Indiscutiblemente
Cuando toleramos el cinismo destructivo y la incoherencia total, cuando mentimos y nos dejamos mentir, aunque sólo sea escondiendo la verdad, evitando oírla, o decirla, cuando relativizamos la traición total y absoluta como un rutinario costo que pagamos porque mañana volveremos a apostar… Cuando aceptamos la corrupción descarada, cuando obviamos, eludimos, soslayamos condenar un acto de corrupción demoledor, aborrecible y conocido, por el simple hecho de que el corrupto, corruptor -porque, claro, siempre es una línea, una cadena(de desmontaje social)que avanza captando al próximo eslabón- pertenece a nuestra ideología, a nuestro sector, o a nuestro partido, estamos permitiendo un atentado total a la democracia, y somos nosotros los responsables, no los fascistas, no los asesinos, no los impunes, inimputables, no los perversos y sádicos, cínicos, crueles… Somos nosotros mismos quienes destruimos la democracia en nombre del poder. Cuando cada palabra y cada intención g