A cada rato se descubre un nuevo planeta habitable(tan supuestamente habitable como las posibilidades de comprobarlo), como a cada rato se descubre un nuevo meteorito a punto de chocar contra la tierra(que, asimismo, justifica la producción o presupuestos de investigación y desarrollo de fabulosos, costosos, ficticios escudos espaciales: más misiles).
Despampanantes mentiras, ambas dos, pero con la ayuda del catastrofista y guerrero Hollywood, pretenden ir plantando la simiente del probable(y elitista) autoexilio como receta y la autodestrucción humana, como escalón imaginario a una carrera militar espacial injustificable que, sin embargo no deja de ser absurda y real. La única hermandad humana que tolera el imperialismo es la de la sumisión o la muerte, no hay tercera opción.
Así que vivamos indiferentes, estoicos ignorantes de la devastación planetaria global, como si un día cualquiera nos fueran a invitar a ser los privilegiados sobrevivientes en una cinematográfica nave nodriza humana. Por qué no nosotros? La ingenuidad del borrego que lame la mano del carnicero no tiene límites, ni sentido, ni futuro.
Nuestra única función es ser sacrificados, y mientras tanto producir: balas y miseria, exclusión y prejuicios, saqueo, violencia y sarcasmo teledirigido hacia cualquiera o cualquier nación que pretenda osadamente pensar por sí misma.
Nuestra tarea es sonreír mientras somos acorralados hacia el exterminio, producto de una desigualdad abismal que no había conocido antes la raza humana, cada vez más polarizada entre multibillonarios y resto del mundo.
La verdad es que no hay planeta de repuesto, y no hay donde escapar, ni tampoco consecuencias que afecten a unos si y a otros no... todo lo que queda es inmolarse, prostituirse, en pos de un asiento en un viaje ficticio a ninguna parte, porque el futuro común se canceló.
Incluso así, ante la evidencia que se desgrana sobre nuestras cabezas, seguimos aplaudiendo el juego de las culpas y los merecimientos, ya que ahorcando a los extravagantes todo podría reencausarse, es una cuestión de mala suerte generada por las minorías.
Estos disconformes anómalos seres, se mueven en las sombras evitando que las soluciones sean liberadas en cascada desde las élites hacia los miles de millones de público humano, expectante, esperanzado, pero también aburrido, inoperante, apático, que fluctúa entre la desesperación cotidiana y las maratones en Netflix, o cualquier otro medio masivo de adiestramiento socioneuronal...
Somos nueve mil millones de idiotas destrozando su entorno cada minuto que pasa, acobijados por la desesperada convicción de que nuestras acciones traerán un mundo mejor...por supuesto, nos respalda la publicidad de sonrisas permanentes, falsas postales de un mundo inalcanzable que nunca terminamos de pagar, mientras aprendemos a ser felices revolviendo en la basura de las élites, en las miserias de los ricos y famosos!
Y como iba a ser, si nos creímos un viaje de ida y vuelta a la luna, con el que la voracidad de los embaucadores rompió la barrera de la perplejidad de eternos niños mimados del capitalismo. En qué no vamos a creer, ahora, cuando ni se nos exige pensar, sino seguir el guion de una película catastrofista (de las decenas que se filman cada año) donde los más desamparados, inútiles, inocentes, idiotas, no solo se salvan sino que se convierten en héroes?
Según el reloj de Hollywood, estamos a solo segundos de ser redimidos, mientras que los presidentes y generales pagan caro por sus mentiras, y los ricachones que arrasaron nuestra vida desde antes de nacer, mercantilizándolo todo, no se conforman con financiar nuestra salvación sino que se arrepienten de sus innumerables crímenes, inmolado su vida para que despeguemos a tiempo!
Es demasiado, es demasiado tonto y siniestro, casi tanto como comprarnos una metralleta pretendiendo ganar nuestra libertad enriqueciendo a los fabricantes de armas(también hay películas que nos convencen de eso).
Todo es mentira, cada persona resume todas las soluciones y todos los problemas en su rutinaria y contradictoria vida cotidiana.
Que estas haciendo hoy, además de decir si o no, o me gusta-no me gusta, quiero-no puedo?
En qué convertís tu tiempo que no sea una esperanza de abordar una nave ficticia?
En qué momento vas a crear y generar más vida que la que asesinás a cambio de tu redundante e inútil, tecnológico confort?
Es tarde para casi todo, pero todavía podemos empezar a hacernos algunas preguntas...
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