29 septiembre

Cazadores

   



  Una vez cacé un elefante.  

  "Cacé" un elefante... Me escucho a mi mismo como diciendo "Aramos!! -dijo el mosquito, y estaba arriba del buey-"  Porque yo no hice nada, solo escapar de un lugar a otro, hacerme pequeñito e invisible, quedarme quieto y en silencio y sin respirar, pensar  en cada segundo de mi vida en un solo minuto, con la certeza de que estaría muerto, y después...   

  Después del lanzazo, correr esparciendo mis alaridos de victoria, como un demente, tratando de no perder el ritmo mientras esos pequeños y aguerridos hombrecitos me dejaban lentamente atrás, perdiendo el aire, perdido sin saber adonde volver, apenas con la capacidad de seguir la trocha abierta por un elefante herido, y esperar que alguno de mis amigos volviera a rescatarme, antes que los leones y las hienas, los perros de la pradera, los guepardos, los buitres, los hombres malos.  

  Claro que lo hicieron, justo a tiempo, por supuesto, sino no estaría contándoles esto.  De todas maneras, formaba parte del grupo, y mi muerte hubiera sido un deshonor y un descuido imperdonable que afectara por generaciones el prestigio de la tribu.   Pasarían semanas disfrutando de imitar mis expresiones de terror, mis poses intentando inútilmente resguardarme, mi desconsuelo al saberme perdido para siempre, sin saber que me observaban y cuidaban, sin dejar de disfrutar de mi hilarante e incomprensible estupidez.  

  El mas alto de ellos no me llegaba al pecho, y la primera vez que los vi, me parecieron personas de juguetería, casi como si tuvieran una manivela para darles cuerda...Un par de meses después, los veía como gigantes. Ahora era yo el que se sentía pequeño a su lado...

  Así es África, todo cambia, todo fluctúa entre extremos que se estiran sin tocarse.  Todo se hamaca entre lo mágico y lo absurdo, lo inimaginable y lo aterrador, lo fantástico y el aburrimiento total, entre...cada palabra de cualquier diccionario.  Igual, jamas alcanzan las palabras.

  África es la cuna de la humanidad, y de todos los idiomas, y lo va a ser por siempre.  Entre sus costas se preservan en su formato original todas las emociones conocidas por la humanidad y todas las esperanzas.  Es el lugar donde volverá a renacer la especie humana, después de la devastación total que se avecina.

  Pero en ese momento no lo sabía

  Solo era un turista adinerado y excéntrico, que pagaba lo que le pidieran por cualquier capricho, como participar en la caza del elefante con un grupo de Pigmeos.  Acostumbrado al Jeep y a las armas de fuego, mi arrogancia no me preparó para lo que viviría.  Había reservado cuatro días de mi agenda para esta pequeña diversión, que terminaron siendo cuatro semanas...

  Ellos no se llamaban a si mismos "Pigmeos" sino "Twa" aunque la entonación de esta palabra es casi imposible de trascribir.  Además, los Twa (Batwa) son solo una rama de la gran familia bosquimana, que apenas pisa los bosques para la cacería, y prefiere casi siempre los lugares abiertos, como pantanos desarbolados o desiertos. Todos se relacionan de alguna manera con los Tutsis, o los Bantúes -con los cuales parecían identificarme- en una exitosa sociedad que lleva miles de años. 

  Llevábamos dos semanas siguiendo,  manipulando y alterando a la manada a lo largo de las cañadas del río Ruzizi, hasta emboquillarla en un gran claro, plano y sin arboles, donde se dedicaron a bañarse con arena.  La única indicación que recibía era de hacer silencio, permanentemente, aunque pretendía tener el derecho de preguntar y saber que estaba pasando, solo por haber pagado por ello.  

  Dejé de intentar hacer preguntas cuando el Tutsi que hacia de guía empezó a transformar su expresión en lo que me pareció la irrevocable decisión de asesinarme.  Él moriría en la vecina Ruanda, unos años después en una de las tantas guerras de exterminio que no dejan de ser comunes en el continente, aun al día de hoy.  

  Cuando finalmente aprendí a quedarme callado, quieto y en silencio, la tribu se había esparcido en una media luna setenta metros mas adelante, al borde del claro.  Acuclillado a la distancia, podía ver las señales que se hacían unos a otros con mis largavistas, mientras mi guía me aferraba del antebrazo, atenazándome sin compasión, evitando que arruinara todo.  



  En el mismo silencio, penetraron corriendo entre la manada, provocando una danza frenética entre  personas y enormes patas de elefantes, entre las cuales se escurrían los pequeños hombrecillos, tomándose el tiempo de buscar el punto exacto donde clavar su lanza.  Mi acompañante me señaló un altísimo macho de inmensos y largos colmillos, que trotaba de un lado a otro para defender las hembras.

  A pesar de su dedicación no pudo prever la estrategia de la tribu ni proteger su propio vientre, donde, un minuto después, un implacable y temerario guerrero, hundiría su lanza desde abajo, provocando el mas espantoso sonido que escuche en toda mi vida. parándose en dos patas, mientras sus grandes orejas flameando me dieron la sensación de estar abanicando las hojas de los arboles de alrededor. 

   No tuve tiempo de ajustar mis binoculares a la distancia en que el animal se aproximaba, ya que salió disparado en nuestra dirección, derribando jóvenes árboles como si fueran briznas de paja seca, no tuve tiempo de resguardar mi dignidad, haciéndome un bollito mientras les pedía a todos los dioses conocidos que por favor no me dejen morir en esa selva.  

  El animal pasó a seis o siete metros de distancia, abriendo un camino en el bosque por donde pasaron corriendo sus frenéticos perseguidores, sin preocuparse por si yo seguía existiendo.  Cuando mi guía salio tras ellos, recupere a la fuerza mi movilidad a pesar del terror, intentando inútilmente sumarme a la carrera.  Quedarme solo era peor que la muerte. 

  Ocho días más pasé ,sin embargo, deshidratandome, perdidas mi cantimplora y mis binoculares, deshilachada mi ropa y mi propia piel, perdiendo diez o doce kilos de peso sin dejar de correr de día ni de noche por la vía abierta por la persecución, con los ojos enceguecidos de sal, que lamía con avidez a lengüetazos, de mi propia cara.  

  Finalmente el acosado animal, dirigido hacia el territorio de la tribu, cayó para no volver a levantarse, mirándonos con sus pequeños ojos avidriados, apenas barritando suavemente en una última queja, entregado al fin, exigiendo la muerte que lo liberara del sufrimiento inutil. 

 Para ese momento, mi adaptación era completa, sin calzado ni ropa ni mi estupendo sombrero de corcho, sin vergüenza de mi propia desnudez, sin piedad, bañado en mi propia pegajosa sangre pero vivo, famélico, feroz, salvaje, lanzándome a beber el fluido escarlata que aun manaba caliente, para sobrevivir.  

  Volví a la aldea como uno mas, para desmayarme en un poto-poto y dormir durante veintiseis horas seguidas, sin prestar atención al feliz bullicio alrededor...luego me invitaron a quedarme, compartiendo durante unas cuantas semanas más, su trabajosa pero rebosante cotidianidad.  Y al partir, abandoné avergonzado mis escopetas y rifles, mi absurda y sobreabundante cartuchería y otros pertrechos, no volviendo a cazar ni un pájaro, hasta el día de hoy. 

Tengo en casa la corta y afilada lanza que atravesó al jefe de la manada, a veces la agarro entre mis manos y siento como me despeina la brisa del río Ruzizi, remolineando entre los lagos Kivu y Tanganica.  

Y así fue mi paso por Burundi. 








28 septiembre

Imperios en decadencia.

 



  El último deber de un líder, es caer.  Morir.  Acompañar a su pueblo, sin miedo, unir su sangre a la de hijas y madres, ancianos y niños, de igual a igual.  Compartir su suerte y su destino.

  Es su última elección sobre esta tierra, y la demostración práctica de que los imperios no tienen mas herramientas, ya, que la muerte.  La resistencia del ser humano a vivir permanentemente esclavo, en la sumisión total, se nutre, como la tierra que lo espera, de su último ejemplo.  Y solo así se podrá derrotar al marketing de la destrucción, que nos acostumbró a televisar la masacre, y luego a masacrar el pensamiento, el sentido común, el acto mismo de la percepción como hecho necesario.

 Sus tibios huesos humeantes volverán a la tierra evitándole ser testigo, un día más, de la persecución y el destierro, de la tortura y el asesinato que la locura absurda de la hegemonía despliega incesantemente sobre sus amados familiares, amigos y compañeros.  Y también, por supuesto, sobre lejanos inocentes ajenos a todo, desconocidos, o sobre sus propios agentes de destrucción, ya que remitirse a la lógica o la racionalidad debilitaría su imagen de fuerza permanente y total de imperio eterno.  

  Esta historia ha sido contada tantas veces...  El mar se ha salado con lágrimas.

  La humanidad misma está entrando en una nueva era, esto es implacable.  Inevitable.  Años, meses, días, horas, minutos, segundos, quizá quedan, del poder de las armas y la destrucción consensuada, de la violencia premeditada, justificada, legalizada, organizada.  La voluntad de abrirse al sol, de una sola flor, no puede ser detenida de ninguna manera.  La vida, renace indiscutible, indistintamente, indiferente a los planes urdidos para destruirla.




  Hace cien mil años que las madres amamantan a sus crías para que mueran mañana. No han podido inventar una máquina que pueda imitar la voluntad de vivir del más pequeño de los insectos que trepan por la pared de tu casa.  Es necesario reflexionar sobre esto.

  Cuánto más seguiremos alimentando perros enjaulados, temiendo el día que los larguen a la arena?

  Cuánto más seremos indiferentes al dolor ajeno, como si no nos afectara?  La marea negra del odio y la devastación premeditada no sabe detenerse ante ninguna frontera.  No hay un solo imperio que no sueñe con abarcar la totalidad del universo.  No importa lo absurdo que parezca, lo imposible, lo inaplicable: ni dos hojas de la más pequeña hierba tienen el mismo color!  

  Seguirán intentándolo porque es el único camino conocido para expresar la mentira cósmica que persiguen para no hundirse en su propio barro.  Patalean sin descanso pretendiendo llegar a una orilla que se mueve con ellos.  No hay forma!  Son el pantano!  Son la ciénaga en que se hunden y naufragan todas las aspiraciones humanas de paz, convivencia y libertad.  Pero un metro despues de su paso, el barro se seca, crece el pasto, y la vida incansablemente recomienza.  

  El sol sale sin siquiera darse cuenta de nada.



  Hace falta un par de segundos para que la ternura nazca, las sonrisas se esparzan, la esperanza empuje una verdad encallada y lenta: Todos somos uno.

  Hay un poder mas inmensamente grande que cualquier fusil, anidando en cada uno de nosotros, mas penetrante que la punta venenosa de las balas:  ya nacemos, desnudos y llorando.  Todo lo demás es ganancia.  Nos querrán convencer de lo contrario porque solo por nosotros mismos podemos ser derrotados.

  Respira.

  Seguirán fundiendo acero, seguirán fabricando cañones y jaulas.  Seguirán intentando extinguir todo.  Hasta el canto de los pájaros.

Lo han logrado?








26 septiembre

Master Class

 


  El seminario llegaba a su fin.  Entre las caras desencajadas por el sueño y el exceso de café, se podían ver expresiones profundamente atentas.  Muchos de los oyentes aportaban su presencia solo para comer gratis y conocer chicas, o muchachos.  Otros tantos para obtener puntaje que le permitiera ganar horas cátedra en su labor docente, muchos, algunos habían acudido a regañadientes, obligados a una formación permanente por sus empresas, y otros, con la necesidad urgente de entender un poco mejor un mundo que les resultaba apasionante y desconocido, que no dejaba de desorientarlos.  

  Había habido algunos talleres inesperadamente divertidos, como el de Psicología de las Empresas, en que se habían disfrazado y actuado, o el de interpretación de gráficos, cuyo orador, apasionado como Adolf Hitler en el Bundestag, había desplegado una capacidad histriónica tan aguda, que un par de personas transfirieron su dinero a cuentas de inversión, comprando valores según lo que acababan de aprender hace quince minutos, con la seguridad de hacerse inmediatamente millonarios.  Luego, por supuesto, se arrepentirían. 

  El ultimo orador, apenas si había sido escuchado, pero era tan clásico que termino su disertación con la frase mas trillada del mundo:  Alguna pregunta?

  Uno de los personajes jamas invitados, que aun comía canapés acopiados en los amplios bolsillos de su saco, modificado a tal efecto, no quiso desaprovechar la invitación.  Pocas veces efectuada, a pesar de recorrer infatigablemente, seminarios y exposiciones, inauguraciones, presentaciones, y todo lo que ofreciera vino y comida gratis, prolijamente agendado en su cronograma. 

  Excitado por el mosaico de mujeres y especias foráneas, por los aromáticos vinos de los cuales, inclusive, había guardado un par de botellitas en su mochila, ademas de centros de mesa, bandejas y servilleteros, tenía, aun, ganas de divertirse, así que preguntó; sin más expectativas de que lo echen a patadas en una retirada triunfal:

_ Lo que usted está diciendo, según mi entender, a grandes rasgos, y como resumen... es que el Capitalismo es un árbol a punto de caer por causa de sus raíces podridas?

Había planteado el tema con una apariencia tan imperturbable de seriedad, con un aire tan estricto de intachable profesor universitario, que el auditorio entero se congeló esperando la respuesta. 


 

Cesaron los últimos murmullos.

_Sería posible responder a su pregunta si pudiéramos identificar cuales son las verdaderas raíces del capitalismo, usted que cree? Alguien puede responder? Cuales son a su entender, las raíces del capitalismo?

  Algunas manos empezaban a levantarse tímidamente.  Curiosos, los organizadores, hicieron una seña inequívoca al personal de seguridad para que no se moviera ni hiciera nada, ya a punto de apresar al advenedizo importunante.   Las respuestas empezaban a ser descartadas, una por una.

 _El trabajo?

_La civilización?

_La industria?

_El hambre? -aventuró el primer interlocutor, mientras comía un bocadillo...

_ Casi... No, pero por ahí vamos... -aprobó a medias el orador

_ Los recursos naturales?

_La agricultura?

_La educación financiera?

_La fuerza bruta? -intentó acertar, un fornido hombre de alrededor de dos metros de altura

_ Nos seguimos acercando -se entusiasmó el exponente- si empiezan a relacionar los conceptos, van a llegar sin dudas, a la palabra clave.

_Los bancos?

_El dinero?

_Los abogados?

_La injusticia?

_Por favor, relacionen: hay tres conceptos que van bien encaminados: hambre, injusticia, fuerza bruta...Están en la periferia inmediata del corazón del capitalismo.  De que otro concepto pueden surgir estas tres palabras a la vez? Piensen, por favor...

  Los organizadores fluctuaban entre el asombro y la indignación, entre la curiosidad y el odio.  No sabían si desalojar la sala, aprehender al orador, que era el verdadero sujeto peligroso, o esperar lo suficiente para develar la incógnita que estaba siendo presentada.  Optaron por lo último, a su pesar, ya que los periodistas, atrapados por el suspenso, habían dejado de charlar entre ellos, encendiendo nuevamente sus cámaras para registrar la escena.

La esclavitud? -preguntó una muchacha menuda e insignificante, que no había dejado de tomar notas en todo el día, sin emitir una palabra.

_Exacto!! Por fin!! -se entusiasmó el ultimo ponente del seminario, asustando con su contrastante grito a toda la audiencia-  

  La esclavitud es, sin ninguna duda, la raíz y la fuerte base del sistema capitalista.  Es el factor motriz que genera y reproduce a todos los demás, incluidos bienes y servicios, tangibles e intangibles.  Es el factor de equilibrio que pone en orden a los diferentes actores del panorama mundial, permitiendo que todos tengan la oportunidad de seguir en pie, y eventualmente, liderar el mercado o la misma economía global.  -frenó con un gesto a las manos que empezaban a levantarse, ya que cualquier pregunta estaría incluida en el desarrollo de la respuesta- 

  La esclavitud, que nació con la especie humana, y ha seguido evolucionando y adaptándose a los tiempos sin perder la esencia de su implacable coerción, es la base más firme sobre la que puede implantarse y persistir nuestro sistema legal y técnico, nuestra evolución industrial, nuestra revolución educativa y tecnológica, y por supuesto, nuestro esquema financiero de acumulación constante al que llamamos Capitalismo.  

  Aunque -obviedades al margen- no es excluyente del mismo, y se podría afirmar, sin dudas, que todos los sistemas económicos y perspectivas doctrinarias o ideológicas, existen solamente para permitir el desarrollo de la esclavitud humana, en un circulo virtuoso que se regenera permanentemente a si mismo, desde el inicio de los tiempos!!

  En ese momento, falto de aire y con la boca seca, el orador tomo su copa de agua, bebiendo ávidamente, en medio del silenció absoluto, solo matizado por algunas toses contenidas y los clicks de las cámaras de fotos.  El representante de la empresa financiera, que había contratado al impredecible personaje, solamente como relleno, empezó a vomitar sobre una hermosa, estilizada y perfecta maceta blanca, rematada por una elegantísima palmera.  Pero el show continuaba:

_Si hablamos de esclavitud, tenemos que hablar, por supuesto, en esta era moderna, de las relaciones laborales actuales, que pareciera ser la punta de lanza, y sin embargo, es el factor mas insignificante y por lo tanto el que se le presta mayor atención.  Porque nuestra esclavitud colectiva, nunca antes tan omnipresente y amplia, proviene de la industria agroalimenticia, del fabuloso e innecesario consumo de energía, de deudas y tarjetas de crédito, oligopolios, monopolios, farmacéuticas y tabacaleras, adicciones y carteles internacionales, industria química, bélica, y de seguridad informática, de la educación a todos los niveles, arte y literatura, etcétera etcétera etcétera

  Si hablamos de esclavitud en la era moderna, podemos afirmar rotundamente que atraviesa todos los aspectos de nuestra vida actual, enlazada por un factor impensable hace un par de miles de años, que es nuestro propio consentimiento.

  En definitiva, y para no extenderme mas sobre el tema, ya que mi tiempo se agota (todos queremos continuar nuestra agenda, y nuestras actividades) y para responder finalmente a la pregunta original del...profesor aquí presente, podríamos asegurar rotundamente sin el menos asomo de duda, que el capitalismo no corre el menor riesgo de caer, de ninguna manera, ya que sus raíces se encuentran mas fuertes y vitales que nunca.  Espero haber respondido a su pregunta, estimadísimo, los dejo por si quieren continuar el debate. Muchas gracias.

  
  El silencio total, de cementerio, que atronaba en la sala, era prácticamente denso como el agua.  Mientras el último disertante bajaba de la tarima, y los ojos de los periodistas se enfocaban ahora en el supuesto profesor que había realizado la pregunta clave, prestos a realizar la primera pregunta que se les ocurriera y lograr una primicia para sus canales.  Una palmada se escuchó solitaria, persistente, mientras su ejecutante solitario se elevaba, parándose, emocionado hasta las lágrimas, sin dejar de mover su cabeza hacia abajo y hacia arriba en un gesto inequívoco de aprobación.  

 Casi inmediatamente fue seguido por otros, y escasos segundos despues, por el atronador aplauso interminable del resto del auditorio.  El organizador, alcanzaba a limpiarse la boca contra la manga de su traje hecho a medida, para luego hacer un buche que le sacara el mal sabor de la boca, aunque no pudiera borrar su cara anonadada. Tomó la palabra para cerrar el evento:

_ Bueno, muchísimas gracias a todos, oradores y respetable publico, especialistas, inversores y docentes, hemos llegado al final de esta hermosa y sorprendente jornada, los invitamos a seguir atentos a sus correos, ya que esperamos, sin dudas repetirla, y por supuesto, contamos agradecidamente, con la presencia, nuevamente, de todos ustedes.  Gracias, muchas gracias.

  Esta vez, el aplauso duró solo un par de minutos, apagándose lentamente para dar lugar a un murmullo creciente que formaban los innumerables intercambios de opinión o comentarios sobre lo escuchado en la ultima media hora.  La jornada había sido un éxito absoluto, y todos esperaban ansiosamente volver a ser convocados para participar de la misma.









20 septiembre

Acciones

 



  Mario.  

  Se despertó un día con un  leve pero recurrente dolor de cintura, su trabajo como jardinero lo obligaba a pasar horas agachado o en cuclillas, acariciando o delineando paciente y prolijamente formas dibujadas con resaca o turba, o inclinado mientras hundía las manos para poner un pequeño pan de tierra con su pequeña planta de estación en pleno crecimiento, que sin embargo ostentaba con abundancia las incipientes y aun mas pequeñas yemas, o botones a punto de estallar en flor. 

  También, casi todos los materiales del mundo eran parte de su trabajo, y debía acarrearlos de una esquina a otra del parque para seguir formando y diseñando nuevos cuadros y canteros, que ofrecieran a la vista de los usuarios, cada día, una explosión nueva de color, o por lo menos de nuevos verdes, nuevos diseños, nuevos aromas, o nuevos pájaros, o mariposas o insectos que distrajeran la vista y alegraran el alma.  Aunque pudiera encargar el trabajo grueso a otras personas, no se imaginaba delegando los detalles...  

  Disfrutaba inmensamente su tarea, la que había aprendido junto a su abuelo, en la misma mansión señorial en que ahora mismo trabajaba y vivía, rodeado de estanques y lagunas mágicas, añosas arboledas con las que se habían visto crecer mutuamente, millones de flores, siete perros de razas extravagantes, unas pocas liebres atrevidas que causaban algunos daños insignificantes, patos, tortugas, fuentes, senderos ocultos que no llegaban a ningún lado, pérgolas y otras construcciones destinadas a proteger la imaginación, la intimidad de un minuto de reflexión, la comunión con las intenciones del creador.

 Entonces, no todo era tan liviano como la resaca de río, trasladando también durmientes de ferrocarril, piedras de todos los formatos y tamaños, ladrillos, baldosas, perfiles y tablones, tierra fértil, tierra arenosa, tierra de colores, abonos, plantas, macetas, arboles, raíces, ramas y tocones, inmensas bolsas de hojas secas, agua, mangueras, herramientas, motores y máquinas, rollos de cable o combustibles, lubricantes... Y completar la lista al detalle sería demasiado interminable y aburrido para los que no son apasionados del tema. 

  En algún momento, cuando luego de alguna fiesta encontraba huellas de automóviles atravesando todo, o botellas y basura flotando o en lugares insólitos, se había decepcionado un poco de su trabajo, y ya que nunca le daban indicación alguna sino que solo aceptaban las propias, había llegado a pensar que no trabajaba para nadie mas que para si mismo, siendo el único que apreciaba y disfrutaba del inmenso parque...al principio no le molestaba, ya que era muy bien pago, pero con los años, su decepción fue en aumento, llegando a sentirse desvalorizado.

  Llegó a pensar que solo los pájaros compartían su alegría, y la expresaban con sus alegres trinos, y en un momento de depresión momentánea, levantando la vista hacia el cielo que los albergaba, fijó su mirada en el último de los mas altos ventanales de la casa, llegando a percibir una forma humana observando, sin dudas, la belleza de su trabajo.

  Aunque nunca llegara a confirmar la indiferencia de los dueños de casa, ya que lo que creía haber identificado como una persona, no era mas que un maniquí que la Señora utilizaba para su curso a distancia de corte y confección, y eventualmente había puesto a contraluz para observar el efecto logrado en la tela, esa sola y efímera convicción lo llevo a trabajar con alegría diez años mas, imaginando ahora, perspectivas aéreas y grandes cuadros para ser admirados a la distancia, redoblando  su trabajo, creatividad y esfuerzos.

  Eso fue hasta el día de hoy, que su cuerpo le hacia esta clase de preguntas anticipadas: ¿Hasta cuándo?



  Pensando en esto fue que el pequeño tractor segador siguió su camino como si no lo manejara nadie, arrasando decenas de exquisitas dalias, blancas y negras, que había encargado expresamente para lograr un efecto cromático único y llamativamente matemático similar a la tela de una araña.  Frenó justamente en el medio, y, desorientado, salio tropezando y tambaleante hacia su habitación, tal vez fuera hora de tomarse un descanso, tal vez definitivo... 

  Su nieto, que algunas veces venía a ayudarlo, por sugerencia del dueño de casa, tal vez podría con paciencia, mantener su trabajo en marcha...Él había finalizado.

  Obnubilado por la fijeza de sus pensamientos, que implicaban finalizar una vida entera sin otra perspectiva que la inutilidad y el ostracismo, no se percató de que el pequeño tractor había quedado encendido y con el motor en marcha hasta agotar el combustible, un par de horas después.

  Cada paso hacia la mansión le parecía mas pesado, cada segundo su espalda mas vencida, y comió lenta y trabajosamente sin hablar con nadie, ignorando las miradas de tristeza, apoyo y condescendencia que le ofrecían cocineras, mucamas y camareros, mayordomos, guardaespaldas, asesores y choferes, quienes sin excepción habían apreciado la prolijidad y belleza de su arte retozando unos contra otros entre prolijos bordes y canteros, excitados por afrodisíacas flores...

  Finalmente, quedó solo en la mesa, aunque nadie se atrevió a molestarlo ni apresurarlo, hubiera querido llorar, pero era demasiado fuerte para eso, aunque una única y solitaria lagrima, se estrello rebelde y estruendosamente sobre el café que no se decidía a tomar...

Mario!! Mi fiel amigo!!  Que alivio encontrarte por acá!! Por un momento pensé que te había comido la araña que te atrapó por la tarde! Me alegro que hayas podido liberarte!

  Esa inesperada declaración, elaborada en un tono tan jocoso como auténticamente preocupado, puso en perspectiva su vida entera, provocando una risa histérica que lo alivio de su completa desazón, para convertirse en el llanto que finalmente lo liberaba de todo, de todos, de su propia vida y sus ya penosas obligaciones...

  Nunca hubiera pensado que el señor de la casa fuera capaz de albergar sentimientos tan profundos de empatía, y mucho menos que se pusiera a su nivel tan humanamente, envolviéndolo en un sincero abrazo, que expresaba también, lo que sus palabras le ofrecían a sus oídos: Gracias, gracias, gracias Mario. Por tanta dedicación y trabajo, por tanta belleza, por seguir todos estos años, hasta hoy sin escuchar esto que el orgullo me impidió decir...

  No te preocupes, nadie va a descuidar tu magnífico trabajo, pero necesito un ultimo, inmenso favor... Tu nieto no está listo para seguir solo.  Si estás de acuerdo, te voy a contratar un par de años más como supervisor, para que te asegures de que sabe todo lo que tiene que saber...

  Si? Te espero con el contador en la oficina entonces, a primera hora, así formalizamos todo! Por supuesto, no era necesario contestar, el Señor mandaba hasta después de muerto, y nadie como él sabía lo que le convenía a cada uno de los empleados de su gran familia.

Firmo sin mirar, como siempre, esperando pacientemente que el Contador explicara todo, sin terminar de entender el nuevo contrato, ni imaginarse que su vida pudiera tomar otro camino... La señora había dado su autorización para ser enterrado en una de las islas de su amado jardín, al lado de su abuelo, y su mujer, eso era legal y conveniente, familiar, intimo, y lo único que deseaba.

  Mario, sabes lo que es una Tableta?

...Ehhh...!!?? No quería contestar de golpe, había una especie de trampa... pensó, pensó, pensó, y solo se le ocurrió una cosa:  Un chicle?

  La ternura con que  los dos hombres lo miraron lo hizo parecer un pajarito mojado...

  Una Tableta, Mario, es...como una computadora, pero... no ocupa lugar, se carga muy fácil, y se puede llevar a cualquier lado!

  Los miro, ahora él, con un asombro desorientado y a la vez, enternecido por el gesto, pero... jamas había tenido siquiera un teléfono, no le gustaba hablar con gente, le incomodaban las personas desconocidas, y mas si ni podía verles la cara.  Que iba a hacer con una computadora!!

 Pero el Señor escuchaba hasta sus pensamientos.  Ya estaba a su lado, poniendo el artefacto entre sus rodillas, entusiasmado.  Así se prende, y se apaga.  Mira! acá está todo el mundo! Ahora vas a ver... Vos escribís lo que mas te gusta en la vida, por ejemplo, jardines... no.  Versalles! Apretás acá, y te presenta todo lo que la maquina sabe, que es todo, todo lo que quieras, lo que te interese, lo que necesites saber...

  Una película comenzó en la pantalla, un laberinto perfectamente cuidado, verde, homogéneo...y luego la cámara avanzaba como si estuviera adentro, y aun, como si fuera un pájaro, se elevaba dejando ver su diseño y el increíble jardín que lo enmarcaba! Carraspeo como si estuviera por decir algo, pero le faltaba el aire Tomo con delicadeza la pantalla como si fuera un pichón de colibrí, temeroso de tocar algo que detuviera la película...

  Minutos después, al darse cuenta que la charla había terminado, levantó la cabeza, y se dispuso a volver a sus habitaciones, un hermoso y solitario chalet rodeado de casuarinas, donde habían criado a sus hijos, hasta verlos crecer y volar...

  Esperá! Con esto, conectado acá, lo enchufas hasta que esas lucecitas se pongan verdes, ahí la podes desenchufar y llevarla adonde vos quieras, así no te aburrís...Martincito, te puede explicar, seguramente, cualquier cosa que no entiendas! Okey!!??

  No supo que contestar, así que solo asintió: Okey.  Caminó lentamente con su tesoro hasta llegar y ponerlo sobre la mesa.  Apretó el botón.  Suspiró recordando a su abuelo, que le había contado de la existencia de algo parecido...enchufó el aparato a la red eléctrica... Después de cincuenta años, volvió a perderse un amanecer, lo que no le pasaba desde su luna de miel, y ni siquiera se dio cuenta que había salido el sol, hasta que despertó con los golpes en la puerta...

  Eh abuelo, te dormiste o estas muerto?  Jajaja!!

 No podía dejar de reírse del buen humor de su nieto, así que le abrió la puerta en calzoncillos para tranquilizarlo, con su lampiña piel tiritando por el frío matinal que entraba por la puerta.  

  Eh Abuelo, te modernizaste!! Ya tenes Mail? Vas a buscar novia? Lo chicaneó gentilmente mientras se adueñaba de la tableta...Mira, acá podes ver películas eh... Volvió a sentarse interesado, nadie como su nieto podía vencer su resistencia a la tecnología...

  Ah... Jorge me encargo que te haga el homebanking, para tu jubilación, ahora que trabajo yo, no tenes que mandarle plata mas a nadie, sabes? Así salimos a buscar unas chicas...Le dijo en secreto, como si fuera posible que eso le interesara... saco un papel de su bolsillo y empezó a teclear...

  Contraseña? Esther.  Contestó sin dudas, es lo único que nunca olvidaría...

  Ay abuelo, modernizate!! A tu edad ya te tendrían que gustar los hombres!

 Bueno, mira...

  Horas después, había aprendido todo lo que sabe cualquier adolescente moderno, y el sol se ponía sin remedio... Hasta mañana!  Nadie había atendido al jardín....

  El chico era bueno.  Bueno, bueno. Lo escuchaba con una atención absoluta, y aunque su sonrisa pareciera socarrona, el sabía que era de admiración y afecto.  Trataba a las plantas con el mismo cariño y delicadeza que el, amaba la textura de la tierra, y era sumamente creativo.  Se sentía feliz de poder transmitir su legado, y de poder recibir de su parte, la respuesta a cualquier duda que aun le generara el aparato mágico que le había cambiado la vida. 

  Un día, apareció el Señor, temprano, antes que nadie, curioseando... Mario, es verdad que compraste acciones? Y de que empresa??

  Nada se le escapaba.  Seguramente Martincito le había contado su último logro: había metido al viejo en el mundo de las finanzas, abriendo una cuenta en una aplicación, donde lo único que se le ocurrió fue lo único que conocía y confiaba...con un poco de vergüenza, le mostro su Portafolio!

  Pero Mario! Exclamo!! Yo me puedo fundir mañana mismo!! Hay que diversificar! 

  Mirá, acá podes ver todo lo que hay, y no te jugas las bolas a una sola empresa...ves? Todo lo que está en verde va ganando, lo que esta en rojo va perdiendo... estos dibujitos... te muestran como crecen o se achican, y así, Click!, simulo apretar un botón rojo, vendés.  Click! y  simuló apretar un botón verde, comprás.  Es como cuidar un árbol, cada tanto, te da manzanas, que son los dividendos.  Ah!! Y cada tanto, viene alguna tormenta, así que te quedás quieto y no tocas nada hasta que pase... entendés? 

  El mercado es así, a la larga siempre sube, así que mejor caminar que correr!

 Otra vuelta de tuerca... simuló estar de acuerdo con lo que estaba escuchando, asintiendo con su cabeza, y apenas salió su patrón, se puso a investigar, ya que ese tema del árbol le había dejado picando la curiosidad. 

  Escribió: Mercado. Acciones. 

  Era un tema tan complejo y fascinante como la jardinería, compró todo lo que pudo hasta quedarse sin resto, antes de darse cuenta que podía ordenar el momento exacto al precio que le parecía mejor... Siguió investigando... Otra vez, olvidó el amanecer...

Seis meses después, cuando ya su nieto había alcanzado el conocimiento y el cuidadoso compromiso necesario para seguir solo, también él, había alcanzado con la práctica constante, una prodigiosa facilidad para adquirir Valores al mejor precio disponible, y venderlos en el momento mas conveniente posible.  Los mejores inversores conocidos tenían casi todos, mas o menos su edad, como Warren Buffet, al que escuchaba atentamente, entre otros, sin dejar nunca de aprender.

  Le gustaba la primavera, cuando en su pantalla todas las luces eran verdes, y sin pensarlo, había logrado una fortuna que le alcanzaría para comprarse un terreno y una casa igual a la que estaba habitando ahora mismo, o una mansión como la que dominaba el plano verde del parque, o un yate, o una isla...o todo junto!  Pero...no solo no le interesaba, sino que se sentía incompleto, al detener el ciclo de la vida en un crecimiento constante, antinatural... 

  El año tenía cuatro estaciones...

Hizo la peor compra posible, y en su pantalla, una hoja escarlata apareció en medio de su verde árbol. Se entusiasmó llamando al otoño, hasta que llego a ocupar todo, y como un viento frio, su capital fue cayendo en una ola bajista que lo hizo pensar en un Arce Japonés, tiñéndose de rojo antes de quedar completamente desnudo.

Respiró tranquilamente, no quería ser millonario, ni comprarse una isla, ni un yate, ni una mansión llena de empleados. No quería que el poder del dinero lo atrapara en los últimos años de su vida, cuando ya no necesitaba nada. 

  Se dedicó meticulosamente a perder, durante seis meses, como su avezada experiencia se lo permitía, porque quería ver, también, el otoño y el invierno, hasta dejar en su Cartera, solo las cuarenta acciones originales...había hecho crecer el árbol hasta el cielo, y ahora lo había vuelto una pequeña y simpática plantita. Inofensiva, otra vez... 

  Se acostó conforme y meditativo, pensando en su amada Esther, que lo esperaba para abrazarlo en la pintoresca isla que el mismo había diseñado y construido en un estanque que el ocaso iluminaba con sus últimos rayos.  En medio de la noche, extendió sus brazos con una sonrisa, tal vez atravesando dimensiones desconocidas, tal vez soñando por última vez, tal vez...volviendo a casa.

Millones de semillas dispersadas por el viento, despertaban lentamente sobre la tierra...

Al siguiente día, por la tarde, la cocinera fue a averiguar por qué había faltado al almuerzo, y si iba a faltar también a cenar, o quería comer en su casa, pero nadie respondió a la puerta... fue a buscar a Martincito...

  Abuelo! Tocó a la puerta como siempre, haciendo la misma pregunta que hacía en esos casos:

Abuelo! Te dormiste o estás muerto! Abuelo!... Abuelo!!... Pero esta vez, nadie contestó.

Abrió la puerta sin llave, con extremo cuidado y lentitud, dando unos pasos hasta la ordenada cama, donde el viejo Mario, completamente previsor, se había acostado sin destenderla, completamente vestido con su mejor y único traje, zapatos, y una placida sonrisa que invitaba a confiar en el Mas Allá, con lo que fuera que esto significara... 

  Martincito se abrazo al anciano frio, mientras la cocinera salía corriendo hacia la casa...desde donde minutos después, como hormigas, comenzaban a caminar en fila el resto de los habitantes, para ver al viejo jardinero por última vez...

El sol se ponía majestuosamente sobre el arbolado horizonte...

  

 


Proyecto Once

 



  El ingeniero Mereles, fue recibiendo a todos en el gran salón, con el apretón de manos acostumbrado.  Era un gran motivador, y apenas abría la puerta, para que pase el resto del staff de esa sección oscura y secreta de la Compañía, cada uno de sus colaboradores olvidaba inmediatamente su pasado y sus intereses personales, sus familias, y cualquier lastre ético, moral o de alguna índole humana.  

  Si no fuera por el entusiasmo que les transmitía, casi una droga, se podría decir que los convertía en muñecos sin alma y sin familia, y prácticamente sin cerebro ni voluntad propia, transformados en fantasmas autómatas que pululaban de una computadora a la otra, haciendo flamear la camiseta de la empresa, sobre sus desgastados cuerpos.

  Apenas si volvían a su casa para ignorar a sus familias y mirar torvamente a sus opacos y descuidados hijos, para despreciar a sus esposas y maridos, y caminar por su propia casa como un lugar ajeno, como perros enjaulados, esperando el momento en que el reloj marcara la hora de una nueva y cotidiana pelea.  Estaban embarcados en un proyecto nuevo, hace meses, transfiriendo datos, trazando medias estadísticas, paralelizando conductas y reacciones, y ajustando estimaciones sobre el comportamiento previsto de los nuevos modelos en planificación. 

  El ritmo era frenético, y tal vez esa misma semana o la próxima, llegaran a algún resultado verificable con el que pudieran lograr la autorización para fabricar el primer prototipo.

  Era viernes: la política de la empresa no permitía al personal medio continuar su trabajo u ocupar las oficinas durante los fines de semana, lo que los dejaba a todos en un estado de ansiosa orfandad que resolvían hundiéndose aun mas en sus maquinas portátiles, mientras sus hijos caían de los toboganes o escapaban aterrorizados de pequeños perros falderos, o sus parejas encontraban fugaces minutos de amor con desconocidos, casi frente a ellos.  Si hubieran podido percibir el mundo exterior, tampoco les hubiera importado.

  Conocido como "Copo de nieve" por su frialdad y su canosa cabeza, Mereles podía caer encima de cualquiera sin previo aviso y modificar todo lo que estaba haciendo.  Su agudo y penetrante sentido práctico, lo hacía enfocarse solo en resultados, rectificando el enfoque y el abordaje de los problemas, su vida entera no estaba dedicada mas que a eso.   

  Aunque nadie se hubiera atrevido a preguntárselo, todos sabían que ni siquiera había visto nacer a la mayoría de sus hijos, y mucho menos, se le había ocurrido ocuparse de ellos o de sus madres.  Ejercía el pasatiempo de esparcir su grotesca genética primitiva, que recordaba a los posters de una humanidad antigua en formación, arracimada alrededor del fuego.

  Les había prometido resultados si se esforzaban lo suficiente, y todos trabajaban a un ritmo frenético.  De vez en cuando, alguno despegaba la cabeza de la cadena imaginaria que lo conectaba a su pantalla para mirar el reloj que marcaba el tiempo desde lo alto del salón.  Todos se preguntaban si llegarían a tiempo.  

  Pero los minutos corrieron, la mañana pasó tirando bocadillos al cesto de la basura, sin tiempo para comer, y luego las horas de la tarde...en una hora, se irían a casa decepcionados de su propia incapacidad.  

  Sorprendentemente, el ingeniero palmeó tres veces sus manos, y todo se detuvo, era una señal sagrada e instantánea, que los ponía en un estado de receptividad y atención suprema... empezó a hablar con suavidad: Antes que nada, quiero felicitarlos a todos por los sacrificios voluntarios en que han incurrido.  Se, que todos ustedes han descuidado a sus familias, postergado sus obligaciones, y sobrecargado su vida personal y hogareña de interminable trabajo... no fue en vano. 

  Hoy, despues de estos dieciocho meses, arduos, intensos, interminables, hemos llegado a los resultados esperados, que nos permitirán manufacturar, antes que la competencia, el primer autómata genérico especializado, elaborado con tanta meticulosidad descriptiva -gracias a su esfuerzo- que podría reemplazar a una persona en todas y cada una de sus actividades... (y lo repitió, observándolos uno por uno: "...en todas y cada una de sus actividades") Este será un paso definitivo en el universo de la Inteligencia Artificial, donde todo lo anterior quedará relegado al formato de antecedente histórico, y nuestra sección, sera recordada como la que dio vida al primer clon cibernético moderno.  

  Debo decirles que por pedido expreso de la Dirección de la compañía, el resultado final del entrecruzamiento de datos, el análisis complejo de las particularidades que permitan realizar la transferencia al plasma biológico, solo se encuentran aquí adentro:  y con una inconfundible seña, se golpeó repetidamente el costado superior de su cabeza con la punta del dedo indice de su mano derecha.  Algunos transpiraban, otros sentían crecer un nudo en su estómago, y no falto quien se tuvo que sentar nuevamente, ante la amenaza de desmayo que anunciaba el desbalance en su presión arterial.

  Absortos en la figura y las palabras de su mentor, nadie vio entrar al subrepticio enmascarado.  De repente, sin previo aviso, la oscura figura humana encapuchada, se acerco corriendo y con una afilada hacha, destrozo completamente su cabeza al grito de "Muere maldito".  Un chillido, un grito generalizado de espanto y sorpresa, fue toda la reacción al suceso. Luego, algunos segundos de silencio, mientras la figura del asesino caminaba al centro del salón, aun con el hacha en la mano.  Algunos caían al suelo sollozando desconsolados, mientras otros evacuaban sus intestinos en la misma pose congelada en que habían visto derrumbarse el esfuerzo de su vida entera.  Poco importaba si ahora empezaban a matarlos a ellos, uno por uno...

  Pudiera pensarse que luego de esta teatral introducción, no había nada mas que pudiera aumentar la sorpresa y el desconcierto, pero... el asesino comenzó a sacarse lentamente la prenda que cobijaba la parte superior de su cuerpo y su cabeza, y con ella, la mascara de payaso triste que ocultaba su rostro, emergiendo ante el auditorio, que ya fluctuaba entre el terror y la indiferencia, sin que por eso alguien atinara a mover un pelo.  "Copo de Nieve" Mereles, los miraba nuevamente.  Vivo, parado sobre el hacha con que se había dado muerte a si mismo, solo unos segundos antes.  Continuó hablando:

  El prototipo que acabo de desactivar, los ha acompañado durante los últimos catorce días, sin que ninguno de ustedes notara la diferencia.  Les prometí resultados, y están a la vista -dijo, señalando el "cadáver" que había quedado a sus espaldas- .

 Su intenso trabajo de recopilación y transferencia de datos, ha permitido no solamente crear una copia de mi persona que me reemplace a la perfección, sino que también ha erigido una base de datos optimizada de cada uno de ustedes, con la cual podría elaborarse un proyecto similar: ya no tendrían que volver a sus casas, si así lo desean.  Van a tener la oportunidad de trabajar a tiempo completo, veinticuatro horas al día, forjando el futuro de la humanidad.  

  Solamente, para demostrar su compromiso y su lealtad, van a ser sometidos a una última prueba: uno de ustedes, también es un detallado proyecto artificial, y entre todos, deberán descubrirlo y desactivarlo de la misma manera.  Si se equivocan, habrán asesinado a una persona y a un valioso colaborador, y serán despedidos, quedando en libertad de enfocar sus esfuerzos en cualquier otra compañía de segunda linea, que este intentando llegar a estos productos, con miles de años de retraso... -y por primera vez, los hizo testigos de su torva y desconocida sonrisa-  Solo uno de ustedes, sin embargo, probará el resultado de su esfuerzo de investigación colectivo.  Tienen una hora.

 Luego continuó:

Quien fue el último en llegar? Su reprimenda consistirá en ejecutar la orden que todos ustedes le darán, al llegar a la conclusión del ejercicio. 

  Una mano se levantó temerosa y tímidamente, adelantándose a recoger el hacha, que el ingeniero había levantado en el aire.  

 El ritmo frenético recomenzó instantáneamente, buscando ahora los mas pequeños desfasajes que permitieran desenmascarar al autómata. Increíblemente, empezaron a hablar e intercambiar pareceres entre ellos, cosa completamente inusual, ademas de incómoda, dado que la naturaleza de su trabajo los absorbía en su propio segmento de manipulación de datos sin apenas registrar las caras de sus colegas.  No se dieron cuenta de que el ingeniero abandonaba lentamente el salón, cerrando la puerta, para cruzarse en el pasillo con el equipo de exterminio, que despejaría el riesgo de filtración tecnológica, procediendo a su eliminación total. 

  Solo pudo imaginarse el ruido de los disparos mientras ingresaba a la nueva sala de trabajo, donde cuarenta y ocho replicas exactas del personal de su equipo, levantaron la cabeza de las pantallas de sus computadoras para prestarle la mas absoluta atención.  

  Solo dijo once palabras más antes de volver a salir:  Muchachos, muchachas...esto es todo por hoy, buen fin de semana!


















15 septiembre

Justicia?: Hágalo Usted Mismo

 



  El Sistema de Justicia, Civil, Comercial, o Familiar, pero sobre todo, el Sistema de Justicia Penal, es una cloaca absoluta.  Lo se de primera mano.  Es un mercado de baratijas donde los conceptos de culpabilidad o inocencia son palabras absurdas e intrascendentes que ni siquiera son tomadas en cuenta.  Jamas.

  Hay una jauría de hombres de trajes oscuros y zapatos bien lustrados, que ríen a carcajadas puertas adentro, mientras usan a los medios para mostrar al mundo sus caras serias y preocupadas.  La tortura y la muerte, la violación de niños o la venta de personas, el abuso de poder, los cuerpos en pedazos, la esclavitud laboral y el fraude, son parte integral y permanente de su contexto, así que no hay un día en que eso no les cause gracia. 

  Sonríen, conformes, ante el mas cruel asesinato -que al resto de la población deja sumidos en el espanto-.  A ellos, solamente les produce dinero.

  Un buen abogado se caracteriza por negociar, y sacar provecho, entregando a sus clientes si conviene(y casi siempre conviene), sepultando a las victimas, y descartando miles de causas que no le ofrecen rédito, con el simple método del azar: Culpable-Inocente, un concepto doblemente intercambiable, que puede ser decidido por el vuelo de una mosca, un dardo en la pared, un compromiso deportivo al que no pueden faltar... 

  Sin embargo, cada abogado en tribunales tiene su Staff de protegidos, con los que despliega toda su buena voluntad, en una permanente negociación-intercambio entre fiscales y defensores, todos los cuales trabajan para liberar a sus muchachos de culpa y cargo(no importa lo que hayan hecho) o mas generalmente( y eso si, por obligación), a los instrumentos humanos con que los peces gordos del poder político y económico local, barren con todo lo que se interponga en su camino.

  La carrera de las ratas los obliga a eso... El pedestal en que los hacen creer que están parados los endulza instantáneamente, haciendo que intenten llevar las apariencias al extremo, generando un estilo de vida que no pueden sostener, se embarcan en créditos bancarios o prestamos fraudulentos, y tampoco les alcanza.  Entonces que pasa?

  Que su trabajo les da la posibilidad de obtener la tan necesaria cocaína que los mantiene despiertos ante una pila siempre creciente de papeles, con el sencillo trámite de cobijar y dejar hacer a un pequeño narcotraficante que no cambia las reglas de la ciudad.  No por eso, dejan de tomarse su labor como una cruzada personal, hundiendo en la oscuridad a quienes no tienen el tono de voz o las maneras que suponen adecuadas.

  Que un delincuente amenace, mate y robe a sus vecinos, que hunda en la desolación cotidiana y la desesperanza a un barrio entero, no es su problema, no afecta a su familia, a la alegría de sus propios hijos.  

  Que hay noches sin dormir?  Valen la pena!! Un día acceden a precio de ganga a un terreno o una casa en los suburbios donde empezar a construir su supuesto imperio.  Un día se convierten en empresarios o terratenientes, porque pueden agachar su altiva testa ante un narcotraficante repleto de dinero, y recibir un pago acorde a su sumisa dedicación.  Están fritos, ya no habrá vuelta atrás.

  Porque el humo se les sube a la cabeza... no dejan de creerse sus propias fantasías de grandiosidad!!

  No dejan de escaparse de una realidad que los señala y los condena, evitando pensar que quienes los rodean los ven ahora como una amenaza, una deshonra, y un peligro para cualquier persona honesta.  Ahora al sinfín de cuentas que no dejan de bicicletear se suma la del psicólogo, que por supuesto, cobra muy bien por exponerse a esto...

  En fin... que en las calles mueren todos los días aguerridas mujeres y hombres que intentan reparar los baches de la omnipotencia del poder, que cosen con sus propias tripas, día a día, las deshilachadas roturas del tejido social.  Y no logran nada, o casi nada, ya que una sola persona rescatada de las fauces de la maquina es un ser humano, infinito, y vale la pena jugarse la vida y el tiempo hasta donde se pueda, hasta donde la cabeza aguante...

  Y esa es la posibilidad de remediación que existe, aunque sigan plantando fachadas de instituciones oficiales y gubernamentales teóricamente destinadas a proteger a pobres e indefensos, a menores y mujeres, a enfermos y adictos, a victimas del espanto, el hambre y la violencia

  El hecho, fácilmente previsible, es que cada día una persona más se convence de que la única justicia a la que puede acceder, la única posibilidad de justicia real y efectiva, es la que pueda obtener por si misma.  Y es lo que hace mas tarde.  

  Lo terrible de esta situación, ya que sus consecuencias demuestran que con recursos y conocimientos mínimos, se pueden obtener soluciones absolutamente prácticas, es que todo se profundiza, convirtiendo a los tribunales -en el imaginario público- en circos grotescos donde siempre entra un payaso mas, y a los jueces y abogados, en una escoria sin alma que también debería ser alcanzada por el castigo que un ciudadano cualquiera pudiera decidir descargar.

  Y eso nos pone, por supuesto, al borde, en la antesala de la guerra.  Porque de la justicia por mano propia se pasa rápidamente a los justicieros a sueldo, y a un sistema de castigos paralelo, a un mercado negro de la administración de justicia, que no por ser efectivo y eficiente, deja de correr el riesgo de volverse arbitrario, incoherente, desalmado, cruel.  

 Pero eso no importa.  La resaca de este río de sangre llegará nuevamente a las orillas de los tribunales locales, donde nuevas oportunidades de ganancia y poder serán distribuidas entre otra camada de jóvenes universitarios puestos a dedo por el dinero o los contactos de papá.  Para el poder, para las élites y sus eventuales tropiezos, quedarán nuevamente libres, capitalizada así su experiencia, los mejores y mas dedicados abogados.

  Si quiere justicia...










08 septiembre

Leer por Leer


  

Había vuelto a leer después de muchos años, la biblioteca pública le recordaba un poco a la de la casa  de su abuela, donde había consumido todos los géneros en que se clasificaba la literatura: clásicos y ciencia ficción, economía y bélicos, policiales y filosofía, ensayos y misterio, historia, y política, y así por el estilo.      

  Leía sin ninguna restricción, sin orden, sin guías que lo ayudaran a diferenciar completamente lo real de lo imaginario, eligiendo simplemente un libro por el color o la rugosidad, el arte de la tapa, el aspecto de antiguo o alguna foto que se pareciera a algo que hubiera visto ese día, como un barco o el perfil de una ciudad. 

  La ventaja de ser prescindible, de quedar afuera de la dedicación que sus padres gastaban completamente en sus hermanos, le permitía escapar al espacio y al tiempo, encerrado en algún viejo armario, en la horqueta de algún altísimo árbol inaccesible, o en una cornisa oculta en un ángulo de la terraza.

  Tampoco necesitaba permisos, el arte de escapar del encierro también le había enseñado a atravesar puertas y paredes por otros caminos, subiendo techos para descolgarse por ventiluces o recovecos, no necesitaba que nadie supiera que había  estado o dejado de estar, para empezar a poner restricciones y horarios, prohibiciones, cerrojos, castigos...    

  De cualquier manera, cualquier cosa era menos peligrosa y más útil que estar expuesto a la violencia de su familia, que día a día diseñaba su vida como si fuera un fusible que se podía quemar ante la mínima amenaza de crisis, para descargar el estrés y el odio, para salvar la salud mental de los demás.

  No importa de quién fuera la falta, su función era ser culpable de todo, para que no se llenaran de arena los engranajes de la convivencia, ya que sus hermanos predestinados a triunfar en el deporte, la medicina o las relaciones sociales, o sus padres, que no encontraban la forma de resolver el sinsentido de sus humillantes trabajos, o su no pocas veces tumultuosa relación.  

  Tal vez replicando sus propias historias familiares, simplemente se daban el mutuo permiso de descargar el castigo por lo que sea, sin más justificación que las palabras o la misma agresividad creadora de conceptos, ya que el hecho mismo de la exasperación que generaba su existencia injustificable comprobaba que los golpes y los castigos (que siempre se relacionaban con quitarle a él para darle a otro o castigarlo a él para disculpar a otro) eran el único modo, el único camino para intentar obligarlo a una obediencia imposible y absurda, que consistiera en someterse sin queja a todo capricho y a toda imposición. 

Nunca jamás lo haría! La muerte, era mejor...

  Entre tempranas fantasías de suicidio y venganza cumplió ocho años sin pena ni gloria, y como era habitual, sin derechos ni propiedades que pudiera defender, ni siquiera su cuerpo, ya que, aunque terminara con un ojo negro, o con dedos o la nariz quebrada a patadas por su hermano mayor, resultaba nuevamente castigado por generar complicaciones, producto de no saber cumplir con eficacia su involuntario papel de sparring ante las prácticas diarias de artes marciales. 

  Una tarde atravesó la ciudad entera, barrio tras barrio hasta llegar a la ruta: en su mente de niño, el objetivo era llegar a Buenos Aires, que en las noticias parecía una ciudad tan grande y compleja que podría lograr perderse para siempre sin que su familia lo encontrara, nunca más. Nunca...jamás

  Cualquier cosa que pudiera pasarle no sería peor que su cotidianidad, aunque, sin embargo, podría tener un milímetro de esperanza, de resolver las cosas a su favor, de encontrar gente que no fuera mala y perversa, trabajar, pedir, robar, dormir en un árbol o en el inaccesible hueco de un  puente, intentar vivir o morir defendiendo su vida sin el peso de una autoridad absoluta e inapelable que justificara cualquier abuso contra él, y tal vez generar un sentido propio para su propia existencia.

 Sin embargo, la aplastante realidad también estaba en su contra: pasaron decenas, cientos, miles de autos, camionetas y camiones sin que nadie lo llevara, aunque a veces lo miraban otros niños, pegados a las ventanillas, o los conductores al pasar expresaran con un rápido gesto, emociones que fluctuaban entre el desprecio y la desaprobación, la furia, la tristeza o la lástima. 

  Aunque no hubiera ningún juicio de los demás que fuera más fuerte que su resolución, un par de horas después de la caída del sol se dio cuenta de que no iba a lograr de noche lo que no había podido durante el día.  Además, sus brazos completamente acalambrados de hacer dedo y sus piernas adoloridas, agarrotadas de permanecer parado tantas horas no le auguraban más que dormir al costado de la ruta para ser cazado nuevamente como un animal.  

  Estaba muy cerca de la ciudad y muy lejos de su meta, comió las últimas galletitas, y en su lugar guardó algunas piedras grandes. Se cerró bien contra el cuello la campera, la noche estaba poniéndose fresca y todavía tenía que pasar por el Puente Neblinoso, largo y angosto, sin lugar para caminar, sintiendo el viento de los autos esquivándolo justo a tiempo, y después los suburbios oscuros y salvajes donde podría necesitar correr o defenderse antes de llegar a las cuadras tranquilas del centro de la ciudad, que también atravesaría para retornar a su casa.  

 No había margen para la decepción o para aparentar debilidades, solo aprendizaje, solo sobrevivir al trayecto para hacerlo mejor la próxima vez.  Entró a su casa sigilosamente por el  techo, caminando por los muros, cuidándose de no pisar ninguna chapa floja que lo delatara, bajó descolgándose por un árbol del fondo para entrar por la galería, por las dudas de que alguien lo viera o hubiera notado su ausencia, como si no estuviera más que cumpliendo su rutina de no existir, aislándose de todo. 

  Entró a la pieza y se acostó en su cama, ya nadie podría comprobar nada, recién ahí, se dio el permiso de derramar silenciosamente sus lagrimas de impotencia y rabia, nacidas de la imposibilidad de comprender un mundo que lo había visto nacer solo  para convertirlo en esclavo.  

  Las gotas saladas y calientes corrían por su cara hasta empapar la almohada, envuelto en un caparazón hecho de sábanas y frazadas con que inútilmente intentaba protegerse de la impunidad oscura de la noche.

Todavía faltaba lo peor. El abuso sistemático, permitido y reglamentario, del que se había protegido borrando años enteros de su memoria.  (Hubiera preferido no recordar jamás, seguir ajeno a su propia historia, pero todo estalló como una burbuja un día cualquiera, poniendo incluso en perspectiva la instantánea y misteriosa muerte de su padre... la inexplicablemente cercana, extraña y permisiva relación de su madre con su hermano mayor.  Nada era casualidad.)

  No entendía por que todos le pegaban, por qué permitían que le hagan cualquier cosa, por que su mamá lo odiaba de esa manera tan permanente y violenta, por que se reían de cada mala jugada que le hicieran sus hermanos en vez de defenderlo.

  Una vez había tenido un autito, por dos días.  Lo había escondido  y jugaba cuando estaba solo, pero se lo olvidó en su cama al despertar, y cuando volvió del  baño estaba roto, aplastado y en pedacitos, como todo lo demás, cómo cualquier cosa que fuera suya.

  En esos momentos imaginaba venganzas violentas donde le hacia pagar a todos su odio.  Le resultaba gratificante imaginarlos fijados con grandes clavos a las paredes de la casa, o cortándolos en tiras, hasta que le rogaran un perdón que no les daría jamas.  

  Pero aunque no pudiera llevar a cabo sus oscuras fantasías de venganza, no transformaba ese flujo de violencia en autoagresión, le parecía absurdo, sumarse a algo que tenia ya demasiados participantes! Aunque si: también pensaba en matarse, solo por el hecho de comprobar desde el cielo si realmente le importaba a alguien, y ver como se arrepentían demasiado tarde. 

 Claro, el cielo no existía, ni el ángel de la guardia...  Ni dios!  Era evidente!!  Como podían creer en cosas tan ridículas?  Por  suerte sí existía la calle, tan real,  a  la que podía volver después de la obligatoria escuela, donde podía estar en  pie de igualdad con cualquiera.  La calle era el lugar donde una humillación podía ser devuelta, donde era posible responder a una agresión o evitarla  a tiempo, donde podía experimentar facetas inexistentes en su  hogar, como el afecto, el respeto, la alegría o el compañerismo.  

  En las largas tardes de verano, era  un proyecto en  si mismo, caminar cuadra tras cuadra,  con otros niños, que  llevaban existencias tan devastadas como la suya, ejercitar la libertad, sin mas, sin nada menos.

  No había necesidad  de explicar nada, ni  reclamos, ni descuidos, ni límites en la ciudad: el puerto y el anchísimo río, los grandes arenales, la aventura de atravesar barrios desconocidos de casitas de madera, el peligro, la adrenalina.  

  Cualquier castigo posterior correspondiente a su espontánea desaparición o demora, era soportado con una estoica sonrisa que-por supuesto- sólo hacía redoblar los golpes y las cachetadas, los cintazos, regalados a su cuerpo en formación, cada vez más endurecido.  Cada vez mas indiferente.

 Por más que gastara su cabeza pensando, no entendía jamás la razón del enojo.  Si claramente era un problema y un estorbo, una maldición que había que soportar!! Entonces?? No tenía lógica...o si: Extrañaban golpearlo. Verlo sufrir.

  Se apasionó por los novelistas, a través de títulos tan detallantes como "El simple arte de matar" o "El asesinato como una de las bellas artes".  Descubrió a Ágata Christie! Fue tan maravilloso como desmotivador a la vez: al parecer, todos tenían una razón para vivir, y matar siempre estaba mal.  Pero además, el más perfecto asesino tenía su contraparte: otra aguda mente que solo se entregaba a la lógica. Un sabueso implacable que podía descubrirlo todo, y desenmascararlo con amargas consecuencias.  

   Pero ahora, mas de cuarenta años después, había vuelto a leer, a recuperar la dolorosa memoria olvidada de sus primeros años de vida.  Aún más, se había integrado a un taller, un grupo de lectura semanal, donde escuchaba y leía en voz alta.  Donde no era el más raro ni retraído, ni desconfiado, ni solitario.  

  La adrenalina empezó a burbujear en sus venas, erizando su piel: iba lentamente obteniendo la confianza de personas invisibles que nadie extrañaría.  Como diapositivas, empezó a recorrer en su cabeza, nuevamente, sus deseos asesinos de niño, sus ansias de matar. Su necesidad biológica de exterminio.

  Le costaba respirar para leer su parte, le costaba fingir escuchar cualquier cosa que leyeran o dijeran, al mismo tiempo que miraba los pliegues de la piel de sus compañeros y compañeras de lectura, los poros brillantes de luz y vida que podría apagar para siempre, sus sonrisas orgullosas o falsamente modestas(que podría congelar en una mueca final) al ser envueltos por el riguroso aplauso que ponía el broche a cada lectura o creación propia.  Su conciencia del peligro se agudizaba, y nunca acudía a la biblioteca sin ensayar frente al pequeño espejo, caras de reflexiva atención, hipnótico dramatismo, aprobación enfatizante, franca y abierta admiración...

  Percibía claramente que los demás no eran como él, sino seres frágiles y débiles que se sostenían apenas por el consentimiento ajeno, que necesitaban sentirse valorados y aprobados, apreciados, queridos... Solo él no necesitaba nada, nada de nadie, nada ni nadie. Para vivir siete días mas, hasta la próxima reunión, le alcanzaría con respirar, y tal vez un vaso de agua. Para sentirse vivo no requería del resto de la humanidad. 

Finalmente, la familiaridad, el gesto, el orgullo con que compartían sus pequeñas producciones le dio una maravillosa idea. Ya que solo leía convenientes textos ajenos, inocentes ideas de personas ingenuas que pretendían tener alguna posibilidad de cambiar el mundo, en un día luminoso germinó en su afiebrada mente una pequeña posibilidad.  Su trabajo en el Jardín Botánico Municipal, le daba la ventaja( supuesta) de acceder a intachables frutos orgánicos, cuidados por su misma mano, libres de polvo de carreteras y esmog, de narcotizantes agroquímicos, de descuidadas y sucias manos de verduleros desprolijos y  mal hablados...

  Pero eso no era todo, con esos frutos maravillosos, que lentamente incluía en la conversación, casi a regañadientes, con esos mágicos productos impolutos de la tierra que iba presentando poco a poco como si fueran un misterioso tesoro, elaboraba dulces inigualables que no podía compartir por su escasez y su inimaginable sabor que prefería, merecidamente, disfrutar antes que nadie. En solo dos meses de vagas insinuaciones, logró que lo convencieran de compartir algo, entre todos, aunque sea poco, ya que se veía en las caras la decepción anticipada producto de la desvalorización personal que emanaría de la persistencia de su negativa.

  Pasó por una oculta y alejada verdulería de los suburbios y eligió personalmente los mejores seis limones, luego los lavó cuidadosamente con agua mineral en un balde bien limpio. Investigando, se detuvo ante la variedad de recetas que la especie humana había coleccionado para llegar al mismo producto pero...Decisión!!  No podía tener dudas en ningún momento del camino, o podría tropezar.  Las cosas deberían hacerse con la suficiente confianza, dedicación y esmero en cada paso y cada sección de su plan.

  Una jocosidad desconocida, una alegría extraña e incómoda fue el broche de la primera noche en la cual, con un completo éxito, presento su Licor Casero de Limón.  Emociones ocultas, anécdotas desconocidas y picantes, familiaridades inesperadas, confesiones espontaneas... El alcohol finamente elaborado tuvo efectos tan profundamente superadores de sus expectativas, que en la siguiente reunión fue de común y tácito acuerdo, que si hubiera una próxima vez, debería presentarles, en cambio, alguno de sus afamados dulces.

  Una nota de tristeza empaño momentáneamente su imaginación: la chica tímida, que se había sentido tan incómoda como él con tanta risotada y camaradería, tal vez no merecía morir, tal vez sentiría verdadera pena al verla dar las ultimas cucharadas en camino hacia su propia muerte invisible, inexorable y lenta. Pero no podía salvarla, o caería en las garras del favoritismo y la selectividad, en la humana emoción que destruiría su perfecto plan.

  El anzuelo había sido mordido, mas que mordido, engullido y tragado hasta el estómago, ya no era adrenalina lo que lo atravesaba, sino un viejo deseo reprimido y antiguo, a punto de volverse realidad.  Para no levantar sospechas, dejó pasar una semana, y prometió sorprenderlos con algo delicioso como el cielo.  Todos los pasos estaban siendo cuidadosamente dados: hace meses que juntaba semillas de esa planta, gota a gota había logrado acumular la esencia venenosa y mortal, que solo vería la luz de los ojos del público por una ultima vez, como si fuera la eyaculación de un moribundo.  

Recorría las góndolas de los supermercados, exigía mas calidad a los verduleros, palpaba, tocaba, apretaba, pero no había una fruta lo suficientemente buena y perfecta para convertirse en un sagrado instrumento de muerte, para ser usada en su maquiavélico plan.  Se iba desmoralizando con el correr de las horas y de los días, de la cuenta regresiva que seguía corriendo, ya que luego de la decepción, si no hacía su entrada triunfal con un frasco en la mano, le resultaría muy difícil volver a crear la confianza nuevamente.

 Cabizbajo volvía a su casa una noche, caminando, cuando su nariz fue atrapada por un suave aroma, sin embargo incisivo, penetrante y dulzón.  Comenzó a mirar curioso e inquisitivo a su alrededor, hasta encontrarse con un árbol de mamón que jamas había visto, emergiendo su lampiño tronco entre el furioso amarillo y negro de la fruta madura y caída, machucada, imperfecta...sin embargo.  Un hilo de baba se deslizo descuidadamente por la comisura de su boca abierta, al ver en las alturas la mas perfecta fruta que hubiera podido soñar.  Engañaría y robaría si fuera necesario, había llegado al fin de sus tribulaciones justo a tiempo, el universo cómplice, había depositado la solución en su camino.

Ya no era él y sus pequeñas, egoístas y humanas intenciones, era el destino el que con un guiño cómplice, lo erigía sin dejar ninguna duda, como un ángel exterminador.

Pergeñando planes y horarios para escalar y apropiarse furtivamente de su merecida materia prima, se encontró con un desprolijo cartel clavado a la puerta con chinches, escrito y remarcado con birome azul en una hoja de carpeta: "Se Vende Mamón". Casi al borde de las lágrimas, palmeó las manos al no encontrar un timbre, haciendo aparecer, como un mago, a una pequeña y simpática viejecita que lo miraba curiosamente.

  Ante su requerimiento, volvió con una bolsa de frutas hermosamente pigmentadas de amarillo fuerte, fragosamente aromáticas, deliciosamente invitadoras.  Decidió que se merecía probar un dulce hecho con esa maravilla de la naturaleza, y le pidió otra, que la anciana le quiso regalar pero pagó, ya que no podía mezclar ninguna intención amable con sus mortales designios.  Caminando la distancia que lo separaba de su casa, llegó a preguntarse: ¿Es esto la felicidad? 

 Como un flash, recordó viejas caminatas atravesando cuadra a cuadra la ciudad. 

  Tras veinticuatro horas sin dormir, finalizó su tarea, llenando dos hermosos frascos exactamente iguales, que sin embargo sabía distintos.  Solo el poseía el secreto, por ser el mensajero de la muerte eterna e inapelable. Durmió diez horas seguidas y se despertó justo a tiempo para darse un baño y afeitarse, y vestirse con la misma apariencia de cada semana, cuidadosamente inalterada.

  Como un Déja Vu, exactamente como lo había imaginado, ingreso al salón con un frasco: Dulce de Mamón! Les garantizo que no van a volver a probar algo así en su vida!  Las babeantes sonrisas parecían escaparse directamente desde su mente calculadora y perfecta.

  Descargó el contenido del frasco en un pequeño recipiente plástico, y repartió las cucharitas descartables para todos y todas...(luego podría incinerar cualquier elemento probatorio).

  El primer comentario fue de Graciela, una señora mayor, que insistía sádica y sistemáticamente en infligir un castigo colectivo a través de sus poesías: "Ay, esto está riquísimo!! En una rodajita de pan quedaría mortal!"

   Nunca le alcanzaba a la puta! Por suerte iba a ser la última vez que la escuchaba quejarse!

  Pero casi instantáneamente, Norma dijo: "A mi me quedaron unos bizcochitos..." dijo, y los saco de su cartera... iba a ser su última obra (Norma editaba sus propios libros, orgullosamente, aunque no tenía idea de que se trataban, ya que siempre la había escuchado con una sonrisa de orgullo, y aplaudido luego apasionadamente, pero sin dejar de detener su mente imaginando choques de trenes o cosas por el estilo, mas agradables, que evitaran que la contaminación sonora se transformara en un virus mortal en su cerebro.

  Con una excusa impecable, se retiro antes de tiempo, sin leer su parte...(Por lo menos de eso quería salvarse hoy) recogiendo todo lo usado en una bolsa que tiraría al contenedor de la esquina (supuestamente, pero no iba a correr el menor riesgo, solo ahora, iba a comprobar el real efecto de su veneno...Podría ser rápido!)

  Quería comer la porción de dulce delicioso e inofensivo, mientras los demás morían asesinados por la otra venenosa mitad.  Se asombró de ser tan despiadado y maquiavélico.  La chica tímida, que alguna vez, quizá, había dicho su nombre, había sonreído.  Eso lo dejó conforme del todo.  Le parecía inmoral y antideportivo matar a gente triste, que podía sufrir por si misma.

  Disfrutó su asesinato múltiple, mientras comía su deliciosa producción.  Un retortijón en su estomago, seguramente producto de los nervios, no le impidió terminar el frasco entero, lentamente, disfrutando cada cucharada.  Le empezó a doler la panza...

  Casi tropezando, entró corriendo al baño mientras hacia volar el botón del pantalón y le arrancaba el cierre, alcanzó a embocar el inodoro, casi, casi, casi justo a tiempo pero la insostenible presión que vencía su esfínter anal, hizo que causara un desastre en el piso del baño...igualmente, solo podía aliviarse...descargar...aunque tuviera que tirar las tripas para afuera...

  Esa fue una tarde memorable para todos, incluso para él, que no pudo despegarse del inodoro.

  A la mañana siguiente se despertó mejor, mucho mejor, acalambrado y duro, frío, sentado en el trono repleto de mierda, como un rey.  También, estaba feliz, aunque se hubiera equivocado de frasco, lo peor hubiera sido que pasara al revés. Debería etiquetar todo cuidadosamente la próxima vez, y ademas, averiguar que había fallado dejándolo, afortunadamente, vivo.  

  Habría sido la dosis, insuficiente? Tal vez algún compuesto químico de la fruta era antagonista del poderoso veneno? Antídoto???  Muy gracioso sin dudas, pero nefasto.  

  Se desternilló de risa imaginando el personal de la biblioteca intentando auxiliar a las viejas, mientras todos caían resbalando...

  Cuidadosamente, pensando en su propio resbalón, hizo los ocho pasos enfundado en sus pegoteadas medias hasta la cocina y agarro el elegante cuaderno del aparador.  Se decidió a comenzar algo largamente meditado y preparado.  Escribió en la primera hoja:

  Diario de un Asesino Múltiple.

  Su letra era orgullosa y ondulante.

  "Ayer fue un día grandioso, aunque finalmente, solo resultó una prueba..."

  Sus dedos se deslizaban sobre el papel como hormigas frenéticas, y antes que se llenara el balde con el que empezaría a limpiar todo, había escrito una poesía.  La leería el próximo jueves: ahora era su momento de devolverles el castigo  a sus propios oídos!!

  Se le ocurrió un plan perfecto! Empezó a anotar todo, detalle por detalle.  Esta vez, no volvería a cometer errores...

 








03 septiembre

Libertad o Muerte??

 



Libertad o muerte.  Que elección tan fácil!   

    

  Antes, en los tiempos de antes, donde la libertad o la falta de ella eran espacios muy bien delimitados, cada persona sabía lo que estaba perdiendo o ganando.   


  La muerte era una elección lógica y aceptable, ya que vivir para volverse un objeto, un bien anotado en el cuaderno de otra persona, ni siquiera podía considerarse como "estar vivo". 

Pero...Ay... Ahora!  La muerte? Morir por una libertad tan trabajosa...tan indefinible?  La libertad en el mundo actual ni siquiera tiene un espacio donde desplegarse.  Para que?? Como si alguien quisiera empezar a "ser libre". 

La esclavitud moderna, en cambio, nos llena de mimos, de pequeños placeres para los que fuimos -podría decirse- adiestrados.  Y es en esta comodidad de autocomplacernos en dosis calculadas donde podemos vegetar hasta el fin de los tiempos.  O de nuestro tiempo.  Nuestra vida.  

  Porque, claro, es "nuestra vida" como si hubiéramos nacido voluntariamente. Como si hubiéramos elegido nacer.  Realmente, a la vista de la vida que llevamos hoy: antes que tomarnos tanto trabajo, hubiéramos preferido que nazca otro!!

Entonces sonreímos ante las bestias, que se nos vienen encima con la mayor ferocidad disponible: una horda competitiva y dinámica compuesta por banqueros y políticos, narcotraficantes y prestamistas, mentores, guías espirituales, influencers y traders.  

  Todos ellos están dispuestos a esclavizarnos para siempre, y por lo general, lo logran con nuestra absoluta colaboración: el ladrón y su víctima se encuentran mirando la misma vidriera, tanto como el jefe y el empleado se reconocen en la misma ventanilla de pago o en el bunker del vendedor de drogas. 

  Claro, el lugar común es el supermercado, que ofrece una variedad de productos para todos los escalones sociales, convirtiéndose en un espacio de demostración pública de estatus. 

  Un observador ingenuo o distraído, podría pensar que aquellos que están en riesgo cierto y real de perderla, de ser enjaulados, valoran, entonces, la libertad!

 Y otra vez, la respuesta es la misma: eso era antes.

 Un tipo que asesinaba a otro, no se quedaba a esperar el juicio, ni la policía,  ni dilapidaba su vida y el bienestar de su familia alimentando a funestos y corruptos abogados (por estadística y por definición, casi el cien por ciento son corruptos, inoperantes, y funestos) sino que simplemente escapaba, se iba de la ciudad o el país, y permanecía libre aunque lo perdiera todo.  

  Ahora los asesinos son capturados en su casa, porque no pueden perderse el guiso de mamá.  Incapaces de peinarse o atarse los cordones solos, de abotonarse la camisa sin fallar, aprenden sin embargo a manejar un arma de fuego, o a clavar un cuchillo por la espalda.

  Ahora pueden comer gratis y dormir bajo techo, y esperar la pastafrola de mamá, que siempre vuelve al Penal a visitar a su pollito, y solo a veces se pregunta qué hizo mal. 



  Todo señora. Todo!!

  Todo hiciste mal. Tenias que patear al pajarito del nido!  Y que se haga cargo de su vida, de las consecuencias de sus actos!  Pero no. 

  No alcanza con tenderle la cama al beboncho y darle de comer, no alcanza con criarle a los hijos y mantenerle a la mujer.  

  Hay que protegerlo de la furia de los vecinos escondiéndolo para que no lo fajen, hay que cojerse a catorce policías para que lo dejen trabajar tranquilo. 

  Hay que ahorrar y sacrificarse por anticipado para pagar abogados, fiscales y jueces.  Hay que vender drogas y prostituir a las hermanas para poder seguir adelante.

  Y hay que mantenerlo gordito y feliz en la prisión, invirtiendo en su protección para que no se lo maten.  La culpa es toda suya. Usted merece ser exterminada.  Usted también. 

  En un mundo que necesita urgentemente cambios y mejores ejemplos, pone en marcha una fabrica de idiotas y esclavos, y sale a desplegar su sonrisa para que su ejemplo parezca real, para que sus vecinas la envidien y salgan corriendo a comprar las ultimas zapatillas para su bebé(de 20, 25, 35 años). 

 Pero cuando vuelve no lo encuentran! Y Tampoco encuentran el ventilador, o el televisor, que el animalito vendió alegremente para comprar drogas... Están convirtiendo a la raza humana en un despojo inútil. Quien podría oponerse a la guerra? Quien podría estar en contra de cualquier cosa que reduzca la población a la mitad, o a la décima parte?

  En las clases altas no es muy distinto, donde mamucha sonríe orgullosa de su "hombre" que todas las semanas aparece con una chica nueva, atraída con el solo poder del dinero, ya que no tiene ningún valor demostrable como ser humano.  Con estas prostitutas de lujo se evita que viole a alguna sirvienta con sus amigos, que descargue sus instintos quemando vivo a un indigente, que... que caro sale, educar al ciudadano modelo!!

 Cuando esté en edad de formar familia, como una aplicada Celestina encontrará una chica buena y conveniente y arreglará un matrimonio ficticio que produzca fotos y vacaciones, herederos, y aprobación social.

  Pero que oneroso es, comprar la camioneta nueva otra vez para que la vuelva a chocar, pagar las cuotas del mejor colegio privado donde lo aguanten a cambio de una cuota, y después la universidad por años para disimular que el puesto en tribunales o la administración lo esperaba, sin que se pongan a estudiar... 

  Y bueno, venga pichoncito, que mami paga la cocaína, todavía puede arruinar los negocios de papá!  Por suerte papá es inteligente y lo distrae con un par de emprendimientos desastrosos mientras enajena sus negocios, luego lo hará parte de algo que no entiende para que lo arruine lentamente.

  Es su hijo, su derecho.  

  No señor, su derecho era matarlo a tiempo.  Matarlo usted, si no pensaba educarlo, si no pensaba inculcarle valores básicos, ahogarlo en un balde, como hace con los gatos. 

  Claro, el apellido, que debe perpetuarse!  Y el nene que nació para tener el mismo nombre que el papá: La Saga...!!  El secreto orgullo de verlo tan descarriado e inútil como fue él mismo, sabiendo que en diez o quince años se encarrilará... 

  No. Eso no pasa más, el sistema ya no devuelve a sus esclavos.  Ahora solo queda llorar.  Y morir de un infarto a tiempo, con dignidad.

  Ya ni siquiera nacemos libres...






 

Identificados

  La narrativa se impone   Bah... que simplificación absurda...    La narrativa se esparce con dulzura, amablemente, como pequeñas semillas ...