03 junio

Algo de calle


 

Sol y tierra 

  El tiempo de la calle no es lineal, a veces se compone de compromisos inclaudicables que corren más allá del tiempo, los que se desvían son alcanzados.  La palabra dada se recuerda, los favores recibidos se guardan en el alma, la vida se cuenta como otras cosas.

  Hay un mundo sin palabras, donde todo se entiende antes de decirlo, hay un sentido de humanidad que no se menoscaba con los prejuicios ajenos, la libertad existe, allí donde no la desprecian, el tiempo se llena hasta con silencios y miradas.

  Todo sigue igual o todo cambia, según, el transporte es vital, cuando tantos miles de barrios son iguales. Una casa es un puerto seguro, un kilo de pan vale cada grano de trigo.  Una persona es un territorio, y los limites se negocian a como dé lugar

  Siempre habrá música, en los nacimientos  y velorios. Siempre en el medio algo que compartir, y muchos niños esperando la posta… muchos se pierden, otros tantos se esconden, algunos apuntan a una vida sin problemas, pero todos saben que de alguna manera hay  que ganar, los que no juegan también reciben, casi siempre…

  A veces hay respeto, a veces no hay forma de imponerlo, a veces la trayectoria de una bala se mide desde puntos equidistantes, o se olvida todo en un segundo.  Una casa es una trinchera que no puede ser abandonada, la batalla por permanecer dura toda la vida.

  El alcohol es igual a combustible, donde siempre corre el viento, donde siempre llueve.  Algunos inviernos son más crudos que otros.  Algunos veranos llueve tanto que el agua se lleva todo. Nunca se deja para mañana una oportunidad de pasarla bien, cuando todo se acabe, dios proveerá, aunque hasta los niños lo saben: dios no existe, no es eso lo que se está diciendo sino otra cosa.

   Cuando hay, hay, cuando no hay, no hay.  Ay, como duele, lo profundo del silencio en los ojos del pequeño que ya ni llora, el desprecio por el mundo de la madre que se enteca  amamantando, pero igual no llega a criar ese cuerpito, menos el suyo,  el amor se mezcla con cada estrategia de supervivencia.

El sexo está en la calle, a la vista lo que se vende y también se regala, instintivo y tierno, desfachatado,  dulce, o salvaje y desconsiderado, la información nunca llego a tiempo, madres y padres que apenas superan los quince años imaginan la forma de seguir, los niños llegan como los días nublados, pocos piensan en que van a comer, hay mujeres que engordan cien kilos sin salir del barrio.

  Cómo conquistadores, los excluidos colonizan las costas de los arroyos, las panzas vacías de las autopistas, los bordes de las vías y terraplenes, los pedazos de tierra yerma  que los concejales corruptos guardaban para sus negociados, las fabricas muertas…como todos podemos perder… un rincón, un colchón, la tierra o el escombro del contrapiso, nunca falta lugar, ni comida para uno más, nunca sobra tampoco, como será… con un poco de espacio se planta un cuadrado al lado, igual pocas veces sobra la privacidad. Así nacen los pasillos que otra vez serán colonizados…

  Se lo saben de memoria, aunque no compartan su opinión, son delincuentes antes de nacer, por la cara, el color, el lugar, la forma de pensar.  Después  del desprecio, de los palazos y las comisarias para pagar cuentas ajenas, algunos se calzan los fierros para equilibrar, para recuperar, hacen escuela donde no hay otra cosa que enseñar.  Algunos mueren sin conocer un lápiz.  Otros sin saber su nombre, demasiados crecen sin padre ni madre. Demasiados se contentan con ver como a sus  niños los hace crecer la calle.

  La noche cae como un telón con su permisividad,  como hormigas salen los inimputables de sus cuevas, el barrio entero es una playa que alisan con su rastrillo.  Los vecinos se vuelven cómplices de su ruina.  El miedo, la indiferencia, la envidia y los prejuicios convierten a los peores en campeones, algunos viven para la  droga

  Nadie espera demasiado, nadie cree mucho, la peor traición es la hecha a uno mismo, viviendo según ideas ajenas, pero igual los que no cumplen terminan girando en un círculo cada vez más chico, aunque a veces se de vuelta la situación, como todo, aunque nadie olvide,  no hay piedad para los  oportunistas.

  No por inocentes dejan de perder, llegar a cero sin lagrimear, seguir adelante.   No vale la pena resolver problemas ajenos, pocos tienen tanta autoridad, ninguno tiene tanta lastima.

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