20 septiembre

Acciones

 



  Mario.  

  Se despertó un día con un  leve pero recurrente dolor de cintura, su trabajo como jardinero lo obligaba a pasar horas agachado o en cuclillas, acariciando o delineando paciente y prolijamente formas dibujadas con resaca o turba, o inclinado mientras hundía las manos para poner un pequeño pan de tierra con su pequeña planta de estación en pleno crecimiento, que sin embargo ostentaba con abundancia las incipientes y aun mas pequeñas yemas, o botones a punto de estallar en flor. 

  También, casi todos los materiales del mundo eran parte de su trabajo, y debía acarrearlos de una esquina a otra del parque para seguir formando y diseñando nuevos cuadros y canteros, que ofrecieran a la vista de los usuarios, cada día, una explosión nueva de color, o por lo menos de nuevos verdes, nuevos diseños, nuevos aromas, o nuevos pájaros, o mariposas o insectos que distrajeran la vista y alegraran el alma.  Aunque pudiera encargar el trabajo grueso a otras personas, no se imaginaba delegando los detalles...  

  Disfrutaba inmensamente su tarea, la que había aprendido junto a su abuelo, en la misma mansión señorial en que ahora mismo trabajaba y vivía, rodeado de estanques y lagunas mágicas, añosas arboledas con las que se habían visto crecer mutuamente, millones de flores, siete perros de razas extravagantes, unas pocas liebres atrevidas que causaban algunos daños insignificantes, patos, tortugas, fuentes, senderos ocultos que no llegaban a ningún lado, pérgolas y otras construcciones destinadas a proteger la imaginación, la intimidad de un minuto de reflexión, la comunión con las intenciones del creador.

 Entonces, no todo era tan liviano como la resaca de río, trasladando también durmientes de ferrocarril, piedras de todos los formatos y tamaños, ladrillos, baldosas, perfiles y tablones, tierra fértil, tierra arenosa, tierra de colores, abonos, plantas, macetas, arboles, raíces, ramas y tocones, inmensas bolsas de hojas secas, agua, mangueras, herramientas, motores y máquinas, rollos de cable o combustibles, lubricantes... Y completar la lista al detalle sería demasiado interminable y aburrido para los que no son apasionados del tema. 

  En algún momento, cuando luego de alguna fiesta encontraba huellas de automóviles atravesando todo, o botellas y basura flotando o en lugares insólitos, se había decepcionado un poco de su trabajo, y ya que nunca le daban indicación alguna sino que solo aceptaban las propias, había llegado a pensar que no trabajaba para nadie mas que para si mismo, siendo el único que apreciaba y disfrutaba del inmenso parque...al principio no le molestaba, ya que era muy bien pago, pero con los años, su decepción fue en aumento, llegando a sentirse desvalorizado.

  Llegó a pensar que solo los pájaros compartían su alegría, y la expresaban con sus alegres trinos, y en un momento de depresión momentánea, levantando la vista hacia el cielo que los albergaba, fijó su mirada en el último de los mas altos ventanales de la casa, llegando a percibir una forma humana observando, sin dudas, la belleza de su trabajo.

  Aunque nunca llegara a confirmar la indiferencia de los dueños de casa, ya que lo que creía haber identificado como una persona, no era mas que un maniquí que la Señora utilizaba para su curso a distancia de corte y confección, y eventualmente había puesto a contraluz para observar el efecto logrado en la tela, esa sola y efímera convicción lo llevo a trabajar con alegría diez años mas, imaginando ahora, perspectivas aéreas y grandes cuadros para ser admirados a la distancia, redoblando  su trabajo, creatividad y esfuerzos.

  Eso fue hasta el día de hoy, que su cuerpo le hacia esta clase de preguntas anticipadas: ¿Hasta cuándo?



  Pensando en esto fue que el pequeño tractor segador siguió su camino como si no lo manejara nadie, arrasando decenas de exquisitas dalias, blancas y negras, que había encargado expresamente para lograr un efecto cromático único y llamativamente matemático similar a la tela de una araña.  Frenó justamente en el medio, y, desorientado, salio tropezando y tambaleante hacia su habitación, tal vez fuera hora de tomarse un descanso, tal vez definitivo... 

  Su nieto, que algunas veces venía a ayudarlo, por sugerencia del dueño de casa, tal vez podría con paciencia, mantener su trabajo en marcha...Él había finalizado.

  Obnubilado por la fijeza de sus pensamientos, que implicaban finalizar una vida entera sin otra perspectiva que la inutilidad y el ostracismo, no se percató de que el pequeño tractor había quedado encendido y con el motor en marcha hasta agotar el combustible, un par de horas después.

  Cada paso hacia la mansión le parecía mas pesado, cada segundo su espalda mas vencida, y comió lenta y trabajosamente sin hablar con nadie, ignorando las miradas de tristeza, apoyo y condescendencia que le ofrecían cocineras, mucamas y camareros, mayordomos, guardaespaldas, asesores y choferes, quienes sin excepción habían apreciado la prolijidad y belleza de su arte retozando unos contra otros entre prolijos bordes y canteros, excitados por afrodisíacas flores...

  Finalmente, quedó solo en la mesa, aunque nadie se atrevió a molestarlo ni apresurarlo, hubiera querido llorar, pero era demasiado fuerte para eso, aunque una única y solitaria lagrima, se estrello rebelde y estruendosamente sobre el café que no se decidía a tomar...

Mario!! Mi fiel amigo!!  Que alivio encontrarte por acá!! Por un momento pensé que te había comido la araña que te atrapó por la tarde! Me alegro que hayas podido liberarte!

  Esa inesperada declaración, elaborada en un tono tan jocoso como auténticamente preocupado, puso en perspectiva su vida entera, provocando una risa histérica que lo alivio de su completa desazón, para convertirse en el llanto que finalmente lo liberaba de todo, de todos, de su propia vida y sus ya penosas obligaciones...

  Nunca hubiera pensado que el señor de la casa fuera capaz de albergar sentimientos tan profundos de empatía, y mucho menos que se pusiera a su nivel tan humanamente, envolviéndolo en un sincero abrazo, que expresaba también, lo que sus palabras le ofrecían a sus oídos: Gracias, gracias, gracias Mario. Por tanta dedicación y trabajo, por tanta belleza, por seguir todos estos años, hasta hoy sin escuchar esto que el orgullo me impidió decir...

  No te preocupes, nadie va a descuidar tu magnífico trabajo, pero necesito un ultimo, inmenso favor... Tu nieto no está listo para seguir solo.  Si estás de acuerdo, te voy a contratar un par de años más como supervisor, para que te asegures de que sabe todo lo que tiene que saber...

  Si? Te espero con el contador en la oficina entonces, a primera hora, así formalizamos todo! Por supuesto, no era necesario contestar, el Señor mandaba hasta después de muerto, y nadie como él sabía lo que le convenía a cada uno de los empleados de su gran familia.

Firmo sin mirar, como siempre, esperando pacientemente que el Contador explicara todo, sin terminar de entender el nuevo contrato, ni imaginarse que su vida pudiera tomar otro camino... La señora había dado su autorización para ser enterrado en una de las islas de su amado jardín, al lado de su abuelo, y su mujer, eso era legal y conveniente, familiar, intimo, y lo único que deseaba.

  Mario, sabes lo que es una Tableta?

...Ehhh...!!?? No quería contestar de golpe, había una especie de trampa... pensó, pensó, pensó, y solo se le ocurrió una cosa:  Un chicle?

  La ternura con que  los dos hombres lo miraron lo hizo parecer un pajarito mojado...

  Una Tableta, Mario, es...como una computadora, pero... no ocupa lugar, se carga muy fácil, y se puede llevar a cualquier lado!

  Los miro, ahora él, con un asombro desorientado y a la vez, enternecido por el gesto, pero... jamas había tenido siquiera un teléfono, no le gustaba hablar con gente, le incomodaban las personas desconocidas, y mas si ni podía verles la cara.  Que iba a hacer con una computadora!!

 Pero el Señor escuchaba hasta sus pensamientos.  Ya estaba a su lado, poniendo el artefacto entre sus rodillas, entusiasmado.  Así se prende, y se apaga.  Mira! acá está todo el mundo! Ahora vas a ver... Vos escribís lo que mas te gusta en la vida, por ejemplo, jardines... no.  Versalles! Apretás acá, y te presenta todo lo que la maquina sabe, que es todo, todo lo que quieras, lo que te interese, lo que necesites saber...

  Una película comenzó en la pantalla, un laberinto perfectamente cuidado, verde, homogéneo...y luego la cámara avanzaba como si estuviera adentro, y aun, como si fuera un pájaro, se elevaba dejando ver su diseño y el increíble jardín que lo enmarcaba! Carraspeo como si estuviera por decir algo, pero le faltaba el aire Tomo con delicadeza la pantalla como si fuera un pichón de colibrí, temeroso de tocar algo que detuviera la película...

  Minutos después, al darse cuenta que la charla había terminado, levantó la cabeza, y se dispuso a volver a sus habitaciones, un hermoso y solitario chalet rodeado de casuarinas, donde habían criado a sus hijos, hasta verlos crecer y volar...

  Esperá! Con esto, conectado acá, lo enchufas hasta que esas lucecitas se pongan verdes, ahí la podes desenchufar y llevarla adonde vos quieras, así no te aburrís...Martincito, te puede explicar, seguramente, cualquier cosa que no entiendas! Okey!!??

  No supo que contestar, así que solo asintió: Okey.  Caminó lentamente con su tesoro hasta llegar y ponerlo sobre la mesa.  Apretó el botón.  Suspiró recordando a su abuelo, que le había contado de la existencia de algo parecido...enchufó el aparato a la red eléctrica... Después de cincuenta años, volvió a perderse un amanecer, lo que no le pasaba desde su luna de miel, y ni siquiera se dio cuenta que había salido el sol, hasta que despertó con los golpes en la puerta...

  Eh abuelo, te dormiste o estas muerto?  Jajaja!!

 No podía dejar de reírse del buen humor de su nieto, así que le abrió la puerta en calzoncillos para tranquilizarlo, con su lampiña piel tiritando por el frío matinal que entraba por la puerta.  

  Eh Abuelo, te modernizaste!! Ya tenes Mail? Vas a buscar novia? Lo chicaneó gentilmente mientras se adueñaba de la tableta...Mira, acá podes ver películas eh... Volvió a sentarse interesado, nadie como su nieto podía vencer su resistencia a la tecnología...

  Ah... Jorge me encargo que te haga el homebanking, para tu jubilación, ahora que trabajo yo, no tenes que mandarle plata mas a nadie, sabes? Así salimos a buscar unas chicas...Le dijo en secreto, como si fuera posible que eso le interesara... saco un papel de su bolsillo y empezó a teclear...

  Contraseña? Esther.  Contestó sin dudas, es lo único que nunca olvidaría...

  Ay abuelo, modernizate!! A tu edad ya te tendrían que gustar los hombres!

 Bueno, mira...

  Horas después, había aprendido todo lo que sabe cualquier adolescente moderno, y el sol se ponía sin remedio... Hasta mañana!  Nadie había atendido al jardín....

  El chico era bueno.  Bueno, bueno. Lo escuchaba con una atención absoluta, y aunque su sonrisa pareciera socarrona, el sabía que era de admiración y afecto.  Trataba a las plantas con el mismo cariño y delicadeza que el, amaba la textura de la tierra, y era sumamente creativo.  Se sentía feliz de poder transmitir su legado, y de poder recibir de su parte, la respuesta a cualquier duda que aun le generara el aparato mágico que le había cambiado la vida. 

  Un día, apareció el Señor, temprano, antes que nadie, curioseando... Mario, es verdad que compraste acciones? Y de que empresa??

  Nada se le escapaba.  Seguramente Martincito le había contado su último logro: había metido al viejo en el mundo de las finanzas, abriendo una cuenta en una aplicación, donde lo único que se le ocurrió fue lo único que conocía y confiaba...con un poco de vergüenza, le mostro su Portafolio!

  Pero Mario! Exclamo!! Yo me puedo fundir mañana mismo!! Hay que diversificar! 

  Mirá, acá podes ver todo lo que hay, y no te jugas las bolas a una sola empresa...ves? Todo lo que está en verde va ganando, lo que esta en rojo va perdiendo... estos dibujitos... te muestran como crecen o se achican, y así, Click!, simulo apretar un botón rojo, vendés.  Click! y  simuló apretar un botón verde, comprás.  Es como cuidar un árbol, cada tanto, te da manzanas, que son los dividendos.  Ah!! Y cada tanto, viene alguna tormenta, así que te quedás quieto y no tocas nada hasta que pase... entendés? 

  El mercado es así, a la larga siempre sube, así que mejor caminar que correr!

 Otra vuelta de tuerca... simuló estar de acuerdo con lo que estaba escuchando, asintiendo con su cabeza, y apenas salió su patrón, se puso a investigar, ya que ese tema del árbol le había dejado picando la curiosidad. 

  Escribió: Mercado. Acciones. 

  Era un tema tan complejo y fascinante como la jardinería, compró todo lo que pudo hasta quedarse sin resto, antes de darse cuenta que podía ordenar el momento exacto al precio que le parecía mejor... Siguió investigando... Otra vez, olvidó el amanecer...

Seis meses después, cuando ya su nieto había alcanzado el conocimiento y el cuidadoso compromiso necesario para seguir solo, también él, había alcanzado con la práctica constante, una prodigiosa facilidad para adquirir Valores al mejor precio disponible, y venderlos en el momento mas conveniente posible.  Los mejores inversores conocidos tenían casi todos, mas o menos su edad, como Warren Buffet, al que escuchaba atentamente, entre otros, sin dejar nunca de aprender.

  Le gustaba la primavera, cuando en su pantalla todas las luces eran verdes, y sin pensarlo, había logrado una fortuna que le alcanzaría para comprarse un terreno y una casa igual a la que estaba habitando ahora mismo, o una mansión como la que dominaba el plano verde del parque, o un yate, o una isla...o todo junto!  Pero...no solo no le interesaba, sino que se sentía incompleto, al detener el ciclo de la vida en un crecimiento constante, antinatural... 

  El año tenía cuatro estaciones...

Hizo la peor compra posible, y en su pantalla, una hoja escarlata apareció en medio de su verde árbol. Se entusiasmó llamando al otoño, hasta que llego a ocupar todo, y como un viento frio, su capital fue cayendo en una ola bajista que lo hizo pensar en un Arce Japonés, tiñéndose de rojo antes de quedar completamente desnudo.

Respiró tranquilamente, no quería ser millonario, ni comprarse una isla, ni un yate, ni una mansión llena de empleados. No quería que el poder del dinero lo atrapara en los últimos años de su vida, cuando ya no necesitaba nada. 

  Se dedicó meticulosamente a perder, durante seis meses, como su avezada experiencia se lo permitía, porque quería ver, también, el otoño y el invierno, hasta dejar en su Cartera, solo las cuarenta acciones originales...había hecho crecer el árbol hasta el cielo, y ahora lo había vuelto una pequeña y simpática plantita. Inofensiva, otra vez... 

  Se acostó conforme y meditativo, pensando en su amada Esther, que lo esperaba para abrazarlo en la pintoresca isla que el mismo había diseñado y construido en un estanque que el ocaso iluminaba con sus últimos rayos.  En medio de la noche, extendió sus brazos con una sonrisa, tal vez atravesando dimensiones desconocidas, tal vez soñando por última vez, tal vez...volviendo a casa.

Millones de semillas dispersadas por el viento, despertaban lentamente sobre la tierra...

Al siguiente día, por la tarde, la cocinera fue a averiguar por qué había faltado al almuerzo, y si iba a faltar también a cenar, o quería comer en su casa, pero nadie respondió a la puerta... fue a buscar a Martincito...

  Abuelo! Tocó a la puerta como siempre, haciendo la misma pregunta que hacía en esos casos:

Abuelo! Te dormiste o estás muerto! Abuelo!... Abuelo!!... Pero esta vez, nadie contestó.

Abrió la puerta sin llave, con extremo cuidado y lentitud, dando unos pasos hasta la ordenada cama, donde el viejo Mario, completamente previsor, se había acostado sin destenderla, completamente vestido con su mejor y único traje, zapatos, y una placida sonrisa que invitaba a confiar en el Mas Allá, con lo que fuera que esto significara... 

  Martincito se abrazo al anciano frio, mientras la cocinera salía corriendo hacia la casa...desde donde minutos después, como hormigas, comenzaban a caminar en fila el resto de los habitantes, para ver al viejo jardinero por última vez...

El sol se ponía majestuosamente sobre el arbolado horizonte...

  

 


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  La narrativa se impone   Bah... que simplificación absurda...    La narrativa se esparce con dulzura, amablemente, como pequeñas semillas ...