Plazas de noche
Aja. La música me estaba taladrando la cabeza, miraba a toda esta gente artificial vestida para que la miren, sonrisas descolocando mandíbulas de lo forzadas, todos bailando el tema de moda con los movimientos de moda como en un gran videoclip. Todavía tenía que cumplir mi misión, mientras simulaba bailar con ella (hablábamos de algo que no sé qué era porque no escuchaba lo que me decía, dudo de que me escuchara ella a mi) el sistema de luces no perdonaba ningún color, y me estaba sintiendo como un perro en medio de una pista de patinaje sobre hielo. seguí tratando de entender si mi presencia era estratégicamente necesaria, hasta que supere el punto en que me importaba tal cosa, saturado por la mecánica distorsiva del ambiente, apure mi vaso de champan, que por cierto no me gusta nada, y me despedí, como un gesto de confianza. En el recorrido hasta la puerta también salude a algunas gentes que habían ido a “divertirse” porque estaban de cumpleaños pero estaban quedan