26 junio

Narrativas

Primero, la narrativa es un camino.  Luego, se convierte rápidamente en un túnel.  Finalmente, en un ataúd.

  Primero nos agarramos a tientas de las obviedades que nos permiten transitar por lo esperable: las definiciones, los dogmas.  Lo previsible nos regala tiempo.  Lo establecido nos da la oportunidad invaluable de dejar de pensar, de tomar decisiones.  


  Después, deja de existir el resto, ya no accedemos a alternativas.

  Hemos encallado en una burbuja de percepción sincrónica, perfectamente diseñada para dirigir en una dirección cualquiera, nuestros mas pequeños pensamientos, y a través de ellos, nuestras conductas...y: nuestra impagable validación, justificación, legitimación total del Poder.  

  Por lo tanto, la información no relevante a nuestras tareas asignadas deja de llegar a nuestros canales de comunicación, a nuestra pantalla, a nuestro vecindario.  Antes de darnos cuenta, ya ni siquiera tenemos derecho a opinar sobre nuestro día a día si no encaja en el esquema habitual. 

  Y si!!  Que iba a pasar!! 

  Si nos acostumbramos a escuchar una historia que habla de nosotros, a creer, a ser parte, a ser un hilo de la trama que repite cada día exactamente lo mismo.  

  Y lo mismo es: nuestra historia prefijada relatándose en cada detalle, como si ya hubiéramos muerto.  Consolándonos con las supuestas posibilidades de elección que tuvimos, tendremos, o tuviéramos si seguimos vivos el minuto que sigue a este. 

  En realidad, nuestra historia es una sola, vivida por millones cada día, por nueve mil millones de autómatas fugaces llamados seres humanos.  Nuestra historia es igual a otra, y a otra.   Y no nos dejaron lugar para otra cosa que no sea el sinsentido.

  Agotamos nuestro tiempo en el sometimiento sin descanso a lo superficial, a lo intrascendente, y en la voluntaria entrega a una fabula cualquiera (religión, televisión, inflación, autosatisfacción) que nos  permita explicar el mundo que percibimos.  

  Así, podemos entregar nuestra voz, nuestro tiempo, nuestra vida a la decisión aleatoria del poder establecido y representar nuestro papel sin asumir responsabilidad ninguna.  Solo somos instrumentos de una guerra ajena y molesta.

  Podemos desligarnos de nuestra participación y los efectos de la masacre, y sentirnos conformes solo con seguir vivos hasta mañana.  Gratuitamente, el sistema produce una infinita gama de excusas y justificaciones.  Necesitamos compasión.

  Nos acostumbraron a ser humanos, género, especie, tribu, raza, nación.

  Corporación.

  Pero es mentira, no somos parte de la raza humana.  Somos -cada uno- una persona.  La especie no varía por el pequeño desfasaje accidental de nuestra desaparición.  La cultura no nos necesita.  No se detendrá el tiempo.




  Esa es la verdadera narrativa.  Aunque no lo asimilemos, no tenemos forma de crecer aportando hacia afuera.  Como seres individuos, no hay forma de acoplar nuestra fuerza vital a una estructura destinada a producir objetos, mitos o profetas, sin perder en el camino nuestra fuerza vital, nuestro auténtico propósito.

  Sin poner en riesgo nuestra instintiva determinación a ser libres.

  Cómo puede ser que nuestra total atención esté orientada hacia otras personas, haciendo depender cada minuto vivido de lo que digan, piensan o sientan? Cómo puede ser que nuestra energía se enfoque en instituciones o fábricas?  En religiones?  Ideología?  Marcas de ropa?

  El único camino que nos llevará a algún lado es hacia adentro, volver a nosotros mismos.  Es darle un sentido total al segundo que transcurre a través de nuestro entorno (como hacen el resto de los seres vivos del planeta).  

  Podríamos vivir o morir mañana sin arrepentirnos?  Sin reclamos que hacer?  Podríamos despertar mañana sin decisiones prefijadas?  Sin arroparnos en el comportamiento previsto? Sin cuotas financieras o espirituales que pagar?

 No.  Mañana tampoco.  Mirémonos al espejo cada día, para declarar: "El sistema soy yo".






21 junio

Desapegos

   



¿A que nos vamos a aferrar en este contexto, en esta bisagra histórica?

  Somos una especie tenaz en su terquedad.  Tan tenaz que podemos decidir eliminarnos los unos a los otros por solo una palabra, un color, un tono de voz.  

  Somos capaces de eliminar la vida en la otra mitad del planeta, hoy. 

  Por supuesto, que ha habido otras catástrofes descomunales.  Muchas, innumerables.  Aunque perecer era una consecuencia inevitable: ¡Los dinosaurios no podían dejar de ser pesados!  

  Pero la raza humana se extingue inexorablemente solo por no soltar, soltarse, por no salir corriendo de la sartén.

  ¿A que nos vamos a aferrar cuando todo se acelere? ¿Por qué? Antes que nada, no podemos detener la apresurada pérdida de sentido de cada aspecto o fundamento de la convivencia social, de cada meta, designio o mandato, de cada territorio de pertenencia, aunque sea sicológico, imaginario o virtual...

  Ninguna de las cosas por las que luchamos o pensamos luchar permanecerá intacta.  Nada de lo que hemos aprendido y aprehendido durante años nos alcanza para interpretar el mundo actual.  

  Ni siquiera la obediencia ciega, ni la obsecuencia, ni la indiferencia.  

  Pero incluso, este derrumbe estructural de perspectivas y líneas de acción, no nos prepara para el escenario actual: no se trata de cambios personales, de mejoras sociales o sinceramientos de las elites ni de otro cambio de dirigentes, de la necesaria y urgente evolución de las instituciones internacionales. 

 Se trata del desacople total de los resultados y los procesos que -como especie- generamos con respecto a la naturaleza  y nuestro común hogar llamado Tierra



  Luego de veinte mil años de historia humana moderna, ha llegado el momento de practicar el desapego, ya que muy pronto volveremos a las cavernas.  No hay forma de evitarlo, ni siquiera de comprenderlo... ¿Qué locura lleva a los mandatarios mundiales a destruir todo lo que cubre el planeta, incluido selvas y ríos, mares, llanuras, montañas...y por supuesto, personas y animales? 

  Si no hay forma de saber ahora, mucho menos la habrá mañana: también está en proceso de destrucción el pensamiento, el conocimiento, el poder de evaluar y discernir, de elegir.   Antes que logremos adaptarnos, tal vez tengamos que salir corriendo con lo puesto, sin mirar atrás, sin pretender saber: ¿Qué pasó con el resto?  

  No hay que preocuparse tanto, antes fue destruido el poder de percibir, de ser conscientes, de conectarnos con el resto de los seres vivos.  Deberíamos empezar a evolucionar, a adaptarnos, antes que sea tarde.  Y para eso deberíamos practicar, deberíamos especializarnos en el resto del tiempo que nos queda.

  Es necesario desapegarse, despojarse, sacarse peso de encima para el viaje que viene.  Es necesario practicar para poder sacarnos de encima el pensamiento caduco que moldeó nuestras vidas y nuestras conciencias desde que nacimos.  

  Es necesario dejar de creer en cualquier cosa que creamos, ya que todas son parte de lo mismo: la construcción de un mundo artificial que nos convierte en instrumentos, en alimento de los depredadores.

  Pero seguimos.  Seguimos buscando soluciones "para siempre" que nos rediman del momento actual.

  Seguimos buscando culpables y profetas, buenos y malos, para así continuar al margen de toda responsabilidad histórica.

  Seguimos inventando fantasías donde los elegidos se salvan y escapan.  Seguimos viviendo en Hollywood.  Seguimos caminando por el borde, tambaleándonos, frente el precipicio.  Ya ni siquiera hay forma de volver atrás

  Es hora de saltar.  ¿Cuánto peso llevás encima?

  

  

  

  





  

15 junio

Guerra Mundial

   



  Claro, cada cual depende de su trabajo. 




  Los analistas de seguridad: de avizorar amenazas ficticias, o mucho antes de que se produzcan realmente.  Los "Youtubers" e "Influencers", de que las aguas sigan revueltas, de que la gente siga siendo estúpida.

  Los políticos, de generar el temor y la desconfianza social que les permita configurar alianzas inexplicables, presupuestar obras inconcluíbles, y pedir prestadas sumas impagables -y de más está decir, que de cada peso tienen sus diez centavos de comisión-.

  Los industriales sueñan con grandes contratos y los generales con grandes montañas de armas.  Las empresas aseguradoras, las constructoras...crean dinero. Ganan, sin trabajar.

Los mercenarios del dinero, los sicarios económicos... se relamen imaginando nuevos territorios y recursos a esquilmar.

  Los presidentes prefieren aprovechar para entronizarse en el poder, y los delincuentes comunes para hacer stock de armas de guerra a precio de ganga.

  Los presidiarios esperan ser liberados para combatir, los banqueros prestan dinero virtual a cambio de oro real.

  Los periodistas se llenan los bolsillos publicando noticias falsas mientras se adaptan a la verdad que más les convenga.

  El público solo consume, espera ver pasar todo por la TV sin correr riesgos.  Cómo mucho, espera agazapado en la redes sociales, para decir algo que lo haga creerse mejor que el de enfrente.  

  Cada cual espera que nada cambie, gane quien gane, y que la alarma del reloj no deje de sonar a las seis de la mañana.  Sin embargo, cada cual exige represalias que manos desconocidas descargarán  lejos de casa.   

  

  Pero la guerra no se trata de líneas en un mapa, o en el suelo.  No se trata de banderas rojas, verdes o azules, de grandes intereses.  Se trata de personas.  

  Somos la hegemonía, por eso existe la guerra.  

  Personas que disfrutan el sufrimiento infligido a desconocidos, como disfrutan una película.  Personas que valoran el precio de su comodidad igual que la muerte y la desolación que costaron.

  Personas sin rostro que mueren alrededor de cada campo de batalla, entre toneladas de hierro inútil, o quedan como despojos de un mundo que ya no existe.

  

  Millones de personas  que pierden la guerra del hambre, cada día.  

  Millones de personas que vagan y divagan, expulsadas de casa, sin hogar.  

  Mientras los hombres de negocios recorren el planeta, las fronteras detienen al resto.

  El tiempo se apresura.  Cada límite se arrasa.  Todo se acelera con la propaganda.  

  Los miserables sonríen como niños.




10 junio

Fuego

 

  Esto es autoayuda...

  Escuchá esa voz...

  Sos intrascendente, insignificante, más que absolutamente pequeño.

  Tus actos no tienen ningún efecto, ninguna consecuencia: importancia ninguna.  Toda tu vida y tu mayor explosión de esfuerzo irrepetible no podría siquiera hacer que se entere el universo de tu invisible existencia.  

  Entonces: hacer o no hacer es lo mismo, no le busques motivos, excusas, justificaciones.  Actuar es una elección que solo tiene que ver con vos, nadie mas puede ser o pensar en ser parte de tus decisiones, nadie mueve tu mano, nadie detiene tus pies. 

  No hay otra persona que hable por tus labios o brille por tu mirada.

 



 

  Tampoco hay algo que vaya a cambiar porque dejes o no dejes de hacer...nada.  No te preocupes, sos libre.  Estar enfrascado al formol por perspectivas sociales humanas de una total e incomprensible incoherencia no te define.

  Sos la leve llama de una vela intentando pavonearte y competir contra el fuego de cientos de miles de infinitos soles.  Tu mente es como una flor de plástico que ya nació muerta y enterrada en un concepto que define la falta de brillo como belleza y la inutilidad como iluminación. 

  Pero sos la llama, esa llama perdida en la totalidad.  Sos ese fuego igual al sol.  Sos, el sol.  

  No hubo otra forma de dar inicio a tu existencia que transformar su infinito poder y energía creativa de miles y miles de maneras hasta llegar al espermatozoide, al ovulo que se recostaría contra la placenta materna para darte origen. 

  Hasta el mas pequeño de los animales sabe que hacer.  Hasta la mas pequeña e indefensa planta tiene la certeza de actuar sin rendir cuentas.  Solo nosotros somos esclavos de nuestras definiciones.  Solo nosotros somos esclavos de nuestros conceptos.  

  Somos criaturas imaginarias, el resto de los seres vivos existe en un mundo real.

  Pero tus actos, decís, son tan importantes que no podés dejar de hacerlos. Son tan importantes que tenés que defender sus efímeros resultados pretendiendo estar cambiando algo. Que tenés que detener y derrotar a cualquiera que se oponga, que se atraviese, que se atreva a desafiarte, que se inmiscuya.  

  Cada día te convencés de tu importancia personal, y de tu propiedad indiscutible sobre ideas, pensamientos, personas, objetos y territorios.  Solo lográs dormir al embaucarte pensando que hiciste girar el mundo en la dirección correcta, o que lo frenaste.  

  No lograste nada. Dejá de engañarte, tu vida o tu misma muerte tendrían el mismo efecto que una gota de lluvia en una tormenta.

  No entendiste nada, no vas a salvarte, mucho menos al resto. No hay nadie a quien seguir, el único camino sos vos mismo.

  Solo hay que respirar.  

  Solo la muerte tiene importancia.

 








08 junio

Viento...

 




Julio Cesar camino lentamente, nadie lo esperaba.  

  Nadie lo había ido a buscar, ni tampoco había recibido ninguna visita en sus ocho años de reclusión, tampoco tenia amigos afuera.  En la prisión, -donde fue a parar- acusado falsamente de un crimen espantoso que no había cometido, solo para justificar un dinero ausente en la fábrica donde trabajaba, aprendió muy rápidamente que ser inocente era lo peor.  

  Ahora caminaba junto a los altos muros de la prisión, como si temiera dejarlos demasiado pronto.  Lentamente, tras los quinientos metros de alambrados, fue adentrándose en los suburbios olvidados de la ciudad.

  Incomprensiblemente, la gente de afuera no dejaba de hacer un exagerado alarde de sus caras torvas, sus ceños fruncidos, su apuro y su malhumor gratuito y fosforescente: se podía ver a veinte metros de distancia la infelicidad, la profunda insatisfacción que encorvaba sus cuerpos y apagaba el brillo de sus miradas, aparentemente ciegas al milagro de la vida que se desplegaba a su alrededor...

  Observaba personas, tratando de encontrar un sentido a la convivencia social, tantas veces anhelada, y que ahora, sin embargo, no le producía mas que nauseas y repulsión.  

  Llegando al centro, detenido en un semáforo, una brizna de pasto asomando tenazmente entre dos baldosas flojas, capturó su atención por completo.

  Sin que nadie prestara una mirada a su inmovilidad -salvo las personas que lo rodeaban para esquivarlo, brindándole una mirada desaprobatoria por restar un segundo a sus atareadas vidas-  se acuclilló en esa esquina admirando la intensa lucha que desplegaba esa pequeña lamina verde claro, en medio del acelerado caos del mediodía.

  ...De alguna manera podía sentir, no solamente que la pequeña planta estaba completamente viva -como él- sinó que también lo percibía, a pesar del increíble esfuerzo por crecer y elevarse, que parecía absorber por completo su energía...

 Sin entender cómo, su atención se enfocó en el verde vivo, y luego en los poros por donde la hoja respiraba, y luego en la forma en que las células vegetales se multiplicaban, ebullescentes, ganando milímetro a milímetro un espacio hacia el cielo, hamacadas dulcemente por la brisa matutina.

  Su alma se integró al alma de la brizna de pasto tierno, sintiendo en su sangre misma el esfuerzo y la felicidad intensa de crecer y estar vivo... luego, casi sin aviso, fue tomando conciencia de esa situación despersonalizante hasta sentir miedo, y un escalofrío repentino lo devolvió a la realidad, a través de la voz de una persona desconocida que le preguntaba preocupada: 

_¿Señor, se siente bien?


Levantó sus rodillas del suelo hasta cruzar sus ojos con el asombro interrogante de la joven mujer que se había detenido a su lado.  Su femenina belleza, extraña y olvidada, su piel, mas cercana a el que lo que cualquier mujer hubiera estado en los últimos años, el rítmico vaivén de sus costillas empujadas por la respiración, y sobre todo, esa fragancia a flores silvestres recién cortadas lo dejo completamente sin palabras...

_Venga, siéntese...

  Y la joven mujer lo trasladó desde la punta de sus dedos que aferraban su muñeca, hacia el borde de una vidriera, donde lo ayudo a sentarse...nunca se había sentido tan indefenso y tan derrotado, falto de recursos, en toda su estadía en el sórdido Penal del que venía...

_Le bajó la presión, no se preocupe, ya va a sentirse mejor... tome esto -y le dio un par de pequeños caramelos Alka envueltos en papeles plateados y verdes...

  Le hubiera gustado decir algo significativo, explicarle que todo estaba tremendamente vivo y el también, que la libertad era magnífica, y que recién se había dado cuenta de cuanto extrañó el viento en la cara...pero no.  Solo pudo decir:

_Gracias... -y absorber el último segundo de esa sonrisa que se alejaba...

  La vida afuera prometía ser impredecible.   De repente, cada auto, cada baldosa, le parecieron absolutamente irreales.  Enfrascados en su propio rumiante desencanto, cada persona se le antojó inmersa en una incoherencia y sinsentido absoluto, 

Caminó sin rumbo sintiendo como sus planes y expectativas se dispersaban como hojas secas.  Su absurda esperanza de un mundo coherente fuera de la prisión se reveló como lo que era: una fantasía impracticable, solo útil para transitar la oscuridad del camino.  

  Ahora, al final del túnel, la luz que había perseguido se develaba como una ilusión y una trampa, que lo conducía a un nuevo tipo de prisión, de esclavitud. 

  Se detuvo al borde del precipicio social.

  Ningún aspecto de la libertad encajaba con la convivencia, con los valores humanos, con esa prisa insana por ganar y comprar, por aparentar y prevalecer, por someter y aventajar... de repente se dio cuenta que era la única persona libre en ese mundo de prisioneros de la estética y las apariencias (del que también había, alguna vez, formado parte), ese mundo de mandatos y promesas vanas de éxito.

  Sus ojos se abrían espantados ante esa violencia que desterraba el ser y el hacer a cambio de tener, o simplemente desear sin poder alcanzar nada.

  Se sintió afortunado de no tener lugar alguno adonde ir, ni cosa que hacer, ni posesiones que defender.  era libre en un mundo de aterrados esclavos... 

  Tal vez, esa muchacha, también... 

  Una sonrisa de felicidad se fue abroquelando en su rostro ante la certeza de que era, al fin, dueño de su vida por primera vez.  No alcanzó a compadecer a algunos de los transeúntes que lo miraban, casi con odio, por no compartir su malhumor y frustración.

  Cada segundo era infinito...










01 junio

La guerra de papel

   



Cuando el -luego depuesto- vicealmirante alemán* propuso olvidar Crimea, hablaba de realidades, de aceptar límites actuales, desescalar la guerra, pero también de la clase de desempeño que sería posible de parte de su armada, si tuviera que garantizar cada tanquero regasificador o petrolero surcando los mares en un contexto de hostilidades abiertas. Y esto, a cambio del suministro de estos recursos por tuberías actualmente en funcionamiento?  

  La propuesta era de una pureza lógica implacable: olvidemos Crimea, evitemos la guerra en nuestro vecindario, disfrutemos del Nord Stream

  Lógicamente, fue despedido.   

  El Partido de la Guerra, en todos los países, actúa unificadamente hacia un objetivo común, que es medir sus límites a través de la más destructiva confrontación militar posible.  

  Para ello no vacilará en poner a prueba el consenso y el alcance de su propaganda, asesinando embajadores y primeros ministros, encarcelando presidentes, despidiendo generales  o destruyendo cualquier otro impedimento encarnado en una intención de paz: La guerra es la paz. 

  Y así, con este viejo axioma, que no duda en desmantelar o enajenar las bases industriales o sociales de sus propias naciones, en aras de impulsar un conflicto que destruya todo, se rediseña el consenso social a golpe de martillazos mediáticos, falsas banderas, neohistoria, y una cada vez mas descarada participación como socios, accionistas, y facilitadores, de los billonarios del mundo.  

El mejor negocio del mundo es la guerra, el mas rápido y de instantánea devolución.  No solo goza de subsidios y subvenciones estatales, sino que por lo general se cobra por adelantado, no requiere de permisos ambientales o sociales, ya que se impone por su propia fuerza, y asegura una continuidad y un crecimiento exponencial de las manufacturas... y luego: el negocio del rearme, de la reconstrucción, y el reparto de recursos y bienes, tierras y personas, entre los vencedores

  Todo parece rutinario en el lento caminar de los imperios, aunque, al día de hoy, la única garantía real, es la de la total derrota de la vida en el planeta.



  Es que... vencer es una palabra antigua, de cuando se usaban espadas y catapultas, arcos y flechas. Vencer, es una palabra inaplicable en el contexto actual, en el que la guerra es solo un blanqueo de capitales, influencias e intereses, garantizado por la total debacle de las sociedades que se involucran en ella. 

  Nadie vence.  Nadie vencerá.  Solo estamos a las puertas de un desmesurado negocio, al que aportamos sentido poniéndonos de uno u otro lado, como si tuviéramos algún interés real en ello. Como dos caminantes que discuten que marca de auto es mejor, tomamos partido por unos u otros, legitimando una masacre lejana y nebulosa, mientras los jugadores reales apuestan y se divierten desde sus modernos castillos de cristal blindado.



  Bueno, todo aparenta normalidad: lideres paternales luchando contra monstruos marinos y molinos de viento, imponiendo carencias y restringiendo libertades, exprimiendo las economías, sacrificando chivos expiatorios diariamente en aras de una victoria que nos devolverá la gloria y el liderazgo merecidos.  

  Y millones de personas aplauden y se babean por anticipado, como si en algún momento fueran a dejar de pagar los daños para empezar a recibir los beneficios.

  La realidad es que, cuando caiga la primera bomba nuclear, el mundo entero se convertirá en un inmenso campo de refugiados de nueve mil millones de personas. 

  Por fin, habremos unido a la humanidad.



* Kay-Achim Schönbach, Vicealmirante, jefe de la Marina alemana hasta el 22 de enero de 2022

         


 

  

Identificados

  La narrativa se impone   Bah... que simplificación absurda...    La narrativa se esparce con dulzura, amablemente, como pequeñas semillas ...