Años
Décadas
Generaciones
Llevamos cientos de años dejándonos amaestrar. O dejándonos matar, que no es mucho peor...
Cada usuario, cada gesto y cada deseo fueron, en algún momento evaluados y etiquetados, para tener un control del mercado, para trazar perfiles de consumo, para ahorrar costos, fletes y procesos innecesarios.
Muy rápidamente, se llegó a la conclusión de que era mejor imponer los productos, forjar el deseo, antes que arriesgar stock en apuestas ciegas. Y ahí tenemos los últimos doscientos años de publicidad.
Entonces: Propaganda.
Cada pensamiento, cada actitud y cada deseo que creemos propio, íntimo, individual, fue optimizado para encajar en el mercado, o sea, delineado y establecido milimétricamente, escuadrado y cubicado para que pueda ser estibado y distribuido, comercializado, intercambiado. Forjado y acuñado en un molde primario tan básico que incluso puede llenarse de detalles intercambiables: personalizarse.
Porque con el nuevo y costoso esquema de inversiones y plazos que demandaba la naciente sociedad industrial, los gobiernos y las naciones necesitaron ser gestionados de la misma manera que otro buen negocio cualquiera. En esta nueva visión generada por el capitalismo, la continuidad de la gestión era tan fundamental como la planificación.
Ahora el único enfoque pasaría por achicar gastos, maximizar rendimientos, mantener un volumen de mano de obra disponible y barata, desvincular la calidad del precio y el precio del costo, extender la masificación y obsolescencia programada, crear consumidores al mismo ritmo que productos, dirigir, encauzar, disciplinar.
Mientras tanto, en todo el mundo se fue imponiendo el empresariado, único sector capaz de gestionar los enormes flujos de dinero producidos por la interacción humanos-recursos naturales. Cada país se volvió una sucursal eficiente
Ante la creación de bienes y la devastación que iban creando en las zonas colonizadas para extraer recursos, se implemento la "revolución verde" que posibilito la agricultura extensiva y la conquista del territorio campesino por las máquinas. La conquista y derrota del conocimiento común a manos del academicismo. Si la tierra es redonda... si la tierra es plana... A quien mierda le importa!!
Se profundizó el concepto de "criadero" para todas las especies, y por consiguiente, para la especie humana en especial, con todo detalle, llevando al control de la alimentación y de la salud, además del tiempo de trabajo y recreación.
Y todo funcionó óptimamente por un buen tiempo, claro, pero si hay una característica de la globalización mundializada, de la inagotable sed imperial, es el absoluto desinterés por el día de mañana. Todo es hoy, ahora. Y eso no encuadra siempre con una planificación enfocada en la sustentabilidad, que hubiera sido lo ideal para que el negocio marche suave y eternamente.
La explicación es muy simple, y es que una vida humana casi nunca dura tanto para atravesar las consecuencias de sus actos, no a ese nivel, y mucho menos a niveles dirigentes. Entonces la política de arrasar-extraer-quemar-abandonar se enfrento con sus propios límites geográficos, ya que no se puede inventar mas tierra, mas mares, mas territorios desconocidos! Y tampoco, hay siquiera un borde desde el cual lanzar las sobras hacia el espacio infinito. Maldito Cristóbal Colón!
Si nos hacemos el favor de pasar por cualquier criadero, no importa la especie, podremos regocijarnos con una muestra cabal de lo que estamos viviendo cada día. Claro que, vacas, cerdos, conejos, chinchillas, maíces, manzanos, porotos, o lo que sea que tengamos mas cerca, conserva su esencia hasta el momento de ser asesinado o cosechado.
Solo nosotros hemos perdido cualquier característica que nos emparente con el resto de los seres vivos. Solo la raza humana ha salido disparada hacia el desfasaje del sinsentido total, y con total indiferencia.
Eso no cambia nada.
Como en cualquier criadero, el hacinamiento y la erosión genética generan una predisposición absoluta a las enfermedades, mientras que la alimentación balanceada (Eso es lo que comemos cada día!!), el uso preventivo de antibióticos, la desestimulación temprana de los cachorros, y la sobreexplotacíon del recurso en espacios cada vez mas reducidos, impone el estrés y la falta de rendimiento, el consumo excesivo de recursos para una productividad cada vez menor.
Por décadas, se han llevado a cabo innumerables y secretas discusiones y debates sobre la forma adecuada de resolver este problema, ya que los mismos parámetros limitantes usados para adoctrinar a la manada, llámese ética y moral, religión, valores familiares o sociales, nación, patria, etcétera, funcionarían como límites naturales a cualquier acción decisiva que pudiera fungir como solución.
La única salida es homologar todo. Todo. Y poner bajo la misma tutela a la totalidad de la población humana. Solo así se podría llegar a soluciones reales. Pero los primeros experimentos a gran escala no dieron el resultado que se buscaba, ya que un ser humano normal, tiene una percepción geográfica limitada, que lo hace casi siempre indiferente a lo que sucede solo diez kilómetros mas allá.
Las instituciones recién creadas, se vieron en la disyuntiva de volver a especializarse y dispersarse, descentralizarse para lograr alguna efectividad. Las "Naciones Unidas" se volvieron una farsa tan inútil como innecesaria, y a la vez, imposibles de reemplazar.
Pandemia.
Ahí si. Por vez primera, la infraestructura de dominación colonial en que cada persona ha sido adiestrada, funcionó a la perfección, o casi. El experimento fue completamente exitoso. Ahora caminamos sobre ese piso que nos iguala a todos, y solo resta encontrar la forma de convertir eso en una estrategia de reducción de población, completamente necesaria y urgente.
Podríamos percibirlo. Lo sabríamos con total certeza si apagáramos las pantallas, pero aun nos parece real la fantasía de la abundancia eterna y la producción mundial. Aun creemos en la madre tierra, o en la madre industria, o en que los monigotes que nos miran desde los anticuados billetes que todavía usamos, impulsaron nuestro futuro en una dirección que apuntaba al bien común.
Creemos en lo que nos dijeron que creamos. Ahora, vamos a ser mansamente exterminados para mantener la estabilidad del criadero. A través de la era digital, y la subsiguiente delegación del rol de padres en diversos formatos de pantallas, hemos llegado al apocalipsis programado.
Inteligencia Artificial.
El fin de la historia humana recién comienza.