Si la mujer de hoy dista mucho de estar deconstruida, y reproduce aún, a veces, en sus ámbitos de lucha la violencia y la exclusión como método, las estructuras clasistas y sectarias como parámetros, la polarización como camino...imagínense entonces el hombre!!
Aunque claro, mínimamente, debemos comenzar por reconocerles a ellas el derecho
a debatir y evaluarse por si mismas, reestructurarse y evolucionar, avanzar y
contradecirse, desenfocarse, negociar, conceder o retroceder por sus propias
voces y con sus propios medios, porque el punto de partida es este mundo
actual.
Y hoy, y mañana también, y probablemente por un buen tiempo mas, estemos aun, quedando muy lejos de cualquier tipo de igualdad o equidad de géneros, o siquiera de justicia o compensación social, a pesar de ilusiones y encuentros, de descubrimientos y avances entre las alegrías o el espanto cotidiano con que el movimiento femenino se retroalimenta.
Cientos o miles de años imponiendo conductas, premiando arbitrariedades y
abusos, naturalizando sumisiones y esclavitudes, dirigiendo políticas,
generando conceptos y miradas, no van a caer en la próxima semana, sobre todo
cuando la totalidad de los espacios de poder siguen encabezados por hombres que
tienen bien clara la función por la que ocupan esa cima (mas allá del
sinsentido de toda institución humana actual, arcaica por definición, sostenida
por un esquema de conceptos tan frágiles como caducos, tan enrevesados como
incuestionables): mantener el Status Quo hasta el fin de los tiempos.
Pero los tiempos humanos groseramente quietos, los tiempos del poder
hereditario y guerrerista, que impone culturas y conductas mientras extermina
sentidos y sueños, chocan hoy contra un planeta que se resquebraja de
contaminaciones y sobreexplotación, de urgencias, carencias y emergencias
permanentes, a las que el sistema dominante actual, esta muy lejos de dar
respuestas o siquiera prestar atención.
Sin embargo, a través de una lenta toma de conciencia humana contra el
desinterés y la apatía de las viejas tradiciones con respecto a cualquier
cambio de reglas, es que los "nuevos" movimientos, como el feminismo,
toman fuerza irguiéndose para ser arrasados por la reacción implacable de lo
establecido, mucho antes que por sus propias contradicciones, que son, en definitiva,
una muestra de vitalidad.
Frente a la esperada y machacante respuesta del poder, cabe la diversificación
y la pluralidad, buscando o generando ese temblor que lo haga trastabillar,
aunque miles de años de historia fraguada, de jerarquías impuestas a sangre y
dinero lo apuntalen por todos lados.
Entonces la mujer de hoy debe ser libre, en los mínimos e ínfimos espacios
donde pueda crear y defender su libertad, y definirse sin presiones ni
intromisiones para poder definir la posibilidad de una coexistencia tan
inevitable como necesaria, de una convivencia común con el hombre que todavía
no asoma, más sana y más creativa, creadora, reconstructiva de un espacio común
posible y productivo, de un espacio propio que no sirva a intereses ajenos.
El primer deber del hombre de hoy sería proteger esos nuevos brotes de sus propios pies.
Y entonces... el hombre?
El hombre de hoy...como duele...
Mas sometido que nunca, cínicamente indiferente a su destino y a su propia
especie, acaballado en sus beneficios de esclavo preferente, sentado sobre sus
cadenas, que tolerará estirar un poco mas antes que cortarlas para ser libre.
Y así, cómodamente entronizado sobre sus eternos privilegios patriarcales,
haciendo del machismo una escuela sobre la que educará a sus hijos y a sus
hijas, sonríe satisfecho sin ver que está siendo engañado para fabricar un
poder de decisión que será ejercido por élites minúsculas.
De esta manera tan ingenua perpetúa un esquema que se traducirá en barbarie y conquista, cada vez mas lejos de sus intereses, o siquiera de sus necesidades vitales, para acumular recursos que no irán a sus manos, para asimilar en su razonamiento, sentidos y significados cuidadosamente construidos a través de la propaganda y la repetición...
Entonces dejar ser al género femenino sin contaminar su lucha es un buen punto
de partida, sin juicios ni intromisiones, sin esa mirada condescendiente que
implica tomar las riendas a la fuerza con un gesto típico de desprecio y
hastío.
Tampoco sería permitido, y eso duele, duele el cuello, al mirar de frente y no desde arriba....
Pero claro, que esa nueva perspectiva de un comienzo histórico que redefina
asimismo el balance social, liberando y dignificando al género masculino,
también será transitada en la mas tenebrosa penumbra, ya que no hay normas, ni
formas, ni caminos pre señalados, y por supuesto no hay espacios para poner los
pies fuera de la hegemonía del poder patriarcal que todo lo abarca y todo lo
controla, a semejanza de dios...Que casualidad!
Entonces, que queda? Tal vez, como guía, solo el afecto y la ternura, el amor,
como un marco de acción para actuar o permitir, u omitir, para comprender y
comprenderse a si mismo desde el cuerpo adolorido por la caída de ese insensato
pedestal al que, sin embargo, estaba tan acostumbrado.
Y caminar, para ejercer
en la practica esta nueva igualdad en las relaciones y los formatos de poder,
para hacerla posible mas allá de las definiciones e intenciones, que nada
significan si no se ponen en marcha.
Será un trabajo arduo insistir ahora en una nueva coherencia, desestructurarse
y ceder espacios, ceder posiciones y poder, para compartir y consensuar, para
posibilitar y repartir las fichas de nuevo...
Será sentirse completamente expuesto y vulnerable desde todos lados, a tiro de piedra y desnudo de sentido hacia una mujer nueva que nace pataleando, y autodesterrado de un contexto opresivo y opresor, de un territorio que sólo se mantiene intacto por la fuerza y la imposición.
El hombre que se renueva no tiene aun con que reemplazar sus viejas
estructuras, ni sabe luchar por sus derechos, a medio camino de despojarse de
sus antiguos privilegios, y se refugia eventualmente en el feminismo como un
perro mojado que no quiere pasar frio, aunque debería ser valiente y dar la
cara a sus propios formatos.
El hombre que renace también debe dar pelea y enfrentar sus propias estructuras y andamiajes si realmente quiere ser parte y colaborar con la creación de un espacio nuevo, aunque no encuentre una mujer que le de la mano desde el otro lado para caminar juntos porque todavía no hay caminos, sino una leve posibilidad de mirarse mutuamente a los ojos, y generar un segundo de confianza genuina que permita una reconstrucción común del mundo para que pueda ser rehabitado.
El horizonte está abierto para los pioneros, el
planeta y la especie humana nos dicen que ya perdimos demasiado tiempo...pero
incluso hoy, hoy es hoy.
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