Estandarizados
Si, claro, si, pero no. No cuenten conmigo para alimentar la legitimidad de la hegemonía absoluta por la propia, incesante repetición de un formato entronizado como “bueno” un resultado pregonado como deseable, unas metas definidas como óptimas según la pirámide de poder social. Esta asigna labores y preocupaciones, deseos y pertenencias, impulsos y posibilidades sociales a cada persona, a cada aspecto de su vida, a cada minuto de su conveniencia obligada por lo dinámico inexorable, perverso y apremiante de la situación de lucha y competencia caníbal en la que está inmersa. ¿Es que existe la vida más allá de nuestro estándar de consumidores de categoría x? Podría decirse que si pero nos es imposible siquiera definir un espacio de ese tipo, un no lugar para el que no fuimos programados, el de seres humanos conscientes. Calma, eso no está en nuestros planes, no tenemos tiempo de pensar ¿para qué están las escalas y parámetros, los valores burgueses y católicos?