05 marzo

Trisquel






  Representa la tríada sagrada de la cosmología celta: tierra, agua y cielo

  Representa el pasado, presente y futuro

  Representa vida, muerte y renacimiento

  Representa la unión de los tres elementos: fuego, aire y agua

  Representa la veneración al sol y su poder

  Representa el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu

  Representa la evolución y el crecimiento eternos

  Los brazos curvos representan una rueda en movimiento imitando la rotación del sol

  La palabra trisquel proviene del Breton y significa "tres alas" (tri askel)


  Por qué estamos hablando de esto?? 

  Es que el mundo no deja de ser influenciado por las reglas universales y su equilibrio se rige por geometrías que exceden el espacio de las narrativas y las intenciones sectarias. 

  Como una esfera en movimiento, un conglomerado galáctico surcando el espacio, un vórtice de energía que ha dado en aglutinarse hasta hacer continentes y mares, civilizaciones y sectas, cualquier configuración planetaria que pretenda funcionar, no debe intentar escapar a estos inevitables parámetros.

  El paso ya impostergable de un mundo polarizado entre conceptos monolíticos antagónicos y opuestos, a una convivencia multipolar, tiene una etapa intermedia, y es eso lo que los centros de poder están intentando aprovechar para su beneficio.

  En un mundo globalizado, surcado por canales instantáneos de comunicación, no interesa ya de que cultura se extrae la mística y la retorica que permita lograr los objetivos propuestos.  La misma política, las ideologías, en su fragilidad, han terminado por desnudarse ante la opinión pública como lo que realmente siempre fueron: mascaras para actuar en un escenario, donde se representaba un papel, mientras la vida real pasaba detrás de las cortinas.  

  Es por eso que ha dejado de importar el rótulo de Izquierda-Derecha, Fascismo-Socialismo, Capitalismo-Comunismo, ya que los grandes acuerdos son necesarios e imprescindibles para la continuidad del Status Quo actual.  

  Estos acuerdos se dan entre bloques de población que se cuentan por cientos o miles de millones completamente diversos e intermezclados, entre recursos irremediablemente necesarios que requieren de tecnologías monstruosas y caras para su extracción y movimiento, que exceden toda clasificación nacional, política o partidaria, entre dinámicas económicas que se interconectan y recorren el planeta entero en cuestión de segundos.  Intermitentemente.  Permanentemente. 

  Ya que aún estamos lejos de lograr un equilibrio multipolar de cinco puntas, como la clásica estrella pentagrámica de Pitágoras, la figura del trisquel, que se reparte el mundo conocido entre las tres potencias mas fuertes e influyentes de la actualidad, busca dar paso a un equilibrio que las fortalezca mutuamente, resignando tanto como se cede, en aras de no terminar otra vez, en un mundo macrocefálico, encabezado por un sector tan monolítico y dominante que solo sea productor de desequilibrios y guerras que impiden todo crecimiento y evolución mundial.

  La razón es muy simple, los buenos negocios rinden mas que la guerra, en un mundo de nueve mil millones de personas hacinadas, amaestradas y mansas, como en la jaula de un gran circo, que no puede darse el lujo de perder consumidores y mercados, de distorsionar o entorpecer el flujo de valores, de desperdiciar valiosos recursos humanos, minerales y naturales que ya escasean, en un juego que no aporta nada nuevo.  

  La paz mundial es la nueva panacea, el nuevo eslogan, desde que las riendas y los resortes, los canales de influencia y la dirección y gerencia del planeta, ya están firmemente establecidos y asignados de una manera que ya no deja casi nada por perfeccionar.

  Es así que entramos en la era de los grandes acuerdos, donde la política imperialista clásica cede -mas allá del teatro de las apariencias-  ante las necesidades del mercado.  

  Este necesita un flujo ininterrumpido, suave y seguro de materias primas, precios predecibles, innovación constante en nuevos productos que permita que el mercado se retroalimente con cualquier tipo de excedente que la población pudiera pensar en ahorrar o asignar a su propio bienestar, reglas jurídicas básicas universales, y un método de intercambio compartido por todos, que del viejo dólar, y el anticuado oro, pase a ser representado por inasibles criptomonedas y acciones.

  Es tan simple y claro que no puede fallar.  Bienvenidos, al nuevo mundo Tripolar, un mundo en paz mientras se mantengan a raya al resto de los jugadores -por el momento- asignándoles su cuota de participación mínima necesaria, para que la dirección y gerencia, representada en este nuevo triunvirato mundial que forman las personas mas poderosas de la tierra, funcione con elegancia y gracia, a fin de perpetuarse el tiempo que haga falta.

  Buenos Días!
  

  










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