22 noviembre

¡Ah...! ¿Y ahora qué?

  


  Bueno… ¿Voté, votaste, no votaste, votaron, votamos? 

  Hay quienes lo convierten en un ritual, o en un mandato familiar o corporativo, hay quienes lo hacen con indiferencia, con desprecio, por obligación, hay quienes simplemente se dedican a otra cosa y no lo hacen, para sentirse los únicos ganadores al no perder su tiempo en eso, porque consideran que todo no pasa de ser una sobreactuada farsa…el resto del día seguirán los resultados por televisión. 

  ¿Votaste en blanco? ¡Valientemente! 

  Para expresar tu rechazo de alguna manera… ¿El resto del tiempo no vas a generar ninguna opción? Ah… construir es más difícil: Hay que exponerse, ponerse en juego ¡Pero quien tiene tiempo para eso!

  Votaste para cambiar porque no te llega nada, porque querés más, porque querés algo a cambio, votaste para que todo siga igual, para no perder, para poder seguir pidiendo… en cualquier caso, es la misma mirada: la democracia y el sistema político es un rehén, una vaca atada donde prenderse como huérfano a ojos cerrados, mientras afuera del corral que lloren todos los que quieran.

  Pero ante una coyuntura tan ajustada que hasta los más fieles intentan alianzas que les permitan mantener el equilibrio mientras siguen pagando cuentas, que hasta los más estoicos buscan un asiento de primera en el futuro tren-teatro porque consideran que ya les corresponde mucho más que lo logrado.

   Aparatos partidarios y doctrinas, ideologías y promesas. fueron avasalladas y superadas por un pueblo en marcha, decidido a no retroceder.  Un pueblo que va al frente aunque pierda, aunque tenga que levantar las banderas que los acomodados y dogmáticos referentes de siempre habían dejado contra la pared, para hacer su aporte en una charla mas de café. 

  Aunque deba momentáneamente ceder a los viejos -hoy temerosos- mamertos de siempre una vez más su poder para evitar la debacle total, esta vez la gente se dio cuenta de que si no es lo mismo, tiene la obligación y la necesidad de exigir que sea distinto, cada día.

  Ejercer la democracia es ejercer el poder de moverse y discutir ideas cara a cara, de salir de la propia vereda y darse cuenta que democracia es mucho más que votar, mucho más que obedecer a banderas ciegas, que como cualquier guerra, un día cambian de trinchera y no nos avisan, solo nos dicen “ahora todos a tirar para allá” ¡Media vuelta, marrch, apunten, fuego! 

  Entonces claro, que es mucho más que ir a la plaza ¿A defender qué? ¿El lugar en la foto de los que tienen la sartén por el mango?

  A partir de mañana la democracia se extenderá por abajo como el agua, para perderse en la tierra buscando la semilla pura y nueva, se difundirá como el más tonto video viral, y el lugar desde el que muchos salieron a luchar será el punto de partida para seguir ganando espacios para todos, para seguir saneando aunque no quieran, aunque algunos pierdan, para recuperar el perdido y olvidado, casi despreciado poder de decisión, para volver a interesarnos en tomar las riendas de nuestro depreciado destino… o no. 

  Es importante saber si hoy es el ultimo o el primer día, si hoy vamos a finalizar nuestro aporte, para después decir “ganamos” o “perdimos” sin volver a ocuparnos más que de insultos al pasar, quejas y recriminaciones, de buscar culpables actuales o históricos, auténticos o potenciales. 

  Es importante saber si solo vamos a seguir disimulando nuestra pasividad escondidos atrás de los titulares de los diarios mientras seguimos polarizándonos en un juego que solo beneficia a los poderosos.

  Mientras tanto, seguimos ocultándonos a nosotros mismos que a través de nuestra trabajosa indiferencia, de nuestro inútil desgaste, somos los únicos culpables de que todo siga eternamente igual.


   O será hoy, el primer día que dejemos las quejas y las excusas atrás, para seguir avanzando y recuperando el poder político que nunca debimos dejar en tan pocas manos… Es nuestra decisión. 

  Gane quien gane, hoy debería ser un punto de inflexión, para derrotar la indiferencia, para exigir participación, para dejar de ser los tres famosos monitos que no ven, no escuchan, no hablan, solo para alimentar en cambio cualquier rumor, cualquier versión alocada, cualquier foto trucada, porque es más fácil que salir afuera y poner un pie en la realidad que compartimos con el otro, con el de al lado, con el de mas allá…

Pero nos dicen que si damos un solo paso más estaremos en la vereda opuesta ¡Ay que cerca que esta todo por acá! 

  Es mentira, podemos construir con el de al lado, pensando distinto o pensando igual, sólo en soledad no se puede avanzar, sólo no se puede construir cuando dejamos de pensar, solamente es peligrosa la indiferencia, el desinterés, la comodidad. 

  No hay poder tan grande que se pueda oponer a la voluntad inquebrantable de un solo ser humano, pero si no somos nosotros, si no va a ser hoy ¿Nos conformaremos con deslizar un sobre de papel en una caja de cartón? 

  Asumamos que desde nuestro lugar, nuestra pequeña participación y aporte al mundo, estamos formando el entramado complejo donde se insertan las peores y mejores decisiones. 

  Tenemos la oportunidad grandiosa de hacerlo desde hoy, para siempre, o ver como un país entero se convierte en un plato donde grandes pajarracos sigan metiendo el pico, mientras nos aferramos al pan que flota en el caldo caliente esperando un salvavidas que no nos van a tirar…

 


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