Saltando el laberinto
Vivimos de un formato social, estamos completamente asociados a él para desarrollarnos y lograr nuestros objetivos, no es de otra manera como nos llegan las noticias sino por su intermedio. Nacimos atados a la noticia de nuestro nacimiento, que decía que todo había marchado bien y que no podía ser sino así, que habíamos nacido para apuntalar la sociedad en todos sus parámetros, y cada día nos forja y nos fortalece en el estatus quo más implacable y avasallante. Somos parte, somos parte, un engranaje, una pieza, el combustible surge de nuestras venas, para poner en marcha la maquina predecible e implacable del sistema. Nos compramos remeras de uno u otro color, solo por el vicio ajeno de confrontar, hasta que lo hacemos costumbre, y nos desangramos matándonos unos a otros en pos de ideales, proyectos, países, imperios, negocios… ¡Cómo nos convencemos de ser parte! Cada día: ¡como logramos destruir la esencia universal de nuestro ser, para acotarnos y acorralarnos, par