Un día, otro día, un día más y la misma incertidumbre.
Certidumbre.
Del invierno, la lluvia, la colección de goteras, las calles sin luz, el barro, la ruleta rusa de cada noche en cada esquina para llegar a casa.
Nada para comer, nadie a quien pedir, la única certeza es ser un blanco móvil al pisar la primera calle asfaltada…
El frio que empieza a morder y solo se puede ser un poco más duro, el barrio desmantelado, sin opciones más que aguantar, cada rancho es una trinchera, la necesidad no toma prisioneros, lo que tenga que pasar pasará.
La ropa del año pasado cayéndose a pedazos, los perros que por
suerte amanecen todavía entre las tablas, y las estrellas y la luna que
destilan la promesa de una helada nada romántica para esta noche.
Quien va a entender atrás de los vidrios encortinados que dan al patio con rejas sobre la avenida…
Quien va a
pretender sentir cuando los platos se tiran sin tocar a la basura…Como
pretender saber lo que es el hambre de días (cuando la panza se cierra hasta a
la misma queja).
¿Intentar…que? ¿Hay acaso un lugar para escapar, o donde conseguir lo poco que se necesita?
Ah sí, pero hay que caminar, cuadras y cuadras de arena y piedras, de caras torvas, caminar arrastrando dos días sin comer no se vuelve más que un acto de voluntad suprema, lo único que queda es la dignidad, el orgullo, solo para ser pisoteados en cada mirada, en cada prejuicio latente de violencia. Pero no hay para el colectivo,
No hay forma de enervarse por los embotellamientos ni el precio de la nafta súper, no hay beso de mama, no hay charla de hombre a hombre con papa, no hay caricia y cubrecama, pan con manteca y medias de lana…
Y la calle… La calle no tiene alma que se pueda comprar, con la misma indiferencia acoge al violador y al asesino, o al ángel, o al desposeído, al policía, al corrupto, al millonario, al nadie y al personaje, al tierno y al maldito.
¿Cómo sobrevivir sin dinero sin respaldo, sin colchón, sin una caricia dulce de
mujer...?
Pero la ciudad es estática, y caminando se conoce. Más vale no volver para morir al barrio, aunque la policía este al acecho, aunque la noche se alargue de peligros, y de miedo.
Cualquier cigarrillo es un amigo que espanta la soledad, cualquier trago es un golpe contra el frio, un homenaje a la vida, a la libertad.
Y de la calle es lo que está en la calle. Y así se comparte y se defiende, y así se encuentra un banco y unos cartones, o un matorral escondido, un vagón, un comedor, una plaza amiga, una cocina generosa, un par de pies que caminen a la par…la yunta
Y la información es vida, y la confianza-desconfianza y alguna tarde de aprender, a generar la moneda entre las olas de este mar de indiferencia asqueada.
Tarjetas o malabares, chamuyo, chamuyo, y la vergüenza que queda en la nevera, aprender a correr, a robar, a mentir…
A esperar que pase la lluvia, a elegir a las personas por el brillo del ojo, y seguir adelante, siempre en cero, siempre sin un techo cierto, siempre un día más…
Cómo van a entender los que cierran la puerta con llave para desparramarse a mirar el televisor, enervados por las cuentas a pagar, por la economía que no deja planear las vacaciones, por el costo del gas y los servicios y la cuota del club!
Y caminar, y caminar sabiendo quienes
son, se aprende a mirar y a escuchar, y al final se pierde la noción de
sociedad, cuando el gendarme mata, cuando el policía droga, cuando el
magistrado se vende, y el político roba, cuando cada peso que pasa volando va
para un fin espurio y secreto pero sabido, a medias tolerado, a medias
negociado entre trajes y autos nuevos por otro premio oscuro.
Y el hambre como testigo viendo pasar todo, y la certeza de la libertad como única propiedad, innegociable, y el silencio y la indiferencia hacia el daño y la maldad, cuando solo se cuenta con la propia vulnerabilidad…
Cómo van a entender mirando noticieros, donde todo está exactamente al revés, donde los culpables prometen buscar a los culpables, donde la propaganda lleva siempre a un escalón más alto el consumismo y no alcanza, y el estatus ganado convierte en viejo todo lo del año anterior.
Cómo entender talones rajados de frio, envueltos entre el pasto, pies descalzos enterrados en la panza o el lomo peludo de un perro para poder dormir temblando y todos los cuerpos acalambrados dándose calor en una plazoleta cualquiera, pasando la noche con vino, y un pedacito de frazada sucia y las pulgas, los piojos, la desolación de cerrar los ojos sin privacidad ni nada que guardar sintiendo el viento en la cara…
Cómo entender calándose las
pantuflas frente a la estufa mientras suenan los hielos en el wiski, mientras
los niños duermen en cuartos independientes para despertarse a desayunar y la
jornada escolar…
Cómo entender lo que no tiene razón de
ser, lo inaceptable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Que te parece?