Otra vez el sol
No hay luz más inquietante que el amanecer
Acostumbrados a bregar en la oscuridad
Alertas mientras amaga, como otras veces
Engañosa la mañana, pero solo es falsa
claridad
Y nos adormecemos nuevamente, inquietos…
Hasta que se hace inevitable la salida del sol
Presentida en el brillo de las cosas
Que aparecen detrás de un velo.
Sin dejar de soñar
Paz, amor, y libertad
Y no necesito nada más
Ni encuentro la forma
De que me importen otras cosas
En este mundo restaurado
Por los neo colonizadores
Solo me hace falta un poco
De respeto, para recomenzar
A juntar los pedazos del puente roto
Por la falta de fe, tan accesible
Cuando todos los días tiran
Como un juego, hacia mi hogar
Y sin agachar la cabeza, espero
En vano, que alguien levante su voz
Que alguien ponga sus manos, a favor
De una bandera hacia la vida
Que arrastro por el piso, hoy.
Viento
-¿y a vos quien te crio? Dijo la anciana
Entre admirada y ofendida, oteando a través
De sus firmes ojos ciegos…
-a mí me crio la selva, la calle, la luna, los
charcos
La tierra, el rio y el sol, las piedras y los
bichos,
Los borrachos y las putas, las migas de los
gorriones
Las lauchas y los ratones, los caballos y los
perros
La lluvia y una ardiente curiosidad por saber
Como sería el día de mañana en otro lado…
-mmm dijo la anciana como restándole
importancia
A cualquier otro signo del tiempo
Y en la mirada dura que no veía, en la dureza
Del golpe al tallar la historia ajena y propia
Se reconoció como astilla de un mismo palo
Y tercio como concediendo:
Si, en mis tiempos todo eso, también estaba.
Una voz
Como dentro de un túnel
Donde se escuchan los ruidos
Sin saber si se acercan o se alejan
Sin saber si fueron hoy ayer o mañana.
Como entre la niebla de invierno
Intentando adivinar donde corre el piso,
Corazones se agitan sin sentido
Con latires olvidados y remotos.
En un bosque cerrado de Croacia,
En plena sequia del África
A caballo de una bala colombiana
O arrastrado de los pelos en un suburbio
De la modernosa y decadente Tucson
Un grito, un reclamo de dolor, desgarrado
No por morir, ni nacer, sino por doblegar el
sentido
Se abre paso por los aires, se encuentran,
Con otros millones de gritos y arrasan
Sin televisor interminables corazones
Que dependen de una razón que no se ha dicho.
Que esperan una razón que no sea la de hoy
Para seguir repartiendo abrazos, y milagros,
Para vivir haciendo garabatos en el viento
Que se esfumen, pero dejen el recuerdo…
A contraluz
Vendido, regalado, saqueado, malbaratado:
Así se ve mi barrio hoy, callejón oscuro y un
silencio
Que cae lleno de presagios velados.
Hocicos de perros, espinas, piedras y en el
medio
Tanto amor, tablas y ladrillos cuidan, la
promesa
De un amanecer olvidado en el tiempo
En que los caballos eran libres
En que las gaviotas playeras como nube
Flotaban sobre un remanso cualquiera, y los
peces
Nadaban confiados entre los tobillos del
pescador.
Pero así entre este olvido y esta sangre
alquilada
Un cañaveral de brazos y piernas
Viene remolineando por el bajo:
Entre las cenizas, cuando la lluvia cae
Cada rayo de sol se transforma en flor.
Un átomo de vida
El viento no elije, adonde van las semillas
Que atrapa al vuelo y levanta, en ráfagas
Desde la cuna tibia de la flor.
El viento no elije, el lugar mejor o peor
Donde ruedan una vez que las soltó
Desde la araña laboriosa del tiempo.
El viento no elije, una sí y otra no…
Ni sabe de preferencias, ni piedad,
Sino de correr, atravesar, dispersar.
Y en una cornisa, donde una ráfaga inquieta
Tiro a la ruleta de piedra un grano de arena
vivo,
Un árbol agradece cada día su atención.
Vivimos
Nacemos para escapar de nuestros sueños
Como esclavos: “como esclavos”
Insertos en el zoológico moderno
Que amanece siendo cada ciudad
Mirando al suelo por los gatitos tristes
Mientras corren un cerrojo más en nuestra
jaula.
Cuanto humo más tapara el sol
Antes que decidamos dejar de comer mierda
Cuanta sangre ajena dejaremos correr
Mientras seguimos mirando el escenario
(Solo es una cuestión de perspectiva)
Donde los actores nos eligen para el
sacrificio.
Incalculable
No me alcanza la vida, para absorber
El mundo alrededor, siempre nuevo
No me acostumbro que me supere el ritmo
De la vida avasallante, tensa, como una cuerda
Liviana como una pluma que se suelta en pleno
vuelo.
La vida etérea, dulce, como un lago, espera…
Fundada por el sol que nos arracima,
tostándonos en la orilla
Como un árbol que espera ver pasar nuevas
estaciones
Como una flecha de fuego que surca la noche
Indefenso como un vaso que rebalsa, no llego
A vivir todo lo que puedo, me incinera desde
adentro
El corazón, estalla y pone en marcha, mis alas
Y espero en la brisa de la tarde, en el sol de
otoño
Sobre la piedra donde debía sacrificar, mi
ser…
Un segundo más antes de despegar.
Hoy desperté sabiendo
Las heridas…
Son como grietas
En la llanura eterna
De nuestro destino.
Se agrandan y crecen
Mientras intentamos
Rodearlas, sin poder mirar
Al otro lado, que no es
Lo que parece, no es
Lo que buscamos, ni
Podemos interpretarlo.
Que el amor no cambia
Solo podemos olvidarlo
Y esquivarlo, tapándolo
Con viejas reclamaciones
Del alma humana encallecida
Mientras ahí está, latiendo
Aun alimentándonos.
Que nada es real
De lo que nos hace mal
De lo que elegimos
Para no mirar. El mundo
Late, y la sangre responde
Que somos un camino que corre
Y en vez de mirar, intentamos
Cuantas veces fundar ciudades
Y en vez de adelantar…destruimos
Nuestra capacidad de caminar.
Que tanto peso no nos permite despegar
Si no reducimos a cero, o casi…
Letra a letra lo que nos quisieron
Enseñar, como cajones, llenándonos
De mentiras secas al sol
Para terminar desvencijados
Como un ropero viejo
Lleno de ropa sin lavar…
Que todo está ahí, a nuestro alcance
Todo, todo, todo sin excepción
Lo que necesito para mí
Me estaba esperando
Desde que nací.
Belleza oculta en el recuerdo
Como una caverna vacía, un gran salón
Donde resuena el eco de las gotas
Que lentas chorrean de las estalactitas
Hasta cristalizar la sal de la tierra en un
desafío
De belleza y paciencia… así resuena en mí
El recuerdo de la luz que envuelve tu
presencia
De pájaro libre paseando en el viento: como un
eco
Que no termina de rebotar en la inmensidad,
Como el latir del tiempo en un lugar sin
tiempo,
En el corazón mismo de la tierra que alimenta
Todo lo que crece, corre, y pelea, para dar
vida.
Pan y paz (el sol es nuestro)
La paz es tan simple como un pedazo de pan,
Como una mano que sale del corazón,
Como un par de ojos que no se desvían ante
aquello
Que no nos enseñaron a comprender…
¿Pero cuantos años vamos aprendiendo
A pisotear trigales?
Solo caminar nos dará paz, atravesando
fronteras.
Raza de plantas cibernéticas, de estética
ilusa,
Vana, falsa ética de etiqueta, año tras año
aprendiendo
A arrebatar lo que ya tenemos, a ignorar
Al que apenas despega sus ojos del piso…
¿Pero cuánto más nos van a enseñar a odiar al
sol
Solo porque es libre y ajeno?
Cada día empieza una nueva guerra, por un poco
de maíz…
¿Podemos acaso cambiarnos de planeta?
Día a día
Incomprensible…
Me preocuparía, si siguiera buscando,
Si fuera adicto a las explicaciones
Si vendiera mi vida para comprar tranquilidad.
Irrealizable…
Seria cada minuto de no saber
Que el todo y la nada son buenos hermanos
De no haber visto el rayo, aparecer en la
oscuridad.
Pero no escucho razones, no atiendo a lógicas
humanas
O acaso está floreciendo la humanidad, o solo…
Algunas semillas que luchan, son testigos
De una apatía monumental, pereza, falsa
intensidad…
Incomprobable…
Si hubiera una distancia, un lugar que no
existiera
Donde enseñaran a apagar el corazón
Hasta que ceda, hasta que la sangre se
oscurezca…
Cada minuto es real, cuando nos permitimos
Sentirnos vivos ¿cuándo? ¿Nos permitimos?
¿Sentir-nos vivos?
Sueño de medianoche
Necesito un caballo que me sueñe galopando,
Un paisaje que sepa de alfombras voladoras
Necesito un bisturí que me recorte de la
realidad…
Una puerta abierta al viento
Para poder seguir trepando esta locura,
Alimentando el oasis que me llama.
No hay dunas ni mar que me reflejen,
No hay selva ni hogar que me retengan
A salvo de ese virus que carcome lo oscuro de
mis días,
El tiempo muerto de la calma
No puedo ya vivir mirando ese gusano voraz
Que come a bocados lentos mi corazón
Impunemente mientras sigo acá, volviendo a
despertar,
Entretejiendo la distancia y el tiempo
Como una escalera que crece a la par de las
murallas,
¡Misterios del arte del asedio!
Después de la guerra
Crece la semilla más lenta, arrastrada entre
la pólvora
Por el viento, crece en la lanza clavada, la
enredadera
Y en los esqueletos florecen ante la primera
lluvia
Los retoños de la primavera que resistieron el
bombardeo
Crece entre los huesos la sal, roedores, y
lagartijas, escorpiones
Crece el pasto entre los huecos, y en un casco
viejo rajado
Crece el musgo, donde un mosquito bebe, y
sigue buscando…
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