Me rindo....
Tal vez, como un espejo, hay cosas que me reflejan. Me desagrada comprobar en el resto del universo mis mismas características, porque me delatan, y me siento en peligro. Me acorralan con sus similitudes estratégicas, y yo, nunca dejo de estar en guerra, como para regalar la llave de mi propia profanación. Tal vez... Tal vez por eso no me gustaron nunca las rosas, tan altivas y arrogantes como yo, repletas de espinas de pies a cabeza, armadas, hasta los dientes, despreciativamente solitarias y únicas...sin más objeto aparente que expresar su infatigable individualidad en un desmesurado estallido final, exagerado y efímero, que casi siempre es decapitado antes de convertirse en semilla. Pero las rosas tienen colores firmes que lustran su paño, un verde nítido que absorbe el sol y empuja la savia, un aroma que cautiva con su chabacana delicia, un sentido absoluto, para florecer. Una raíz infatigable que rebrota desde el fondo del invierno con unas pocas gotas de agua,