20 febrero

Fuerzas y uniformes




Porque robar un banco en vez de gallinas esta taaan mal: 

Hoy estaba mirando un policía,   y me di cuenta de una cosa: es una persona.  Y a pesar de su trabajo, tiene las mismas posibilidades que cualquiera de nosotros, en cualquier plano humano. 

  Regodeándome en esta contradictoria verdad, seguí caminando mientras sentía el punzante asco de este individuo recorriendo mi caminar, podía prácticamente ver su indignación por tener que dejar vivir a gente tan ajena a su concepción del mundo. A la concepción del mundo que le pagan para defender…

  Y mientras caminaba por el bosque, mientras el susodicho individuo crispaba sus manos  sobre el bastón, me puse a pensar cómo es que, cada día, tantas personas vierten sus impuestos sobre instituciones diseñadas para reprimirlas. . .

Hoy hace unos miles de años, aunque no se puede decir que el mundo es de recursos reducidos, tal vez si sea de recursos ajustados, limitados, si bien naturalmente renovables, cada especie y cada territorio se regula por ciclos de abundancia y privación, donde los diferentes individuos y/o comunidades recorren amplias comarcas capturando alimentos, o se establecen en bases temporarias para enfrentar contingencias naturales como tormentas, inviernos, etc.   

  Tal vez alguna zona de abundancia fuera de lo habitual, motivo el establecimiento permanente y la sedentarización de pequeñas comunidades, haciendo de estas zonas su coto de caza y recolección.   Con la sedentarización (y el excedente), junto a la propiedad de la tierra  nace la arquitectura, el mueble,  los rituales religiosos y la burocracia,  etc.  

  Con la acumulación nace la industria y el comercio, se definen las primeras rutas comerciales,  el trueque rápidamente se torna insuficiente para resolver transacciones complejas y se crea la moneda, el crédito, han nacido los  banqueros, la usura.

  Estas pequeñas comunidades, se organizan dividiendo el trabajo, las funciones, y fortaleciendo sus límites y sus defensas frente a amenazas externas, pues deben su bienestar a la restricción de los recursos tomados como propios, ya que otras tribus, aun nómades,  también llegan a los mismos territorios a capturar los mismos recursos para su subsistencia, produciéndose  conflictos en los que  definen su mutua supervivencia.  

  Bajo estas condiciones, los que saben manejar un arma con destreza, quedan rápidamente casi a la cabeza de las comunidades, aunque restringidos  por los  líderes que ya han acaparado los hilos que mueven estas nuevas sociedades, mucho más complejas que el primitivo imperativo de matar para comer,  ahora la espada es solo un eslabón más en la cadena, pero se sienta a la derecha del poder.   

  El poder… podría ser representado simbólicamente por la persona que tiene la llave del granero, que es quien le da de comer a los ejércitos en tiempos de paz.


 

  A nivel comunidades, las sedentarias tienen más probabilidades en cualquier contienda, por lo que los nómades se van estableciendo a medida que tienen suficiente fuerza como para defender el terreno que usufructúan, y  en interminables contiendas con sus vecinos, a través de la relación de fuerzas y recursos se van definiendo los limites propios de cada grupo, las comunidades marcan sus fronteras, nacen los “países”.   

  En este medio cerrado, los no combatientes terminan siendo rehenes de su bienestar, pues pueden producirlo pero no defenderlo, y, con gusto, delegan libertades  en pro de su tranquilidad. Mientras,  se escriben las leyes, se inventan los castigos para disuadir a los que no lo aceptan, y aparecen los primeros abogados, ya que la concentración humana, va echando por tierra con los antiguos métodos de resolución de conflictos, el anciano de la tribu ya no sirve, no es funcional al sistema.

   ¿Y porque hay disconformidad en esta abundancia?  Porque se pasa de la repartición igualitaria que hacia el nómade, a la burocrática repartición de las ciudades, donde siempre recibe más el que está más cerca del granero: ahora cada cual recibe lo que le toca, no lo que necesita. 

  Y  a pesar de la expansión constante de estas primitivas naciones, se generan excluidos que no pueden acceder a su supervivencia, pues ahora los bienes del país pertenecen a una sociedad que no los reparte bien,  se hace necesario controlar, y reprimir hacia adentro.  La solución: separar y especializar una parte del ejército, estamos en la víspera de una genial creación: la policía.  

  Y de su mano el espionaje, las prisiones, los apremios sistematizados, el abuso de poder regulado.  El mundo moderno

    Y las cosas marchan más o menos bien por algún tiempo, para mantener las nuevas estructuras administrativas de estas nacientes sociedades, (o sea, donde se concentra la delegación de las decisiones de los antes libres pobladores)  se crean los impuestos y obligaciones, así sea en forma de animales para sacrificar en el templo, así sean brazos para la espada o el arado, no importa, lo esencial es mantener lo logrado entre todos, para beneficio de unos pocos…

  En fin, que con el tiempo, aumenta la acumulación, y la concentración en las elites que están en la cima de la pirámide, el ejército y la policía (y toda otra fuerza creada para esfuerzos puntuales) va acotando sus funciones hasta llegar a una sola: la protección de este estamento social y sus enormes riquezas, subordinando cualquier otra necesidad o beneficio social al cumplimiento de esta misión. 

  Es así que llegamos a nuestros días, donde solo se protege el dinero, venga de donde venga, donde solo se disculpa a los poderosos, donde el avance tecnológico ya da lugar a cambiar la antigua y elegante represión por la simple eliminación de personas, sectores sociales, etnias países o poblaciones enteras, a fin de llevar la ultra acumulación a buscar sus propios límites, dejando en pie solo lo mínimo y esencial para su funcionamiento.

  No sé si se entiende, la gran mayoría de todos nosotros no somos esenciales al sistema… 



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