13 marzo

Sin estrategia de retirada…

 


 El mundo cambió, demasiado: demasiado aceleradamente para la confianza inmutable de los millones de yanquis conformes que compran una caja de 72 hamburguesas congeladas por semana, como si asegurar su obesidad antes que ninguna otra cosa asegurara todo lo demás, pero eso está cambiando, y es su propio gobierno el primero que se los oculta…  

  A los que no llegan a comprar nada, ni a ser dueños de su casa, ni a conseguir un buen trabajo, ya no se puede engañarlos tanto, pero eso se resuelve con el combo de la fantasía de Hollywood, adicciones, políticas represivas y de control.  

  Claro, entonces, el imperio norteamericano es una marioneta desdibujada que amenaza caer sola por el peso excesivo de su abominable y deforme cabeza (por usar una metáfora para el tremendamente intrincado, absolutamente sobredimensionado, caduco inútil y autocompetitivo aparato de inteligencia)

  Acostumbrados a un consumo desenfrenado y caótico, que podían matizar con tecnologías verdes y técnicas ecológicas de vez en cuando, para simular una tranquilidad en su conciencia que no necesitan, los ciudadanos del otrora país más poderoso del mundo se regodeaban frente a la tv.  

  Cada vez que su gobierno organizaba una nueva embestida contra el África colonial o el medio oriente petrolero, o una expedición de castigo a cualquier país de Latinoamérica o Asia: rápida, exacta, letal.  Más allá de eso, los resultados y las reconstrucciones periodísticas primaban al margen de los altos costos políticos y humanos como pudieran ser Somalia o Sudán, o el estrepitoso pantano de Libia, el retroceso empresarial en Nigeria.  

  Pero, hoy en día ¿Quién le cree a la CNN cuando sus propias ambiciones corporativas se mezclan con el complejo militar-industrial? ¿Cuándo sus políticas informativas están más al servicio de la represión y disuasión interna antes que a ninguna otra verdad?

  Pero claro, millones de ciudadanos engañados no se dieron cuenta a tiempo que mantener esas seudo victorias en la práctica, en un contexto que no los prefiere como custodios de una libertad que masacra, de una democracia que corrompe y destruye todos los esquemas de progreso y participación real les insumía tanto dinero en armas y ejércitos en marcha como en dadivas y transferencia de tecnología a los quejosos y abusivos tiranos y policías de sus políticas, llámese Israel, Alemania, Arabia Saudita, Pakistán, Kuwait o cuantos más…  

  Aunque por historia, posibilidades y oportunidad geoestratégica, el primero no solo no se limitó a reproducir y mejorar esas tecnologías, replicando las aventuras imperiales de su patrono sino que se incrustó mediante el cabildeo y la guerra de posiciones inmobiliaria, en lo más vital y sensible de la política, el aparato productivo y el territorio norteamericano…

  Hoy en día, La Gran Manzana bulle de gusanos que consumen el todavía jugoso PBI nacional y los recursos del Pentágono para políticas externas, aun antes de que alguien se pregunte si no tendrían más derecho los ciudadanos que mantienen esta autodesangrable  maquinaria con sus impuestos.  

  Hoy en día las leyes se hacen al ritmo y la necesidad de corporaciones foráneas, como si el congreso fuera una fábrica, como si la casa blanca fuera una kermesse donde hasta los jugadores de segunda o tercera línea pueden ir a buscar el premio del fin de semana tirando la moneda a suerte o verdad…

  Pero claro, si esto pasa en el corazón del imperio, que podemos esperar en los suburbios sino el más absoluto caos y descontrol, donde los aburridos soldados en las lejanas bases, imposibles ya de controlar, intercambian técnica militar, vehículos y misiles a cambio de drogas y auto terapias de sexo brutal, cuando no las toman a la fuerza aumentando el costo político global.  

  Pero el fracaso se da también a gran escala en las estrategias más planificadas, como paso en un Afganistán arrasado que no solo no se entregó sino que le brindo a cambio una humillación tan grande y permanente que envalentonó a todos sus vecinos alrededor en contra de un tirano omnipotente que en la práctica se demostraba lento, fofo y blando…

  Es a partir de estas derrotas sin retorno, como en un Irak aun unificado que no pudieron desintegrar al estilo Yugoeslavia ni mantener políticamente vasallo como hubieran querido, en una Siria combatiente que no cedió a la penetración internacional de cientos de miles de mercenarios supuestamente bien armados y mejor entrenados.  

  Es la sorpresa de un Yemen que parecía otra cosa y que sin embargo antes que perder pie rápidamente, humilla y derrota y no deja de aglutinar aliados y lanzarse a la reconquista de antiguos territorios usurpados por su poderoso vecino saudí.  

  No queda muy lejos de eso una Ucrania que al intentarse domesticar y disciplinar se volvió una caja de pandora que no pudo impedir el avergonzante retorno de Crimea a la Rusia imperturbable ante una lista de sanciones ridículas e ineficaces, que, más allá de molestar y perjudicar a sus “socios” europeos, dieron al mundo la evidencia cierta de lo que hasta ahí, aun dudaba, no están en condiciones más que de aparentar…



 Fue así que otros se dieron a la fuga de sus respectivos guiones, haciendo su cálculo sin contemplar las pretensiones del imperio, cuando no ejecutaban su directo chantaje extorsivo.  

  Por ejemplo Israel y su disparada política expansionista, que antes de salir al ruedo como beligerante penetró todas las redes comerciales de su antiguo protector, y cínicamente, todas las redes políticas -sobornando a una ambiciosa clase sin escrúpulos- asegurando el financiamiento desmedido de su retórica de ejércitos terroristas ajenos, combatidos por ejércitos antiterroristas ajenos, financiados con dinero ajeno que sin embargo dejaba no menos del trece al veinte por ciento ya por anticipado en las arcas de sus empresas mundiales, declaradas o encubiertas…  

  Como Turquía, que de un pisotón aplastó los andamiajes estructurales del control interno al que era sometida, y sin perder ningún beneficio se lanza sin timidez a la reedición de su antiguo imperio histórico, tanto como a hacer alianzas de ocasión con amigos y enemigos sin atender a ninguna represalia ficticia, real o probable.

  En estos nuevos escenarios complejos pero no nuevos, si hay un país en la región interesado en la expansión del caos político, en que no pierda poder el dinero y a la vez en defenderlo por las armas más despiadadas y sofisticadas es el régimen de Israel.  

  Sin embargo o a consecuencia de eso su territorio de lucha -como aprendió de su promotor- siempre estará fuera de sus fronteras, aunque ¿Hasta cuándo?  

  Ya es impensable una próxima guerra que siga dejando físicamente indemne los territorios de los usurpadores, porque en un mundo pequeño y plano, surcado de aviones y satélites en todas direcciones, ya no es posible ignorar nada.  

  Mucho menos favorecer y permitir que los pocos recursos naturales estratégicos que aún se mantienen “independientes”, sean absorbidos por los peores y más hipócritas jugadores sin consecuencias hacia adentro de sus territorios nacionales.  

  Esto es factible  ya que el descontento y la autocrítica creciente de sus propias poblaciones, convierten a esas opciones en una afilada estocada que no puede ser desperdiciada…


  Mientras tanto, China sigue llenando almacenes de materias primas, exteriorizando sus trincheras hacia el mar, a despecho de una ofendida OTAN, y despegando sus finanzas de occidente como una calcomanía de un vidrio, sin dejar de inundar el mercado con sus productos.  

  Rusia encara el renacimiento de su industria agro-civil-militar, Irán y Corea del Norte se preparan a repeler y contraatacar un cada vez más lejano intento de invasión, sin dejar de demostrar su desobediencia, y hasta los narcos mexicanos prefieren de a ratos financiar su sangrienta guerra y construir sus propios túneles a través de la frontera sin pasar por la criba del corrupto aparato de estado de su vecino, llámese DEA, Policía de Frontera o cualquier otro nombre de fantasía para ocultar el último intento por acaparar el monopolio del  millonario mercado de los estupefacientes…

  Mientras tanto, todos seguimos tirando selfies en el Facebook, reduciendo nuestras emociones a dibujitos, nuestra profundidad de análisis a frases falsas y gastadas que se demuestran a si mismas mediante la foto de un post.  

  Seguimos buscando un nivel y estilo de vida depredador y completamente insustentable.  Seguimos demostrando lo abundante y ficticio de nuestra vida en un amplio inofensivo y virtual abanico de redes sociales.  Seguimos desperdiciando nuestro poder de pensamiento y decisión en interminables cazas de brujas y búsquedas de culpables que puedan apuntalar nuestra notable indiferencia común hacia el producto final de nuestras decisiones individuales.  

  Tal vez, eso sea, sin embargo lo mejor: cuando el planeta estalle podremos seguir mirándolo por televisión hasta el último segundo, sin que se nos mueva un pelo.

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