Plic, plic, plic… gota, gota, gota…pierde la canilla en un ruido rítmico, adormecedor o enervante dependiendo del humor, con eco acústico en las paredes del baño o casi sordo tapado por la ola de calor, en el patio.
Pero no, la mayoría de nosotros no somos tan exactos matemáticamente para desperdiciar el agua gota a gota, y la tiramos de a chorros, total, ya demasiado cara la pagamos como para estar encima cuidándola 24 horas al día, como un bebe.
Ya demasiado caro pagamos el precio de
vivir y pertenecer a la sociedad como para seguirnos preocupándonos por ella en
la intimidad, ya demasiado derivamos a los excluidos desde nuestros impuestos
como para no tomarnos nuestra venganza dejando correr la canilla.
Pero es solo un símbolo, un indicador más de la debacle de la especie, que no puede funcionar responsablemente como sociedad ni aun hacinada en las ciudades, ni siquiera a la vista del desastre que generan las consecuencias de su cinismo, ya que todo será transpolado a otra locación aparente, los problemas tapados, las carencias ajenas olvidadas, las voces de protesta calladas y desprestigiadas.
Y todo eso sin dejar de sufrir por el gobierno, el desgobierno, la ola de delito que anuncia la tele, la ola de corrupción que anuncian los diarios, los osos polares, las explotaciones petroleras irracionales, los perros callejeros, la libertad de los caballos y otras románticas contradicciones.
Por ejemplo “el tema de la basura” que
no puede ser, pero también es, y es porque en realidad no nos importa más allá
delas apariencias, mientras le caiga a otro, y si no se puede defender mejor.
Y porque nos iba a preocupar tanto alguien más si ni siquiera alcanzamos a preocuparnos por nosotros mismos y después de tantos años de rompernos el lomo bajo el yugo seguimos tan esclavos como siempre.
Despertamos temiendo no alcanzar a ver venir alguna jugada que nos deje tirados y desangrándonos, como asaltantes frustrados de la realidad que nos vendieron, desde que aprendimos a creer en las mentiras de un sistema de manipulación del esfuerzo ajeno.
Pero no importa, lo único que
podemos manejar es la ola de calor, sufriendo y tirándonos vestidos a la
pileta, si total mañana cambiamos el agua, tres mil (¿treinta mil, trescientos
mil?) Litros de poder que nos afirman como ciudadanos.
Pero no es que el agua no alcance porque se desperdicia, el agua no se desperdicia. Incluso, al caer una gota al suelo, un milímetro de tierra arcillosa se humecta, haciendo que microscópicas formas de vida corran a refugiarse y reproducirse.
O un rayo de sol la eleva hacia la atmósfera, haciendo el aire mas húmedo, refrescándolo...
O por miles de metros de cañerías -llenas de ratas- corre sin pausa hasta llegar espumosamente a un curso de agua, donde nuestra compulsión a la desidia saca de balance a un ecosistema perfecto, al saturarlo de sustancias antinaturales(que nuestro cuerpo y nuestra vida tampoco aguantan más. Pero estamos técnica y filosóficamente acostumbrados!!
El agua es como todo lo demás, simplemente no nos alcanza. Intentamos vivir en el planeta de la misma manera que cuarenta perros intentarían vivir en un monoambiente: Y ahí, tendríamos a esos apomponados perritos falderos mordiendo o dejándose morir, y la violencia como única dueña de la situación.
Les suena conocido? Así estamos hoy, salvo que ya no somos tan vitales como los perros, pero sobrevivimos con una dosis calculada de alimento, entretenimiento y coerción.
Entonces para poder tomar las decisiones que catalizan el saqueo indiscriminado del mundo, nos recluyen en ciudades que colapsaron hace cincuenta años y sin embargo siguen creciendo, entonces, cada vez que miramos correr el transparente y carísimo líquido que llega hacia nuestras cañerías, sin un fin, sin conciencia, sin dudas estamos dejando abierta la canilla de otra casa, de otra persona, en otro barrio donde esa gota de agua no llega.
Y en la danza eterna de las desigualdades, la sociedad colapsa
diariamente sobre sus restos, haciéndose cada vez más profundamente desigual,
violenta, competitiva, indiferente y cínica, y la guerra del agua es solo una
guerra más, en esta danza de balas trazadoras que es la interdependencia de la
energía y los recursos básicos en todas sus etapas de producción, distribución
y consumo.
Entonces son muy pocas, y a veces muy caras, las posibilidades de acceder al agua natural y gratuita de la naturaleza, la mayoría de las veces directamente son desconocidas, y no es porque no existen, sino solamente porque se ocultan a través de la supuesta abundancia, se impiden mediante la propaganda, se destruye a sus promotores, se castigan en base al prejuicio-ecuación que equipara consumo a existencia.
En definitiva, el agua pura ya no existe en la
naturaleza, no para una raza degradada y frágil, de laboratorio, que tiene un
enemigo mortal en cada bacteria, un asesino implacable en cada virus y una cara
de asco para todo lo que sea diferente al estándar de la perfección total,
artificial, donde nos encerraron como en un frasco que nos impide reconocer el
mundo.
Entonces… tranquilos, que todo marcha bien, nadie está repartiendo culpas… en este planeta nadie se muere de sed ni de calor, antes mata el estrés, la violencia oficial y extraoficial, la depresión, el cáncer, el colesterol, el infarto, la presión, y tantas otras traducciones de la relación del ser humano con su entorno inmediato.
Pero si, afecta la calidad de vida de la sociedad en su conjunto, como todo lo demás, y en nuestras decisiones esta poner los pasos en la dirección correcta, en la parte ínfima que nos han dejado para nuestro control.
¿Esa parte,
cuál es?
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