Por ahora miramos a los recicladores con desprecio, su inestable vida revolviendo la basura ajena nos parece lejana, aunque un poco pintoresca: anhelamos quizá su libertad, aunque eso implique la total incertidumbre.
Por ahora, nuestro hogar permanece en pie, y nuestras posesiones son indiscutibles, podemos respaldarnos en nuestra familia y amigos, y compartir opiniones o descargar nuestro estrés en variados formatos institucionales como clubs o asociaciones con diversas perspectivas, intereses compartidos u objetivos comunes.
Pero... Que pasaría si todo eso desaparece? Estaremos preparados para vivir de acuerdo a las reales posibilidades de la raza humana? A atravesar cada día sin mas herramientas que nuestras propias virtudes, tenacidad, capacidades, resiliencia?
Estaremos preparados para sobrevivir sin mas posesiones que nuestro propio cuerpo desnudo?
La guerra afecta a la economía, la economía afecta a la guerra. Parece una ecuación de dos vías pero en realidad es una sola, no hay mas que un objetivo y una dirección: la única función de la economía es sostener la guerra y, aunque no nos hayamos dado cuenta antes, el completo esquema de retribución mundial, y por lo tanto, los diseños económicos nacionales apuntan en esa única dirección.
Por supuesto! Cada posibilidad y cada curso de acción permitido en la pequeña escala, como personas individuales, está definido por y para un estado de confrontación, donde no somos considerados mas que como un recurso(humano) que genera recursos políticos y económicos.
En definitiva, cada tecnología y cada descubrimiento, es apoyado y permitido -o no- en cuanto a sus posibilidades militares (siempre fue así, y hoy mas que nunca).
Por eso, por ejemplo, estamos financiando de manera monumental, con nuestro tiempo y nuestro dinero, con un abrumador consumo y desperdicio de valiosos recursos no renovables, con cada una de nuestros conocimientos, a la Inteligencia Artificial.
Estamos financiando este monstruo que bosteza bajo nuestra cama por qué, a la capacidad de administrar armamento, lo cual sería en realidad secundario, suma la posibilidad de un control interno total, de un conocimiento de la subjetividad personal y del entorno propio de cada ser humano con el que todos los totalitarismos soñaron.
Por supuesto, no podría ser de otra manera, ya que la paz es enemiga de la concentración económica y del capitalismo, y por lo tanto de su mas perfecta expresión, la democracia. Solo en un estado democrático, las personas pueden ser sometidas por su propia voluntad a las mas absurdas reglas, nacidas del miedo y la ambición, pero fundamentalmente del desinterés y la delegación automática del poder.
Solamente a través del entramado incomprensible de leyes y regulaciones que complejizan las simples relaciones humanas, puede llevarse a la sociedad entera a un estado de polarización permanente donde identifique y acepte como enemigos a los que caminan cotidianamente a su lado.
Esto tiene ventajas incomparables, ya que a partir de esa dinámica -que replica las relaciones internacionales- se logra concentrar recursos y decisiones a niveles inexplicables, ya que los supuestos beneficios son imposibles de comprobar y los daños, evidentes: a toda hora, en todo lugar.
Claro, vivimos segmentados, compartimentados en nuestra pequeña jaula virtual, sectorial, de clase. Es por eso por lo que no nos damos cuenta que solo nuestro encierro nos permite ignorar el modo en que somos esquilmados y aplastados. Y eso sucede para favorecer a una minúscula élite que juega a darse de topetazos mientras aplaudimos a uno o a otro.
Pero recién nos damos cuenta cuando empieza a faltar el pan en nuestra mesa, porque hay que subsidiar a las fábricas de pólvora. Nos damos cuenta recién cuando empiezan a sobrar los lugares en nuestra mesa, porque hay que alimentar a las trincheras. Y eso pasa tan lentamente que ya es demasiado tarde.
Toda toma de conciencia es póstuma y equívoca, ya que luego de dejar que nos embauquen agachamos la cabeza y aceptamos lo que venga. Si. Es que somos patéticos patriotas, fanáticos nacionalistas, celosos y vigilantes guardianes de las tradiciones y el territorio. Claro, todo esto si no nos imponen demasiado esfuerzo, no mas que agitar una bandera, o gritar Hail Hitler, Viva el Duce, Compañeros, Camaradas, etcétera
Si no se reclama nuestro esfuerzo, todos estamos de acuerdo en hacer grande a nuestro país de nuevo, pero eso es solo el comienzo.
Antes que empecemos a llenar de monedas la barriga de nuestro chanchito, empiezan a recortarnos las ganancias para mejorar el coñac en la mesa de los generales, y despues, vemos los impuestos (que iban a bajar) subir hasta las nubes para adquirir las medias de los friolentos soldados...Y la batalla recién empieza!!
Antes que reaccionemos comienzan a expropiar y saquear con la excusa del bienestar nacional, a encarcelar y torturar con la excusa de la defensa de la libertad y la democracia. Es más útil una fábrica de botones para uniformes que las vidas que usan para alimentar su matricería. Ahora, todo finalmente se encamina.
Un día nos encontramos sin mas intereses ni esperanzas que seguir el itinerario de las cambiantes victorias y derrotas, calculando el lado de la frontera que nos va a tocar, alimentando la muerte propia y ajena para llegar a una supuesta paz que se aleja como un hambriento perro que queremos mantener a nuestro lado solo con silbidos y caricias, como si el amor ahora pudiera rescatarnos de las bombas que fabricamos cuando pensábamos que solamente caerían del otro lado.
Un día nos encontramos corriendo y ya no importa nada.
Un día navegamos entre escombros buscando los restos de nuestros seres queridos mientras las corporaciones festejan un nuevo prototipo millonario de avión ultramoderno que no requiere mas que nuestro último esfuerzo para poder volar a salvarnos.
Todo parecía divertido cuando jugábamos a "La edad de los imperios"
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