Drogas, no gracias, digo… bueno, a
ver…
A veces recuerdo como nos recomendaban tener cuidado en los locales de juegos electrónicos, o sea, directamente no ir, porque se decía que ahí “corría la droga” sin especificar muy bien que era, como una presencia o amenaza ligada a tales tugurios, como otros tantos males que de ellos emanaban.
Por
supuesto que nunca hicimos caso de tales recomendaciones y tampoco nunca vimos
nada raro, nada de droga, no supimos en ese entonces que era.
Con el tiempo, años más tarde que esas
tardes, con el correr de las cervezas, llego el día en que nos invitaron
a fumar un porro, seguro el hermano mayor de un amigo, iniciación que
barría por supuesto con un montón de miedos y prejuicios, pero tranquilos a la
vez porque los más grandes, ¿debían saber lo que hacían no? entonces llego el
gran momento, no hay lugar para recular, ¡ahí vamos!
Decepcionante, bah, no sé, producimos mucha risa, pero no sabemos cuál es el efecto, pareciera que “no nos pega”… pero por las dudas no nos separamos mucho de la tribu (donde encaja esta nueva distorsión de los sentidos) porque de hecho pensamos y sentimos distinto que hace un rato, se corre un velo sobre la percepción del mundo cotidiano…
Y ahí va, y vamos, que el tiempo pasa y seguimos en el mismo camino y con
la misma gente.
Y no solo le “cazamos el mambo” sino que terminamos prefiriendo este mundo cambiante e inestable a lo que significa “adaptarse” (como para no decir) “insertarse en el sistema” de la manera que sea, sin poder opinar ni generar nada: ya está todo dicho y hecho, solo se puede elegir… elegir jajaja, ay lo que hay que elegir. Bueno, eso es irse por las ramas, decía que…
¿Qué? ¡Eh! Me colgué, entonces resumiendo que
probamos algunas docenas de drogas, nunca tanto como el alcohol o el tabaco,
carísimos medios legales de ponerse looco, pero no nos privamos de nada.
Es un peligro para la concepción tradicional de la familia y la sociedad, el consumo de drogas, pues esta actividad barre casi siempre con los fundamentos de “lo social” al volverse prácticamente incompatible debido a la persecución de que es objeto.
¿Y cuál es el resultado de esta exclusión? que subterráneamente se generan, bah, se descubren opciones alternativas de pasar el tiempo, de relacionarse, de crear, de construirnos como personas etc., en ese momento, por supuesto, nos detiene la policía.
Por supuesto que el discurso oficial siempre es que en
realidad se pena a los distribuidores, traficantes, pero en la práctica no es
así.
Entonces modificamos nuestra idea del mundo, perdemos algunos prejuicios, disimulamos, nos camuflamos, y nos metemos de cabeza nuevamente al sistema, tratando de generar espacios donde podamos respirar algo de nuestro propio aire, y como empezamos a ver…
Los mismos factores que nos hacían escondernos como
conejos, hoy en día son los que nos abren las puertas: se consume todo tipo de
drogas a todos los niveles, y, sin quererlo, conocemos a personajes en
puestos clave del tejido social, hemos dado un paso adelante. (Mientras
mirábamos Bob Esponja)
Con esto queda claro creo, algo que muchos se preguntan ¿Cuándo serán legalizadas las drogas? Tal vez la respuesta pende de la hipocresía social, basada cuando no, en el desconocimiento.
Si, en realidad, todos somos adictos, nada funcionaria si no, desde chicos nos enseñan a ser el buen aceite del sistema, dándonos un caramelo para que dejemos de llorar, y la televisión, machaca y machaca sobre esa necesidad de consumir y consumir que dicen tenemos los seres humanos.
Antes eran las guerras las que regulaban la población, hoy que por cada uno que muere tienen trabajo cuatro tipos en una fábrica de armas, son un camino más a la superpoblación.
Entonces somos regulados por el estrés, ese asesino lento, ese subproducto del sistema de vida. Para evitarlo nos automedicamos con cualquier cosa, termas vacaciones chocolate cocaína marihuana rivotril, Facebook, aspirina, sexo, trabajo, televisión, PlayStation etc. etc… pero nadie quiere ser reconocido como adicto, ¿Adicto yo? ¿Solo por jugar a la PlayStation nueve horas por día?
Nooo adictos son
aquellos que están al pedo en la esquina… ¡¡¡Mirales la cara que tienen!!!
Y así
doña tota se da con calmantes y la otra vez a un tipo le dio abstinencia cuando
no llego a tiempo a ver Bailando por un Sueño, es cierto.
Es así como la hipocresía se perpetua dando lugar a que las cosas nunca cambien, menos si representan buenos negocios en su estado actual, aunque están cayendo tantos tabúes que no sería raro que algún presidente se prenda un porrito delante de las cámaras antes de dar su discurso, al mejor estilo Calamaro.
Es decir, la marihuana podría ser legalizada mañana, a nadie le importa, pero lo demás representa demasiadas divisas, demasiado poder como para librarlo al azar.
Y ya que el dinero obtenido con la venta de
drogas es tan exuberante, la corrupción que genera no deja tiempo para escuchar
análisis serios que partan de un punto de vista valido, alternativo a la
represión de conductas, mucho menos para elaborar leyes y cooperación mundial
en otro sentido del actual, que sería represión y/o piratería sobre sustancias.
En fin, ni me acuerdo de que estaba hablando, lo importante es ser conscientes de lo que llamamos adicción, y trasladar esta definición a nuestra vida cotidiana, a ver si el problema no son las drogas sino la forma de vivir, la manera en que somos acostumbrados a reaccionar a impulsos, a definiciones, a etiquetas, a visiones empaquetadas de la realidad.
Mientras seguirán muchos (consumidores) aportando “clandestinamente” a una industria por la que retornan los flujos de dinero en efectivo que equilibran las finanzas del sistema, de todo el sistema financiero del mundo, que para eso se controla y se penaliza.
Y ¿Por qué?
Porque si fuera legal, vía impuestos a un tipo de producción, a una categoría de consumo, podríamos elegir (nosotros, ciudadanos) el destino de esos fondos, que de todas maneras, serían siempre menores a los obtenidos mediante el esquema de “persecución” actual, aunque seguramente mejor distribuidos.
En mi opinión no hay forma de salir de este círculo vicioso, donde desde la madre teresa de Calcuta hasta la Cicciolina, desde Obama hasta el mago sin dientes, todos aportan fondos a un sistema de represión y disturbios sociales y ambientales que los vuelve a tomar como blancos.
Pero quien sabe, todo puede cambiar en un
segundo, sabemos cómo se toman las decisiones en este negocio.
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