Espejo del mundo
Destruyendo, difamando,
Acorralando
Por el hambre,
El aislamiento,
La degradación
Y la desesperanza.
Tomando de rehenes a los niños,
Empujando un hogar
(Caminando sin nada)
Hacia las fronteras
Que luego volverán
A ser vulneradas.
La apología de la traición
Se dibuja en los bolsillos llenos
Del entregador.
-porque confiar es la única manera
De desenmascararlos-
Tiempos sin fin buscando un sentido
A la manera de seguir
Siendo lo mismo
A pesar de morir un poco más cada día
Para no ser parte de la mala camada
Que desbarata el mundo a mordiscones
Para que otros puedan seguir…
Destruyendo:
Todo antes que la dignidad,
La voluntad de recomenzar,
Y entre la rabia el amor, puro,
Fiel a su esencia sin precio,
Que vuelve a preparar la tierra
Llorando sobre las flores secas,
Muertas, antes de semillar.
Tal vez preferiría
De a ratos me canso de ser fuerte
Y azotar las olas del tiempo contra mí
Trotando los días sin llegar al pasto bueno
Llevando caprichosas carretas ajenas.
Agacho las orejas, y empujo
Un día y otro día y otro más…
¿Quién se cree dueño de mi vida
Para ofrecerme nada más que el yugo?
¿Quién pretende que mejora mi suerte
Preparando sus arreos de plata,
El día de la fiesta? Necios…
Como un puente atravieso las noches
Entre dos soles que calientes no dejan
De ser largas travesías, buscando el silencio
A través de tanto griterío y moscas muertas
Para ganar verduras viejas y pan seco.
Calles y calles sin terminar el viaje,
Sigo esperando que un día me dejen
Vivir, como viviría la vida, sin que la
desperdicien
Con su horrible necesidad de cargar a otros
Con sus culpas, sus miedos y sus trabajos…
Pero cada vez que gano el campo y vivo
Manso sin molestar a nadie, los pajaritos
Me avisan que la manada humana
Vuelve llevando a rastras mi cabestro.
Solo soy…
Solo soy un pequeño pez
Divagando en un inmenso mar
Aprendí a nadar, a morder, y a escapar
Y a buscar entre la arena y la sal,
Y en el fondo del océano, olvide la piedad.
Eternas corrientes, inmensos paisajes
Cuantas veces vi pasar sin mirar, mientras
tiraba
De un cruel anzuelo, que lacero mi cuero
En la decisión desesperada de escapar.
Aun aprendo cada día, y aun tengo hambre
Pero no temo, todo llega a tiempo,
Para olvidar mis aletas colgando en tiras
Y el reguero de escamas que perdí
Escapando del abrazo indiferente de la muerte.
Aprendí a despreciar la tierra firme, donde
Al aire y el sol tibio tantos otros se secan
En una sonrisa embalsamada, fría y dura.
He visto organizar mi propia cacería
¡Y afilar el hierro donde me iban a asar!
No hay ofensa personal ni diferencias
Entre cada ser: todos somos lo mismo…
Pero aun antes de aprender
A curar en agua calma las llagas de mi piel
Cada segundo de amor, que recibí en la vida
Borro todo, todo el daño anterior.
Al ras del sueño
Abro los ojos y salgo a mirar
Lo bueno y lo malo entre el sol
Amaneciendo sobre el basural…
La costa y el viento, los niños, los perros
Y pescadores de piedra clavando los remos.
Pero nada de esto es real
Cuando despierto mirando el techo,
Y lleno de amor espero que la mañana
Se calme un poco, a ver…
Que murió y que brote nuevo
Apunta al sol.
El amor que acuna la chispa
Dentro de mi piel, crece y confía
Y late con las estaciones
Que caminan conmigo, hacia el mar.
En pedazos
Estallando desde el corazón
Inflamado de este infinito derroche
Que el mundo esparció sobre mí
Amor y luz, aire, sol, comer, volar…
Y entre sueños armar una telaraña
Donde sentarme a descansar…
Envasados
En la inacción
Contemplando
Nuestra propia fabulación:
A casi nadie le importa ya
Cantar, ser la canción, o escucharla
O ser molido para fabricar tinta
Que mienta lo que hicimos,
Lo que creemos, y a donde vamos…
Fuimos perfectos seres vivos
Libres en el infinito
Y dejamos avanzar el cemento
La pólvora y el metal
Hasta convertirnos en una…
“agenda de la necesidad”
Superflua y destructiva
Que consume todo lo que late
Todo lo que vive
Todo lo que se busca y se espera
Sin más pretensiones que el amor…
Fuimos seres humanos…
Somos productos diseñados
Para consumir productos
Igual de superfluos y muertos
Que nuestras ilusiones
Somos engranajes de la maquina
Que nos pasa por encima
Y nuestra sangre solo riega árboles secos
Que lloraron viéndonos avanzar…
Fuimos conscientes y teníamos
Todo alrededor, y nada falto hasta el día
Que pusimos precio a nuestro confort
Hasta vivir sudando en yugos ajenos
Para alimentar a los obesos que fabrican
La mentira que no queremos dejar.
Y todo el rosario de bancos a los que no
dejamos de rezar
Nos mantiene de espaldas a lo que pudimos
soñar.
…y más banderas
Como explicar sin embargo
Que la tierra gire sin parar:
Cuando lanzo un sentimiento al aire…
¿Dónde caerá?
Desayunándome
Despierto envuelto en llamas
Lleno de amor, perezoso, y
Con los sueños al alcance de la mano
Escucho y espero, saco al fin la nariz
Afuera de mi cueva, y el mundo se transforma
En una tela y yo en un pincel.
Todo tranquilo, nadie me tira…
Los arboles bailan con el viento
Más allá un charco refleja el humo del basural
Respiro y me avasallo de sol
Tan absolutamente agradecido
¡De tanto y tan bueno, tan a tiempo!
…la vida me da todo y todo a la vez
Una o dos
Dormir o volar, al sol… puede ser
Destrozar mi vida usándola de escudo
Contra la tristeza del mundo
No es un plan que pueda formular
Si piso mi tierra, solo se sembrar…
Como el agua, busco en el viaje mismo
Un punto de reunión.
Temporada
Paciente, estático y atento
Se me está desvencijando el tiempo
De tanto aprender a esperar.
Agazapado, antes que saltar
Respiro, lagrimeo contra el viento,
Y tenso los músculos
Sin moverme del lugar.
Cae el sol más adelante, se escapa el día…
Y sigo esperando una señal.
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