Hay un viento de silencio, de soledad inútil y armada, en el aire, frente a la misma tumba donde pretenden enterrar un país entero, se miran quienes desaforadamente quedaron esperando pelea, gritando al viento con armas ajenas, y quienes se guardaron para una batalla que miraban pasar, porque de a ratos quedaba más lejos el frente, y en su comodidad podían tomar de cada caja que veían pasar un poco de material gratis y ajeno…
Un olor
a silencio, un espacio muerto en las miradas sin brillo que se quedaron viendo…
Como la espuma que se consume contra las piedras de las orillas, los mas furiosos jinetes del cambio llegaron a la playa y el agua volvió a alimentar su propia ola… el sol y el viento harán el resto, solo algunos aun no se dan cuenta que han dejado de ser útiles, que da lo mismo que sigan pataleando, difamando y publicando versiones alocadas de la realidad: ya son espuma, espuma secándose en la arena y solo les queda desintegrarse al sol.
Muertos civiles, algunos, apostaran a profundizar el punzante dolor de su
traición y seguirán apuntando a parecer ingenuos y patriotas mientras afilan
humildemente el cuchillo que corta el país, ahora sí, en grandes pedazos para
poner prolijamente en el plato, pero la mesa no será servida acá…
Hay un clima de velorio, de arrepentimiento tardío, como si hubiéramos querido decir unas ultimas, sinceras palabras, en vez de lastimar hasta que la herida sangre y llame a ejércitos de moscas, pero solo queda mirar al enterrador, palada a palada hacer su trabajo ¿O será solo el rancio olor marchito de las flores y brotes nuevos que ya nadie sabe quién va a regar?…
La culpa de los pequeños traidores se siente sobre sus hombros como una capa de plomo, mientras empiezan a sentir los dientes en el cogote, de lo que hasta ayer era la más hermosa sonrisa de amor y alegría, ahora que los nuevos amos del cambio ya cuelgan sus capas de justicia y bondad contra una pared enmohecida llena de viejos clavos.
En la nueva fiesta de disfraces, no hay monstruos que se asombren de la desfachatez de los nuevos mercenarios que no traicionaron nunca a nadie, solo engañaron y mintieron a conciencia, con el deber impuesto de destruir y preparar el golpe, para frenar en seco, para atar las patas de un país que rebeldemente volvía a remontar el vuelo.
El castigo se
reserva solo a los verdugos, no hay oficio más ingrato y cruel, pero el
ambicioso tuvo su papel, y con saña bajo el pulgar... ¿A quien terminaste
castigando? ¿es la justicia hija de la indiferencia y el egoísmo? ¿Puede ser
acunada por la ambición? ¿Ahora buscaran entonces nuevos culpables?
¿Eternamente saltaran de un pie a otro en su pretendida neutralidad?
Quien tiene corazón y vive, siembra
reconstruye el valor de la vida aun cuando tenga que empezar con la suya, erige
entre las ruinas las líneas donde treparan de nuevo los sueños, y ahorra sus
fuerzas en cimentar las bases mientras el incendio va por arriba, porque la
orden ya fue dada: que todo sea humo y cenizas, hacen falta campos abiertos
donde apoyar las patas del águila…
Nuevos refugiados se descuelgan ¿No era una mano para seguir trepando lo que esperaban? …En todos los candeleros del país se ha formado un piso de polillas muertas que pretendías unirse al sol…
Bienvenida democracia ¡A bailar! Si se pudiera aprender de los errores tan rápido como nos quejamos de la debacle de lo que no supimos cuidar, tendríamos un país en marcha, donde las topadoras y los tanques en guerras ajenas no definieran nuestra política, porque ya mirarnos el ombligo nos alejo de una acelerada y esquiva realidad…
Pero somos seres humanos en medio del mundo, y en medio de la
lluvia que recién comienza solo se ven manos que se agitan hundiéndose en un
charco universal, mientras algunos siguen saltando de piedra en piedra como si
el agua no estuviera subiendo, como si el barco que persiguen le importaran los
náufragos mojados más que como blancos para disparar…
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