30 junio

Ratas

 
  



  

El novel abogado miraba con sus ojos asombrados.  El Defensor del Pueblo escuchaba sin decir una palabra, tratando de entender, o por lo menos de no despegarse de su realidad y volverse loco en este entorno: su realidad cómoda y soleada y fresca que frente a la que tenia alrededor parecía completamente obscena, como un cuento de hadas... 

  En su trabajo había tenido días buenos, días regulares y días malos. Y como en otra categoría, sentía que este día inclasificable recién estaba comenzando.

 
_Pero volvamos...volvamos atrás cuales eran los motivos, exactamente, o las peticiones o lo que fuere... o las necesidades por las que comenzó este motín?

 
  El hombre arrugo las cicatrices de su cara en una mueca concentrada, como mirándose hacia adentro, y después de unos segundos, dijo:


_Usted sabe lo que es la soledad?


_Si...claro... no me imagino... hasta este caso, digo, hasta este punto, pero si, claro!


_No. Usted no sabe.

 
  Y el preso lo quedo mirando fijamente hasta hacerle correr un temblor por su cuerpo, un visceral escalofrío de animal herido y enjaulado. 

  Y recién prestó atención a los rasgos de la persona que le hablaba, al olor de las paredes, al vigilante atado y sangrando mirando la nada desde la perspectiva de su cara, de su cuerpo doblado contra el cemento del piso. 

  Recién entonces vio la faca afilada atada en la punta del palo del escobillón apoyada en la pared atrás de su interlocutor como un arma que también lo amenazaba a él: si ellos querían, el también estaba preso, o muerto, o algo peor.

 
_No...claro...

 
  Solo atinó a decir, y a escuchar, y a no mover ni un solo músculo, esperando su momento para decir palabras que solo lo acercaran a la libertad y a la vida, o a no decir mas nada...

  Recordó la cara de su esposa mordiéndose los labios en un gesto de burla, la amable almacenera de la esquina de su barrio, que hablando y hablando podía demorar quince minutos en vender un frasco de aceitunas, el grito de felicidad de su hijo por alguna cosa que no tenia tiempo de mirar, su propio gesto ofuscado con que despreciaba todo con la excusa de necesitar silencio para trabajar...




  Le estaban hablando y el no escuchaba, toda su vida era una farsa destinada a complacer a los demás mientras ignoraba a su propia familia, mientras escapaba una lágrima y surcaba su cara. Y cualquier gesto de debilidad como ese podía fácilmente condenarlo a muerte...

 Empezó a sollozar, suave pero inexorablemente, fuera de toda voluntad. No quería perder su vida, su pequeña trama... no quería dejar de volver a ver las sonrisas que recién ahora valoraba...


_Se siente bien? Si quiere descansamos un rato, Doctor...


_Si, como no, por favor, gracias...gracias...


_Quiere un vaso de agua?


_Si, por favor, gracias... gracias... gracias...


  Y se escuchó a si mismo repitiendo un mantra que siempre le había parecido tan estúpido, y una tibieza interna lo reconfortó en medio de las ráfagas frías que el invierno repartía por todos los pabellones y patios del Penal.


_Cachengoo!!


  Gritó el presidiario con autoridad, y un delgado pero no tan alto personaje de ojos brillantes y afilados apareció instantáneamente


_Un vaso de agua para el Doctor.


_Agua...o pajarito?




_Agua, por favor -respondió inmediatamente el abogado

Y "Cachengo" que también llevaba una faca atada a un palo, tal como un fusil reglamentario, pero que en este caso era media tijera fuertemente atada con trapos a una caña, desapareció tan rápido como había entrado. 

_Sirvasé.  Acá solo tomamos agua mineral!

  Los presos se miraron sonriendo, y el abogado agarró la jarra de plástico con sus dos manos ávidas, y en el desierto que lo consumía por dentro, ese liquido turbio y rojizo ¿Con gusto a que? ¿Con gusto a cuantas cosas insalubres? 

  A cuanto abandono y miserias y negligencia del Estado, con el mismo olor de las paredes y los pisos ensangrentados, le pareció mejor que el Malbéc de la noche o el Campari de la tarde... mientras dos metros mas allá, "Cachengo" picaba al funcionario con la punta de su tijera:

_Y vos? ¿Estas bien? ¿querés agua?
 
Se tranquilizó respirando profundamente hasta que lo sorprendió la voz que había venido a escuchar:

_Mi hijo también tiene cinco años...

  Escuchó, como si le estuvieran leyendo el pensamiento...
 ¿Y cómo tenía esa información? Pensó... 

  Pensó y no dijo nada, y no quiso preguntar...ni pensar mas en eso.
 
  Como si fuera de otro, escucho su propia voz endurecida diciendo:

_Sigamos.

_Cuando entrás a tribunales, no vas por la entrada, nosotros no, ingresamos por una puerta de lata de un patio trasero en el ala sur, lleno de basura, que ni usted sabe que existe.  Porque vamos a ser condenados.

   No necesitamos público que nos conozca, ni periodistas que inclinen la balanza de la opinión a favor de nuestra historia, ni que nadie vea si estamos rotos, golpeados, pasados de sueño por días de tortura, locos o sangrando. 

La puerta grande es para que entren sonriendo los chetitos que violaron a mi hermana, los cuello duro que se desvalijaron el banco de Entre Ríos, los políticos que van a representar la farsa de su inocencia comprada, los Narcos que trabajan para cada hijo de puta que fue Intendente o Diputado o Gobernador o Senador en esta ciudad. 

  Nosotros vamos a ser condenados a mil años por asaltar un lavadero automático, una estación de servicios o una casa de cambio ilegal sin lastimar a nadie, o hasta por nada, porque fabrican una fábula y te sacan de la cama a media noche para ensoquetarte con una causa armada, porque a alguien tienen que condenar sin pruebas para ocupar el lugar de los que van a liberar... porque los que dibujan las noticias y los titulares de los diarios necesitan historias morbosas que no sean reales para seguir tapando todo y cobrando la platita de Papá Estado mientras los poderosos, los verdaderos delincuentes siguen en libertad.


_Ajá.

_Entonces uno entra por ese patio con basura y malezas que se acumulan hace años, y puede cruzarse con el juez que lo va a condenar meando en cueros contra una pared, mientras las ratas trepan por todos lados...

Y lo hacen esperar en una celda ahí al lado, todo el tiempo que demoren en declarar inocentes a esas basuras que son los que realmente arruinan la sociedad. A veces pueden ser días...

_Yo...no lo sabía.  Recién me estoy enterando, soy bastante nuevo.

Dijo, sin pretender que suene como una excusa

_Por supuesto. Por eso se lo cuento. En ese momento, uno no existe, su familia piensa que está en la Alcaidía o el Penal, o Incomunicado, o Muerto. Porque a ellos también, afuera o acá adentro, los acosan, les mienten, los humillan y torturan...

En ese momento se escucho un quejido y el presidiario llamo con suavidad a su lugarteniente:

 _Cachuuu...

_¿Que?

_Enriquito se está acalambrando, dalo vuelta para el otro lado

_Hecho! A ver... permitime bebé... La estas pasando bien? ¿Te duele algo? Te voy a poner mas cómodo. Ay que azul te estas poniendo!! Vos tendrías que haber sido policía no penitenciario! Ahí está, muy bien, si necesitas algo avisa eh...¿Si? ¿Me escuchas?

Y sin dejar de sonreír lo picaba con la tijera, ahora del otro lado...

El joven abogado se sorprendió a si mismo atestiguando la escena sin sentir ninguna piedad por el corrupto funcionario, y volviendo la vista nuevamente a su interlocutor, solo dijo

_Ajá, sigamos.

_Entonces en esa celda que también está llena de basura de años, la única compañía agradable son las ratas del patio, ellas... miran sin molestar, esperan pacientemente que les tires un pedazo de comida, y sin juzgarte te confortan, porque te hacen sentir humano, no como el resto de los funcionarios y policías y fiscales y jueces y periodistas que se divierten haciéndote sentir como una rata.

  Preso tras preso, cuando uno llega ahí ya las conoce de antes hasta por el nombre, y les da de comer en su propia mano, son extremadamente limpias y respetuosas. Jamás te morderían, te acompañan y te alertan de cada movimiento en el pasillo. 

  Antes que te congeles en la cama de cemento se acuestan entre tus pies, y si estas desmotivado hacen piruetas y podes hasta verlas sonreír...

_Aja

_No le parece extraño?

-Que es más extraño? -repreguntó a su vez el abogado- Un roedor amaestrado o una rata de dos patas comiéndose los recursos de la ciudad?

_Ey! Escuchá, el doctor está hablando de vos Enriquitooo!!
 
Dijo "Cachengo" sentado sobre las costillas del funcionario mientras fumaba un porro, y el abogado se sorprendió a si mismo pensando en picarlo un rato con la faca...
 
_Quiere probar?

Le ofreció el instrumento, el presidiario, amablemente divertido...

_Por ahora no, gracias.  Entonces...

_Entonces, ahora que van a demoler todo el Ala Sur de Tribunales para ampliar el estacionamiento, esas ratas, que salvaron tantos chicos de volverse locos, de morir ahorcados o de soledad, van a quedar sin hogar... y nosotros queremos traerlas acá.

_Y como harían eso?

_Alguien que las conozca las tiene que ir a buscar, no son todas, solo las madres, las mas viejas, que no se van a adaptar a las alcantarillas de vuelta, o las van a cazar y envenenar...

_Okey... Okey... y eso levantaría automáticamente las medidas de fuerza...

_Si

_Tendría que ir alguien que las conozca, que le tengan confianza...

_Claro... puedo ir yo...

_En ese caso... yo te puedo acompañar.

_Me parece perfecto, no tengo nada que objetar.

_Y él?  -Preguntó mirando el cuerpo amoratado que adornaba el suelo de la oficina del director.

_Este no tiene redención... su ciclo terminó, debe terminar de una vez y pagar hasta la ultima de sus culpas como ejemplo para los demás.

_Pero eso yo no lo escuché. 

  Creo que puede hacerse sin problemas.

   Es una petición insignificante para lo que deben estar esperando...Vamos? 

  El Gobernador debe estar en la vereda...

_Vamos... dijo el preso.

 


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