31 enero

Tetitas…tetitas…


  

  Si hay algo que nos iguala, como raza, más allá de tendencias preferencias y colores, de gustos y disgustos, lugares de nacimiento, sistemas de pensamiento, de interpretación, económicos o políticos, riqueza o pobreza, cultura, etcétera etcétera... es el cuerpo humano.  

  Porque no hay diferencias entre dos cuerpos, no son distintos el cuerpo del torturador y el torturado, el del patrón y el esclavo, el del comediante y su público… 

  Claro, si, concedo: somos hombres y mujeres, puede ser, pero incluso entre esta divisoria de aguas, que marca diferencias básicas, biológicas, que atraviesan todo lo demás, nadie podría decir que no nació desnudo, que a través del útero materno dio su primer llanto tapándose avergonzado sus “partes íntimas” como nos dicen que debemos llamarlas, pues así funciona el adoctrinamiento permanente del sistema en nuestras conciencias: 24 horas al día, con la pluma, la espada y la palabra. 

  Todo a la vez, todo el tiempo.

  Entonces nos dicen que el cuerpo es pecado, que es un pecado en sí mismo porque llama a todos los demás, porque en su desnudez y su entrega gratuita a la vida amenaza al sistema de dominación, al poder, a la economía, a las jerarquías hereditarias, y a ese tipo que desde siempre nos mira a través de un cuadro, desde la pared de todos los castillos del mundo, enmarcado en oro falso, con su grandilocuente rostro que dice: el estado soy yo.

  ¿Qué guerra estúpida podría pelearse entonces con soldados desnudos? Siempre se va a promover la uniformidad, la uniformización, para asesinar mejor…

  Pero hasta mi misma puerta, sin embargo, llegan oleadas de desinterpretacion masiva, porque también he sido un producto de mi tiempo, de mi decadente educación y de esa pasta de prejuicios conque nos tiran cada día para que las piernas, hundidas en el barro, no puedan caminar más allá del trayecto entre el comedor y la televisión. 

  Entonces, me entero que en otros países el cuerpo es solo un cuerpo, y estos chicos estonios bañándose desnudos en la playa contaminada de Carretera la Cruz, como si nada, mientras algún pescador asombrado se agarraba a su caña sin querer mirar, temblando tal vez ante el derrumbe inesperado de su sistema de valores… aunque ella no se metió al agua ni se desnudó, estaba indispuesta, descompuesta, y solo miraba sonriendo desde la playa, mientras me explicaba la imposibilidad de su novio de entender que había otra forma de meterse al agua que no sea desnudo…   

  Después de un rato, él salió y ella le hizo una pared con una toalla extendida entre sus manos, al menos, para evitar que alguien se desmaye o se sienta atacado o quien sabe que… yo le explicaba que eso era un poco ilegal, digamos, porque está prohibido andar desnudo, en este país, pero en mi playa, no había nada que temer ni nadie que fuera a recriminarles nada adelante mío…

  Igualmente, no me pareció mas que algo un poco exótico, o una decisión personal auténticamente libertaria, pero más adelante, llegan visitantes de Republica Checa y de España,  y ahí vamos a “Los Sauces” una emblemática playa concordiense que conozco y disfruto desde que nací, pero donde sin embargo, no tengo ya ningún poder frente a guardavidas y prefectos, policías y turistas, y por supuesto, la abundancia de prejuicios de la normalidad…  

  “Esto es muy extraño, sabes, Santiago, me siento tan rara de tener que ponerme una malla para meterme al agua…” “…allá en Cádiz ya nadie las usa, casi todas las playas son nudistas” y así, en la dividida Checoslovaquia, Rusia, Israel,  Brasil (acá nomas) todo áfrica y otros tantos países 

  ¿Quién podría sorprenderse por una mujer de cualquier edad haciendo topless? …que atrasado me siento obedeciendo las reglas, como siempre, yo, el ciudadano modelo…

  Incluso así, y fuera de mi territorio, yo les recalcaba que era una decisión personal, que yo, como su anfitrión, defendería ante todo y ante todos, por un concepto de libertad que igualmente, iría a chocar sin escalas con nuestra pornografiada educación, llamando a una ronda de impertinentes curiosos, tan pajeros como cualquiera, que sin embargo, saldrían al vuelo ante la primera señal de autoridad… El punto a favor era su europeidad ¡La que yo podría simular también perfectamente…! jajajaja

  ¿Pero de que serviría una ley si no se endurece ante los débiles? ¿Si no fomenta el patriarcado y la concentración genérica del poder? ¿Qué legislador en su sano juicio votaría una sola vez en su vida una cuestión que tratara a pobres y ricos por igual, mujeres y hombres por igual?  

  Entonces, y si: el problema es la teta, la de la mujer, y como siempre, por los mismos motivos, porque es femenina, gratuita… 

  ¿Dónde quedaría la industria del porno, la trata de personas y la prostitución si no tuviéramos que pagar para ver, solo para ver? ¿Dónde quedarían esas formidables herramientas de la moralidad anquilosada si el sexo no fuera tabú, si pudiera ir de la mano sin vergüenza con el amor? 

  ¿Cómo harían para naturalizar la humillación diaria de cada mujer si pudiéramos tocarnos, mezclarnos, comunicarnos a través de nuestros cuerpos sin reglas absurdas, sin espantar a los testigos, sin catálogos de conductas apropiadas?

  ¿Cómo podríamos seguir llamando ¡¡“Puta”!! a una mujer si viviéramos nuestro cuerpo y nuestra sexualidad con naturalidad?  ¿Dónde quedaría la mercantilización de la vida si cada madre afirmara su poder de amamantar en público, si un pezón destilara libertad y leche en vez de ofertas de corpiños y bronceadores, de feliz sumisión al macho proveedor?

  Claro, es que hay muchos negocios relacionados, no se puede pretender que un ser humano sea completamente humano, que se escape de las hojas muertas que larga la impresora del congreso, que continúe con la misma mecánica de su primer llanto, feliz en su desnudez cuando hace calor, estallando de amor en cuanto puede, viviendo según sus reglas mientras no perjudique a nadie… 

  No, no, hacen falta policías que invadan las playas, evitando a tiempo esta revolución, hace falta clonar urgentemente a Mirta Legrand antes que se nos vaya, para que haya siempre a la vista un molde de verdadera mujer, hacen falta más prostíbulos y cines para adultos, mas perversión y sadismo, más escuelas de violadores estatalizadas… 

  ¡¡Terminemos con este ridículo debate de las tetitas en la playa, que no paga impuestos, que no genera poder, salvo en forma equivocada, si nadie va a defender la pornografía nacional, por favor!!

  ¡Fíjense como me hacen poner, por Dios bendito y la cajeta de Santa María, ya tengo palpitaciones y mi médico de vacaciones en Ibiza, mirando mujeres desnudas mientras yo me masturbo frente a la televisión…! 

  ¡Creo que ya fue demasiado por hoy! ¡Me voy, me voy! ¡Me fui!...



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