Bueno, a pesar de la lucha contra la evolución de los propios idiomas, y su correspondiente lucha por conquistar los idiomas ajenos, no dejan de brotar y florecer decenas, o tal vez cientos de términos intercambiables para cualquier idioma.
Estos nuevos términos, por lo general palabras cortas y pegadizas, sonoras y arrastrantemente pegajosas, tienen todas el mismo significado.
Y lo que significan, lo que significa la palabra clip o reel, meme, trend, o tantas otras, se refiere por lo general a un pequeño trozo de imagen, audio o video multimedia, multiprocesable por cualquier plataforma.
Este pequeño alimento virtual, es tan liviano que se puede descargar y compartir con una mínima señal y gasto de energía, tan corto que ni siquiera nos roba tiempo, y casi siempre, dado la evolución que han tenido las redes sociales, viaja bajo el cristal encadenado al siguiente trozo de contenido.
La función de este intenso e interminable bombardeo de datos, para los que se han inventado tantas palabras nuevas, es compartimentar nuestra mente, cuadricular nuestra percepción, y derrotar la necesidad y el sentido de cualquier conexión lógica entre nuestros pensamientos, nuestro tiempo, nuestras decisiones.
Por supuesto, esta moderna caravana biotecnológica, esta simbiosis moderna en que un ser humano de nuestros días esta atado a una pantalla o un teléfono, tampoco nos quita demasiado tiempo, datos o señal, por lo que dejaremos correr las pequeñas historias, adquiriendo un nuevo trozo de información aleatoria indiscriminada, que por supuesto nunca nos hubiera interesado por nuestra propia cuenta, y que está destinada a generar una visión del mundo homogéneamente desinteresada por absolutamente cualquier cosa o elemento real del ambiente o la vida cotidiana que nos rodea.
Para nuestro bienestar, cada eslabón de esa cadena interminable de datos irrelevantes aleatorios, viene con su cadena de enlaces secundaria, con su correspondiente traducción o cualquier añadido que se necesite para absorber el absurdo e inútil conocimiento que contiene, con su propaganda oculta o evidente, o su referencia a un producto fácilmente identificable.
Ya ni siquiera se necesita ser humano para insertarse en este sistema, y es así como muchos lo están logrando: dejan de lado sus rasgos y emociones humanas, para convertirse en un almacén viviente de siglas e instrucciones, en esclavos sumisos y estáticos, sonrientes y babeantes. No es un problema mientras haya energía eléctrica y señal de internet disponible.
Bueno, el tema es que mientras disfrutamos de nuestra nueva vida zombi, los grandes cazavampiros mundiales siguen activos. Afilan permanentemente sus estacas, pulen sus balas de plata, preparan los exorcismos que vayan a ser necesarios. Lo que está de moda, sin embargo, es el sacrificio ritual.
Se ha comprobado en la práctica, que los seres humanos son bastante reacios a saltar voluntaria y multitudinariamente por un precipicio para regular sus poblaciones, como hacen los simpáticos lemmings, así que hay que ayudarlos.
Estamos en la era del exterminio, de la masacre permanente. Nadie recordará tu injusta muerte un gigabyte después, nadie tendrá una necesidad lógica de comprobar tus derechos usando su valioso tiempo, que apenas alcanza para perseguir las tendencias de esta semana. Nada es lo que parece.
Cada guerra y cada confrontación, tiene un sentido posterior que no nos está siendo develado, y no nos es develado porque no nos importa, y no nos importa porque no hemos sido informados de su existencia.
Claro, la cadena de informaciones con que nos llevan del cogote, el tren de micro películas se parece bastante a una calesita. Todo tiene sentido si todo tiene sentido, y así, una información comienza a ser relevante cuando es autorizada y avalada por los poderes que nos enseñaron a respetar, por lo que todo lo que viene detrás se vuelve automáticamente relevante y crucial, vital, urgente, impostergable.
Si fuera necesario, podría seguir siendo una intrascendente e inofensiva manera de perder nuestro tiempo, de consumir nuestra atención por el resto de lo que nos queda de vida pero... hay que jugar. Hay que trabajar de seres humanos, y convalidar el siguiente asesinato, la siguiente invasión, el posterior cambio de roles, poderes, gobernantes o lo que sea que toque. Ya nos lo dirán.
No importa si hoy un terrorista ocupa un país entero, si un mafioso dirige a millones de personas.
Mañana las causas de sus esfuerzos serán otras, y así sucesivamente, porque es lo único que encaja con nuestra mente adiestrada a la pantalla. La información debe ser renovada, eso es lo importante, no si tiene sentido o cualquier conexión con la realidad, la justicia, la razón. No importa nada.
Mañana las trompetas tocaran otra melodía, las máscaras serán cambiadas, los actores suplantados, el escenario renovado.
Cada gota de sangre humana que corre hoy en el planeta es un buen negocio, mucho mas rentable que el petróleo, que el territorio, que el oro. Y es por eso que siempre vuelven a inventar un fantasma nuevo, porque así seguimos -en el mejor de los casos- buscando y acumulando información deslocalizada, imposible de utilizar, que ya se volvió irrelevante y antigua antes de llegar a nuestras manos, a nuestros dedos, a nuestros ojos fijos en un inerte cristal.
Pero es divertido!
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