, y la sequía y las ganas y los piojos no evitan que hayan sigo grandes narcos, que hasta ayer descartaban mujeres por aburrimiento, y que mañana mismo van a poner en marcha ese plan para ser millonarios, solo porque no quieren volver adonde con flores los están esperando.
Y el porro aparece al rato que nadie tenía y alguno que por las dudas se da unos nariguetazos, sin convidar, y el que la fue a buscar no vino más. Y siguen pasando las horas muertas de la noche, y pasan caminando un par de travestis riéndose de los piropos, y el viento se levanta haciendo volar los vasos vacíos, y la quietud de la calle y el silencio van mandando a todos a dormir.
Hasta que solo queda una nube de polvo remolineando
entre las colillas y los vasos de plástico, en las baldosas sucias, en la plaza
quieta. Al fin.
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