Cuando el salto hacia la
conciencia pretende darse desde la teoría, por fuerza, termina negando (y
anegando) a la práctica… es tan triste como evidente, tan transparente como
ilógico, pero para una humanidad acostumbrada a alimentar la farsa consumista
de cada día, solo es una faceta colorida de lo mismo de siempre…
Día a día vemos a desesperadas amas de casa agobiadas por sus tareas, infectadas por el vacío total de intereses propios, embarcarse en cursos de meditación y yoga, como si fueran las nuevas pastillas que pudieran curar su encierro mental.
Por un momento lo logran, integrándose en un mundo que las excluye de mil maneras distintas, en función de haber agotado en sí mismas, cada uno de los atributos de los que se les pretendió hacer abuso hasta el hartazgo.
Día tras día
en los grandes bancos se abre otra cuenta para captar los depósitos de los
ilusos, que han sido acostumbrados a delegar soluciones, que pasan del espanto
por las malas intenciones de los capataces del mundo, de las corporaciones
extractivistas, al alivio de fomentar el doble discurso de los empleados
mórbidos de la hegemonía globalizada.
Idolatramos a los soldaditos de las corporaciones verdes que nos aseguran luchar para salvar el planeta, solo con un mínimo compromiso de nuestra parte, de divulgar y presionar para sus objetivos, cualesquiera sean, con tal de salvar un mundo que ni siquiera podemos comprobar que existe…
Ah.. Y por favor, también necesitamos
financiamiento, aunque te olvides de tu entorno, nos dicen, pues tus problemas
cotidianos como sociedad no se comparan a los nuestros… Y no queremos sufrir
por nuestra causa, ya demasiado sufren los osos polares, las ballenas y los
pingüinos.
Día a día un nuevo Mesías de la contracultura, de la permacultura, de la nueva cultura, capta a los más jóvenes, frescos y pasivos espectadores de un mundo que se consume para fomentar su indiferencia.
Y bailan ríen y lloran de emoción, y se felicitan a sí mismos de ser parte de un cambio que olvidaran poner en marcha, en base a que ha sido pagado y por ende efectivizado.
Confiados esperan
como si los gurúes de la nueva era tuvieran tiempo para sacar el ojo de sus
cuentas bancarias para avisarles que el conocimiento por sí solo no significa
poder, y que la libertad no se compra sino que se construye… ¡Pero no importa!
Si pueden atar a tanto tonto en un hilo de bonanza y paz artificiales, mientras
alrededor de sus ojos cerrados, de su sonrisa catatónica, el mundo que
compraron se desnuda en todo lo que dicen no ser.
Entonces, temerosos, los esclavos de la doctrina libertaria de ocho dólares la hora, ahorran para no quedarse afuera del tren de carga, y como alegres vacas gordas, se regocijan de amontonarse y frotar sus cuerpos y sus mentes, y se recuestan en la mierda propia y ajena con la alegría del que ignora la distancia hasta el matadero…
Se les ha prometido
el eterno pasto, el prado del amor la fraternidad y la abundancia, y se reencuentran
y se abrazan al sol que les han cobrado para decirle que es de ellos… El resto
de los seres vivos, ya lo sabía, gratis…
¿Deberíamos poner un freno? A tanta superchería, a tanto desinformante mercenario, a tanto explotador disfrutando en congelar el alma en un futuro que niega el presente, en un capitalismo que llega a cobrar para recibir el esfuerzo del trabajo, para prometer los frutos de un mundo que escamotea en su propia dinámica…
Claro que se pretende estar en la vereda de enfrente, solo que para salir del pozo hay que hundirse más profundo, son las leyes del mercado, niños, pregúntenle a sus padres…
Cada cual
es finalmente dueño de su culo, y no se puede pretender tiempo para cuidar el
culo ajeno, pero si, podemos ser responsables de generar opciones, para
enfrentar el mundo real que sigue estando ahí…
Podemos ser coherentes en nuestro intercambio con la sociedad, podemos apuntar a un saldo ambiental positivo en la práctica, por mínimo que sea, pues nuestro esfuerzo sumado al de millones de personas coherentes puede cambiar el mundo, mientras que la magia envasada de los vendedores de felicidad y amor, solo copia a otros vendedores que mantienen en marcha el sistema económico como esta dado.
Acumulación, plagio, doctrina, jerarquías obsoletas, obediencia y
copia ciega… De solo pensar en las bases de lo que se pretende vender como
remedio, en las consecuencias desastrosas sobre las pequeñas mentes que se
dejan ensillar, debería ser suficiente para generar una opción, una ventana
hacia un panorama distinto.
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