31 mayo

Autoconstrucción humana

  



  Ahora mismo, cuando el mundo se incendia cada día un poco mas, mientras nos quedamos mirando como algunos soplan el fuego y otros corren a buscar combustible, es el momento de entender que todos somos responsables, sin excepción.             

  Somos responsables de nuestra morbosa sonrisa que pretendemos inocente, al ser testigos de la violencia justificada por un discurso hegemónico, solo porque nos permite descargar nuestro inconfesable odio y nuestra impotencia de supuestas victimas de una promesa que nunca se cumple, y nunca se cumplirá.   

  La promesa de un sistema que intenta convencernos que alcanzaremos la felicidad, la autorrealización y la elevación espiritual sin dejar de impedirlos a nuestro alrededor.  La insensata promesa de que nadaremos en la abundancia y el derroche esquilmando a los demás y eso nos traerá paz y felicidad duraderas.

  La incomprensible promesa de que a través del genocidio y la guerra, de la degradación y la violencia permanentes, descaradas y dirigidas contra todo aquel ser vivo o ecosistema que elija no responder con mas violencia, o que no pueda siquiera pensar en eso, llegaremos al fin a la justicia y la equidad.

  La inútil promesa de un bienestar absurdo, de un liderazgo y prestigio, de una finalmente mansa y parsimoniosa vejez, empujando a una carrera desesperada hacia un refugio que nunca alcanza a protegerlos, a millones de personas en el mundo, cada día.

  Porque para que una sola persona acumule -y desperdicie- mas de lo que necesita, el planeta entero sufre un desequilibrio que trabajosamente restaurará, o intentará restaurar.  Eso viene sucediendo desde que el primer ser humano primitivo decidió matar un animal mas de lo necesario, para protegerse de una incertidumbre que lo empujaba a compartir, de una igualdad que lo atemorizaba.  Que lo atemoriza hasta hoy. 

  Porque cada autodeclarado "Líder del Mundo Libre" vive en el terror total y constante de que su tenue arquitectura dialéctica empiece a resquebrajarse frente a sus propias narices, y en eso, nadie puede ayudarlos. 

  Y que nos queda al resto!?  Peatones de un tablero surcado en todas direcciones por veloces depredadores de la conciencia, por hábiles constructores de trampas donde perderemos el sentido de nuestros propios pensamientos, enfrascados en la defensa o el ataque corporativo, cuando lo único real y comprobable en este planeta es el individuo.


 

 Podemos aun hoy, respetar el mismo pasto que pisamos? Podemos bendecir el aire que disfrutan las moscas que nos molestan? Podemos ser conscientes de la infinidad de engranajes que la eternidad movió para que un trago de agua atravesara nuestra garganta? Cada animal o planta que nos alimenta es un hecho sagrado que logramos convertir en un espectáculo barato, en una falta de respeto, hacia la vida y hacia nosotros mismos, hacia la misma existencia.

  Todo volverá en otra forma, no importa cuanto extingamos, cuanto quememos, cuanto disfrutemos la masacre programada.  Todo es energía y se reconfigura desde siempre, antes de nosotros, despues de nosotros.  

  El hecho aberrante no es matar, como si la vida fuera un valor en si mismo (aunque alguna vez intuimos que el valor supremo es la libertad)… lo aberrante es vivir sin propósito, sin sentido, sin ninguna conexión con el resto del universo vivo alrededor, hasta que la muerte nos encuentra ridículamente hinchados de nuestra propia importancia.

  Encima, es mentira, nos sentimos importantes para disimular, para olvidar nuestra inmensa impotencia, nuestra inoperancia absoluta pero predecible, al punto de hacerla un camino lento hacia la decadencia final, hacia el arrepentimiento final, cuando el encuentro con la eternidad que nos rodeaba, vuelve a dar sentido a todo lo que elegimos no ser.

  No importa, elegiremos una adicción cualquiera para evitar despertar a tiempo, para evitar el aguzado filo de la conciencia que amenaza cortar en dos nuestro detallado discurso, nuestras justificaciones y quejas, nuestro dolor artificial causado por artificiales deseos sin fundamento.  

  Elegimos, cada día, trazar una perspectiva desde nosotros mismos, mirarnos desde afuera, vivir en un punto de fuga inevitable y eterno, como respuesta al riesgo de ser, de ser iguales a todo, de tener que compartir el mundo... pero, a pesar de tantos matemáticos, economistas y filósofos, no somos ese animal socializado, no somos ese intercambiable -y descartable- engranaje corporativo.  

  Aunque elijamos el segundo final de nuestra existencia para aceptarlo, somos hoy. Seguimos siendo.  Individuos.  



20 mayo

Todo el mundo a volar

 



Mariano miraba el cielo azul, nítido.  Sonreía.  De vez en cuando, acariciaba el convexo y frío vaso de vidrio que tenía en su mano.  Hoy podía mirar de frente a sus sueños, y disfrutaba al fin de una sensación parecida a la paz.  Luciana a su lado, relajada, amorosa, iba o venía imaginando cosas, creando, delineando los matices de un futuro común.  

  El espectáculo del vacío azul sobre los acristalados edificios de la ciudad era un contraste a la vez chocante y motivador: como una metáfora, los rascacielos parecían elevarse a si mismos, mientras las largas grúas les picoteaban la cabeza. como pájaros.  Pájaros.

  En bandadas, empezó a verlos.  Indiferente primero, luego, prestó mas atención, disfrutando de un espectáculo natural inmensamente bello.  Con sus antebrazos reposando sobre el balcón, hacía bailar el hielo, mientras contaba, instintivamente, cuantos ejemplares de cada especie corrían en esa especie de cinta transportadora... una alarma se encendió en algún lugar de su inconsciente.

  Grandes pájaros desconocidos, en un inmenso desfile...realmente apenas si volaban, parecían ser llevados por una corriente de aire cálido que atravesaba la ciudad lentamente.  Era un hermoso y lejano río de negras sombras entre las masas de cemento y acero. Ni siquiera se dio cuenta del vaso resbalando de su mano.  Caminaban.  

  Esas enormes garzas, o buitres, o que carajo...!!?? ...Caminaban sobre el aire, como si realmente una realidad nueva estuviera llegando sin permiso, pero...Árboles??  En el mismo manso y lento río aéreo viajaban arboles enteros, y luego un bosque verde aun vivo, arrancado por quien sabe que lejanos vientos.  A su lado, una mujer abandonaba toda tarea intrascendente, atrapada también por el incomprensible espectáculo.  No había palabras, ni preguntas.  Solo lo inexplicable.

  No era el viejo y conocido miedo ante la aventura o los desafíos, ni ese escalofrío que baja por la espalda ante el peligro...podía sentir como se licuaba su alma en una indiferente certeza absoluta de no poder traducir, de no poder hacer nada.  

  Privilegiado espectador, pudo ver como el inmenso bosque se derramaba como una catarata sobre las insignificantes avenidas y sus microscópicos autos. Todo fue cayendo como una devastadora lluvia verde, toneladas de pesada madera rediseñaban el paisaje, mientras bandadas de aves extrañas se posaban sobre los astillados restos...

  Nunca pensó en vivir para ser testigo de este momento, imaginó un tornado o un inmenso viento en algún lugar, levantando árboles arrancados de cuajo, tan alto que podían caer cientos o miles de kilómetros mas lejos, porque... no había bosques cerca.  Ni pájaros.  Pero, había terminado? Trabajosamente despego sus ojos de la incomprensible mezcla de chatarra y maderas astilladas que se arrastraba por las anchas, prolijas y señalizadas calles.

  El río verde terminaba de caer, solo unos cientos de metros mas venían volando...   Terminaba?  No.  Un poco mas allá... atrás, una mancha en el cielo se iba moviendo lentamente... el esquema renovado de masa verde volando, de río verde nítidamente recortado, avanzaba persiguiendo otras bandadas de aves extrañas... Otros correntosos ríos se acercaban volando, como un intrincado diseño que fuera a acobijar la ciudad bajo una inmensa manta. 

  Una suave queja a su lado lo sacó del letargo.  Luciana lagrimeaba, el polvo en sus ojos, la fértil y desconocida tierra, la hacían pestañear sin pausa.  El trataba de interpretar el significado de este nuevo evento, cuando una pequeña rama se engancho en su camisa nueva, se miraron espantados, sin prestar atención al montón de hojas que lentamente se depositaban sobre una esquina del balcón.  Sin preocuparse de cerrar, sin pensar en sus cumplidos sueños y su maravillosa nueva vida, atravesaron el departamento hasta salir estallando la puerta contra la pared perfectamente bien pintada...

  Los ascensores demoraban, volvió a buscar billeteras y documentos, dinero, tarjetas, ni siquiera estaba seguro de que es lo que les serviría, pero si de la urgencia.   Vamos!  Se miraron, lanzándose a las escaleras... el ruido de cristales quebrándose por el impacto empezaba a escucharse.






13 mayo

Infinita perspectiva(Poesias)


 

Monotonismo



Hoy pudieron dormir al fin los vigiladores!

Desde su torre interpretan señales, imágenes fugaces

Borrosas al igual que los sonidos.  Nada es lo que parece.

Sin embargo no lo saben, pretenden dirigir los indomables hilos,

Pretenden digerir los inmortales espíritus, que ondean

En un corazón cualquiera, bajo capa tras capa tras capa

De mandatos incomprensibles de efímeros titiriteros




Caballos



No autos, ni aviones...ni maquinas de lata, solamente caballos

Nada mas quedará cuando este frio sol termine de apagarse

Ni habrá personas capaces de establecer una representación

Tan perfectamente equilibrada, tierna y salvaje.  Completamente

Vital como un alud que baja lentamente por la ladera -enmascarada

De nieve y sangre por igual-: de árboles y fuego de tornados,

Demonios de verano, fugaces inmisercordes, y mansos ejecutores 

De tonadas.  Ya no quedará nada pero habrá un cuadro en movimiento

Donde los ojos de los desesperados y de los que no pueden ver

Se deleiten en silencio por igual, a cambio de nada...




Devenir cotidiano



Nada cambia, todo cambia:

Las ratas se consumen en la esquina...

Los vecinos, indiferentes, pueden ver morir a cualquiera.

Los corruptos sonríen, los perversos estrechan manos.

El veneno se fabrica en cada casa, en cada mente.

Los niños se calcan a sus padres:

No pueden elegir antes de que sea tarde.

Los inútiles reinan con la lengua,

Los improductivos descansan,

Los mediocres agachan la cabeza.

Los que valen algo ya se fueron, hace rato

Los audaces todavía están llegando.




Infinita particularidad 
  

No se trata de volverse de piedra, o de madera, no...

No es dejar de sentir, sino, el traspaso del autorrespeto (tan trabajosamente logrado)

Universalizar el sentido de existencia, como si cada ser tuviera derecho a ejercerlo...

No es necesario intervenir, como si fuéramos humanos: Eternos comisarios cósmicos!

Etéreos pájaros y peces exhalan su último suspiro, sin nuestro consentimiento.

Eternos arboles se desintegran en hilachas sin mediar nuestro egoísta utilitarismo.

Es necesario vivir? O es necesario ocuparse de la muerte ajena...

Siempre será necesario matar para habitar, siempre el exterminio es natural, entonces:

Por qué prejuzgar a los que dulcemente fallecen devorados por el engranaje cósmico?

No es una medida nuestra vida plástica sintética analítica, destructivamente química.

 Mientras, aspiramos a ser: pequeños héroes del reciclaje.  Monigotes permaculturales

Holísticos capitalistas desempleados.  Rutinarios perros de zaguán, durmiendo con la lengua afuera


 

Sueños


Cuantas veces me despierto? 

Soy real o estoy dormido?

Parece tan real mi vida cuando duermo...

No pienso en olvidados recuerdos:

Cuando abro los ojos, todo es cierto.



Luz viva


Una luciérnaga sobre el pantano

Sobrevuela el aire húmedo

Sin embargo, se enciende, su luz

Se enciende y apaga, pareciera:

Azaroso, fluctuante, errático 

Su solitario y fugaz, aleatorio recorrido.


Pero en un laberinto de hojas verdes o secas 

Que se esparcen sobre una marea inquieta

De aire caliente que se eleva y burbujea,

Hay tantos enemigos acechando, que...

Ni sus indiscretas alas saben de antemano

El inquieto recorrido que diseña su reflejo.


Son tres segundos de libertad o miedo...?

De indefensión o altivo desprecio...?

Es oscuridad o luz, lo que su lomo acarrea?

Los que todo ignoran solo ven, la maravilla,

Sin embargo el sentido precede cada acción. 

El sendero adivina un destino compartido


Hasta que el sol se imponga nuevamente

Y sus largos rayos se curven bajo el peso

De tantas verdades olvidadas y eternas

Que dulcemente esparce sin esperar nada

En un bostezo de su majestuosidad nata:

Cada milagro de luz es un recuerdo vivo



08 mayo

Jonatán

   

  Jonatan...  Hasta su propio nombre le daba una sensación de infamia, estupidez o fraude.  No sabia a ciencia cierta que es lo que pensaba de si mismo. En realidad, no sabia que pensar de nada, había logrado sobrevivir con la estrategia inalterable de no formar opinión, no tomar partido, no reaccionar, no contestar, no juzgar.

  No.  Nada   

  Su vida le daba asco.  A veces.  Todo parecía tan predeterminado y rutinario que ni siquiera sabía por donde escapar.

  Cuando su estrategia lo llevaba al punto donde dirigía sus pasos, sin que pudiera bajarse antes, tirarse del tren de su inevitable realidad: inevitablemente hacia la colisión.  

  Pero no era un choque de dos fuerzas, jamás, sino como una masa de gelatina que se achataba contra una pared, esparciéndose por todos lados.  Esa era su vida, así se sentía.   Ahora mismo.

  Puso los panes duros, secos, en la olla abollada por todos lados de tirarla a la bacha, aunque jamás la lavara.  Las costras ennegrecidas que se engrosaban llegando a los bordes, siempre le recordaban a su perro, siempre, lo hacían sonreír.  era la misma olla olla vieja donde le cocinaba, en su minimalista y pequeña oficina de Hong Kong.  Se creía un rey por darle carne a su perro, cada día, y ahora, él mismo era el perro.  La misma olla hundiéndose en el agua turbia y sucia.

  Jamás volvería a esa vida, encadenado voluntariamente a una serie de pantallas llenas de números verdes o rojos.  Solo cifras y siglas, sin ningún contacto humano.  El mundo podía detenerse o estallar, aunque solo se enteraría en el momento en que afectara a sus negocios. 

 De alguna manera dormía unas cuatro o cinco horas al día, entrecortado.  A la hora que se despertara había una Bolsa abierta: el mercado de Nueva York, los Futuros de azúcar de Londres, El Crudo de Arabia, los derivados en Singapur, el hierro de la B3, la lana australiana que arribaba al puerto de Shanghái... 

 De repente el Crack.  Hablando en términos globales, históricos, fue solo una pequeña corrección en el mercado.  Pero estaba sobreoperando, la ausencia total de contacto humano, lo había llevado a ingresar en nuevos mercados, donde no pudiera dejar de hacer negocios. La redondez de la Tierra le daba la posibilidad de estar veinticuatro horas al día conectado a algo.  Era como una droga.  Mejor que una droga, que cualquier droga.

  Estaba esperando algo así desde hace tiempo, la adrenalina lo hacia traspirar sobre el teclado, mientras navegaba de una pantalla a la otra, de un gráfico a otro.  Se sentía como un surfista que al fin montaba la ola de su vida, y no pensaba caerse.  

  Como siempre, iba a detenerse suavemente despues de correr la ola, todas las caídas habían sido antes, cuando aprendía: la desilusión, la miseria, incluso la prisión, la deshonra, la humillación... no habían hecho mas que fortalecerlo y volverlo mas eficiente, mas poderosamente intuitivo, un calculador, un aguzado analista de gráficos, un geómetra de la estrategia. 

  El revolcón de los mercados fue grande.  Cuando vendió el último lote de diamantes en Johannesburgo, y decidió parar para dormir, llevaba 72 horas ininterrumpidas de negocios, y apenas si había tomado unos sorbos de agua... Entre sueños escuchaba a veces al pequeño perro royendo el cartón. Apenas despertara le haría de comer.



  De alguna manera cuando abrió los ojos, sabía que el mundo era nuevo.  No por los mas de cinco millones de dólares que había agregado a su capital, sino por el hambre, por el cuerpo rejuvenecido despues de no probar bocado en tres días, por dormir doce horas de corrido despues de tres años.

  Una vez que conocía a la perfección un producto, lo abandonaba.  Sin desafíos, la vida perdía el sabor, como la comida que se preparaba en el microondas cada día, de lo cual daban fe la interminable montaña de cajas que el perro terminaba aplastando y sumando a su dormidero.  Nunca se dio cuenta de las moscas, ni del silencio del pequeño animal, nunca había dejado de saltar a su alrededor mientras quemaba los bifes en la pequeña olla.  Solo hoy.

  El pequeño y travieso demonio había muerto sin despedirse! Como un barco al que el oleaje hace estallar los cabos que lo unían al puerto, de repente se sintió derivando hacia alta mar.  La habitación empezó a rodearlo con su realidad incontrastable y patética, hasta que tuvo la certeza de que se iba a volver loco.  Nunca fue consciente de que entre las cosas de su valija guardaba la pequeña olla, además de su computadora portátil.  Salió a la calle y tomó un taxi al aeropuerto.  

  Miraba el tablero de letras luminosas como un autómata, sin pensar en las millones de acciones que en ese mismo momento estaban cambiando de cotización.  De repente una sigla llamó su atención: EZE, Por qué? Buenos Aires: el único mercado que no había podido vencer.  Su permanente efervescencia política, su volatilidad imprevisible, Sus incomprensibles y redundantes tipos de cambio, sus grandes empresas cautivas del estado... lo habían sorprendido tirando a tierra una y otra vez sus teorías.  

  Y sin embargo, el mercado funcionaba.

  La gente de ese lugar debería tener alguna especie de conocimiento secreto, y él iba a averiguar cual era.  Llamó al Francés, necesitaba un documento argentino antes de noventa minutos, allá no tendría contactos y no iba a exponerse a la interacción con personas desconocidas. Hizo la transferencia y esperó el mandadero.  De regalo, a cuenta de la exorbitante suma pagada por el urgente trabajo, le llegó también un teléfono con un número argentino, activado, y una postal(en realidad un pequeño almanaque) con la fotografía de un misterioso monumento.

  No podían ser tan poco imaginativos.  Esa especie de columna solitaria debía ser una especie de clave que explicaba todo.  Ya sentía la adrenalina correr por su cuerpo.  Embarcó. 5493456028998.  Hasta su número de teléfono parecía contener un mensaje oculto. Lo anotó en su libreta y empezó a hacer cálculos, cuyos resultados también fue anotando hasta que se durmió. Todo parecía encajar a la perfección con algún tipo de misterio...

  Se encerró tres meses en un pequeño y familiar hotel del puerto, en un barrio tranquilo al sur de la ciudad, decidido a no salir hasta aprender correctamente el español.  No iba a parar hasta hablar como un nativo.  Semana por medio, el barrio entero  se volvía un loquero.  Uno de esos días, fue a una cantina decidido a poner a prueba su español.  Primero notó que era uno de los pocos, sino el único, que no tenia ropa alguna del color de los demás, fanáticos desaforados, ninguno se preocupaba por disculparse despues de empujarlo o pegarle un pisotón.  

  Luego de un par de minutos, empujó también a uno, que no pareció notarlo. Al contrario, usó el envión como una ola que fue y volvió nuevamente, sin dejar de aferrarse a sus colegas, tan atiborrados de los mismos dos colores como él.  Este movimiento le recordó a los mercados, su misión. La volatilidad impredecible del Merval.  Era una clave.  

  Volvió a empujar el personaje, con aun mas fuerza, esperando alguna reacción, no violenta, pero si que le diera la oportunidad de mirarlo a la cara y pedirle explicaciones.  Ni se mosqueó, en vez de eso lo miro con una alegría incomprensible mientras trastabillaba haciendo perder el equilibrio a sus compañeros, rebotar contra una mesa donde, prudentemente los bebedores levantaron sus vasos, para volver como una ola que la marea alta empuja contra la escollera. Eso no provocó mas que carcajadas de alegría. No podía entender...

  Lo que lo desorientaba más era que la expresión del rostro no era para nada violenta, sino de una alegre hermandad inexplicable.  Se paró decidido a dar un verdadero empujón con todas sus fuerzas, pero antes que pudiera afirmarse, ya lo habían agarrado y estaba derivando entre las mesas, saltando a la par de los demás en un extraño estribillo: "...se mueve para acá, se mueve para allá, esta es la banda mas loca que hay...". 

 Daba por sentado que se conocían todos, y que lo identificaban como extranjero, ya que lo sumergieron en su fiesta sin preguntarle nada.  Uno le puso un gorro, otro le dio una botella de cerveza, y en algún momento se descubrió a si mismo con un cigarrillo de marihuana, que sin preguntarle si fumaba o no, le habían pasado.  De repente, uno de ellos salió afuera y todos lo siguieron, y él fue en el medio sin saber por qué.  En el instante siguiente tenía una entrada en su mano y era parte de una ola que ingresaba al estadio de futbol.  

  Un poco por no desentonar, y un poco porque le seguían suministrando alcohol y drogas, a las que su cuerpo no estaba para nada acostumbrado, siguió participando hasta el final en el eufórico ritual.  Saltaba cuando saltaban, gritaba cuando gritaban, y desafinaba en palabras inexistentes que parecían ser festejadas por todos.  

  De repente una pelota atravesó el arco para hamacarse en la red, y el intenso oleaje de gente se convirtió en una frenética montaña rusa.  Sintió sus costillas aplastarse entre dos cuerpos gigantes, y luego la marea lo arrastro de un lado a otro, y en el siguiente instante recomenzó el vaivén, mas furioso y desaforado que nunca. 

  De vez en cuando alguien venía y lo abrazaba, le frotaban el pelo, o lo abrazaba para saltar de un lado a otro de la tribuna de cemento.  "Chino, sos una masa...una masa... no faltes, no faltes más, mirá que nos trajiste suerte" -Le dijo un pelado babeandose de la borrachera, y todos lo apoyaron.-  "...es el chino del hotel..."dijo una joven de vidriosa mirada "Vamos chino carajooo!!!"  gritó hacia el cielo un anciano que bailaba con una lata en cada mano. 

  Lo único que podía hacer era sonreír y aceptar todo lo que le daban.  Jamás pudo explicarse ni preguntarle a nadie, como fue que volvió a su hotel, pero ahí fue donde se despertó al otro día.  Este era un país inexplicable, pensó, mientras intentaba arrastrar su cuerpo adolorido, su cara hinchada hasta la bañera.  Se decidió a seguir investigando antes de empezar a invertir en nada.  La clave estaba en que...que...

  _Chino!

   Alguien golpeaba la puerta, insistentemente...Algún desconocido lo llamaba:

 _Chino... Chino, ya te recuperaste? Pasó la fisura? Ya estas listo?

Listo? Listo para que...? Se preguntó a si mismo sin respuesta.





Sus ojos se abrieron al sonido del despertador.  No era un reloj, sino el anuncio de cambió de turno en la vieja fábrica de vidrio.  Las cuatro de la tarde. Argentina... "no lo entenderías" se susurró a si mismo, con lo cual soltó una pequeña y dolorosa carcajada.

  De alguna manera, su misma cotidianidad le daba la oportunidad de descargarse, sino, estaría loco.  Intentó encender la hornalla con el chispazo del encendedor sin gas, pero no encendía.  Siguió probando hasta que se dio cuenta de que la garrafa estaba vacía. Maldita rutina.  Se recostó contra la inmensa bandera donde estaba escrito, entre otros, su propio nombre.  Se raspo la cabeza contra la pared de madera, insistentemente, intentando sacarse el dolor, pero era mucho mas profundo que un músculo o su cerebro.  Le dolía su historia, su propia historia.  Le dolía su inexistente necesidad de cambiar de vida.  

  Por suerte podía pedir agua caliente a sus vecinos, a esta hora, ya estaban todos levantados... salió afuera con el termo, si no tomaba unos mates, tenía la sensación de que iba a empezar a derrumbar el conventillo... Lo primero que escuchó fue una carcajada

  _Chino, todavía no cambiaste la garrafa? Te voy a cobrar eh! Que partidazo ayer, no? Como corrían esos hijos de puta!!      

  Le dio el termo sin hablar, sin responder, incluso, con la seguridad de que su cara de mal humor, denotaba a las claras sus ganas de asesinarlo, pero el otro tipo ni se inmutó.  Al contrario... 

  _Pasá, pasá... que querés, que te meen los perros quedándote en la puerta? Tenes yerba? Queres un mate mientras? -Y sin esperar respuesta se lo puso entre las manos...   

  _Hola Chino! 

  Tardó en darse cuenta de que unas manos salían desde la punta del colchón, bajo las sábanas, saludándolo...se adivinaba otro cuerpo a su lado, aunque permanecía tapado hasta las orejas.  Respondió en un carraspeo, automáticamente: 

  _Como andas Yesi...

  _Mmmm -fue toda su respuesta, al ser apretada por el abrazo de su compañero de cama...

 _Bien Chino, acá andamos todos bien, por suerte -le respondió por ella el dueño de casa, pasándole otro mate, mientras volvía a afirmar- Que partidazo que jugamos eh!!  La pava ya chillaba con el agua caliente.  Sin esperar otra intervención, él mismo llenó el termo, y se fue apenas gruñendo un saludo...

  Tomo seis mates mirando la mesa de plástico, antes de poder elaborar un pensamiento, su cabeza le hacía recordar a un basural lleno de humo donde revoloteaban gaviotas y garzas...De repente se acordó de su oficina hongkonesa... De su objetivo al viajar hacia la Argentina.  Tenia que haber alguna clave oculta...cuando la descubra, no lo iba a parar nadie... Se tiró en la cama un rato, cerrando los ojos para relajarse...

  Cuando los volvió a abrir, ya era noche cerrada, Se despertó recuperado.  En su mente no registró ningún recuerdo de su vida anterior, se vistió y salió a la calle, hoy tenían que hacer un trabajito en el puerto...




       

03 mayo

Tábanos

 



  El presidente mantenía su postura despreocupada a base de pastillas especialmente formuladas.  A través de la química farmacológica, podría atravesar el fuego sin dejar de sonreír, o hasta lanzarse en paracaídas -su mas viejo miedo- para demostrar sus multifacéticas capacidades, su audacia y su fortaleza a toda prueba, estrictamente necesarias para conducir a la nación. 

  Su magnificencia y omnipotencia no podían ser puestas en duda jamás.  Su seguridad artificial y el  exitismo producto del levantón químico, le jugaba en contra a la hora de tomar las peores decisiones posibles, que luego deberían ser respaldadas por un emporio militar obsoleto y en decadencia.  

  Este viejo y cansado emporio de la guerra, había logrado llenar los cuarteles de escoria de las calles como solución temporaria a la inevitable muerte en combate.  Esto reducía el conflicto social y las quejas de las viudas de guerra, a la vez que mantenía a las grandes ciudades con un índice de criminalidad aceptable.

  Una de las consecuencias inevitables, había sido la inundación de armas de guerra ilegales entre la población, producto de la imposibilidad de controlar los inmensos arsenales y depósitos, cuya vigilancia estaba a cargo de dudosos soldados, extranjeros resentidos eximidos a tal efecto de las contradictorias y autoritarias leyes de inmigración, delincuentes comunes indultados a toda prisa en aras de la seguridad nacional, adictos y pandilleros recolectados en redadas que atravesaban todos los suburbios del país. 

  Por supuesto, este era un tema manejado por los generales, últimos responsables del stock y de su rendición de cuentas, quienes parecían conformes con permitir un constante goteo de materiales, a cambio del reclutamiento asegurado de nuevo personal.  

  La oficialidad, en cambio, sometida a un problema de indisciplina permanente, permanecía en un estado de frustración y desmotivación, que resolvía a través de represalias violentas, asignaciones de misiones y tareas suicidas, o asesinatos selectivos en el interior de las bases, que buscaban descabezar anticipadamente cualquier liderazgo espurio que pudiera poner en riesgo su trabajosa autoridad.

  El presidente era ajeno a todos estos pequeños problemas, su responsabilidad era el Gran Juego, donde en vez de un recluta incorregible tenía que lidiar con líderes o países enteros.  Por suerte estaban los médicos, y su magia.  De vez en cuando, algún coletazo químico lo hacía transitar mundos imaginarios por un par de segundos, minutos o hasta horas, durante las cuales no dejaba de hacer declaraciones y amenazas confusas, erróneas o mesiánicas, que luego debía desmentir, ignorar o corregir, descaradamente escudado en la seria cara de aprobación de sus funcionarios.

  En realidad no era para menos, la tensión que tenía que soportar cotidianamente era monumental, con los organismos de derechos humanos, que durante décadas habían seguido el juego, desbocándose en declaraciones ofensivas y condenatorias, y amenazando con liberar pruebas al público, con CEOs de inmensas empresas, que habían lucrado y crecido a la sombra del poder militar, desafiando e imponiendo condiciones de igual a igual, con una diplomacia descaradamente independiente que pretendía resolver problemas internacionales, en vez de generar excusas para invadir y saquear como había sido siempre.    

  Ya no se trataba de problemas que pudieran solucionarse con dinero, o con mucho dinero -que perdía cada día su valor- sino de una rebelión interna que amenazaba con reestructurar completamente el entramado complejo del ecosistema interconectado de agencias, organismos, instituciones y gobiernos afines, sobre el que se apoyaba la indiscutible hegemonía de tantos años, ahora en imparable caída.

   El presidente observó la pequeña pastilla circular con atención, admirado de que tantas sustancias pudieran concentrarse en un formato tan inofensivo, despues de lo cual se la tragó, acompañada de un vaso de agua.  Un minuto despues estaba bailando en su despacho, lo cual fue advertido por su secretaria personal, que enfiló sus pasos hacia el bar, conocedora de las rutinas de su jefe.

   El teléfono sonó.  El General Mike lo invitaba amablemente a una reunión, aunque su reticencia a dar detalles, hacía suponer que los últimos desarrollos habían sido un éxito.

  Atentamente, sin dejar de dar pequeños sorbos a su vaso de agua (los médicos le habían advertido del peligro de -a su edad- deshidratarse), enfoco sus ojos en la pantalla que ocupaba la mitad de la pared, en el íntimo salón.  Mas allá de eso, solo había una pequeña mesa ovalada y ocho sillas.  El general de cuatro estrellas intentaba captar su atención con algunas monerías como un perro que juguetea delante de su dueño, sabiendo que va a regalarle un hueso.  

  Un soldado inmóvil en una trinchera desconocida, seguramente filmado por un dron de observación... un destello plateado que se acercaba revoloteando, la indiferencia primero y despues el asombro del combatiente, el impacto, la explosión.  Un cuerpo muerto.  Desactivado.

  Tal vez era su cabeza sobrepasada de estímulos o tal vez era un intento de engañarlo para forzar nuevos presupuestos.  Con un gesto, hizo que volvieran a pasar el corto video, ahora en cámara lenta.  De reojo miró al aviador, que sonreía orgulloso, sin poder ocultar su satisfacción, consciente de la total sorpresa que estaba causando. La película seguía pasando, cada vez dando lugar al descubrimiento de un nuevo detalle.

  _Son pequeños como pajaritos...

  _Aun más, casi como tábanos...algo así -dijo el General Mike, extendiendo su mano, hasta ese momento escondida en su bolsillo- Pequeño y letal, unipersonal, y por el precio de un solo avión de sexta generación, aun en diseño, se pueden manufacturar, en menos de seis meses, unos sesenta mil...  

  _Todo un enjambre eh! 

En ese momento de triunfo, Mike jugo su carta secreta, enviando una señal al pequeño artefacto que descansaba en la palma de la mano izquierda del presidente, sometido a su mas minuciosa observación, con lo que empezó a hacer un zumbido que rápidamente aumento de volumen... 

  No pudo evitar la tentación, la oportunidad que el destino le daba de equilibrar tantas humillaciones, al ver la cara del presidente volviéndose blanca de repente, y se tiro al suelo en un instantáneo "cuerpo a tierra" que provoco un grito histérico y afeminado del poderoso dirigente mundial, al tiempo que tiraba el diminuto artefacto contra un cortinado, para imitar su defensivo gesto, tirándose trabajosamente al suelo...

  Unos segundos despues, estaba claro que la broma no solo había sido de mal gusto, sino que toda esperanza de poner en marcha el proyecto, quedaba completamente descartada.  El presidente salió caminando sin siquiera mirarlo, despues de levantar su cuerpo lentamente del suelo, ayudado por dos espantados y desorientados asesores, mientras, el resto de los testigos, abandonaba la sala evitando pasar siquiera dos metros a su lado. 

  Despues de casi tres años de impecable y poco reconocido servicio, se había convertido automáticamente en un paria...

  Su pesado desasosiego, corría a la par de su amarga satisfacción, ya que había visto al anciano jefe claudicar y salir rengueando de la habitación.  Nada mal para ser su última pelea...

  Como buen soldado, al no recibir orden o pedido alguno, permaneció en su lugar, jugando con el artefacto tecnológico que había sido su perdición.  

  A las 12 en punto, entró su gran amigo, el General John, para avisarle que había sido designado como su sucesor.  Con las encuestas al rojo, había sido estúpidamente imprudente, convirtiendo una oportunidad de gloria militar en un deshonroso final, y en una anécdota infantil, que sin embargo, jamás podría ser contada.

  Su colega, ascendido a tal efecto, lo reemplazaba automáticamente, aunque la designación no se haría sino un par de meses despues.  Sin embargo, como un gesto de lealtad, intentó poner en marcha algunas pruebas del novedoso desarrollo, que rápidamente fue combatido en las trincheras con palos y culatazos, dado el pequeño poder explosivo del lento insecto de metal plateado. 

  La última oleada había sido desactivada electrónicamente, y ahora esa tecnología seguramente estaba en las manos del enemigo, que la desmenuzaría pacientemente en sus talleres.  Nadie supo jamás de estos eventos, ni se revelaron pruebas desde ninguno de los dos bandos.

  John atravesó el cambio de gestión sin mayores contratiempos, aunque la burocracia lo enfermaba.  No podía pisar una pista sin añorar el puesto de piloto, libre y absoluto señor de los cielos... Ahora, en medio de estas turbulencias económicas, habían perdido completamente la capacidad de innovación, mientras intentaban simular la puesta en marcha de un nuevo modelo, aunque la vieja fábrica no podía siquiera terminar de ensamblar el nuevo avión presidencial.

  Todo el mundo hablaba de Mike nuevamente, y su profecía de una guerra con China, que parecía a punto de cumplirse... pensó en él todo el día. Estaba a punto de llamarlo cuando ingreso un mensaje suyo, el asunto era: Tábano.2

  El general de cuatro estrellas se quedo mirando la pantalla mientras sentía su corazón acelerarse rápidamente...





Julia R.

        Los niños esperaban, sentados contra la barra del barsucho abandonado en la plazoleta, sus pequeños pies sucios colgaban desde los a...