Institucional
Volviendo al tema de las instituciones, es innegable su valor, para el desarrollo de nuestra vida, como catalizadoras de una necesidad de simulacro ético y moral, de inocencia y candidez, de respetabilidad, que ya es imposible de generar en el tipo de sociedad actual que construimos. Nos sometemos sin quejas y a cambio obtenernos la posibilidad de hacer jugar a nuestro favor el imperio de la impunidad, la arbitrariedad, el abuso de poder, el desatino económico, ecológico y social. Lo cierto es que, a tamaña cantidad de jugadores, nuestras aspiraciones chocan con la realidad palpable de nuestra impotencia, solo comparable a nuestra arduamente construida indiferencia. Y así es como los más cínicos y audaces se deciden a tomar el infausto lugar desde donde pueden usufructuar, sin verdaderos contratiempos, el gran surtidor que forman nuestras comunes delegaciones de poder: el núcleo mismo dentro de las instituciones, el puesto ejecutor o directivo desde el cual se ejercit