No se ilusionen! No está ni estará disponible en las librerías! No para nuestra especie!!
Nos hemos vuelto tan predecibles como una gota de rocío al sol. Navegamos entre el capitalismo salvaje y la espiritualidad cósmica magnética. Queremos sentirnos en paz y ser acariciados por el amor, queremos dejar de sentir y dejar de ser culpables por el daño que usufructuamos. Queremos disfrutar de lo simple de la vida sin apegarnos a nada. Queremos tener mucho dinero para poder disfrutar de todo lo que la raza humana produce o de todo lo que le pone precio.
Al mismo tiempo.
Fuimos sorprendidos consumidores de la novedad, luego fanáticos y adictos desesperados, ahora... solo somos esclavos involuntarios de las redes sociales, de la tecnología virtual de interacción humana. Tan predecibles en nuestra predecible red, que hemos dejado en manos ajenas la generación de nuestras emociones, sentimientos y pensamientos.
Lenta sistemática e imperceptiblemente hemos dejado de producirlos, hemos dejado de ser dueños de nuestros pensamientos, de nuestras emociones, de nuestros propios sentimientos, y ni hablar de nuestros procesos de validación, de nuestra capacidad de verificación.
Repentinamente hemos dejado de ser. Simplemente. Porque ser o existir impone la lógica de la autonomía, de la decisión propia, de la diferenciación entre amigo o enemigo, riesgo o beneficio, entre bienestar paz y libertad o peligro, reclusión y castigo.
Ahora. Ahora mismo.
Cada vez que posamos nuestros ojos en una pantalla.
Ahora, que estas mirando esta pantalla entre otras pantallas, pestañas, aplicaciones, plataformas... tu percepción esta siendo cuadriculada, desintegrada y diseminada entre cientos de estímulos afinadamente diseñados. Música y colores, imágenes, sonidos, letras e idiomas. Nada es al azar.
Somos sincronizadamente sometidos a la ejemplificación permanente de lo que debemos sentir y de como debemos reaccionar, y todo tiende a la mas absurda domesticación total.
Como un cachorro que no puede evitar mover la cola, nos delatamos con cada clic, con cada like, con cada manera encubierta de enmarcar nuestras conductas en complejos sistemas de clasificación. Primero elegimos, o sea... Elegir por si mismos es lo que hacen los insectos y las águilas, los peces del río. Nosotros, "elegimos".
Así, entre comillas, ya que nuestras decisiones vienen de un largo proceso de interconsultas entre especializados diseñadores de conductas, que moldearon nuestra vida desde el momento mismo de la concepción: no acabábamos de nacer, y ya teníamos el gusto en la boca de la ultima golosina de moda.
Pero bueno, imaginémoslo, sintámonos libres que es muy elegante, muy creativo (el mayor acto de creatividad actual es acomodarnos en un casillero preformateado y pensarnos libres) y pensemos que alguna vez, que en el inicio, elegimos. Y con el acto de elegir entre opciones prefabricadas enmarcamos nuestra percepción futura, nuestro tiempo, nuestras posibilidades de aprehensión de la realidad, a través de procesos estadísticos y técnicos, que apuntan nada mas que a la rentabilidad y al valor de uso de nuestra opinión.
Entonces lo que preferimos se diferencia, se diversifica, y ya accedemos naturalmente a nuestras propias preferencias, a nuestra increíblemente pequeña prisión mental, a través de infinitas variaciones de lo mismo. La música fortalece las emociones, las fija a sonidos y secuencias, nos convertimos en monigotes babeantes inertes sonrientes...pero un día.
La necesidad del sistema caduca y cambia, llega a su fin, pero nuestra conexión es firme, atrapados por las notas y el ritmo que dispara nuestros sentimientos viscerales, acunados por la emoción profunda que nace de la melodía reconocida, el mensaje siguiente, tal vez diferente o completamente opuesto al anterior, encaja con docilidad en nuestro chato y lento cerebro de primates domesticados, condicionados, adiestrados.
Eso es lo único esencial, porque transcurrimos a través de fibras utilitarias que tensan los acontecimientos, hasta hacer, como músculos, como tendones, que se muevan las ideologías dominantes hacia el siguiente espacio de recolección de energía humana. Y siempre habrá un nuevo "ismo" una nueva estructura de reformulación del mundo que capture la efervescencia de los descontentos, de los desconformes, de los excluidos, de los aburridos, lo que sea... el factor aglutinante es simplemente intrascendente.
Fascismo, comunismo, feminismo, naturalismo, convirtiendo seres humanos en monigotes manipulables, generando nuevas jerarquías, nuevos productos y consumidores, nuevas ideologías que mantengan el academicismo vivo para que las universidades sigan produciendo los futuros líderes de la clase media.
Seguimos siendo monos pudorosos que no pueden desnudarse de sus ideologías. Seguimos siendo animales sumisos que solo buscan alguien a quien seguir, ante quien someterse. Somos desesperados buscadores de protectores, de guías y ejemplos, aunque les digamos gurues, mentores, coachs, el resultado es respirar tranquilos en las filas del medio mientras el mono mas grande enfrenta los depredadores, mientras nos lleva a la tierra de las bananas gigantes...
Somos la raza mas estúpida del planeta, y tal vez, del universo entero, pero eso...ni siquiera nos importa.
Somos los felices testigos de nuestra permanente, despiadada esclavitud.
De nuestra desaparición.
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