El seminario llegaba a su fin. Entre las caras desencajadas por el sueño y el exceso de café, se podían ver expresiones profundamente atentas. Muchos de los oyentes aportaban su presencia solo para comer gratis y conocer chicas, o muchachos. Otros tantos para obtener puntaje que le permitiera ganar horas cátedra en su labor docente, muchos, algunos habían acudido a regañadientes, obligados a una formación permanente por sus empresas, y otros, con la necesidad urgente de entender un poco mejor un mundo que les resultaba apasionante y desconocido, que no dejaba de desorientarlos.
Había habido algunos talleres inesperadamente divertidos, como el de Psicología de las Empresas, en que se habían disfrazado y actuado, o el de interpretación de gráficos, cuyo orador, apasionado como Adolf Hitler en el Bundestag, había desplegado una capacidad histriónica tan aguda, que un par de personas transfirieron su dinero a cuentas de inversión, comprando valores según lo que acababan de aprender hace quince minutos, con la seguridad de hacerse inmediatamente millonarios. Luego, por supuesto, se arrepentirían.
El ultimo orador, apenas si había sido escuchado, pero era tan clásico que termino su disertación con la frase mas trillada del mundo: Alguna pregunta?
Uno de los personajes jamas invitados, que aun comía canapés acopiados en los amplios bolsillos de su saco, modificado a tal efecto, no quiso desaprovechar la invitación. Pocas veces efectuada, a pesar de recorrer infatigablemente, seminarios y exposiciones, inauguraciones, presentaciones, y todo lo que ofreciera vino y comida gratis, prolijamente agendado en su cronograma.
Excitado por el mosaico de mujeres y especias foráneas, por los aromáticos vinos de los cuales, inclusive, había guardado un par de botellitas en su mochila, ademas de centros de mesa, bandejas y servilleteros, tenía, aun, ganas de divertirse, así que preguntó; sin más expectativas de que lo echen a patadas en una retirada triunfal:
_ Lo que usted está diciendo, según mi entender, a grandes rasgos, y como resumen... es que el Capitalismo es un árbol a punto de caer por causa de sus raíces podridas?
Había planteado el tema con una apariencia tan imperturbable de seriedad, con un aire tan estricto de intachable profesor universitario, que el auditorio entero se congeló esperando la respuesta.
Cesaron los últimos murmullos.
_Sería posible responder a su pregunta si pudiéramos identificar cuales son las verdaderas raíces del capitalismo, usted que cree? Alguien puede responder? Cuales son a su entender, las raíces del capitalismo?
Algunas manos empezaban a levantarse tímidamente. Curiosos, los organizadores, hicieron una seña inequívoca al personal de seguridad para que no se moviera ni hiciera nada, ya a punto de apresar al advenedizo importunante. Las respuestas empezaban a ser descartadas, una por una.
_El trabajo?
_La civilización?
_La industria?
_El hambre? -aventuró el primer interlocutor, mientras comía un bocadillo...
_ Casi... No, pero por ahí vamos... -aprobó a medias el orador
_ Los recursos naturales?
_La agricultura?
_La educación financiera?
_La fuerza bruta? -intentó acertar, un fornido hombre de alrededor de dos metros de altura
_ Nos seguimos acercando -se entusiasmó el exponente- si empiezan a relacionar los conceptos, van a llegar sin dudas, a la palabra clave.
_Los bancos?
_El dinero?
_Los abogados?
_La injusticia?
_Por favor, relacionen: hay tres conceptos que van bien encaminados: hambre, injusticia, fuerza bruta...Están en la periferia inmediata del corazón del capitalismo. De que otro concepto pueden surgir estas tres palabras a la vez? Piensen, por favor...
Los organizadores fluctuaban entre el asombro y la indignación, entre la curiosidad y el odio. No sabían si desalojar la sala, aprehender al orador, que era el verdadero sujeto peligroso, o esperar lo suficiente para develar la incógnita que estaba siendo presentada. Optaron por lo último, a su pesar, ya que los periodistas, atrapados por el suspenso, habían dejado de charlar entre ellos, encendiendo nuevamente sus cámaras para registrar la escena.
La esclavitud? -preguntó una muchacha menuda e insignificante, que no había dejado de tomar notas en todo el día, sin emitir una palabra.
_Exacto!! Por fin!! -se entusiasmó el ultimo ponente del seminario, asustando con su contrastante grito a toda la audiencia-
La esclavitud es, sin ninguna duda, la raíz y la fuerte base del sistema capitalista. Es el factor motriz que genera y reproduce a todos los demás, incluidos bienes y servicios, tangibles e intangibles. Es el factor de equilibrio que pone en orden a los diferentes actores del panorama mundial, permitiendo que todos tengan la oportunidad de seguir en pie, y eventualmente, liderar el mercado o la misma economía global. -frenó con un gesto a las manos que empezaban a levantarse, ya que cualquier pregunta estaría incluida en el desarrollo de la respuesta-
La esclavitud, que nació con la especie humana, y ha seguido evolucionando y adaptándose a los tiempos sin perder la esencia de su implacable coerción, es la base más firme sobre la que puede implantarse y persistir nuestro sistema legal y técnico, nuestra evolución industrial, nuestra revolución educativa y tecnológica, y por supuesto, nuestro esquema financiero de acumulación constante al que llamamos Capitalismo.
Aunque -obviedades al margen- no es excluyente del mismo, y se podría afirmar, sin dudas, que todos los sistemas económicos y perspectivas doctrinarias o ideológicas, existen solamente para permitir el desarrollo de la esclavitud humana, en un circulo virtuoso que se regenera permanentemente a si mismo, desde el inicio de los tiempos!!
En ese momento, falto de aire y con la boca seca, el orador tomo su copa de agua, bebiendo ávidamente, en medio del silenció absoluto, solo matizado por algunas toses contenidas y los clicks de las cámaras de fotos. El representante de la empresa financiera, que había contratado al impredecible personaje, solamente como relleno, empezó a vomitar sobre una hermosa, estilizada y perfecta maceta blanca, rematada por una elegantísima palmera. Pero el show continuaba:
_Si hablamos de esclavitud, tenemos que hablar, por supuesto, en esta era moderna, de las relaciones laborales actuales, que pareciera ser la punta de lanza, y sin embargo, es el factor mas insignificante y por lo tanto el que se le presta mayor atención. Porque nuestra esclavitud colectiva, nunca antes tan omnipresente y amplia, proviene de la industria agroalimenticia, del fabuloso e innecesario consumo de energía, de deudas y tarjetas de crédito, oligopolios, monopolios, farmacéuticas y tabacaleras, adicciones y carteles internacionales, industria química, bélica, y de seguridad informática, de la educación a todos los niveles, arte y literatura, etcétera etcétera etcétera
Si hablamos de esclavitud en la era moderna, podemos afirmar rotundamente que atraviesa todos los aspectos de nuestra vida actual, enlazada por un factor impensable hace un par de miles de años, que es nuestro propio consentimiento.
En definitiva, y para no extenderme mas sobre el tema, ya que mi tiempo se agota (todos queremos continuar nuestra agenda, y nuestras actividades) y para responder finalmente a la pregunta original del...profesor aquí presente, podríamos asegurar rotundamente sin el menos asomo de duda, que el capitalismo no corre el menor riesgo de caer, de ninguna manera, ya que sus raíces se encuentran mas fuertes y vitales que nunca. Espero haber respondido a su pregunta, estimadísimo, los dejo por si quieren continuar el debate. Muchas gracias.
Casi inmediatamente fue seguido por otros, y escasos segundos despues, por el atronador aplauso interminable del resto del auditorio. El organizador, alcanzaba a limpiarse la boca contra la manga de su traje hecho a medida, para luego hacer un buche que le sacara el mal sabor de la boca, aunque no pudiera borrar su cara anonadada. Tomó la palabra para cerrar el evento:
_ Bueno, muchísimas gracias a todos, oradores y respetable publico, especialistas, inversores y docentes, hemos llegado al final de esta hermosa y sorprendente jornada, los invitamos a seguir atentos a sus correos, ya que esperamos, sin dudas repetirla, y por supuesto, contamos agradecidamente, con la presencia, nuevamente, de todos ustedes. Gracias, muchas gracias.
Esta vez, el aplauso duró solo un par de minutos, apagándose lentamente para dar lugar a un murmullo creciente que formaban los innumerables intercambios de opinión o comentarios sobre lo escuchado en la ultima media hora. La jornada había sido un éxito absoluto, y todos esperaban ansiosamente volver a ser convocados para participar de la misma.
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