Como una vez me paso, después de años de dejar de tocar la batería, un día me di cuenta que podía volver a escuchar música, aunque me había olvidado de todas las letras de las viejas canciones…
Pero un día pude volver a disfrutar la música, nada más que eso, de escucharla, despegándome de la fijación rítmica que me hacía estar atento a cada golpe, destello, silencio, matiz que le diera a los parches y demás el batero o los percusionistas de cada caso en particular…
Después de eso, muy pocas veces volví a tocar pero ya no sentí lo mismo, me había liberado, éramos dos, nuevamente, el ritmo y yo, y yo tenía una vida aparte y otras cosas que hacer, y mi tiempo fue derivando por otros caminos, cada vez más lejos de los escenarios y de la música en vivo, salvo la de los tractores y los pájaros saltando sobre la tierra recién arada, salvo la de los parlantes de mi computadora…
Y así como todo cambia y cambiamos y cada cosa tiene su ciclo, después de cinco años de vivir pegado a mi cámara, hoy que se fue lejos -o no tanto pero ha escapado de mis manos- y después de tres días que no saco una sola foto, hoy recupere el control de mi visión y mi pensamiento humano, despegándome de la máquina, otra vez ciento por ciento vivo sin necesidad de ningún micro chip.
Estoy viendo, de repente una simple imagen, una mariposa posándose en una flor, despampanante y exótica en un pequeño segmento de sol entre veinticinco días nublados, y en vez de posicionarme de acuerdo a la luz-apuntar-ajustar parámetros-enfocar-prever los movimientos del objetivo y coordinar los propios-disparar-verificar-evaluar-recalcular-reajustar todo-volver a disparar y así hasta el infinito registrando un mundo que es parte de mi mundo, estaba disfrutando.
Porque para cualquier fotógrafo es difícil de explicar las características, la naturaleza de su trabajo, que requiere tirarse de cabeza con todos los sentidos puestos en un pequeño foco, mientras el mundo a su alrededor no se pone en pausa sino que se sigue desarrollando, mientras la cámara y su eventual y secundario manipulador con ella, están completamente inmersos en un teatro del que no participan, del que apenas tienen el registro suficiente para diseñar un itinerario, para poder darle cohesión a una secuencia de imágenes…
Estaba viendo entonces una mariposa increíble que alguien me mostraba, de una manera completamente nueva, lo que me causo una felicidad tan instantánea e inmediata que hice el viejo chiste de correr la mariposa porque se estaba comiendo mis plantas, y reímos, cada cual por sus profundos, diferentes motivos, por existir, por el sol, por ser tan ilusos, por estar tan vivos…
Es por eso que no creo que vuelva a sacar fotos, que me cuelgue una cámara como antes, que cambie mi rol tan a menudo, de participante y actor a solo testigo parcial de lo que me rodea, pero la invitación está abierta, pueden enviarme sus fotos por correos o mensajes, o arrimarlas personalmente, pueden usar la página como punto de encuentro, me comprometo a compartir y difundir como siempre todo lo bueno y auténtico de la Zona Sur, todo lo que falta hacer y necesita mostrarse, todo lo que me enteren o me hagan llegar…
Hay muchas cámaras digitales dando vueltas por el barrio, y todos necesitamos seguir aprendiendo y ver el reflejo de nuestros esfuerzos, y hoy sabemos del valor que tienen las imágenes, además de la organización, de la unión, de la forma de presentar un frente común de cara a los problemas y desafíos comunes, los actuales y los que se avecinan.
Todos pueden participar de la construcción colectiva que significa darnos a conocer como comunidad, y siempre será una visión más completa y más amplia la que provenga de una multiplicidad de miradas, de una visión segmentadamente compartida de una realidad que nos abarca a todos, pero que se desnuda en cada cuadra con una capa diferente.
Tengo el vicio de escribir, si, de eso no me curo, de mezclar la realidad con la poesía antes que transformarla en mentira, de pensar y analizar, de programar, proyectar y poner en marcha permanentemente planes completamente locos, que un día cualquiera se vuelven sueños cumplidos, y también para eso necesito el aporte, el intercambio y la participación de todos, para que sumen sus proyectos y planes a los míos, para que mis ladrillos tengan o encuentren otros con cuales pegarse y podamos encarar, entre todos la construcción de un lugar mejor, para todos.
Mi enorme agradecimiento a toda la parte sana y constructiva de esta hermosa comunidad, por estos años de convivencia y respeto mutuos, de caminos y objetivos compartidos, de alegría y esperanza a través de las tormentas, de lágrimas, sonrisas, y amor, mucho amor entre los charcos y baches, el hambre y las balas, entre la impunidad, la inocencia perdida y el abandono, entre los turistas nuevos y las viejas mismas caras de siempre.
Porque la inseguridad y la violencia no pueden ser instrumentos tan perfectos para acallarnos, porque la miseria no es una excusa para abandonar nuestros sueños, porque no podemos darnos el lujo de despreciar las mejores herramientas para construir nuestro futuro cuando casi ninguna se nos ha dado más que nosotros mismos, porque somos personas…
Porque el ejercicio
de la democracia, de la ciudadanía, necesita que se lo apuntale desde nuestro
rol particular como ciudadanos, que se lo legitime con una preocupación y una
responsabilidad acorde a lo exigible si es que queremos exigir desde una
posición favorable.
Gracias, sigamos juntos...¡Por favor!
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