01 septiembre

Cuando empezó mi vida...


 


 

Ni parecido 

…Entonces… un día, me di cuenta que necesitaba amor, no podía aguantar ni siquiera una palabra más fuera de lugar o en tonos agresivos, no podía seguir viviendo sin caricias, sin que mi piel se erice de placer en vez de menosprecio ajeno, me canse de que mi cuerpo lleno de amor fuera desperdiciado, desconocido, completamente mal valorado, pero más que nada me canse de no poder ser mujer, ni persona, solo un objeto sin posibilidades ni elecciones, más que descansar en la  estantería donde me lucían como una mascota obediente, responsable, indiferente a mí misma.

  Creo que me estaba marchitando como mujer, sin saber quién era, hervía por las  noches, sin embargo despreciando el cuerpo insensible que dormía a mi lado, sin salida.  

  Un día, en la caja del supermercado, al pasarle la tarjeta, nuestros dedos se rozaron, solo medio segundo, se me aflojaron las piernas, el rayo de sus ojos asombrados perforó los míos, acabe caminando a casa, hace meses que no lo hacía, quede tan confundida que no volví a ir al súper por una semana, entre la culpa y las ganas de acariciarme con sus manos, me mire al espejo y me sentí hermosa, después de bañarme me miraba al espejo de cuerpo entero, reconociéndome, finalmente…

  Volví a ir.  El mismo día a la misma hora, no estaba segura de lo que había pasado, entre llena de culpa, con la cabeza gacha, pero ella me vio, otra vez. 

  Di vueltas y más vueltas, sin animarme a volver, revente la tarjeta, apenas podía con el carrito, llegue a ella, a la caja, no había cola, lentamente iba pasando las cosas por el láser mientras charlábamos de cosas sin importancia, su voz era sin embargo como una caricia, yo arrimaba las cosas para que nuestros dedos se rocen, evitamos mirarnos, no hubiera podido manejarlo, sin decirlo quedamos en vernos en el parque, en la feria, donde yo recorría los puestos comprando regalos para los demás, nunca para mí.

  Nos cruzamos al fin, nos saludamos como viejas amigas, fuimos a tomar un café… cuando en vez de un bar me propuso ir a su casa, sentí que se derrumbaba un muro en mi mundo, acepte saltando sobre los escombros, sin hablar, me mordía los labios para no besar los suyos, en plena calle, llegamos, la puerta daba al misterio de mi misma, no nos apuramos a descubrirlo, no tanto.  

  Ella me beso, yo solo temblaba, entregada pero sin encarar, sus labios calientes desafiaron mis miedos, sus manos desnudaron mis prejuicios, su piel encendió la mía, camino a la cama apago la pava, hirviendo hace quince minutos, me afloje en un ataque de risa, que era también llanto que era también amor, que era yo volviéndome mujer… para ella. 

  Cuando empezó a  sonar el teléfono, solo lo apague, recién pasada la medianoche volví a casa, a ese mundo obsoleto que ya no podía soportar un segundo más, mi marido me esperaba despierto, por una vez no estaba viendo futbol.

  Debe haber tomado conciencia, percibido mi plenitud, mi decisión, porque su cara de reproche y castigo, se cambió en asombro y suplica sin palabras, su agresividad y posesión se volvió ¿amor? No, no deje que me toque, que contamine mi piel, ni me dieron ganas de dar explicaciones, la mesa nos miraba dar vueltas, el persiguiéndome y yo escapando.

  Me daban asco su comprensión, sus confesiones, sus promesas, su orgullo herido…mañana me voy, te agradecería que hoy te vayas a un hotel.  Los chicos terminaron por despertarse, nunca habían visto llorar a su padre, que intentaba mandarlos a dormir, sin aceptar ¿ah sí? 

  Metí una muda de ropa en un bolso y me fui, avisame cuando no estés así busco mis cosas, los chicos lloraban desconsolados, pero a la larga entenderán, pensaba, no podía retroceder, estaba en juego mi vida, un beso a cada uno se convirtió en cuatro dulces tenazas que me aferraban suavemente sin dejarme partir, sentí su amor, real, sus pequeñas cabecitas intentando comprender, me sentí una porquería, una hija de mil puta desde que cerré la puerta hasta que llegue a su casa, caminando en la madrugada, toque timbre temblando, dudando si no me había pasado de rosca, si me abriría la puerta.


  Me estaba esperando, nos absorbimos en el beso más largo y dulce del mundo, desde ese día estamos juntas (el jamás supero la depresión) solo después me entere que era también su primera vez con una mujer, me morí de amor.  

  Los chicos quisieron venirse con nosotras, después que dejaron de sentirse mal por las burlas en la escuela, después que se cansaron de escuchar la letanía de su padre, después que se dieron cuenta que nuestro amor seguía intacto, que seguía siendo su madre, que las cosas no cambiarían. 

  Formamos una hermosa familia, ya no tenemos vergüenza, ahora trabajo en la feria, no me falta ni me sobra nada, no extraño el auto ni las tarjetas de crédito, mis amigas intentaron volverme al corral, jajá, solo una me entendió, a veces nos visita, con su nuevo novio, igual, a veces percibo en el algo de recelo o desconfianza en su forma de mirarnos, creo que tiene miedo de que contagiemos a su chica jajajajaja, soy feliz, ¿Debería rendirle cuentas a alguien? 

  Ni a dios!!  Me alegro de sentirme viva, ya debe estar por llegar, me voy a casa, tenemos solo una hora antes de que los chicos salgan de la escuela, la otra vez lucia me pregunto porque no nos besábamos delante de ellos, no sé, no es para nadie más, está bien así, la otra vez me conto que estuvo con un chico, con vergüenza, como si yo la fuera a censurar, lo percibía, estaba esperando que me lo diga, nos abrazamos media hora, los amo, formamos una hermosa familia, a veces visitan a su padre, aunque el solo tiene tiempo para los negocios. Me voy, me voy, cuidate, si, nos vemos cualquier día de estos, pasen por casa…

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