La mecánica es tan automática en su homogénea, ortodoxa respuesta que se ha vuelto incuestionable, tan eficiente en su asimilación del sentido, en su direccionamiento de las intenciones, que no puede ser ya mas frugalmente cómoda, tan alejada de las causas y de los responsables, que pueden obviarse, señalarse, o fabricarse a voluntad.
Pero claro, mas allá del destino incierto de los recursos, que seductora es la
posibilidad de complacer a nuestra propia conciencia, de renovar el pacto
improductivo y cínico entre nuestra indiferencia crónica, nuestra cotidiana
apatía y nuestra hipócrita mascara social!!
Entonces respondemos al flautista de turno, como niños, o como ratas, porque
los diarios nos dicen que faltan héroes que no sean de historieta, y que
podemos ser vos y yo.
Que los problemas no importan si existen las soluciones mecánicas, mediáticas o tercerizadas y mágicas, que la alegría de vivir en sociedad es sentirnos colibríes llevando en el pico una gota de agua para cada incendio provocado, intencional, mientras vemos pasar en la misma dirección los camiones repletos de leña pagada con nuestros impuestos.
Por supuesto, si esa gota es virtual, mucho mejor, así podemos seguir atados a
la televisación de nuestra realidad y a las pantallas que iluminan el brumoso
espacio de nuestra vida...
Entonces nos dicen que tenemos que indignarnos y nos indignamos!
Justo a
tiempo! Y lloramos de impotencia por los muertos, y de dolor por las muertas...
nos enternecemos por los niños sin techo, por las ancianas con hambre, por cada
familia que perdió "todo" expulsada a palos y balazos o en cualquier
catástrofe sin aceptar que tampoco nos queda nada por perder en medio de
nuestra comodidad, esclava de la sumisión total en que vivimos.
Pero claro, aunque no sea digno, es casi hasta elegante ayudar -mínimamente- al
otro, a la victima, al habitante de la tragedia ajena, porque eso nos permite
descargarnos de culpas y responsabilidades...
Claro, para desligarnos de todo, la primera responsabilidad de la que nos
descargamos es la de nuestra propia vida...pero eso nos permite tener una
perspectiva neutra sobre todo, que podremos pintar y disfrazar del color que
necesitemos o se nos ocurra día a día.
Entonces nos preocupan los casos terminales, como el del tipo que muere por los
agrotoxicos, aunque miles y miles de casos similares no nos importen, aunque
agonicen, sólo porque su invisibilidad nos permite disfrutar y usufructuar el
descarte estructural de su vida y su familia, y después absorber
conceptualmente el reemplazo en la cadena de producción con sus hijos, en pos de
la continuidad cómoda del sistema de confort e instantaneidad al que nos
sometemos a cambio de la sumisión de otras personas...
Y así pasa con las terribles inundaciones y terremotos, hambrunas y guerras,
donde nos dedicamos a "salvar" o entristecernos por un minuto, del
destino de desconocidos a los que con nuestras conductas y pretensiones
empujamos al quebradizo borde del sistema cada día, el resto del año, sin
publicidad y sin culpa, sin lagrimas ni angustia.
Claro, no percibimos el tiempo ni el pegajoso camino que nos lleva,
adormecidos, a caer por el mismo precipicio para que otros disfruten de los
dividendos de su descarnada malicia, diagramando nuestra predecible soberbia y
nuestra condescendiente superioridad como herramientas, mientras nos ponemos la
camiseta que todavía no nos quede chica, para continuar una guerra ajena que ya
a nadie representa.
Podríamos ahora mismo paliar la tragedia mientras se incuba, dar hoy cuando
hace falta lo que mañana también nos sobra, y abrir el panorama a una realidad
que siempre está presente junto a nuestros ojos cerrados...
Podemos abarcar en nuestro apropiarnos del mundo, algo mas que diversión estándar, alegría automática pregastada y ambición mezquina...
Podemos ser hoy más... completamente humanos?
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