Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2012

Día de calor en la villa

Imagen
    Como siempre subí al colectivo y sentí la bronca de un par de miradas, discriminatorias, así que los identifique de reojo, por las dudas me los cruce en la calle estar atento y me quede adelante, agarrado del pasamanos, sacándole charla al chofer, mirando los pozos interminables, la gente que caminaba a los saltos.   Es un mundo de colores, lamentablemente pienso yo, y nadie tiene derecho a cuestionarme los míos, pero lo hacen permanentemente, y siento que el mundo está equivocado y que nada valgo yo ni mi trabajo para ellos. Por eso lo hago lo mejor que puedo, aunque igualmente a veces me salga del marco, aunque tenga que desobedecer al jefe, para no volver sin ganar algo, para no dejar de avanzar… y tanteo el DVD en la mochila, que siempre llevo al revés para evitar los robos, si me llego a dormir. Llego a mi destino, me bajo, y respiro hondo para encarar el trayecto de todos los días, un par de niños me miran asombrados desde la luneta del colectivo mientras arranca y se

Nunca extrañe a las sirenas

Imagen
    Ella cuidaba a nuestra hija en la costa, mientras yo cazaba los filosos mejillones, que tenazmente crecían sobre las grandes rocas, pintándolas completamente de negro.  El sol era increíblemente fuerte a esa hora, y mi cuerpo lo sentía cada segundo, por suerte cada tanto, al descargar la bolsa con algunas decenas de mejillones, me pegaba un buen chapuzón en el agua del mar, y por un segundo veía a Maia jugar o dormir en la arena, lo que renovaba mis fuerzas para trepar de nuevo.    Bajaba a los saltos piedra a piedra, copiando el reflujo de las olas, que tenían un ritmo exacto, de vaivén, como un vals mortal que no podía dejar de bailar: en esos días habíamos cambiado nuestra dieta, comiendo nosotros también, además de nuestra hija.   Cada día, afortunadamente, lográbamos incorporar las vitaminas necesarias a su dieta, con frutas y leche o yogur, además de lo que cocinábamos, con lo poco que vendíamos, pues la feria estaba cerrada a los artesanos, itinerantes y pobres como noso

El Gordito abrió los ojos…

Imagen
    El gordito abrió los ojos y se sintió distinto, tal vez había soñado toda la noche, tal vez no había dormido en realidad, tiritando, sintiendo el camino del viento a través de los campos y los árboles y los ranchos de madera y las rendijas mal tapadas con ruberoid y las frazadas deshilachadas y las patas amontonadas entrelazadas en la misma cama. Caracoleando en los agujeros de las sabanas  hasta salir de nuevo por la puerta y peinar a los perros malacostumbrados a dormir entre la helada, escarchados, resignados, cuidando la miseria absoluta a la que brindaban su lealtad eterna.   El gordito abrió los ojos y se sintió distinto, tal vez tenía ganas de llorar, como la Aye que se despertaba a mamar la teta seca de la madre, tal vez tenia bronca, tal vez hoy se había dado cuenta que era el hombre de la casa con sus ocho años y no podía tolerar más esta situación escandalosa, este hambre tiránico, esta falta de esperanzas sin cambio.   El gordito abrió los ojos y sintió que le h

Tirados en el piso

Imagen
      Estábamos sentados en la escalera del banco, a veces alguno venia al cajero, sacaba plata y se iba, dudaban, antes de entrar, pero finalmente hacían la suya.  Ya habían venido a observarnos una pareja de policías (muy linda ella) a hablar con nosotros, pero al ver que solo estábamos tomando mate y bien tranquilos se decidieron a retirarse, tal vez desconcertados, sin pedirnos siquiera documentos.  Nosotros, que en la semana no tuvimos ni un franco, estábamos todos despatarrados, copiando las paredes y el piso de porcelanato con el cuerpo molido.   No terminábamos de comentar la visita, y el Mati que saca todo el equipo y se pone a armar al lado mío, cuando frena un patrullero.  Silencioso.  Y se bajan cinco canas con las itacas en la mano a cara de perro: ¡Arriba, arriba, que pasa acá, contra la pared, vamos! Y el boludo salta asustado y yo me corro tapando el material contra el vidrio, en un reflejo automático que fue advertido por el más fortachón de los cobanis.  “a ver

Viento y marea

Imagen
      En el diseño actual de "vivo para que las fabricas no paren" todo lo que somos vivimos y consumimos, viene en un paquete, y ese paquete en una bolsa.   en un día de viento intenso como hoy, todos esos paquetes y bolsas vuelan y recorren las calles y el barrio, como un ejército de fantasmas voraces, que muchas veces mueren pataleando enganchados a las ramas de los árboles, a los alambrados, a las cercas... O finalmente quietos en zanjas, arroyos y lagunas.  Cuando el viento sopla hacia el rio es lo mismo, pero para el otro lado, decorando la selva cada vez más pelada.   ¡Y día a día veo crecer espacios donde padres y madres enseñan a sus hijos a descartar la mugre abajo de la gran alfombra naturaleza!   Cuando este viento helado se canse un poco de soplar, volverá la defensa sur a erizarse de barriletes, y los niños jugaran entre la basura, indiferentes a la resaca de un sistema al que pertenecen solo nominalmente.  Mientras, queda una grosera nevada plástica