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Mostrando entradas de mayo, 2013

Cambiar

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      Punto uno: queremos cambiar el mundo.  ¡Muy bien, 10!  Estamos todos de acuerdo.   Punto dos: ¿De qué carajos estamos hablando?   ¿Se supone que vamos a cambiar algo con palabras y carteles…?  Bueno, decididamente: no.     Aunque sea loable el cambio de actitud, no cuenta más allá de las redes sociales, del comentario de ronda, de la masturbación ecologista.   Punto tres: saltemos sin red. El abismo somos nosotros.   No es el planeta lo que está en peligro, nos engañan… somos nosotros    ¿Pero que somos?    ¿Somos seres vivos, seres humanos, seres consientes acaso? La tentación a decir que no, es grande, si nos fijamos en la forma en que vivimos, en como consumimos este planeta.     ¿Y para qué? ¿Para vivir mejor?   No.  No estamos ni siquiera comprando bienestar, solo convirtiendo recursos naturales en monetarios, a costa de nuestra debilidad inducida, de nuestra total, absoluta, absurda, dependencia total.     Mal tiempo, decimos, y corremos bajo las chapas de zinc, m

Sin semáforos

      ¿Podemos mantener Disney y niñez? ¿Libertad y tarjetas de crédito? ¿Moral y bancos? ¿Paz y ejércitos? ¿Selvas y confort? ¿Ríos y tecnología? ¿Pensamiento y televisión? ¿Seguridad y justicia?...   Y la lista podría ser tan imaginativa como interminable, más larga que el tiempo mismo que pudiéramos destinar para leerla…   A veces, cuando me miro en el espejo de la realidad que avanza hacia mí, empiezo a creer que estamos en una encrucijada monstruosa, y la verdad que tristemente cada día la hacemos más irresoluble.  Conscientes o no de eso, tratamos por todos los medios de que no tenga sentido ni siquiera pensarla, menos resolverla, muchísimo menos aplicarla y ni siquiera hipotéticamente pensar en las consecuencias de todo lo anterior.    Y de que se trata todo esto, analicémoslo muy por arriba…  de que estamos tan acostumbrados a ver el ser humano como un consumidor de productos que ya alcanzamos el nivel de pensamiento estructural dirigido para aceptarlo como un producto.

Atún

        Venía para el centro de la ciudad, era una mañana tranquila, expresada en el lento ritmo del barrio, en el sol rebotando en la arena y las piedras de la calle, en las motos pasando a velocidad media…    Ups, epaaaa, un boludo pasa corriendo y casi me choca, apenas me rozo, pero estas cosas no están bien, así empiezan los problemas.    Por suerte he logrado despegarme de las circunstancias que no me favorecen, al menos lo suficiente para no convertir a mi cabeza en un caldo a fuego lento.  Doblo por la cortada y cuando agarro la calle quedo frente a ellos.    En una milésima de segundo analizo las opciones y pienso: si corro estoy muerto.  Y ellos, sorprendidos de que no dejara de caminar a su encuentro -nos conocemos, esto no es necesario-   pero sé que tal vez ni siquiera me esté viendo, en sus ojos, parece estallar un mundo de desolación y dolor.   Conmigo nooo, pienso mientras lo miro, y sé que me escucha, lentamente van frenando igual que yo, hasta quedar frente a fre

Conversación a distancia

      No me interesa la vida sin libertad.   No existe la libertad sin compromiso, no existe la libertad sin responsabilidad, no existe un mundo sin personas, no existen personas sin amor ni amor sin lucha por la vida.  No existe lucha sin creación, y no existe el estancamiento cuando se crea.     Toda frontera es ficticia, toda coerción radica en la necedad de creer que es posible... Ser es asumirnos como nuestra propia herramienta, en vez de multiplicar las que nos dominan.   No amo a una mujer porque me haga infinito a través del amor, la amo porque a través del amor ajusta mi percepción para comprender que el mundo es infinito.   El dinero no define el mundo.  A pesar de las apariencias, solo es un desliz en nuestra mente que nos permite olvidar que solo la piel define el mundo, una gota de sangre es más real que un lingote de oro, por eso cuesta tanta sangre, y sin embargo no podría definir el mundo si no le damos realidad.     ¿Es tan difícil de entender?   Me canse,

Un gato grande

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    Cuando cae el sol, en mi barrio se regala oscuridad y paisaje: cuando las garzas se duermen paradas en su rama, cuando se cierra la puerta de la última casa, cuando se apaga la luz y las frazadas tapan a los que no tienen frio, a los que alcanzaron a comer el día de hoy.     Todo queda en un absoluto silencio, y con la misma impunidad con que se puede contar las estrellas, la noche se presta, desprejuiciada, para desvalijar una casa, para capturar a una persona, para impunemente matar.     Como los bichos del monte, se acostumbra a dormir con una oreja atenta a los chasquidos, a la rutina de las ranas, alguna conversación de perros o pescadores madrugados por la carnada, al simple fshhhhhhhhh de las estrellas fugaces.  Toda otra cosa produce un alerta inmediato…   Me despertó el frenesí de la persecución, los pedazos de pasto volando violentamente, la jauría devastando el espacio.   El ruido de latas alambres y botellas, tuvo su cenit junto a mí en un estallido de chapas de z

La diferencia

  La diferencia entre estar involucrado y simpatizar, es la diferencia entre la ficción y la realidad, entre generar y ser parte,  o apoyar “la causa” para volver a casa a comer noticieros con cuchillo y tenedor. Cuando estas en la arena de la lucha todos los aspectos de tu vida se ven envueltos en la misma, aun cuando quieras dejarlos de lado, protegerlos, la voracidad del combate no te lo permitirá.  Mover un pelo de la puerta para afuera es empaparse en realidad combustible, y siempre alguien tira un fosforo.  Salvo que definamos tan cerradamente nuestro mundo que logremos establecer lo habitual como inmutable, la farsa como moneda de intercambio, relacionándonos así con otras personas tan vacías como nosotros.    Que expandamos nuestro mundo infantil de quimeras a los ámbitos cerrados, protegidos, donde todos piensan igual, donde todos los comentarios son festejados automáticamente, esperados matemáticamente, inicuos como las voces que los lanzan, descartables como sus vidas

Azorado (Poesías)

    Desconcertante eterna magia   Cuando me sorprendiste No esperaba tanto Ni tus ojos pidiendo todo Ni tu corazón en lucha por latir Ni tu cuerpo brillando así Ni tu amor profundo Ni sentir tanto en un segundo No esperaba tanto Solo lo había soñado Solo con tu cuerpo Con tus labios, tu piel Tú forma de mirar, deteniéndose en mí Y tardes de sol encerrándome en vos No esperaba tanto Pero menos dejarte ir Así, tan lentamente Y quedar tan lleno a la vez De amor y dulzura para siempre Y ser feliz cada día solo con saber Que paso lo que paso Así como no esperábamos Ni podíamos evitarlo Ni quisimos dejar de darnos tanto En un solo segundo de magia Pura magia amor y libertad Vida y certeza del alma No me olvido un solo día De decirte gracias…   Revolución   No basta cavar una trinchera Ni plantar una bandera Cuando la guerra dura toda la vida La vida toda. Segundo a segundo creciendo Como una ameba Adentro y afuer

Aprendizaje

    _Y la haces o no la haces… si vas a estar mirando y después no te animas… _Jajaja -se rio el otro, que recién paraba de toser, lagrimeando en sus ojos colorados como brasas sopladas por el viento-.    Un día, al pasar con el carro me había dejado carne en casa, y que bien que me vino, pero la mujer que recibía esa mercancía, para cocinar, para hacer grasa y para los perros, tal vez vio que se achicaba su parte, y lo saludo insultantemente al pasar con los caballos, como  marcándole su error.    Y si, para ofender a alguien, en otros ámbitos tenés que meter cuatro o cinco cheques sin fondos, dejar colgada una garantía, robar una casa mediante subterfugios legales, o simplemente no pagar las cuentas cuando las cosas se ponen feas…    Por acá basta con un pedazo de achura, con unas cuantas frutas picadas, un vaso de vino, una botella de hielo, una herradura...  La diferencia es que en vez de policías abogados y jueces, de las palabras se pasan a los gritos los golpes y las puñal

La doble vida de rosita

      Rosita la dinosauria traviesa jugaba todos los días con sus compañeritos en la pradera de los árboles que caminan, corrían de aquí para allá sin más obligaciones que volver al nido, sin más limites que poder encontrar el camino de regreso, pero con una condición, jamás deberían bañarse en el rio prohibido, temido por toda la tribu, el único tabú que cercaba de misterio sus vidas de niños.   Ya habían dejado de ser pequeños, sabían distinguir las plantas venenosas de las que se podían comer, y por el revuelo subiendo desde el pastizal mas allá, podían adivinar la aparición de los carnívoros, y salir corriendo hasta pasar entre las patas de sus padres, que ya los esperaban gritando y abriendo la boca enormemente, cerrados en ronda.     Igualmente, el peligro no duraba el día entero, no pasaba mucho tiempo sin volver a caminar entre sus patas, molestándolos cuando pastoreaban, jugando a ser una planta, congelados adonde los adultos iban a dar el mordisco, o topando sus cuellos

Cuidando la pelota...

       El mundo debe estar cambiando….   ¿Debe?    No, está cambiando, sin dudas, cuanto antes nos hagamos cargo de eso, menos tiempo perderemos. La otra vez me cruce con un policía cantando, por la calle, a plena luz del día, impunemente en su viejo gastado uniforme, caminaba y cantaba al sol.    Sonreía y la gente que ni siquiera lo notaba, yendo o volviendo del estrés de su trabajo, cansada y de mal humor.    La otra vez vi a un policía feliz, feliz por caminar al sol, tal vez enamorado de algo más que su nueve milímetros, tal vez feliz por estar vivo, por ser.   Y el mismo día me cruce con ese vendedor de anteojos, al que tuve que esquivar de su ambición y su insistencia, solo para verlo en pose de estrella, sojuzgando a sus hijos, para no perder un segundo, vendiendo productos sin futuro para envenenarse mejor.     Y charlando con la mujer policía, esa mujer gorda y grandota de guardia en la feria, que lo escuchaba hablar delos niños bla bla bla ¿Lo escucharía?     Y él, q