Nebulosa
Uno de esos días Moría la tarde, el calor se iba llevando todo, sequia, desocupación, sin agua, la luz que falta convierte a las calles en trampas mortales en cuanto anochece. Y yo que estaba acostado mirando girar el techo empecé a sentir nauseas, y un malestar tan grande que me hizo levantarme y salir afuera… El estómago sin embargo se me hizo un tenso nudo al ver dos camionetas parando lentamente sobre mi vereda, la profusión de uniformados sonrientes solo significaba una cosa. Allanamiento, me quedo en la puerta sin moverme para que no la rompan ni me tiren. Asombrosamente, ni bien caen en la vereda tuercen hacia la derecha y van trotando en parejas, entrando a la casa de mi vecino. Rompiendo todo, a pesar de los gritos y llantos de las criaturas, que es lo que escucho mientras vomito sobre la mesa, en la olla que descansa vacía hace una semana. El último policía al saltar me estaba mirando y yo solo atine a saludarlo con un movimiento de cabeza, y me puso esa c