28 diciembre

Invisibilización espontánea

   

    


  Hubo un tiempo sobre este planeta, un tiempo hermoso y próspero.  Los helechos gigantes crecían y los dinosaurios se atrapaban unos a otros sin descanso.   Deliciosos animales de todos los tamaños, correteaban libres de aquí para allá...

 Luego una gran piedra cayó sobre nuestro redondo planeta, y en esa piedra aterrizó tal vez la raza humana.  O de donde salió la plaga?  Como explicar de otra manera que una parte de la vida destruya al resto de su entorno?  El concepto mismo de evolución impide tal pensamiento: semejante parásito tuvo que caer desde afuera. 

 Ningún ser vivo, ninguna especie autóctona hace un agujero sin fondo justo donde va a poner el pie.  

  O tal vez, incluso, es así, fuimos creados por el libre albedrío universal, y nuestra misma historia nos demuestra alegremente irracionales, despreocupadamente destructivos.  Podríamos centrarnos en fábulas de inteligente supremacía, pero el hecho es que el ser humano no ha dejado de extinguir al resto de las especies, desde su aparición en el planeta...Somos la consagración de la estupidez!

  Primero hubo una limpieza general, una primera gran extinción, y todo se hizo mas útil y cómodo, luego el resto se adapto al cambio, pero no tanto como para que no hubiera otra redada.  Pasa.  Entre miles de sistemas galácticos, cada tanto una paradoja cósmica crea una partícula caníbal que consume todo lo que tiene alrededor.  Luego, claro, cuando ya no queda nada, a si misma.  

  El virus no puede ser detenido antes de su proliferación total y de su multiplicación descontrolada, y, aunque ya no pueda captar nuevos espacios donde esparcir su memoria genética, supera su degradación en base a sustancias adictivas generadas por su propio organismo.

  Eso nos está pasando, ahora mismo. 

  Somos una especie adicta al confort.  A cualquier precio.  Evolucionamos desde el casual calor del fuego hacia el fuego artificial de un quemador de gas, de una manera profundamente antinatural.  Solo la adquirida satisfacción de la comodidad genera las sustancias químicas necesarias para mantenernos con vida, pero...cada vez es mas difícil.

  Como cada sustancia, el acostumbramiento ocasiona rebotes hacia un estado de conciencia precivilizatorio, y la escasez de recursos actual, actúa potenciando otro tanto la imposibilidad de sentirse a gusto en un planeta que cada vez nos exige mas por un poco menos.  La tecnología produjo un parche maravilloso y mágico, justo a tiempo, pero no durará tanto, por mas satisfacciones que obtengamos de las pantallas, no podemos ignorar nuestras fundamentales funciones humanas.

 Hasta esa manada malhumorada de mansas ovejas negras astutamente denominados "conspiranoicos" obtienen su medicina a tiempo, confirmando sus teorías mas alocadas con la fundamentación técnica e informativa adecuada, todo un logro de la ciencia conductista actual.  Un gran logro!  

  Porque lo que estos ingenuos e inoperantes individuos no conciben, ya que una de sus condiciones patológicas es el orgullo engreído del elitista, es que cualquier teoría concebible puede ser "probada y comprobada" sin mayor dificultad, ya que son generadas sin mas objeto que el entretenimiento de un sector de la población incapaz de generar, aceptar o convivir en  nada  parecido al mundo real, por lo que ha sido necesario captarlo mediante estas pequeñas artimañas.

  Como cualquier adicto callejero que da su vida por la ultima pipa de crack, cualquier ser humano moderno -moderno quiere decir de estos últimos cincuenta mil años de la era moderna- puede banalizar y resignificar su misma muerte a través de una ultima pequeña dosis de química cerebral.  

  El mito del Titanic es que no alcanzaban los botes, aunque está documentado y probado que los botes sobraban.  La realidad indica que muchos no pudieron despegarse del melodioso sonido de la orquesta, que dejarían de escuchar si se embarcaban hacia un sufrido e incierto desafío al viento y el helado océano.  Química es química, y adicción es adicción.  El confort es mas importante que la vida.

 Pero esas fueron muertes dulces, lo peor empieza ahora: cuando todas nuestras actividades estén digitalizadas, cuando toda nuestra vida haya sido atrapada dentro de una "computadora" y su sistema de interpretación binario, no habrá nada más fácil que desaparecer personas para siempre, borrarlas de la faz de la tierra, quitándoles todo acceso a su devenir dialéctico como representantes evolucionados de la especie humana.  

   Lo peor empieza ahora, cuando, la totalidad de nuestra relación con el entorno vital que nos rodea, y todas nuestras producciones y retribuciones, todas las interacciones necesarias para nuestra supervivencia están siendo traducidas a datos digitales.  

  Lo peor es que toda nuestra vida se comprueba en un formato intangible, imposible de palpar.  Si, claro que son números y letras, símbolos, titilando en un firmamento de luz opaca, posibilitados por la extensa red eléctrica que alimenta los generadores de señales invisibles que pululan por el hiperespacio.  Fuera de eso, ya no existimos.  

  Si a alguien se le ocurre apagar la pantalla, tergiversar nuestros datos, usurpar nuestra imagen o nuestra propia identidad, quedamos excluidos, invisibilizados, desaparecidos de una forma nueva, sin picanas ni tumbas sin nombre, sin aviones desintegrando cuerpos en el inmenso mar.

  Un día podríamos despertar  y no tener acceso a nada.  No solo a nuestras cuentas, nuestro dinero, nuestras comprobables suscripciones a redes sociales, sino a todo, todo, todo lo demás también.  Porque todos los controles y los esquemas de verificación están siendo asignados a maquinas, a algoritmos definidos por inteligencia artificial, y no esta lejos el momento en que el ser humano sea excluido completamente de las ultimas funciones de cribaje y control que todavía administra.

  No podremos entrar a nuestro exclusivo club de campo, ni a nuestra propia casa, no podremos acceder a los servicios o la información de nuestra nación, nuestra ciudad, porque no existiremos.  Habremos sigo descatalogados.

  Cancelación de Identidad. Clic!

 Es una posibilidad tan fácil que puede ser ejecutada con un solo comando que ponga en marcha una función, para que esta se traduzca a algoritmos matemáticos que impidan completamente nuestro acceso a cualquier  acto vital, y luego, a cualquier proceso de queja o verificación. 

  Los genocidios del futuro no serán tan toscos y grotescos, tan sangrientos, como los de hoy.

  Con cada una de nuestras características y preferencias, predilecciones, capacidades, expectativas, perfectamente sistematizadas y listadas, sería infinitamente simple apretar un par de teclas y eliminar a... Los pelados! O a los hombres mayores de 75 años, o a las mujeres de pelo enrulado, a los ingenieros químicos, a los que usan ropa ajustada, zapatos marrones o... 

  Solo son bases de datos.

  El último paso es reunir todo ese esquema conceptual diverso, heterogéneo, de nacionalidades y etnias, de estratos sociales y edades, de sexos y profesiones, de... que anacronismo, ahora solo hay dos categorías: Seres humanos o Máquinas.

  El ultimo paso es homologar todas las bases de datos en un listado universal manejado por administradores no-humanos, donde se pueda catalizar cualquier necesidad como en un gran caldero y meter la diabólica cuchara digital para extraer o borrar, eliminar o potenciar lo que sea, quien sea, cuantos sean. 

  El último paso es fabricar la realidad de una forma mucho mas real y atrayente que cualquier película, que cualquier sensación corporal de los sentidos, que cualquier pensamiento ya pensado y procesado, mejorado por el algoritmo.  

  El último paso es abrir las puertas de la Matrix para que entremos mansamente como mansas y dóciles ovejitas, por fin, alegremente agradecidos, por la nueva posibilidad de vivir en una eterna y perfecta, etérea y artificial, felicidad digital.  




19 diciembre

Involución

 


 



  Somos seres sociales.  Como las hormigas o las abejas, con la diferencia de que en estos insectos, cada individuo trabaja y vive para el bienestar y la supervivencia de la comunidad completa.

  Somos seres sociales, como los gorilas o las hienas, como las ballenas.  La diferencia es que estos animales no perjudicarían a su pequeño grupo para obtener una ventaja individual.

  Somos seres sociales, como los pájaros, aunque estos no pelean para acumular y desperdiciar, no cantan para silenciar a los demás.

  El adelanto tecnológico que nos parecía mágico se volvió nuestra peor prisión.  Primero fue el fuego, y despues todo lo demás, cada vez mas intenso, mas absorbente, cada vez peor...hasta que llegamos a ser la única especie que duerme en una jaula.  Una jaula que no solo es de barrotes y ladrillos, no solo de horarios y estilos, de modas, sino de conceptos.  

  Cuando nadie nos mira, incluso en la mas estricta soledad, seguimos encadenados a prejuicios, a ideas absurdas.  A antiguas interpretaciones de un mundo que ya no existe, que se esfumó!  Nuestros actos y pensamientos son diseñados en una cinta de montaje industrializada para seres humanos.  Ya ni siquiera podemos vivir sin etiquetas ni instrucciones, somos inertes, inermes, inútiles

  Construimos zoológicos para contrastar.  Para que animales orgullosos nos miren con tristeza, así podemos sentir que si, que nosotros si, estamos en libertad.  Aunque ellos sepan que no es cierto.

  Y desde ese lugar tenemos sexo, procreamos, generamos vida, y traemos a nuestros hijos al mundo.

  Somos conscientes de nuestra esclavitud.  Somos conscientes casi tanto como somos conscientes de la libertad con que viene al mundo un nuevo ser humano: la misma libertad de los tigres o los osos polares, los ratones de campo o las libélulas.

  Así que los llenamos de miseria, a nuestros propios hijos.  Los vamos envolviendo en hilos cada vez mas ajustados, como una araña con su presa, porque tenemos derecho, para cuidarlos, para que no corran peligro...

  Como si no fueran seres humanos completos, los vamos cercando con nuestro miedo, con nuestras inseguridades, con nuestra permanente frustración.  Como si no fueran individuos los atamos a nuestros pies (para que no tropiecen) como si su vitalidad pudiera sentirse cómoda recorriendo nuestro gastado camino.

  Tememos que se equivoquen, que sufran, que sean felices, que... tememos que pongan en juego nuestra escala de valores haciendo su propias huellas en el suelo.  Porque todo lo que les enseñamos fue para que aprendan a detenerse antes de dejar el nido.

  Somos felices cuando van de la cama a la televisión, y de ahí al teléfono, a la mesa servida (dejá mi amor no juntes los platos, mamá nació para eso)  porque eso les impide volar: como si fueran pájaros enjaulados, disfrutamos viendo a nuestros hijos volver siempre al comedero.

  Si no lo cumplen los padres, estarán atentos los abuelos, lo importante es hacer que se vuelvan inútiles, fofos y gordos, o en su defecto, adictos, esmirriados y zombis.  Lo importante es no dejar que evolucione la especie humana, impedir la experiencia, la visión, la decisión propia.  Lo importante es generar obediencia y desinterés sobre la propia vida, sobre la profundidad de la propia vida.  

  Y enfrascados en esa profanación permanente, intentamos no darnos cuenta de que también nuestra vida, se va erosionando de significado y propósito, porque también hemos sido educados para amar la superficialidad y el confort.  

  Llegamos al final de nuestros días convertidos en un montón de polvo con el que el viento juega, y sin embargo sonreímos.  Llegamos a la meta final, pero nuestro mandato ha sido cumplido.

  Hemos convertido en idiotas útiles a la próxima generación!


  



15 diciembre

Intrascendente Paz

 


 

Hay un antiguo chiste sobre el tipo que se presenta al viejo y decadente circo y promete restaurar su prestigio, montando un espectáculo donde participarían simultáneamente los tigres y los leones junto con un cordero.  Algo nunca visto!

 El dueño del circo se entusiasma y accede inmediatamente, imaginando los aplausos del asombrado y maravillado público, pero se desilusiona al escuchar el precio que pretendía el nuevo domador...

_Es que hay que comprar un cordero nuevo cada función!

Bueno, así funcionan los organismos, las instituciones, la política internacional.  Llevan siglos intentando hacernos creer que podemos poner a comer a todos los perros del mismo plato sin que haya dentelladas, que podemos poner a los lobos a cuidar a las ovejas, que podemos montar un espectáculo donde los corderos caminen entre leones y tigres, que podemos disfrutar de la natación en un mar repleto de tiburones.  

  No por eso deja de ser falso, no por eso deja deja de ser marketing.  Pero eso no es lo peor! Lo mas triste es que pagaremos la entrada, una vez mas, mientras siga siendo un buen espectáculo...

Por cierto. Amamos el marketing! 

  La escandalosa realidad no nos interesa, preferimos cualquier historia bien contada aunque sea imposible, porque nos han enseñado que solo lo posible es imposible.  Además, indeseable.  Porque lo posible nos remite a un mundo real que no podemos controlar en su totalidad, a personas reales que no son completamente previsibles, a reacciones reciprocas a nuestras acciones, demandas y omisiones.

  Entonces el mundo cae una y otra vez en la engañosa dinámica de la pausa, que en este contexto de demostraciones de fuerza, significa un simple descanso para tomar aire y rearmarse, ya que las "fronteras congeladas" al estilo de Corea, tampoco aportan ya a ningún objetivo geopolítico, desde el momento en que todos los demás procesos siguen en marcha.  

  Necesitamos una pausa para ajustar el nudo de nuestras alianzas, mientras intentamos desatar las del enemigo.  Una "Pequeña Paz", como un orgasmo,  que ponga en perspectiva el camino recorrido, el territorio ganado o perdido, la sumatoria del exterminio.  En la practica, nunca deja de ser una linea en un cuaderno: se cierra el balance y vuelve a cero.  Ahora podemos recomenzar como si fuera de nuevo el primer día.

  Claro que es hipnótico el concepto mismo de "alto el fuego".  Como el silencio despues de la tormenta, que empieza a llenarse de pequeños rumores y ruidos, de miles de patitas y ojitos en la oscuridad, que lo único que necesitaban para vivir hasta mañana, era un pedazo de tierra que no este tapado por la marejada, que lo único que pretendían era dejar de ser azotados y arrastrados por el viento y las ramas quebradas.

  En la práctica, la pausa no es una concesión, no es un intercambio negociado de conveniencias, no es una atribución de posibilidades.

  Cuando el imperio se detiene por un segundo a tomar aire, solo es para dar el salto, y hoy, mucho mas que ayer, que todavía creíamos en todo, como niños...hoy en día la humanidad esta dejando la infancia y ya no pone los dientes abajo de la almohada, ni le escribe cartas a un viejo rechoncho que trae regalos gratis, solo por portarnos bien y hacer todo lo que papá y mamá dicen que debemos ser.

  Bueno, ahí siguen papá y mamá prometiéndonos regalos si nos portamos bien: eternamente nos quedaremos esperando

  Ahora, solamente, todo puede acelerarse, intensificarse, multiplicarse.  

  Porque como una planta que logró profundizar y extender sus raíces hacia  la tierra buena y fértil, hasta las firmes piedras que le permitirán soportar las tormentas, la humanidad como un solo conjunto, extiende sus brotes nuevos y amaga con florecer completamente, con dar frutos desconocidos que desparramen sus semillas hacia todos lados, rompiendo las bases de la dominación violenta de la supremacía, el secretismo, y el monopolio del conocimiento.

   Como desesperados jardineros, los gendarmes imperiales contratan nuevo personal y acarrean escaleras, encargan nuevas herramientas, novedosas y mejor afiladas, para desramar el árbol de la conciencia y los frutos de la percepción.  Pero no están llegando a tiempo... ya las flores atrajeron a miles de insectos que polinizaron todo con un nuevo pensamiento, con nuevas perspectivas e interpretaciones, ya los frutos cayeron para germinar en un nuevo suelo, o fueron cosechados por animales salvajes e indómitos.  

  El bosque surge entre la hojarasca: sin importar cuantas ramas se hayan cortado, todo vuelve a la tierra y se hace nutritiva esencia, el bosque crece alrededor de los desaforados y sus constantes machetes, la conciencia no retrocede porque sea acorralada, sino que contagia todo lo que toca con un aroma dulce, misterioso y embriagante.  

  El bosque, la selva, siempre estarán.  Están, estaban ahí, bajo los rascacielos y las fábricas, los cuarteles y las corporaciones...el planeta indómito que nos acuna y cobija, no puede dar a luz a criaturas esclavas y dóciles, sumisas...  Aún rodeados de pantallas seguimos buscando un camino que sabemos que existe, hacia nosotros mismos, hacia el centro del universo conocido. 

  La guerra que nos imponen, la paz que nos imponen... no son mas que reflejos con que nos encandilan.  La muerte es la vida, no hay por que correrse del camino.

   


11 diciembre

Matar

 



  Esta sociedad te permite matar.  Asesinar a otras personas, legalmente.

 Algunos podrían sorprenderse pero es la verdad, y no es necesario anotarse a un curso acelerado de alguna de las innumerables fuerzas represivas o de seguridad.  No es necesario hacerse soldado o mercenario y aterrizar en una guerra cualquiera.  Ni siquiera necesitamos ser los terroristas favoritos de ningún imperio.

  Vivimos en un sistema capitalista.  Todo tiene un precio.  Y el precio depende de que pueda ser pagado, de que su costo final contemple todos los materiales, todo el tiempo invertido, todas las etapas del proceso de manufactura.  

  Somos mercancías.  Somos un producto más de la sociedad tecno-industrial.  Pero a la vez somos consumidores! Nuestra vida o nuestra muerte tienen el mismo valor, la misma capacidad de intercambio en una balanza que, constantemente, es empujada de un lado o del otro, ya que tiende eternamente al desequilibrio.  

  Esto es así porque el formato antinatural en que un universo total a nuestra absoluta disposición es cuadriculado y seccionado, empaquetado, cercado, enlatado y etiquetado, desnaturaliza y aliena, y hace inevitable tensiones, malestares y retrocesos:  la convicción de haber nacido para convertirse en un esclavo no tiene cohesión por si misma, y debe ser revitalizada constantemente. 

   Entonces todo se nos oculta, se nos dificulta, todo se enajena, se distorsiona, para que su obtención sea causa de comportamientos y decisiones que no tomaríamos de otra manera.  Claro, esto genera un desfasaje inevitable, en el que el ser humano vuelve a buscar nuevas maneras de acceder gratuita y universalmente a lo que por derecho le corresponde: todo lo que lo rodea.

  Entonces, la industria logra nuevas maneras de acceder a lo mismo, nuevos caminos y productos innovadores, novedosos esquemas de pertenencia, atrayentes formas de pago...Una mierda.  Todo es igual a si mismo desde que comenzó la revolución industrial.

  Bueno, me disperso, cual era el tema? Ah...matar.  Matar.  

  Matar, así, con mayúscula, no escapa a la dinámica de proceso-producto, al esquema de costos-beneficios, financiamiento-deudas, subvenciones-impuestos.  Entonces? Por qué se condena el hecho de brindar la muerte a nuestros semejantes?

  Se condena cuando no es rentable.  Se condena porque la salvajada de matar a otra persona con un cuchillo de cocina sin invertir un centavo, no genera nuevos pedidos en las líneas de producción que afanosamente fabrican costosas armas, cerraduras, sistemas de seguridad, empresas de protección y custodia... etcétera.  Se condena la estupidez de matar sin generar nuevos gastos, nuevos ingresos.  

  Se condena la ofensa social de matar sin mover la economía, sin generar empleo, riqueza, poder.

  Se condena el asesinato impulsivo y desesperado, no porque haya menos pruebas que en los crímenes de un millonario (al contrario) sino porque su ejecución apenas mueve la aguja del dinero, y por lo tanto, debe rendir algún beneficio a través de la industria carcelaria.

  Cualquiera puede matar con impunidad si invierte lo suficiente, lo único que importa es cuanto mueve la aguja del dinero, cuanto equilibra la balanza que permite que cada uno de los integrantes de la sociedad tal como la conocemos siga empecinándose en su interminable intento de trepar por las lisas paredes del frasco donde se le ha asignado permanecer.

  Un médico, un abogado o un empresario pueden matar.  El estado les facilitará todas las herramientas, todos los pasos y procedimientos necesarios para quitarle la vida a alguno de sus semejantes, con solo cumplir con las formalidades pertinentes y tramites adecuados, necesarios, para la tenencia o portación de un arma. 

 Invierten en seguridad, invierten en la industria armamentística, incluso, algunos son coleccionistas de armas, cuyo costo implica superar largamente los beneficios esperados por sus fabricantes, por lo que es natural y deseable que estas inversiones redunden no solo en contraprestaciones, sino en demostraciones practicas que permitan promocionar los productos usados.

  El producto puede ser esa pistola calibre 45, o ese juzgado penal donde comprensivos magistrados se apenarán de los contratiempos que la sociedad le hace pasar a una persona honrada, solo por defender su hogar y su familia de reales o presuntos delincuentes.  El producto es la misma democracia, cuyo malfuncionamiento permanente necesita de una promoción igualmente totalizadora. 

  Vamos...!  Es que la justicia no se hizo para todos! Es que las leyes no se hicieron para todos! Es que, las cárceles no se hicieron para todos!  

  O se creen que saldría lo mismo!!  Construir calabozos climatizados con baño en suite, mucamas y mayordomos, servicio de mensajería, nutricionista, masajista, personal training, conectividad total, paredes de vidrio espejado para no dejar de tener buenas vistas al parque, comida gourmet 24 horas...etc. 

  No!  No sería productivo!  Llevaría mucho papeleo, mucha inversión y mucha formación de los idóneos cuidadores.  Y no por eso conformaría a nadie.  

  Lo mejor es que un asesino acaudalado y sostén del sistema sea declarado inocente y siga libre haciendo lo que mejor hace: dinero, poder, relaciones...

  El mejor remedio contra la depresión, es dejar la puerta entreabierta, las llaves del auto puestas, y agazaparse atrás del armario de los sombreros.  Y apenas llegue un menesteroso, aun sin intenciones de robar, descoserlo a tiros.  En solo unos cuantos segundos podemos pasar nuestros aburridos limites y ser atravesados por ese ramalazo visceral de adrenalina que pone todo en su lugar, que resignifica todo: Por esto valía la pena estar vivo!

  Ni siquiera es necesario llamar inmediatamente a la policía, podemos acercarnos al moribundo y obtener algunas palabras realmente significativas.  Porque es al limite de la vida, en el portal que la muerte va abriendo hacia la oscuridad cuando los pensamientos son mas claros y libres, la humanidad mas fraterna y los sentimientos mas puros. La luz que se escapa de un cuerpo que se apaga puede derrotar nuestra propias tinieblas.

Luego nos ocuparemos de que estos honestos policías que se ocupan de limpiar la escena tengan mas patrulleros, mejores armas, uniformes y botas nuevas, mas balas... lo que sea.  Nuestro dilema social no pasa por la culpa o la necesidad, sino por la mutua conveniencia y la productividad, la rentabilidad.

  Es así como funciona el sistema, y es por eso que antes de apretar el gatillo, los medios masivos de comunicación desvalorizan la vida de nuestras futuras víctimas, mientras no dejan de publicitar cada ostentoso producto de lujo, completamente redundante, innecesario, para que vayamos sumando monedas al futuro equilibrio de nuestra balanza de intercambio.

  Así que ya saben! No se trata de justicia, no se trata de ética o moral, de absurdos principios de igualdad y todo eso...solo es economía.  El sistema puede absorber inmediatamente cualquier masacre y convertirla en ganancia, en nuevos productos, nuevas ventas...  En souvenirs!

  Lo que no puede tolerar es la improductividad, la falta de liquidez, la acumulación de stock, la intolerable y gratuita paz.  

  Ahora que ya lo saben, al mercado!  





07 diciembre

Guerra Total

 

     


  Es una característica del mundo de hoy, o de la especie humana, o de la educación que recibimos, mantener una mirada sesgada y oblicua sobre todos los aspectos del mundo en los que participamos.

  Es así, como permanentemente vemos avanzar ejércitos de farsantes que pretenden construir "la paz mundial", "salvar el planeta", "destruir el fascismo" o pelotudeces por el estilo.  No vacilan, en su extravío, en declararse ajenos a la sociedad actual, y enarbolar las banderas de sus santos ideales, contra el viento de la supuesta incoherencia de la especie humana.  Por supuesto, que estos idiotas, están bien aferrados al suelo. 

  No existe la paz, no en este planeta.  Solo se puede elegir entre innumerables formas de guerra, de hacer la guerra.  Todo combate alimenta el combate, y solo algunos pocos cada decenas o cientos de años, tienen la fuerza y la coherencia interna, la valentía, y la entereza de asumir los golpes sin devolverlos.  No está pasando hoy en día, no de una forma en que pueda ser comprendida o hacerse semilla de un mundo nuevo, de una humanidad nueva.

  Una vez, alguien dijo, con la boca llena de sangre: "....nada de lo humano me es ajeno", y resumió en una sola frase todas las religiones y las profecías, las luchas de poder y las mentiras de su época, y de todas las épocas por venir, incluida esta: nuestra actualidad.

  Quiso rescatar una obviedad, o lo que tendría que parecer obvio a cualquier observador: somos constructores comunes de la realidad, nadie nació ni fue criado fuera de la sociedad humana, y de cada uno de nosotros se nutren sus posibilidades y sus elecciones.   

  Y viceversa.    

  Es una mentira absurda, nadie quiere ser ayudado, nadie quiere que le resuelvan sus problemas... solo pretenden que el resto se conviertan en un instrumento para eternizarlos.  

  "El hombre es el lobo del hombre" dice otra frase de esa época... y seria cierto si pudiéramos percibir a estos magníficos animales como lo que realmente son.  Pero ciertamente, no les interesa buscar excusas ni comparaciones para defender su supuesto derecho a la superioridad...ninguno diría "El lobo es el ser humano del lobo" sin sentirse ridículo y penosamente lastimero.  Y no es por eso que aúllan los lobos.  

  No necesitan sentirse superiores, así como no lo necesitan las lombrices de tierra ni los peces del más angosto charco o las águilas de alto vuelo.  Solo son, y en su solo ser, expresan la totalidad y la perfección de las características de su especie, y de la absoluta comunión y coherencia en el planeta. Matan, mueren, pero no se les ocurre degradarse, ni torturar a sus semejantes o esclavizarlos.

  Solo los perros y los gatos, han sido reducidos al absurdo y llevados a la inutilidad y la degradación total, como para absorber características humanas.  Por eso, están técnicamente extintos, como nosotros, seres afuncionales que solo sobreviven a través de una serie interminable de privilegios y cuidados excesivos, que a cualquier otro ser viviente incomodaría, no importa su tamaño.  Ningún animal es feliz en el zoológico, ningún pez alquilaría para vivir, una pecera, ningún pájaro ama su jaula.

  Solo nosotros, como especie, nacimos para eso.  Solo nosotros como especie encontramos beneficios en la sumisión, y luego adiestramos de la misma manera a nuestros perros.  Solo nosotros adulamos y manipulamos, y luego dejamos que nuestros gatos se ganen su comida haciendo lo mismo con nosotros.  Por eso los salvamos de todo, sin dejar de castrarlos y convertirlos en objetos inútiles y muertos, como hacemos con nuestros hijos. Con cada nueva generación.

  No lo acepto, no lo voy a aceptar nunca, nací para ser libre. Nací para aullar y volar, para nadar y galopar. 

  Y me cansé.  

  Ha dejado de importarme cualquier ley humana de este ridículo escenario de felices esclavos.  Ha dejado de importarme cualquier persona que no se diferencie de un perro atado, de un gato castrado.  

  Voy a tomar mis privilegios como especie, los únicos que me interesan.  Voy a barrer mi mesa de todos los responsables de tantas malas jugadas, de todos los que intentan hacer de mi vida un caminito con migas de pan, hacia la nada.  Voy a esparcir la sangre, destrucción y muerte sin pausa hasta que no quede nadie, antes que su estupidez y malicia escale más.

  Llegó la hora de pasar la escoba.  Voy a asesinar a fiscales y jueces, comisarios y legisladores, intendentes y empresarios, abogados y doctores, gobernadores, directores, gerentes, banqueros, oligarcas, financistas, proxenetas, narcotraficantes, médicos, periodistas... voy a matar sin pausa hasta que no queden piedras donde tropezar.  Y voy a empezar ya.

  Bueno, si les parece un buen plan, o que? Que otra cosa se puede hacer??

  O alguien tiene, algún camino real, hacia la paz?


Escalada

 



  No es imposible detener la guerra.

  Solamente...habría que dejar de fabricar armas y proyectiles y la guerra se detendría sola por causas naturales.  La falta de recursos haría que los contendientes cedieran a sus aspiraciones violentas y encararan vías de negociación y convivencia pacífica, de coexistencia.

  Aaay, que hermoso! Casi parece que porque se puede pensar, porque se puede decir en voz alta con un tono solemne, es una simple cuestión de intencionarlo, al estilo de los gurúes de la nueva conciencia, para que todo sea amor, paz, prosperidad, felicidad mutua y alegría universal.

  En la práctica, la guerra no se detendría por eso, a un bando se le acabarían las armas o las municiones primero que al otro, aunque, de hecho, la abundancia de proyectiles, armas y variadísimas máquinas de guerra es tan descomunal que esperar que la guerra se detuviera solo por dejar de fabricarlas hoy, significaría una espera de entre veinte a cincuenta años.

  Esa es la situación, porque quien tiene poco, no lo desperdicia, aunque el odio y la sed de venganza, las ambiciones imperiales o la necesidad de libertad, jamás se apagarán.  Es la especie humana lo que está haciendo que esto pase, un acervo cultural, genético, histórico, que nos lleva inevitablemente al conflicto, porque es lo único que conocemos, lo único que se nos enseña universalmente, lo único que se aprecia y premia, lo único que se respeta.

  Si la guerra se detuviera porque uno de los bandos no tiene armas o no quiere pelear, no existirían las masacres y los genocidios, esa vieja costumbre que nació con la humanidad.  Si la guerra se pudiera frenar con justicia y leyes, con acuerdos y alianzas, con conveniencias mutuas y beneficios equivalentes, no se seguirían invadiendo países ni destruyendo hogares y sembrados, asesinando hasta las vacas, los perros y gatos, envenenando los pozos de agua y arrasando los bosques, como pasa desde que el primer ser humano se elevó con sus dos piernas sobre el horizonte continuo del suelo de su pasado cuadrúpedo.

  Si la guerra se detuviera por la asimetría de fuerzas y recursos, por el hastío y la fatiga de la muerte, por la devastación de los territorios, no existirían las guerrillas ni las resistencias ciudadanas. Si fuera así, no habría nuevas personas que, sin haber tocado un fusil en su vida, aprenderían a disparar sin piedad, a matar, aunque toda su historia anterior consistiera en la dedicación a dar la vida, trabajar honestamente, y sembrar el futuro en base a esperanzas cotidianamente renovadas.   

  Esto es porque la vida misma no es el último valor, el mas deseable y grande, ante la libertad, la autodeterminación, o la ambición despiadada y el sadismo de los conquistadores.

  Es por eso que derrotar a un enemigo de una forma ejemplificadora y profunda, arrasar sus bienes y asesinar o encarcelar a sus líderes, no garantiza mas que la continuidad de la batalla, mañana más encarnizada que hoy, más amplia, más permanente.

  Porque la victoria no derrota las aspiraciones, las alianzas, la historia común de un territorio, la memoria histórica y los recuerdos colectivos.  La victoria no extermina el deseo ni las intenciones, siempre subyacentes y a la espera, aun en el marco mas estricto de sumisión y opresión, de violencia y saqueo, de expulsión y genocidio. 

 Si fuera así, no tendrían que volver a intentarlo, una y otra vez, durante cientos y miles de años, una y otra vez.

  La única forma de detener la guerra, y que no resurja como los brotes tiernos de un tronco recién cortado, es la asimilación cultural, que es la forma mas despiadada y cruel de guerra, y por eso, solo se acepta cuando todas las derrotas se han acumulado y cada batalla ha reducido al oponente a la única opción de morir o escapar para siempre.

  El único hecho que se comprueba desde hace miles de años, es que la guerra es un gran negocio, y como tal, seguirá en marcha mientras sea rentable(para siempre), ya que no hay nada mas barato que la vida humana.  Lo que nadie se pregunta, casi nunca, es como fortalecer la paz, en vez de detener la guerra con mas guerra.

  El único hecho que se comprueba, es que cualquier estrategia o medio para fortalecer la paz, deriva por concepto e inmediatamente en una atomización del poder, en una soberanía individual, en un recupero del poder de decisión sobre la propia vida y el propio destino.  Por lo tanto, una afrenta directa al poder mundial y una declaradamente inútil y perniciosa utopía que jamás va a ser apoyada ni permitida por las élites dominantes que mantienen sometido al planeta entero.

  La única manera de detener la guerra es detener la guerra en nuestros corazones y mentes, en nuestros hogares y cuerpos, en nuestras familias y vecindarios.  Porque mientras sigamos intoxicándonos con sustancias altamente nocivas y adictivas, para escapar a la sensación de impotencia que nos produce  caernos de la cama para insertarnos en el yugo del trabajo, o en la desesperación del desempleo, no vamos a solucionar nada.

  Si todo lo que hacemos es descargar nuestra frustración, castigando a los mas débiles e indefensos que nosotros, o incluso a nuestros propios hijos, cuando no podemos patear al perro, la violencia renace y se multiplica a nuestro alrededor, siempre, cada día.

  Si preferimos criticar y condenar, antes que crear y sembrar, si elegimos castigar y someter antes que integrar y resolver, la violencia y la guerra brotan desde nosotros mismos como agua, para regar cada nuevo conflicto por venir.

  No hay un camino del medio, solo se puede construir, restaurar, sembrar y amar, o arrasar, someter, oprimir y aniquilar.  Si no estamos haciendo una cosa, estamos permitiendo la otra, aunque no nos importe, aunque no lo veamos, aunque no suframos las consecuencias inmediatas sobre nuestras cabezas.

  La realidad es que el mundo es uno solo, no hay lugar donde escapar, ni donde tirar la basura, no hay lugar donde esconderse para siempre, ni una forma de vivir mejor eliminando o humillando a los disidentes, competidores, críticos o a los que simplemente, parecen o piensan distinto.  

  No existe lo distinto, todos estamos entrelazados de miles de maneras, y no hay forma de borrar o dañar nada sin que un hilo de nuestra propia trama quede acariciando el aire, listo para deshilacharnos, desarmarnos, designificarnos...

No podemos ser si no dejamos ser.  Recíprocamente.  Cotidianamente.  Hoy, mañana, siempre...














Felices e Incapaces

  Bueno...   Siempre es un problema conocer a gente importante.  Y es un problema porque la gente importante tiene problemas importantes... ...