En un mundo artificial, donde cada día nos
deshumanizamos, donde canjeamos libertad por propaganda, y el amor viene
envasado, no encontraremos salidas siguiendo por los viejos caminos…
Aun cuando nuestra cobardía nos lleve a
aceptar lo dado, a no arriesgar un cambio, como eternos pichones felices, aun
cuando nuestra ambición se traduzca en brillantes, hermosas cadenas de oro, no
es lustrándolas que nos darán una sonrisa, en un mundo que perdió la capacidad
de intercambio, donde la ambición propia y ajena nos termina encerrando con
llave, donde el confort pierde sentido apenas traspasamos la puerta.
Como aves, migramos de una idea a otra, buscando permanecer, soñando con acaparar ventajas que no serán comprobadas, pero el ovillo de nuestro pensamiento actual solo es una gran nube de humo, que se consume sin sentido en aras de justificarse a sí mismo, sin lograrlo claro…
Mientras nuevos filósofos rentados sueñan libro tras libro, sin
poder escribirlos a tiempo, mientras ríos de palabras se evaporan al calor de
los acontecimientos, seguimos viviendo, seguimos sintiendo: después de tanta
tecnología y tanto veneno, nuestro cuerpo y nuestro corazón demuestran
que no hay forma de banalizar la vida, que no hay cínicos capaces de dirigir
con éxito una guerra total contra el ser humano, sin que los caminos se
llenen de desertores, hambrientos de verdades que no puedan ser compradas.
Pero mientras los comisionistas de la
libertad artificial siguen vendiendo sonrisas a consignación, mientras los
cobradores compulsivos siguen financiándonos un mundo que no les pertenece, en
cómodas cuotas, una brisa suave se abre paso entre el frio, un rayo de sol
calienta con su luz la caja cerrada de este invierno. ¿Seremos
capaces de despertarnos, saltar afuera a tiempo? ¿O nos asfixiaremos por pasar
las horas desperezándonos?
Cuando el tiempo se termina, no vale nada elegir mal, se hace tarde para volver atrás cuando quemamos el puente… Para bien o para mal, solo se puede ir hacia adelante, aunque la diferencia este en como elijamos caminar, el camino ya no se puede pensar, solo vivir, no se puede aprender, solo sentir con el corazón.
Después de miles de palabras
tergiversando todo, de miles de ensayos complicando lo simple, seguimos
intentando aprender soluciones en vez de levantar la cabeza y mirar a nuestro
alrededor…
Incorporamos prejuicios como líneas de acción, conveniencias temporales como semáforos, y la hipocresía como colchón donde hacer dormir a nuestros sueños de un mundo mejor. Pero la mentira solo acarrea destrucción, la ceguera no se compensa creyendo en noticias falsas, sonriéndole a una pantalla.
Mientras divagamos entre las ventaja de una u otra solución, el proceso
nos consume restándonos tiempo, capacidad de acción, oportunidad, y finalmente
quedamos atados a la desolación de nuestra apuesta falsa, nunca realizada…
El mundo gira, igual, no necesita de nuestra presencia ni nuestra aprobación, el sol sale y el viento corre alisando todo, avivando nuestros incendios, inundando nuestras ciudades, convirtiendo nuestros bosques en desiertos…
¿Pretendemos crear paraísos artificiales, islas indefendibles en medio del todo? ¿Enrejadas prisiones suburbanas donde vivir aislados? También serán arrasadas: todo está relacionado.
Pero aun
así, mientras una gota de sol atraviese la soñolienta atmosfera, la vida está
garantizada, y entre la basura, como una lanza, asoma un brote nuevo, un simple
pasto, que continuara la danza eterna de la vida…
¿Que será del mundo sin nuestras fábricas? ¿Que será del mar sin nuestro plástico? ¿Extrañara el cielo nuestros aviones y sus bombas?
¿Podrá el destino
seguir sin la sonrisa de nuestros líderes?... Difícil saberlo, no nos
atrevemos, y mientras pasan los años en la cuerda floja, mientras nos quedamos
pagando el eterno peaje de la frontera sin atravesarla, el planeta decide por
nosotros y nos saluda con sus espectáculos, para hacernos conscientes de
nuestra demencial cobardía…
Finalmente, con o sin nosotros, todo lo
que es semilla nacerá, todo lo bueno será puesto a prueba, igual, y entre
nuestros últimos pasos, titubeantes, subirá un olor fresco a tierra mojada,
cenizas y flores entre la maleza…
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