Manzanas
Vivimos en un mundo que parece un cajón de manzanas podridas, donde afanosos gusanos se esmeran tenazmente por absorber a fuerza de baba y arrastrarse sin descanso, el rancio desperdicio que una vez fue sabroso y ácido, nutritivo, sano. Parece trágico pero solo es la fuerza de la vida, el mundo nos abarca y abraza a todos, y se equilibra aun cuando no parezca, la culpa no es de la manzana ¡Mucho menos del gusano! Aunque piensen que se volverán mariposas… Y esto no es del todo errado, o sea, juzgamos a una polilla lenta y oscura por sus colores, por sus costumbres, por sus efectos en nuestro huerto, cuando solo es la consecuencia del descuido, de nuestra cuasi maliciosa, improductiva soberbia: “estas serán las mejores manzanas” dijimos mirando al árbol, sin más argumento que nuestra capacidad crítica siempre de antemano descartada. En qué mercado estábamos prometiendo fruta cuando teníamos que mirar la tierra, cuando teníamos que podar las ramas muertas, las que crecían