17 julio

2025. Ya es hora

 



No fue en el 2019?

  La magia del Covid y el encierro voluntario? En que año estamos? 



  Las mejores universidades del mundo han estudiado a nuestra especie.  Su conclusión fue: como masa social, al igual que cualquier rebaño, y mas allá del adelanto tecnológico, el ser humano obedece a hábitos circadianos, a jerarquías e instintos ancestrales, al paso y los ritmos de la propia manada, con la cual comparte la cotidianidad.  Como en la naturaleza, cada aproximadamente seis años se pone a prueba o se cambia el liderazgo, los escalafones varían, la sangre se remezcla.

    Seguimos siendo animales, domesticados por una clase de analistas, ingenieros y astrólogos, que crean continuamente una realidad alternativa en la que cada pisada encaja en la pisada anterior.   

  Esta cotidianidad y este ritmo, tienen ciclos ideales, pulsaciones, latidos, que pueden hacer que todo marche  mas suavemente.  O no.  

  Con el experimento democrático, evolucionó, se transformó el viejo método de la guerra y la conquista, la sumisión territorial en la que había que agachar la cabeza y callar, al modo de las autocracias y los imperios.

Se dio inicio a una época en que se extendió la  manada de una manera voluntaria y feliz.  A través de una invisible y ficticia, innecesaria participación en las decisiones comunes, se empezó a ajustar lentamente el esquema en el que las masas necesitan descargar-renovar su impulso, dando lugar a elecciones periódicas donde se acepta y establece la delegación total de las decisiones.  

  Ahora, el liderazgo de una persona abarca cientos, después miles, millones de personas, mutuamente desconocidas.  Es la contribución científica al esquema natural.  Matemática.  

  Simplemente, nos hemos acostumbrado.  

  Cada algunos años nos liberamos de toda responsabilidad, firmando un contrato en el que dice que ciertas personas van a hacerse cargo de todo, pase lo que pase, y que nuestras propias vidas quedan a su disposición absoluta permanentemente.  Permanente mente.

  En las mismas redes sociales, con sus infinitas conexiones y tentáculos, no tenemos un gran numero real de interacciones, información o "actividades" porque el algoritmo y nuestra acotada visión nos limitan a nuestra pequeña y propia manada.  Vivimos en una red, en un "meta" universo ilimitado, pero nuestro rebaño de identificación en el planeta, como cualquier otro rumiante, no supera las 200 personas.

  Ese es el mundo.

  De ahí vienen las descripciones que compartimos.

Pero a través del tiempo y el control de todo, han llegado a articular cada dispositivo de control y cada ámbito de interacción humana, positiva o negativa, hasta encajar esa mecánica en un ciclo cada vez mas coordinado,  en el que se van insertando lentamente los cambios de gobierno alrededor del planeta.  

 Cuando todo suceda al mismo tiempo, será muy fácil ponerse de acuerdo para "lograr la paz" y establecer un "gobierno mundial".  Los engranajes del poder sonarán como una melodía

  Nuestros carceleros -o mas bien digamos, cuidadores- han logrado un control y una previsibilidad tan absoluta sobre nuestras emociones, sobre nuestras reacciones al entorno, que un día lograron la hazaña impensable de que cientos de millones de personas en todo el planeta se quedaran en sus casas, encerrados por voluntad propia.

  Y no solo eso, sino que también fueron sometidos a normas absurdas, a experimentos tenebrosos, a represalias y castigos colectivos inmensos sin posibilidad de compensación.   

  Cientos de millones de personas.  Voluntariamente.

  Pero estamos siendo seleccionados.  


  Como en cualquier granja, es hora de optimizar el espacio: aplicar con éxito y rentabilidad las nuevas tecnologías, requiere de niveles de masividad y homogeneización ilimitados, y es así que la única preocupación actual de los poseedores del planeta es generar un genotipo humano, con variables  o adaptaciones climáticas ideales a grandes regiones, y sobre todo, dócil.  

  Es así, que justo ahora, ahora mismo, se esta poniendo en marcha un proceso de erosión, de selección y eliminación individual, en todo el planeta, que permita poder seguir creando y purificando un acotado acerbo genético, una base fija que produzca un individuo productivo y vivaz, pero en cualquier caso, representante de un ser humano naturalmente propenso a la obediencia, mansedumbre, y docilidad, entre otras características deseables.

  Esto, está en marcha, hoy.








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