A veces miro a mi alrededor la tierra fresca, a veces miro las hierbas crecer, los árboles de pie, y después de tanta destrucción, de haber llorado en silencio sobre las cenizas tantas veces, apretando los dientes, ignorando mis propias lágrimas, mi propio dolor...
A veces recuerdo haber sangrado hasta caer pisoteado solo para decir que luche en vez de entregarme...
A veces me pasa que volver a
empezar me recuerda cada comienzo en el medio de la nada, mientras mi casa
todavía humeaba arrasada por los poderosos que pretenden que solo debe haber un
formato del mundo...
... Y lloré... Porque a veces miro a mi alrededor y empiezo a pensar que algo realmente de lo que hacía cada día, cada año de mi vida en otra dirección, en medio de la incomprensión, el prejuicio fácil incomprobado y el descredito, tenía realmente un sentido.
Porque a veces me pasa que cansado sigo poniendo el cuerpo en marcha para sembrar y construir, para armar y arrancar y para eso no como dos días de cada tres, y lo poco que me importa, cuando así vi comer a mis hijos, cuando no había nada alrededor...
Porque a veces siento que alguien entiende, que alguien se suma, que alguien ve el mundo desde el otro lado y por un rato me siento acompañado.
Porque siento que mis hijos
pueden apuntar a ser personas libres, felices, enteras, y estar orgulloso de
ellos y ellos de mí.
...Hoy llore por todo lo que perdí y no tuve tiempo de llorar, hoy llore desconsolado por cada vez que arrasaron mis sueños, y solo pude salir corriendo justo a tiempo de salvar apenas mi vida, y nada más. Y nada menos.
Hoy llore por cada vez que perdí por dar luz en vez de oscuridad, por dar amor y vida en vez de aceptar sometimiento, soberbia, codicia y maldad.
Y porque intentándolo también me oscurecieron, y
todavía estoy limpiando eso. Hoy llore para limpiarme, para lavarme
por dentro, para descargarme de ese peso inútil de recordar la oscuridad en vez
de ver salir el sol.
Y hoy llore también por todas esas personas que ni siquiera pude darle las gracias, por todas esas personas que me salvaron la vida con un gesto, con un pedazo de pan, con un plato de comida, una sombra o un techo.
Con un abrazo, una sonrisa, un beso, o solo con su forma de no ceder ante nada, sin nada. Por los que vi caer adelante mío, haciendo el mundo que hoy camino. Por los que me enseñaron a dar vida cuando la opción era matar. Por mis hermanos que se siguen desparramando por el mundo.
Por los que no
volveré a ver y no podré devolverles jamás su tabla en el medio del naufragio,
cuando solo tenían tal vez una tabla…
Hoy solo puedo decirles a los jefes esclavistas, a los políticos cínicos y toda su jauría de perros de presa, a los miserables millonarios, a los capataces, a los policías. A los comerciantes de almas y de precios, a los detentadores del poder, efímeros, ciegos...
A algunos de los abogados, ingenieros, arquitectos, contadores, médicos, psicólogos, etc. Etc. Y a todos lo que hacen de su profesión una herramienta para ensuciar el mundo y el alma. A todos los que escondidos en un disfraz de buena onda, arte, música...
Consumen y desilusionan personas en busca de poder y prestigio consolidado, aun a costa de sembrar más puterios que pelos tienen en la cabeza, mentiras y manipulación, y usan sus manos y su voz para confundir y malgastar, para marchitar y envejecer. Y finalmente enfermarse.
A todos los que intentan convertir a seres humanos en mascotas por un dólar más o por un milímetro más de ego. A toda la mugre que arrastra al mundo hacia abajo, ahogando las mejores personas hasta la muerte, intentando estúpidamente frenar un cambio que sucede desde la conciencia y no desde papeles donde se asientan reglas y determinismos sociales.
A todos los uniformizadores, a todos los arrasadores, a todos los esclavos voluntarios y chupamedias, a los obsecuentes felices, a los que ni siquiera entienden el valor de mantener una palabra, ni las consecuencias de desdecirse. A los desperdiciadores del mundo a cambio de miseria ajena, a los que se divierten rompiendo lo que otros construyen.
A los que descargan su humillación y frustración hasta en los niños, en vez de aprender de ellos y dar la cara al viento, sonreír y levantarse. A todos los cínicos hipócritas que pretenden que el mundo no es redondo, que no es un solo mundo, y elaboran en su cabeza una fantasía de que van a lograr vivir en una isla a salvo, y reparten, venden esa ideología por donde pasan.
A todos los que arrasan el mundo a sangre y fuego, con armas y máquinas de metal. A todos los que distribuyen veneno en infinidad de formatos y envases. A los que tienen como único lujo humano a la traición, a los que se sienten más livianos cargando las culpas en espaldas ajenas.
A todos los que me usaron, los que me consumieron antes que
me dé cuenta de cuanto estaba perdiendo...a todos hoy me dan ganas de decirles:
pueden chuparme bien un huevo.
Hoy
llore de amor, por estar en paz, porque mi camino por un segundo tuvo un
sentido absoluto.
Y sin embargo no sé si estoy llorando por las cenizas y los escombros futuros de todo lo que hoy hago, cuando tal vez corriendo por mi vida todavía escuche atrás los machetazos cortando todo otra vez...
Y tampoco me importa, todo lo llevo en el corazón liviano, todo lo aprendí aprendiendo, todo lo empecé moviendo otra vez mis manos lavadas en el pasto, secadas por la helada y el viento, y mi cuerpo calentado por cada corazón afiebrado que me dijo...
Que importa, ahora empecemos
de nuevo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Que te parece?