07 junio

Inconcebible (Poesías)

 

 

 


Otra vez el sol

 

No hay luz más inquietante que el amanecer

Acostumbrados a bregar en la oscuridad

Alertas mientras amaga, como otras veces

Engañosa la mañana, pero solo es falsa claridad

Y nos adormecemos nuevamente, inquietos…

Hasta que se hace inevitable la salida del sol

Presentida en el brillo de las cosas

Que aparecen detrás de un velo.

 

Sin dejar de soñar

 

Paz, amor, y libertad

Y no necesito nada más

Ni encuentro la forma

De que me importen otras cosas

En este mundo restaurado

Por los neo colonizadores

Solo me hace falta un poco

De respeto, para recomenzar

A juntar los pedazos del puente roto

Por la falta de fe, tan accesible

Cuando todos los días tiran

Como un juego, hacia mi hogar

Y sin agachar la cabeza, espero

En vano, que alguien levante su voz

Que alguien ponga sus manos, a favor

De una bandera hacia la vida

Que arrastro por el piso, hoy.

 

Viento

 

-¿y a vos quien te crio? Dijo la anciana

Entre admirada y ofendida, oteando a través

De sus firmes ojos ciegos…

-a mí me crio la selva, la calle, la luna, los charcos

La tierra, el rio y el sol, las piedras y los bichos,

Los borrachos y las putas, las migas de los gorriones

Las lauchas y los ratones, los caballos y los perros

La lluvia y una ardiente curiosidad por saber

Como sería el día de mañana en otro lado…

-mmm dijo la anciana como restándole importancia

A cualquier otro signo del tiempo

Y en la mirada dura que no veía, en la dureza

Del golpe al tallar la historia ajena y propia

Se reconoció como astilla de un mismo palo

Y tercio como concediendo:

Si, en mis tiempos todo eso, también estaba.

 

Una voz

 

Como dentro de un túnel

Donde se escuchan los ruidos

Sin saber si se acercan o se alejan

Sin saber si fueron hoy ayer o mañana.

Como entre la niebla de invierno

Intentando adivinar donde corre el piso,

Corazones se agitan sin sentido

Con latires olvidados y remotos.

En un bosque cerrado de Croacia,

En plena sequia del África

A caballo de una bala colombiana

O arrastrado de los pelos en un suburbio

De la modernosa y decadente Tucson

Un grito, un reclamo de dolor, desgarrado

No por morir, ni nacer, sino por doblegar el sentido

Se abre paso por los aires, se encuentran,

Con otros millones de gritos y arrasan

Sin televisor interminables corazones

Que dependen de una razón que no se ha dicho.

Que esperan una razón que no sea la de hoy

Para seguir repartiendo abrazos, y milagros,

Para vivir haciendo garabatos en el viento

Que se esfumen, pero dejen el recuerdo…

A contraluz

 

 

Vendido, regalado, saqueado, malbaratado:

Así se ve mi barrio hoy, callejón oscuro y un silencio

Que cae lleno de presagios velados.

Hocicos de perros, espinas, piedras y en el medio

Tanto amor, tablas y ladrillos cuidan, la promesa

De un amanecer olvidado en el tiempo

En que los caballos eran libres

En que las gaviotas playeras como nube

Flotaban sobre un remanso cualquiera, y los peces

Nadaban confiados entre los tobillos del pescador.

Pero así entre este olvido y esta sangre alquilada

Un cañaveral de brazos y piernas

Viene remolineando por el bajo:

Entre las cenizas, cuando la lluvia cae

Cada rayo de sol se transforma en flor.

 

 

Un átomo de vida

 

El viento no elije, adonde van las semillas

Que atrapa al vuelo y levanta, en ráfagas

Desde la cuna tibia de la flor.

El viento no elije, el lugar mejor o peor

Donde ruedan una vez que las soltó

Desde la araña laboriosa del tiempo.

El viento no elije, una sí y otra no…

Ni sabe de preferencias, ni piedad,

Sino de correr, atravesar, dispersar.

Y en una cornisa, donde una ráfaga inquieta

Tiro a la ruleta de piedra un grano de arena vivo,

Un árbol agradece cada día su atención.

 

 

Vivimos

 

Nacemos para escapar de nuestros sueños

Como esclavos: “como esclavos”

Insertos en el zoológico moderno

Que amanece siendo cada ciudad

Mirando al suelo por los gatitos tristes

Mientras corren un cerrojo más en nuestra jaula.

Cuanto humo más tapara el sol

Antes que decidamos dejar de comer mierda

Cuanta sangre ajena dejaremos correr

Mientras seguimos mirando el escenario

(Solo es una cuestión de perspectiva)

Donde los actores nos eligen para el sacrificio.

Incalculable

 

No me alcanza la vida, para absorber

El mundo alrededor, siempre nuevo

No me acostumbro que me supere el ritmo

De la vida avasallante, tensa, como una cuerda

Liviana como una pluma que se suelta en pleno vuelo.

La vida etérea, dulce, como un lago, espera…

Fundada por el sol que nos arracima, tostándonos en la orilla

Como un árbol que espera ver pasar nuevas estaciones

Como una flecha de fuego que surca la noche

Indefenso como un vaso que rebalsa, no llego

A vivir todo lo que puedo, me incinera desde adentro

El corazón, estalla y pone en marcha, mis alas

Y espero en la brisa de la tarde, en el sol de otoño

Sobre la piedra donde debía sacrificar, mi ser…

Un segundo más antes de despegar.

 

Hoy desperté sabiendo

 

Las heridas…

Son como grietas

En la llanura eterna

De nuestro destino.

Se agrandan y crecen

Mientras intentamos

Rodearlas, sin poder mirar

Al otro lado, que no es

Lo que parece, no es

Lo que buscamos, ni

Podemos interpretarlo.

Que el amor no cambia

Solo podemos olvidarlo

Y esquivarlo, tapándolo

Con viejas reclamaciones

Del alma humana encallecida

Mientras ahí está, latiendo

Aun alimentándonos.

Que nada es real

De lo que nos hace mal

De lo que elegimos

Para no mirar.  El mundo

Late, y la sangre responde

Que somos un camino que corre

Y en vez de mirar, intentamos

Cuantas veces fundar ciudades

Y en vez de adelantar…destruimos

Nuestra capacidad de caminar.

Que tanto peso no nos permite despegar

Si no reducimos a cero, o casi…

Letra a letra lo que nos quisieron

Enseñar, como cajones, llenándonos

De mentiras secas al sol

Para terminar desvencijados

Como un ropero viejo

Lleno de ropa sin lavar…

Que todo está ahí, a nuestro alcance

Todo, todo, todo sin excepción

Lo que necesito para mí

Me estaba esperando

Desde que nací.

 

Belleza oculta en el recuerdo

 

Como una caverna vacía, un gran salón

Donde resuena el eco de las gotas

Que lentas chorrean de las estalactitas

Hasta cristalizar la sal de la tierra en un desafío

De belleza y paciencia… así resuena en mí

El recuerdo de la luz que envuelve tu presencia

De pájaro libre paseando en el viento: como un eco

Que no termina de rebotar en la inmensidad,

Como el latir del tiempo en un lugar sin tiempo,

En el corazón mismo de la tierra que alimenta

Todo lo que crece, corre, y pelea, para dar vida.

 


Pan y paz (el sol es nuestro)

 

La paz es tan simple como un pedazo de pan,

Como una mano que sale del corazón,

Como un par de ojos que no se desvían ante aquello

Que no nos enseñaron a comprender…

¿Pero cuantos años vamos aprendiendo

A pisotear trigales?

Solo caminar nos dará paz, atravesando fronteras.

Raza de plantas cibernéticas, de estética ilusa,

Vana, falsa ética de etiqueta, año tras año aprendiendo

A arrebatar lo que ya tenemos, a ignorar

Al que apenas despega sus ojos del piso…

¿Pero cuánto más nos van a enseñar a odiar al sol

Solo porque es libre y ajeno?

Cada día empieza una nueva guerra, por un poco de maíz…

¿Podemos acaso cambiarnos de planeta?

 

Día a día

 

 Incomprensible…

Me preocuparía, si siguiera buscando,

Si fuera adicto a las explicaciones

Si vendiera mi vida para comprar tranquilidad.

Irrealizable…

Seria cada minuto de no saber

Que el todo y la nada son buenos hermanos

De no haber visto el rayo, aparecer en la oscuridad.

Pero no escucho razones, no atiendo a lógicas humanas

O acaso está floreciendo la humanidad, o solo…

Algunas semillas que luchan, son testigos

De una apatía monumental, pereza, falsa intensidad…

Incomprobable…

Si hubiera una distancia, un lugar que no existiera

Donde enseñaran a apagar el corazón

Hasta que ceda, hasta que la sangre se oscurezca…

Cada minuto es real, cuando nos permitimos

Sentirnos vivos ¿cuándo? ¿Nos permitimos? ¿Sentir-nos vivos?

 

Sueño de medianoche

 

Necesito un caballo que me sueñe galopando,

Un paisaje que sepa de alfombras voladoras

Necesito un bisturí que me recorte de la realidad…

Una puerta abierta al viento

Para poder seguir trepando esta locura,

Alimentando el oasis que me llama.

No hay dunas ni mar que me reflejen,

No hay selva ni hogar que me retengan

A salvo de ese virus que carcome lo oscuro de mis días,

El tiempo muerto de la calma

No puedo ya vivir mirando ese gusano voraz

Que come a bocados lentos mi corazón

Impunemente mientras sigo acá, volviendo a despertar,

Entretejiendo la distancia y el tiempo

Como una escalera que crece a la par de las murallas,

¡Misterios del arte del asedio!

 

 

Después de la guerra

 

Crece la semilla más lenta, arrastrada entre la pólvora

Por el viento, crece en la lanza clavada, la enredadera

Y en los esqueletos florecen ante la primera lluvia

Los retoños de la primavera que resistieron el bombardeo

Crece entre los huesos la sal, roedores, y lagartijas, escorpiones

Crece el pasto entre los huecos, y en un casco viejo rajado

Crece el musgo, donde un mosquito bebe, y sigue buscando…

 

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