Desestablecer
Prendo la televisión y veo “publicidades”: publicidades reales en territorios lejanos, publicidades contra la guerra justificando los imperios, publicidades de hambre alimentando las corporaciones, publicidades de desesperación vendiendo nuevas religiones… Vivimos en un mundo diseñado por la propaganda, que nos mantiene pegados a una pantalla de teléfono, a la computadora. Viviendo virtualmente, disfrutando de la interminable compraventa de ilusiones escamoteadas con que se llena nuestro tiempo, o fabricando ilusiones nuevas con aromas de viejos venenos: porque todo lo que viene enlatado nos lleva a un dulce callejón sin salida que hemos aprendido a amar. No hay necesidad de represión en un sistema que ya ha cooptado los más lejanos rincones de la producción fabril, académica y cultural, no hay nada que no caiga en el formato cuadriculado de lo preestablecido por la teoría o por la contrateoría, sólo hace falta elegir para que todo sea igual. Nuestros caminos se abren