Solo dos o tres noches
Cada pensamiento malicioso
Cada mala jugada y cuanta traición
Tradición de mentes y corazones de arena
Cada injusticia y cada crimen
Que juega con la paz y la sangre ajenas
Que se nutre de la muerte y el escándalo
Tiene su lugar en la mesa, servida esta.
Solo han reservado la cabecera
Para el viejo líder, solo una silla tiene
nombre
Todas las demás esperaran poco tiempo
Hasta ser ocupadas, y cada una
Multiplicara la desgracia de los justos
Indefensos y pequeños, puestos a prueba
Por el reflujo infame del sistema.
Y perder cada vez un poco más
De libertad
No es noticia, ni se cuenta
Como una ficha importante, que debíamos
guardar,
Para el futuro, herencia de los niños porvenir…
Ni importa tanto ahora, llegaran, y serán
ellos
Los que carguen el bagallo cruel.
Horma normal
Como en un sueño,
Las cosas pasan y vuelven
A la normalidad, ¿normalidad?
Que es ese fantasma que acecha día y noche
¿Acaso no podemos apostar por ser humanos?
Y estallar en posibilidades
Expandirnos y volar
¿Hacia un sueño en vez de un precipicio?
O solo morir en calma es la meta de la
convivencia
Ficticia, organizada por cirujanos del
espíritu.
Amputadores del alma, carcomas cerebrales,
Viven recorriendo su reino de un segundo
cuadrado
Donde te preguntas si hacerlo o no, estará
bien.
Mucho más de lo mismo
Maquinas que parecen gente
Computadoras sin cable esperando el Enter
Adquiriendo tenebrosos programas
En la tienda “mundialización” uniformizada:
Discriminación, exclusión, prejuicios en
línea.
Sexo, sangre y color, y eco-travesías virtuales
Llorando por los perritos aturdidos, sufriendo
Mientras afuera en el sol se derrite un niño
En el asfalto, antes de ser enjaulado,
hambriento
De verdades, de justicia, de calor-amor.
Pero lo arrastraran policías corruptos
Mientras sobornan al juez, y sonríen.
Y olvidaremos pronto que sucedió.
¿Qué paso? ¿Hubo un atasco en el tráfico?
Lanzamos perezosas preguntas sin interés
Mientras bien sentados aprendemos
A acariciar un frio televisor
Que nos dé, como petardos, sensaciones
Que nos deje, como atontados, llenos de vida
Ficticia, enorme, imposible de pensar.
Tirados en la cama caemos cansados
Después de un largo día más de absorber el
bien y el mal.
Y en las prisiones hay esperanza que ya hemos
perdido
Mientras aprendíamos marcas, codiciando el
auto nuevo
Mientras corríamos con el margen que nos
empuja
A ser cada vez peor que el resto, mayoría,
infinita.
Ya no podemos reconocernos, ni siquiera frente
al espejo
Ya no podemos volver atrás, hemos dejado
tierra arrasada
Ser, existir, vivir, complejas artes
olvidadas, son la clave
Con las que cruzaremos el puente sobre los
basurales
Llenos de moscas en las grietas de nuestro
cerebro
Llenos de muertos en pedazos en nuestros ojos
y oídos
Que como zombis solo buscan carne podrida
Como estrategas del dolor, dejamos todo para
hoy
Solo tenemos este fin de semana, solo podemos
Descargarnos para volver a llenarnos ¡ilusos!
Pasto de prejuicios, discriminación y exclusión
Que ahora se cierran sobre nuestro cielo
¡Epa! ¿¡Que no estábamos en el techo?!
Eternamente
Una semilla entre miles, logra pasar el
infierno
Y a pesar de la sequía florece lentamente
En su orgullo de planta entera y viva,
De árbol milenario, de liquen verdeazul.
No se pregunta cómo ni porque llego a ese
lugar
No mira adelante ni hacia atrás
Ni hace la cuenta de las horas, días, años
Que le faltan para llegar.
Solo crece y sigue adelante
Atenta espera el soplo del viento
El mar primitivo en una gota, y la caricia
De los insectos atrevidos, que beben sin
embargo de su flor
Y un día calmo y fresco, claro y lento
Derrama al mundo su estirpe con la caricia del
viento
Y miles de semillas se enclavan en donde caen
Rabiosas, sin perder tiempo, hacen su suelo…
Y entregan su corazón al juego eterno.
La vida, incierta, mira.
Crianza de siluetas
Cuantos renegados crían sus hijos
Odiando la cuna que los vio nacer
Y solo los dejan sin lugar donde aterrizar
Cuantas alimañas roen la sangre
Antes de echarla a caminar
Construyendo paredes antes que puentes
Y jaulas antes que enseñar a mirar.
Cuanto negro buitre vuela alrededor
De las mesas tendidas con amor
Envenenando los platos servidos
Derramando los vasos en el suelo.
Cuantos criados a agua y pan
Como pichones, hoy desprecian
Engreídos, el arte de volar.
Cuantos mandan al frente a los pequeños
Para saber si se puede pasar
Al otro lado de las palabras
Que se dicen como si se fueran a pensar.
Entopia
Patria es la tierra donde no dejo de nacer
Donde el sentido de ser aún no tiene precio
Mi país es el que se deja recorrer
Sin ponerme fronteras ni alambrados
De púas, acerados, electrificados.
Buena raza es la que me deja crecer
Sin matarme de hambre ni de miedo
Sin atarme a un histórico determinismo
Sin cortar el árbol que me daba sombra
Caminante, tenaz, su piel en guerra sirve
A un tirano que solo sabe obedecer, latiendo.
El mejor color es el que se puede mezclar
Combinar, esfumar, garabatear, derramar…
Sociedad es la que no quema las semillas
Tiernas, inocentes, que brotan hoy
Para hacer el jugo negro que aceita el
engranaje
Donde algunos se encaraman sin sembrar.
Ideal es vivir para no insultar al sol
Y poder mojarme las patas en un agua
Que no esté contaminada por la sed.
Utopía es vivir sin relojes ni almanaques
Retaceando al tiempo, censurando los días
Y preparando el desastre de almorzar al
mediodía.
Prejuiciadamente
Un niño camina al sol
Juega con sus ojos en el cielo
Y sueña con pájaros
Que no estén muertos.
Tira de un carro sin ruedas,
Donde va el color de su piel.
Sonríe, a veces, cuando el viento
Hace remolinos adelante suyo
Y vuelve a levantar el polvo
Que cayó de los zapatos
De los viejos inquisidores.
De vez en cuando mira al rio
Donde el viento sufre
Llevando los gritos
De los desesperados.
Cuando el agua, mansa
Calla y se vuelve herida abierta,
Las sombras de los viejos barcos
Negreros, esclavistas, pasan
Y lagrimas caen otra vez
Como rocío del tiempo
Y llantos sin fuerza
Se escuchan como un horrendo coro.
Soldados en barcos pesados
O indios en talladas canoas
Acompañan, callados
El velo carcomido de la muerte
Que no deja de sangrar
Cada injusticia antigua.
Un niño camina descalzo
Sobre las piedras calientes
De la calle, acostumbrado.
Sonríe con solo la mitad
De sus dientes, traicionados,
Por el estigma de no valer
Lo que otros ciudadanos pagan.
Cien metros más adelante
Esta el estado, la ley, el honrado ciudadano,
Acelerados trenzan la soga
Que prepararon para su cuello
Para esperarlo del otro lado
Del muro que tapa sus crímenes
De guante blanco, preconceptos
De ser inocentes por costumbre,
Del fácil juicio al culpable eterno…
Un niño acaba de nacer, enfermo,
Apenas llora pero no lo escuchan:
Es solo otro nuevo siglo, atento
A repetir un viejo libreto.
Todo en 24 horas
Cantan los grillos sin explicar porque,
Se comen los peces bajo el agua,
Crece la hierba, y reverdece
Con la primera gota de lluvia,
Y los caminos y las piedras
Ven pasar, aburridos, otra vez
Los carros de los vencedores.
Y los de los vencidos también.
Un caballo quieto entrecierra los ojos
Para sentir mejor, cada dedo
Del pájaro amarillo en el lomo.
Niños prenden fuego la basura
Para jugar a hacerse una comida
Mientras sus padres coleccionan
Botellas vacías y llenas.
Un perro completamente sarnoso
Camina esquivando la gente
Un bicho acaba de perecer
En la boca inmensa de un sapo
Una nube de mosquitos busca el rumbo
Entre el aire pesado y un árbol
Sirve de refugio a un gato.
Reciclaje
Se hacen piel las cicatrices
Se suavizan las cascaras
Y flexibles vuelven a tomar color
Hasta hacernos olvidar,
Las marcas, de su recuerdo.
Sin embargo, el planeta me cuida
Como una especie en extinción
Y yo te quiero tierra, y soy una especie,
Una raza, una pincelada única
En un lienzo que se quema.
Pero vuelvo a caer, y tropezar
Al levantarme, lleno de estrellas
En las manos, reflejadas de vapor
Que se espesa entre la sierra.
Calientes de arena, seca
Que el viento dulce del desierto
Toma, juguetea, arracima.
Mojadas de aire espeso, frio
Que se imprime en la corriente
De los largos ríos.
Crispadas de olor a sangre
Que viaja aun en el recuerdo,
De trabajos y dolores viejos.
Pero hoy, quiero cantar y sonreír
Hasta llegar a casa, y crear
El brillo en el filo del tiempo
Para mí y para ti
Policías, políticos, jueces:
Quieren impunidad.
A abogados y futbolistas
No les vendría mal.
Periodistas, constructores
Arquitectos y bagayeros
Ojala la pudieran comprar.
Amas de casa, vírgenes
Travestis, curas y maestros,
Gente, gendarmes y perros
La piden a gritos para sí mismos.
Y así no entiendo como
No hay paz habiendo encontrado:
Un ideal común compartido
Por cada uno de todos.
Otra mirada
Una perspectiva nueva
De vida y muerte
Un alzarse sobre los despojos
Con las alas llenas y el pico vacío.
Una esperanza se renueva,
Y un camino se descubre
Oculto en la maleza.
Y la jauría que ladra y ladra
Porque eso le enseñaron
Va dejando poco a poco
De importar, aunque sangre.
Y en las heridas frescas,
En las carnes laceradas
Se puede ver, sin dejar de sonreír
El sabor de la buena lucha.
Y en el ardor de un corazón lleno
Y en la cura por manos de magia,
El destino fiel a quien lo dibuja
Y la promesa del cielo
Para quien se lanza a volar.
Chispas volando
La fragilidad de la flor enfrentando al viento
El berrido del nuevo ser que lanza su reclamo
Al mundo, por restringirlo: después de haber
Navegado en el infinito, empezar a olvidarlo.
Un viaje como todos, como cada viaje, un sol
Dando vueltas alrededor de la tierra ¡muere Galileo!
Quien sabe interpretar el roce de un segundo
de silencio
Quien puede cabalgar directo al fuego interno
del planeta
Que estalla dentro de nosotros mismos
Y sonreír con la cara quemada de luz, y de recuerdo
De la oscuridad que espera siempre, mas allá.
Quien puede cerrar los ojos ya, después de haber
soñado
Que no despertaba atado en una cueva oscura y
fría.
Quien dará el primer paso hacia el sentido total
De los días que se afilan al llegar, del pecho
que se abre
De la carne venciendo al tiempo, con impunidad.
Las letras caen como escalofríos repetidos
Coleccionados en eras donde van naciendo los
idiomas
Y un grano de polen en el infierno, surca el
aire
A través de las tormentas, algo lo atrae, y algo
nace,
Solo para alojar el fuego, solo para soplarlo,
Y el sentimiento se hace madera, dura, buena.
Y un día más se estrella contra el universo.
Asesinando el significado invisible
Ver morir a una persona, acribillada
Y caer con ella con la mirada
Asesinado en la esencia humana
De esperar que el animal desenjaulado
De la conciencia no muerda, lastimado.
Ver morir a un niño abandonado
En el fresco pasto de la noche de verano
Y sus bracitos acariciando el rocío
Y la basura de cuna, y las ratas como canto.
Ver morir a una mujer abandonada
A las llamas del montón de leña que acarreaba
Después de atrapar ángeles sin elevarse,
Convirtiendo sus pies, al fin, en alas.
Ver morir a un gato, atragantado
En la certeza de haberse atado al plato
Y transpirar en la carrera ya olvidada
De cazar la rata que alimentaba.
Ver morir un perro mientras corre,
Solo frenando para aullar a la luna
Dejando su piel colgada de la ultima hora,
Para nacer, al lobo, incansable y solitario.
Las serpientes y el águila
Un tapiz deshilachado que cae
De sonrisas falsas ensayadas
Una rutina inconclusa de mordidas
Un ensayo que se convierte en farsa
Después de tantos años
Repitiendo el ingrediente
Hoy les toca cocinarse en su propia salsa
Días iguales a días que no llegaron
Y un tamiz de visiones reveladas
Un nido de serpientes mirando
Su reflejo en los dientes desenfundados
Y lenguas de dos filos calladas
Para los oídos cansados de alimentarlas
Y no salir de ese pozo mientras tanto
El fin de una era ríe afuera, en el campo
Interminable de la nueva esperanza.
Alas
Regala magia -si has de regalar-
Donde se detenga el tiempo
Donde se refleje el alma
Inmortal de la travesía
De una bola de luz
A través de los días
Que la acercan y la alejan
De su misma esencia
Como una ola conocida
Que esperamos
Perfilando apenas la cabeza
Para no dejar de mirar.
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