Cuando
me haya ido, nadie notara que falte algo, pero tal vez, algunos se darán
cuenta, tarde, más tarde, de que luchar solo, es desaparecer.
No es
por las amenazas, reiteradas, verbales y no-verbales, no es por la inseguridad
manifiesta y permanentemente fogoneada, no es por la violencia explícita,
implícita, simbólica o contundente, pequeña o masiva, siempre cotidiana, no es
por la destrucción permanente, los incendios, las roturas, la desinversión y el
desgaste de un proyecto que no deja de ser combatido justamente porque genera
conciencia, libertad, vida, amor, prosperidad individuales y colectivas.
La guerra es prácticamente mi Zona de Confort, desde siempre, no tengo memorias de otro contexto: completamente predecible, estructurable, diagramable, veo caer mis banderas donde no alcancé a protegerlas mejor, sabiendo que se tambalean mientras atiendo otro frente de batalla y que más da, si era lo único inexorable, aprendí a vivir sin apegos, sin propiedades, sin familia, sin necesidad de futuro, sin amor, sin esperanzas…
Quisiera poder llorar desconsolado, desconsoladamente, desconsoladoramente
hasta poder regar los árboles que plante con mis propias manos, y lograron
crecer entre cadáveres de árboles que planté con mis propias manos para que
sean arrasados una y otra vez, hasta vaciarme y curarme de todo, pero no puedo,
ni debo, porque una señal más de debilidad podría poner mi vida en un plato, a
disposición de quienes están, estén, estarán siendo rentados para destruirla,
como viene siendo estos años… y yo solo aprendí a pelear, a pelear por la vida
y seguir adelante, no a rendirme alguna vez, nunca, jamás.
Pero aunque intenté generar opciones para mi entorno, un conglomerado de basurales y ranchos torcidos por el viento, la invisibilidad y la injusticia, haciendo reuniones e informando, repartiendo semillas para que todos puedan tener su huerta, exigiendo gestión pública, poniendo en marcha un merendero con los pocos vecinos que se sumaron a generar algo para los niños, organizando una biblioteca que nunca saco la nariz fuera del agua entre robo y robo, árboles frutales para los patios, nativos para las veredas y las plazas que recuperamos con instituciones y barrios amigos, con los niños del barrio…
Pero mi
irracional pensamiento de que iba a cambiar algo a tiempo, chocó
permanentemente con la necesidad de sacarme del entorno por el mismo hecho de
intentarlo, y desde todos los costados, desde cada día del año, tuve que
responder o soportar la guerra, sucia y sin miramientos, de exterminio, de
expulsión…llegue a pasar horas y horas enteras buscando y pergeñando soluciones
y respuestas creativas, no-violentas…
Y no
hace cinco minutos la hermana del que rompió mi pared, mi vecina, feliz y
rozagante en su victoria y su soberbia espuria, me pregunta, que si estaba a la
venta mi casa, que se había enterado, que a su hermano le interesaba… ¿Cuánto
vale? (y si… ¿No me digas? ¿Porque no me sorprende para nada…?)
Un millón…
¡Un millón!
…Si, un millón de dólares…
Y mira
lo que te dice, más vale que después lo roban, hijo de puta, como me va a
contestar eso, que mierda se cree que es… y así un rosario de insultos hasta
terminar de subirse a su auto que nadie le roba (Yo ando en bicicleta) y salir
libremente a trabajar o lo que toque, a su libre voluntad, sin preocuparse por
que sus vecinos invadan su propiedad y su vida…
Tal
vez esta misma noche rompan mi puerta y me maten, o tal vez mañana o la semana
pasada… porque cuando tenés asegurada la impunidad y la libertad de acción total ¿Cuál es el
freno?
Todo se trata de un intercambio de servicios entre particulares y personajes oscuros del estado, secretarios y pasamanos que evitan que los peces gordos se manchen los dedos, aunque es imposible predecir la magnitud de los resultados si se hiciera un ADN cruzado entre los embarazos de niñas y adolescentes de los últimos cinco años y el plantel de camisas planchadas de la clase política de la ciudad.
Porque de todos sus autos bajaron niñas en las esquinas, y por eso
cualquier método es válido y cualquier ejecutador, mañana será recompensado por
sacar la arena del sistema, por empujarme fuera del plato, aunque hoy no le den
nada, porque la política sucia de los ambiciosos sin fin nunca adelanta el
pago, o no podría generar la esclavitud y la dependencia que necesitan para
arriar a los débiles, miserables, menesterosos, hambrientos, inertes,
desesperados hacia el borde mismo de la vida donde puedan ser pasto o carne de
trueque, pero nunca si es posible seres humanos libres de verdad…
Porque las necesidades de un gobierno despótico, corrupto y amoral, de un clan político perverso, tan mediocre y despiadado a la vez como la familia Cresto, especialista en multiplicarse a sí misma en actividades delictivas ilegales -y hoy, por cierto, y tal vez por los mismos motivos al mando de la ciudad- se traducen en políticas publicas sectorizadas, en un diseño social urbano, en un esquema de prioridades de atención y asignación de recursos y problemáticas.
Y nos toca lo que no puede pasar en el centro
de la urbe, donde se generan las noticias que importan… Allá quedan las
cámaras, acá los robos, allá la policía, acá la impunidad descarada, allá la
ciudadanía, acá los frutos de la corrupción, allá las recepciones y los
concursos de belleza, acá la prostitución y el abuso de menores, la trata de
personas a valores de remate humano, allá el glamour del turismo del fin de
semana, acá la sangre en las calles y la violencia del balazo y la puñalada, allá
las convenciones y festivales, acá las pirañas del hambre y el frio, la desesperación,
allá los viajes de estudio y los males de amor, acá el embarazo de niñas y
adolescentes, la droga, droga, droga y mas droga…
Tal vez tarde se den cuenta las madres visitando a sus hijos en el penal, los padres recordando la vida en esos lugares que ahora están vacíos, porque la muerte es cada día más barata, mas aleatoria, mas intrascendente, de que las complicidades y la ganancia momentánea dejaron un panorama desolador de jóvenes destruidos y malgastados, demacrados y sin perspectivas, aislados de todo concepto social de convivencia, sin herramientas humanas para trabajar y progresar, para lograr su felicidad…
O siquiera, alimentarse todos los días,
porque la misma mano negra que los protege y los consume, los descarta apenas
tienen reemplazo a cambio de nada y de nunca más nada, y era evidente, por supuesto,
quien quiere mantener mucho tiempo socios tan incomodos incontrolables y
destructivos…
Sabía que cuando no pudieran romper la puerta iban a romper la pared, venimos evolucionando juntos hace años, paralelamente, en seguridad e inseguridad, nunca se cansan, nunca los persiguen, la policía que debería combatir el delito se metió a mi casa a investigar, y resulta que me investigaron a mí, a mis hijos, mis debilidades, fotografiando toda mi casa sin tomar ninguna huella, sin buscar ningún indicio, sin más actividad que preguntarle al viejo sordo de la esquina si había escuchado algo…
Finalmente, ingresaron de testigo del acta intrascendente que irían a tirar luego en un papelero, en mi casa, al mismo tipo que me había robado, jamás en todos estos años la comisaría a cargo de mantener el Statu Quo vigente, dio curso a una denuncia presentándola en Fiscalía o investigando por un par de minutos entre mate y mate...
Yo no lo sabía, puedo decir a mi favor, claro, pero bueno, así es la primera vez, y la confianza, y la estupidez, y yo… Luego vendrían otros asaltos, saqueos, amenazas y robos a mano armada en medio de la noche, destruyendo proyectos periodísticos peligrosos que generaban una visualización innecesaria, extirpándome una y otra vez cada herramienta de trabajo, sean cámaras y computadoras, discos, cables, como serruchos, motoguadañas y tijeras, pisoteando huertas, macetas, almácigos y viveros, alambrados.
Prosiguieron, asesinando mis perros una y otra vez, como paso con la Negra
apuñalada y agonizante durante días, como paso con Invisible desaparecido en
medio de la noche, envolviéndome en rumores y versiones tenebrosas,
impidiéndome dormir a fuerza de cascotazos en el techo, o atemorizando a mis
hijos en una lluvia de cristales estallando sobre su sueño tranquilo de niños
inocentes, mágicos, incombativos,
intentando frenar de cualquier manera un esquema de vida, producción,
convivencia trabajo y resultados que molestaba en todas sus facetas.
Pero hoy puedo decir que he cerrado varios ciclos, puliéndome y conociéndome, encontrando mis límites y mis debilidades, mis fortalezas y puntos muertos, ejecutado y multiplicado proyectos, aprendido de mil maneras buenas y malas, infinitamente, y es lo que me llevaré en mi cabeza y mi corazón, para un nuevo comienzo.
Solo se pelear, y podría seguir hasta el infinito, en esta Franja de Gaza concordiense, pero ya no estoy peleando por mi, sino por orgullo, por el circuito conocido de los engranajes de mi mente basada en proyectos, y por un esfuerzo que base resultados ajenos que no me suman nada.
Algunos amigos me ofrecen un pedazo de su vida en otros lugares del mundo, para compartir e instalarme y cambiar de aires y ver que hago, porque saben que todo lo que hacía era esto, que todo lo que quiero está acá, rodeado de arboles de todos los rincones del mundo, fructificando al lado de mi casa en el terreno publico, en mi vereda, en los patios y veredas de todos estos barrios del sur, y de los patios de los cínicos que me roban…
Algunos saben que mi corazón esta diseminado entre los terrones y los pastos nuevos de
invierno…entre los escombros pisoteados de mi casa… y que voy a volver a salir
sin más equipaje que la necesidad infinita de amor, que la tristeza y el
empecinamiento por empezar de nuevo, en otro lado, un nuevo comienzo, hasta que
el mundo deje de girar, pero jamás, nunca, bajar la vista y sumarme a un modelo
de destrucción social y humana que no deja de superar sus horrorosos limites,
hoy, globalizados en el espantoso resultado de una guerra mundial inminente…
Todos, nosotros, tenemos el deber y la
responsabilidad de intentar detenerla.
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