30 diciembre

Diversidad

  


  Si, si: diversidad, no biodiversidad, que es un término un poco más técnico y acotado.  Aunque logren salvarse las 300 especies que se extinguen cada día, no lograremos salir de nuestra cárcel de cemento y colores neutros, de nuestra uniformidad, de nuestro automatismo conceptual.

  Más allá de la apropiación o uso del término para referirse al derecho a la diversidad sexual, permanente bandera de algunos colectivos que ejercen su lucha desigual contra los prejuicios y los condicionamientos culturales.   Indudablemente en pos de un derecho universal y humano que, en fin, nos abarca a todos sin distinciones: el derecho a elegir, a ejercer sin restricciones nuestra soberanía corporal, cínicamente cuestionada de mil maneras.

  Porque no es que estén luchando solamente porque dos hombres puedan caminar de la mano por la peatonal sin recibir agresiones y repulsa social, o dos mujeres puedan besarse frente al rio y a la vez  mantener su categoría de personas, en la práctica, la lucha es por un derecho universal a ser, a existir, y por lo tanto nos beneficia a todos en nuestras particularidades, en nuestros matices, en nuestras diferencias, en nuestra forma de estar vivos. 

Entonces hace falta diversidad en la población, en la humanidad, aunque la verdad es que mirando alrededor parecieran todos salidos de alguna máquina de fabricar monitos de feria, felices cuando ganan, violentos cuando pierden, endeudándose para poder apostar más alto en una ruleta arreglada.

  La uniformidad se disimula en un abanico de opciones ajenas y caras, diseñadas para encajar en el molde que hemos elegido para nuestra cabeza, podemos ser rebeldes estandarizados desde la ropa hasta el lugar donde vacacionamos después de aguantar nuestro trabajo de esclavos todo el año, podemos teñirnos el pelo de colores en una variada gama.

  Podemos llenar las redes sociales de llamados a la libertad, la igualdad y la fraternidad, la justicia y el amor, pero en la práctica, cuando nos levantamos de la silla, dándole un respiro a nuestros riñones, lo hacemos temerosos de no encontrar las señales que nos revelen como existir, que pensar, comer, hacer, decir, sentir.   

  Atravesamos y despertamos cada nuevo día temiendo el momento que no nos digan como tenemos que vivir, nos aterra ese vacío, aunque mientras sigamos sin buscarlas pensando que no hay opciones, seguiremos encontrando excusas para sentarnos a mirar televisión, mientras todo se derrumba sobre nuestras cadenas...

¿Pero que hubiéramos de esperar después de entregar históricamente el control de nuestro propio cuerpo y nuestros instintos más básicos, nuestro tiempo, nuestro pensamiento a una larga y nefasta serie de instituciones antihumanas? 

  ¿Qué nos pertenece? ¿Que nos queda después de eso?  Nada, o casi nada: nos queda nuestro poder de compra, nuestra validez estadística, nuestra renovada capacidad de sumisión…  

  Y con eso nos alcanza, pues es todo lo que necesitamos para sobrevivir, para sentirnos parte, para sumarnos a un camino en el que solo tenemos que dejarnos llevar.

  Por eso es tan cómodo a pesar de los vaivenes, a pesar de obligarnos a descartar nuestra personalidad cada temporada para volver a ser otra cosa distinta pero igual a algo que ya vimos, ya vivimos, ya fuimos y dejamos de ser.  

  Lo esencial es la comodidad, la felicidad autista de ser completamente dirigidos, sin tener que asumir el costo de tomar nuestras propias decisiones, el riesgo de equivocarnos, la aventura de ser nosotros mismos…

    ¿Qué nos sentimos falsificados? ¿Incompletos?  No, para nada, es una permanente alegría ver a nuestro alrededor gente exactamente igual a nosotros mismos, los mismos gestos, la misma moda, los mismos pensamientos, la misma diversión.  

  Es esencial estigmatizar y aislar lo diferente, no sea cosa que se mezcle, que nos toque, que nos contagie con su mundo…

  Mejor organicémonos en grupos, en tribus urbanas, eufemismo para disimular el hecho de que nuestra reunión termina caminando en fila india al centro del corral… “rebaños urbanos” estaría mejor dicho, y seguramente le encontraríamos la gracia, porque no hay intenciones de cuestionar nada, de hacerse preguntas, de buscar los fundamentos de nuestras actitudes.  

  Mientras, sigamos consumiendo los diarios digitales, donde nos venden a precio de costo lo que debemos ser y esperar del mundo.  Mientras, ahorremos, que un día nuestro dinero nos alcanzará para comprar exactamente la felicidad.

 

29 diciembre

Más allá de tu pulgar

  

  ¡Albricias! ¡Felicidades! ¡Felicitaciones! 

  ¡Hemos tomado la última curva con total temeridad! Mientras miramos películas de acción violenta donde los paladines de la libertad destrozan cada ley humana, arrasan países y dominan regiones solo para obtener más poder de destrucción y mercados, para poder continuar anunciándolo en las películas que nos sentamos a ver bajo los aviones… 

  Mientras seguimos consumiendo drogas y venenos industriales a gran escala, enfermándonos como imbéciles… Mientras ignoramos la realidad incontrastable, o aceptamos cualquier mentira para negar la degradación ambiental y humana, el colapso del planeta y nuestro sistema de vida… Mientras les damos cohetes a los niños y protegemos a los perros…

  No es necesario que vos lo sepas.  No, para  nada.  Solo sos un ser vivo en medio del coliseo, que aplaude pensando que está en las tribunas, pero los derrochadores del planeta saben muy bien que se acabó el margen, es una simple cuestión de balance, de costos, de consumo…

  Sencillamente ya no alcanza con fabricar dinero para mantener el castillo de cartas en pie y sin embargo pretenden seguir apilándolas hasta el infinito.  

  Pero claro, la Economía Keynesiana nos dice que los costos son económicos, que las ganancias son reales, que el canibalismo financiero es sustentable.  

  Y ahí estamos nosotros, felices ignorantes, fabulosamente estúpidos, caminando entre espejos que no reflejan más que los programas corporativos destinados a atomizarnos mentalmente hasta ser incapaces de reaccionar, mientras nos fijan a una pantalla que promete relatar nuestra destrucción en alta calidad gráfica.  

  Hemos llegado a un punto de manipulación global voluntaria tan extremo que deberíamos ser fusilados por el dueño de este zoológico, y, por supuesto, eso es lo que se apresta a hacer…

  Pero no reaccionamos, creemos tener el control, asumimos que el problema siempre es en otro lado, mientras aumentan las señales proporcionalmente a nuestra ceguera, mientras nos cerca el desastre con mayor velocidad. 

  El supercapitalismo caducó, solo quedan plurinacionales imperios sangrientos que funcionan a costa de invasiones y guerras sin sentido, que ni siquiera se pretende ganar, sino eternizar para mantener las fábricas de bombas en marcha.

  Pero la matemática financiera no es una ciencia exacta más que en la seguridad de su inexorable final, que, por supuesto, no será un apocalipsis total, sino una suma cotidiana y permanente de desastres que veremos caer sobre nuestras cabezas.  

  Ya no hay lucro, es mentira, no hay ganancias, toda estadística se fabrica a sangre y fuego, a miseria y terror, las pirámides del siglo 21 se incendian por falta de mantenimiento pero las pagamos entre todos, y encima, pretenden volver a facturarnos su reconstrucción, el ajuste de costos para mantener la ilusión de la modernidad eterna causa cada día nuevas tragedias y accidentes en todo el mundo pero sigue aumentando…

  ¿Qué diremos el primer día que explote una central nuclear, una bomba en su misma vaina? ¿Cuánto falta para el primer estallido en uno de los miles de arsenales militares en medio de las ciudades? ¿Que fue un accidente?  

 ¿Qué diremos el día que las grandes democracias estallen en pedazos, sin dejarnos de vender su libertad esclava?  ¿Qué era impredecible?

  Acostumbrados a olvidar los problemas como tiramos la basura a las alcantarillas, no logramos entender que no podremos escapar el día que se acaben los culpables, el día que no alcancen los chivos expiatorios…

  Pero que más da!  Así somos!  Un día nos creemos descendientes de dioses paganos y otro nos cagamos en dios, si eso sirve para sentirnos víctimas y juguetes del destino, absolutamente inimputables y perfectamente inocentes de toda barbarie que se exprese a nuestro alrededor.  

  Casi da risa tanta estupidez.  Toda señal negativa para la raza humana se multiplica y se acelera sin que nos sintamos nombrados, pero no hay forma de que no nos afecte, no hay. 

  Náufragos sociales deambulan por las calles como zombis mientras los poderosos construyen islas y más islas donde pretenden salvarse, como si el agua no fuera a crecer, como si hubiera una forma de patrullar tanta costa amenazada… 

  Salud guerreros, salud leones de este coliseo moderno ¡Las jaulas están abiertas!

 

26 diciembre

Mirando el cielo (Poesías)

 



26 de diciembre de 2014

 

Disolución

 

Pararte frente al árbol que plantaste hace tres años y pensar…

¡Mañana ambos seremos destruidos!

Sin tristeza veo llegar nuestro final, atado a la indiferencia

De los espectadores, que no dejan de mirar.

Aun, esperan de entre los muertos, llevarse un recuerdo.

Algunos  mueren para vivir, no fundar instituciones,

Y algunos viven para simular la muerte, rodeados de televisores.

¿Y los tibios? Eternamente esperando, que otros abran el camino:

¿Es esa la luz al final del túnel? Consultan y tropiezan, piensan, imaginan…

Pero la historia crea, inventa, antes que pasar páginas en blanco,

Las nuevas milicias de la tala rasa, harán de la duda, tu última casa.

¿Es que no enseña nada la última propaganda? Hay que ir al frente

Como moscas, si todo está podrido, como abejas si una flor resiste,

Y fundar gusanos en la vieja herrumbre atada al tiempo fijo.

Seculares desacatos, burlescas comadrejas robando piedras

De los fundamentos mismos del castillo…  y una sonrisa que abrace

A cada guerrero en su piel de bufón, a cada sirvienta que espera

Un día no levantar el jarrón, ni la mancha del suelo, mientras escupe

El whiskey con dos hielos.  Simular no es mentir, sino engalanar los días

Apuntando fijo a la libertad, cada minuto cuenta, cada batalla pasada

Nos convence de morir a dentelladas, y no quietos con la baba seca

Colgando como una guirnalda, en una cama vieja y anticuada…

Sin fuerzas para saltar el cerco, temiendo la oscuridad

Que al fin llega, corriendo.  Al bosque, que es tarde

 ¡Y la luna llama! Una energía extraña va trenzando el planeta a rajatabla,

Entre temerosos privilegiados, entre cuerpos que el pasto tapa,

Entre cubiertos de plata y servilletas bien dobladas, entre tablas y cañas

De la tierra vuelve el amor de los que murieron sin dejar de amarla.

Pero la última masacre, no termina de empezar, con tantos verdugos

Pidiendo seguridad social, esperando de reojo el golpe que desate

El desbande en sus propias filas, soldaditos de plástico, como niños

Un día no van a jugar más… aunque hoy haya que luchar, morir, temer, matar.

Ese día llega lo sé, lo siente mi piel, naciendo entre cicatrices, mi corazón

Calmo, entregado de antemano, curado con amor del espanto, pronto

Seremos todos arrasados para forjar, un velo que nos deje ver la realidad…

¡A los caminos! ¡Vamos, no quiero morir en casa! Al bosque

…que no es lo mismo dormir en una cuadrada plaza…

 

 

Siempre nosotros

 

Siempre cometemos el error

De pensar que los demás

Concuerdan con nuestra mirada.

Siempre cometemos el desliz

De asumir que en su vivir

Nos compete el cuándo, cómo y qué.

Siempre cometemos la locura de creer

Que a cualquier problema vamos

A adaptarle nuestras soluciones.

Siempre estamos a punto de pisar

En las trampas que tendimos para otros

Mientras miramos hacia atrás adivinando

Un buitre mayor cayéndonos.

Siempre el corazón

Marcará el rumbo

Cuando no haya más rumbos

Que tomar.

 

Ta pesado

 

Gota a gota se escurre el tiempo

Entre las manchas de la pared

Un mosquito espera, una araña mira

Una polilla acecha al foco, más allá

…y la tarde se echa en el suelo

Esperando esa lluvia, que tal vez erre.

 

 

Pronostico del clima

 

Quisiera ser como la noche, que no se detiene

Como el amanecer, que entra antes de llamar

Como las nubes, que saben dónde ir

Impiadoso como el viento, feroz como la lluvia

Quisiera subir a la ciudad, como un tornado…

Ser el sol para verte crecer, cerca de la vertiente

Que se agota y se renueva en cada estación…

 

 

Insomnio

 

Me miro al espejo, no más que carne de trueque

Destinado a morir sin conmover, sin embargo

No fui ayudante de mi destino, respiro

Aun, tarde he llegado a comprender

Que mis enemigos ¡me conocen mejor que yo!

A la deriva como una boya, desorientado

No hay una costa que no esté en pie de guerra

Y así el horizonte ¿pero en que bando voy a estar

Que toque al tun tun de mi corazón? Yo solo caigo

En alas del amor, y en la tierra me olvido de todo lo que soy.

 

 

¡Despertar!

 

Entre la duda y la inacción, el temor…

Pasa un día más lleno de polvo quieto, silencio,

Me refugio del sol, del viento…

Encierro del alma que no se anima al incendio.

No es tan malo mirar pasar el tiempo

Y derivar un rato en la corriente, mientras corre la orilla

Todo es igual cuando no vas a parar, todo

Es lo mismo si no arrancas, pero el tiempo

Arrasa todo con su soplido lento, aunque no importe

Y las telarañas no dejen despegar mis sueños…

No puedo explicarte lo que estoy haciendo

¡No puedo explicarme lo que estoy haciendo!

Con las patas mojadas en pleno desierto

No sé si estoy estancado o solo retrocediendo

 

 

Otra navidad

 

Un día más de llovizna lenta

El mundo parece detenerse

En el reflejo de un niño gitano

Que llora por sus regalos.

En cada vidriera un atentado

A la lógica, la utilidad, el mismo mundo.

Comamos y bebamos como condenados

Que mañana seremos absueltos nuevamente.

Para todos hoy, hay amor, pero no mires

A los costados, que nadie quiere saber

De qué calidad es el decorado.

Cada esquina vuelta un basural

Demuestra el éxito del centro comercial

Mañana después del brindis, abrazo

…y deseos estériles de felicidad

Cada cual dejara su amor de diez segundos

Para volver a sentarse frente al televisor

Los autómatas no sienten ¡vaya farsa

En que nos han venido a embaucar!

Bien condimentados, a caminar

Por las calles de la ciudad, ignorando

Si hay un día que merezca ser olvido,

Si hay un medio que deba ser preciso,

Si la vida merece sus latidos…

 

 

Para no olvidar

 

¿Cuantos inviernos me comí las semillas de la primavera?

¿Cuantas ratas oí trotando entre mis patas?

¿Cuánto frio y cuanto calor, cuanta lluvia y viento afilado

Atravesé caminando para durar un día más?

¿Cuánta basura comí? ¿Cuantos mendigos fueron padres,

En mi desolación? Y cuantas noches temí, pero en libertad:

Mirando las estrellas, escuchando, aguantando el llanto…

Y cuantas veces me chuparon, solo por ser, aferrado

A los barrotes, encarcelado, mirando el patio, esperando

Que me suelten, por no tomarse el trabajo…

Cuantos caminos recorrí arrastrando mis pies cansados

Cuanto di, y cuanto más recibí, sin esperar, sin pedir, orgullo

De animal salvaje, que mira de lejos el alambrado.

Recuerdo de nacer y de luchar… la vida en la cornisa

Mi único lugar, aunque… ¡Soy una persona! ¡Yo no tengo dudas!

Cuanto silencio por no hablar a oídos sordos, y cuanta magia

En algunos ojos, y cuantas manos ajenas fundaron mi esperanza.

Y cuantas mujeres y niños, me salvaron primero… del naufragio…

 

13 diciembre

En la cresta de la ola

  

  Vivimos en la sociedad del control, en la era del control, disfrazados de nosotros mismos pero en realidad, todo lo que sabemos, lo que hacemos, es un reflejo sobre el oleaje de la posmodernidad que arrasó todo con su ultra abundancia de lo parecido.  Completamente cuadrados, acomodados como cajas en el almacén, lo único que importa es que podamos ser monitoreados, un poco dirigidos, bastante anestesiados, y sobre todo educados diariamente en la compulsiva adicción al consumo.

  Somos un stock de marionetas corriendo de un lado para el otro generando la espuma que chorrea del vaso donde se acumula el capital mundial buscando sus límites impredecibles.  O sea, impredecibles para algunos, unos cuantos: la gran, inmensa mayoría no tenemos ni la más pálida idea de cómo se genera el dinero, el valor de las cosas, los bienes, ni tenemos control ninguno sobre su calidad y distribución, creación y destrucción.  

  Somos simples receptáculos de diseño, somos la boca abierta atrás de la cinta de producción, donde apenas se mezclan chicles y misiles, muebles y diversión suicida, chismes y noticias, animales de granja y mascotas en extinción… ¡A nadie le importa! ¿Querés ser terrorista o presidente? Diariamente se rifan los lugares, para cualquiera con un poco de ambición y nada de escrúpulos.  Hay mil puertas abiertas para lucrar y abanicarse con el poder.  

  Claro que el poder es esclavizante, claro que el poder es inesquivable como una bala rasante, y después de la función, vienen a por el actor, o la actriz principal, a fabricar un chivo expiatorio que sacrificar sobre las rotativas de los medios corporativos, que simulan fabricar noticias día a día, cuando las programan para un año entero.

  Atrás de cada líder se mascan los tiburones para ver quien pasa al frente, ilusos, pretender ser más cuidadosos, más honestos, más creativos, más inescrupulosos.  Al igual que los periodistas “objetivos” que nos rodean, ignoran que son solo un pequeño engranaje más del misterioso club de los súper ricos, que atiende a puertas cerradas a los linyeras de gobierno para ver de permitirles una nueva aventura militar…

  Seguimos sacando conclusiones de premisas falsas porque así nos acostumbraron a pensar, masificando las respuestas y las preguntas, vaciando de contenido a la misma vida hasta que nuestro propio cuerpo es un producto que tenemos que homologar… tostar, adelgazar, fortificar, vitaminizar, entrenar y cuanto más.  Y ya crecemos atentos al formato unificado, temiendo a cada rato desviar el paso.

  La lista de la normalidad no  permite deslices, pagá tus impuestos a tiempo, joven dispuesto a todo, delgado, elástico trabajador, casado, heterosexual, dominante, cristiano, monocultural, listo para seguir al Macho Alfa, para atacar donde sea que haya que abrir un nicho nuevo de consumo desenfrenado.  Y así caen los baluartes del librepensamiento arrasados por la mediocridad, hasta desaparecer como las cañas, que siguen fundando raíces y caminos bajo tierra.

  Porque contra este mundo mecanicista y automatizado solo puede oponerse la acción, pero no la acción rutinaria, impersonal, sino la acción transformadora, comprometida con su resultado y fruto de su propia historia, la acción que genere nuevos caminos, o, mínimamente,  nuevas formas de transitar por los viejos caminos, para desalienarnos, para salir de la asfixia del estrés inquebrantable, del día tras día, de esa sensación de malestar que persiste después de haber cumplimentado nuestras metas de ratones de feria.

  Ah, parece un sombrío panorama pero no, todavía podemos pedir un crédito, fabricar una estafa, invertir en un negocio de temporada o cuantas cosas más.  Es la magia del sistema capitalista, la ética es una niña que a veces se saca a pasear por el bosque, de moral solo hablan los humoristas, ni siquiera importa si pagas o no tus deudas, tu función es mantener el tambaleante dinosaurio caminando, aunque nadie pueda decir hacia dónde.

   Entonces, ¿Te sentís más feliz ahora con tu televisor de 96 pulgadas? ¿Ah no? Solo podés ver basura en alta definición y un sonido envolvente que te permite escapar de la realidad, hasta que observas aterrado la ceniza de un cigarro a punto de caer sobre la alfombra…  

 

09 diciembre

Cayendo destartalado (Poesías)

 

 


Tras el horizonte

 

Hay tanta tierra y tanta agua

Tanto sol y sombra y polvo

Arremolinándose en el viento

Lluvia y verde y caminos…

Pero el mundo es incorregible

Lucha aun por imponernos su destino

Adormecido por un movimiento interestelar

Donde océanos y satélites se cruzan

Derramando su influencia,

Navegando en mi propia historia

Busco mi patria en esa isla lejana

Que las corrientes visitan mientras sigo acá.

Sembrando arboles mientras afilan el hacha:

Haciendo de tanta vida un desierto,

De tanto mar un huerto donde sembrar

Submarinos, fragatas y cañoneras,

Y de cada camino un cementerio

Que desanime a los que solo saben andar.

 

 

Día a día

 

Necesito despojarme

Necesito cambiar, refundarme

Miro a mí alrededor y todo

Es una prisión, la del siglo veintiuno.

Practico como un francotirador

Contra mis propios parámetros…

 

¿Prenderé fuego a mi casa hoy?

O solo mirare pasar las horas

En el vacío de la desolación

Interior.

 

 

Disparando

 

Cada bala que roza el aire

Trae consecuencias irrecuperables

Girando como loca, astilla de metal

Fija en los ojos que la ven llegar

 

Para que pagar impuestos:

 

He visto arrepentirse a los verdugos

Resignados a mirarse sin saber llorar

Pretendiendo escapar de su castigo

Marchitándose, de a poco, sin semillar.

He visto intercambiar gente por objetos

Personas por dinero…

Y un cementerio de almas creciendo

Hasta llegar a los muros de la ciudad

He visto tirar la comida, al lado de los hambrientos

Vi quemar ríos enteros, y desiertos de cemento.

Vi arboles caer, que parecían tocar el cielo

Y mercenarios corriendo entre la gente, sembrando…

Dolor y muerte, que iba a ser, con la alegría de los ciegos

Y entre las ruinas, desconocidos, levantando a los caídos.

 

Vi palabras que dibujaban, y mujeres que se sentían vivas.

Vi hombres llorando, niños jugando al borde de la muerte

Vi fraguar las mentiras, como en una fábrica…

Y un infinito camino a ningún lado, pero bien señalizado…

 

 

Aun la vida

 

Refugiado en un segundo de silencio

En medio del terror, late, el corazón

¿Revienta? ¡No! Corre y acecha.

No se rinde, el que vive, no muere el que cree

Ni pierde la fe el que espera, aunque…a veces

Los días parezcan calcarse de dantescas novelas.

 

Una sombra recorre el mundo, atenta

A masacrar el color, a sembrar espinas

Y sonreír cuando la sangre estalla

Bajo un ramillete de balas.

Solo siembra miseria, solo ara con aviones…

Y eunucos de trajes impecables, calcados

De sus antiguos pares, recorren los mercados

Comprando feroces lo que nadie vendió

Embolsando lo que no puede tener precio.

 

Y cuanta indiferencia esclava inerte

Cuanto odio gozando la ignorancia

Funda el camino de la destrucción

Cuanto falso guerrero entrega atados

A la muerte, de la vida lo mejor

 

 

Templando el fuego

 

No puedo esperar cada día

No puedo esperar toda la vida

Que llegue la hora azul.

Largo la carrera sin público,

Me deshojo para poder seguir,

O tomo cualquier atajo a machetazos

Entre la maleza, entre la cizaña

Que bordea los caminos viejos.

Como un mar dulce, ahí espera, lo posible

¿Y llegar…?  No es un lugar, sino hundirse

En el barro pastoso que dejaron

Tantos pies, retrocediendo

Por no querer probar, que el agua es nadar.

 

 

Amos del mundo

 

Nos prometieron correr

La carrera de las ratas,

Y no llegamos ni a largar

Rendidos en las gateras

Todavía pagamos

El precio por estar.

Nos prometieron bienestar

Salud, dinero, amor…

Y a cuanto buitre vemos

Alimentar mientras miramos

Salvándonos, eso sí, para…

¡Mirar el noticiero final!

Cuantos impuestos guardan

En sus cajas de zapatos…

¡No nos engañemos más!

Dinero llama a dinero

Y a nada  más, llora, niño

Contra las piernas de mama

Pobre en tu bunker rotoso

De amor y libertad, que la paz

No llega hasta mañana

Cuando el doctor gane tanto

Para pensar en los demás…

La tos de tu padre es un reloj

Que se detendrá a la hora

En que te hagas hombre…

Mira a tu hermana, dulce

Intentando hacer valer

Su floreciente virginidad…

En las veredas, coches rotos

Gurises descalzos, barro seco

Parece transparente el agua

En la zanja hasta que llueve.

Desprecio ajeno, impotencia

Y esa sensación de haber nacido

Para carne de cañón.  Miseria

Que enseña y no deja dudas

Lo que no ganes hoy, mañana

Será tu esclavo el dolor, sin recuerdos

Se vive mejor. En los escritorios

Se acaba el tiempo del mundo

Simulando nuestro hogar

La elite que extermina llego

A su conclusión final.

Vamos a quedarnos a ver

Nuestro insensato final

Es solo una película más

Allá veo asientos libres

Coca cola, cine y a dejar

De transpirar, que elegimos

¿Matar para no morir?

Olvidar para no pensar

Y convencernos de que todo

Va a pasar igual, para no actuar.

 

 

Recuerdos del cielo

 

Mirando hasta el final, cayendo

Destartalado en vuelo aun

Todas las plumas que bailan al viento

Llegaran después que yo haya muerto

En medio de la noche solo hay aves negras

A picotazos, se defienden del color…

Como una piedra contra el agua

Apuesto a “hacer patito”

Solo volar era mi estilo, pero…

Tantos golpes acertados

En mi carcaza de chajá, espuma

Sobre el rio, rocío fino, bruma

Escondido entre la resaca

 Olvidando por no morder

Entre las mismas cenizas

Prometidas, vivo y camino

Aunque digan, hoy también

Que me vienen a buscar.

 

Principio del formulario

 

Nosotros y el sistema (Eco Portales)

  


  Hoy , de casualidad, terminé leyendo un artículo de una de las tantas páginas ecológicas que se multiplican en internet, su engañoso título “Olvidemos las duchas cortas, organicémonos” es ya un llamado a la impotencia, al desinterés, a la delegación de nuestro pequeño poder… 

  Cómo tal, consecuentemente, se ponía a detallar estadísticas, números y datos antiguos e inverificables que demostrarían el insignificante aporte individual, aun cuando toda la población participara y pudiera sumarse, en los problemas actuales y urgentes que todavía no nos decidimos a reconocer y encarar como seres humanos.  

  Pero entonces, a través del texto, se enfatiza sin muchas luces, ni lógica, ni veracidad, sobre lo intrascendente de cualquier decisión individual, sobre cualquier acción nacida de la toma de conciencia, sobre cualquier hecho real, puntual, efectivo, realizado por una persona, un ser humano cualquiera, anónima y personalmente, a través de la idea de poner un pequeño grano de arena en la solución de los problemas medioambientales y humanos que pretenden cerrarnos el panorama… 

  Aberrante, decadente en su enfoque añejo estigmatizante y sistemático del mundo, de las personas, de la sociedad.   Porque una persona es mucho más que un número, y como tantas veces se ha dicho, no es un medio sino un fin en sí mismo, entonces, cada pequeña toma de conciencia, alrededor del mundo, es ya un triunfo absoluto sobre el capitalismo, el derroche y la injusticia, un ser humano es una porción significativa del mundo, y en este debate que ya lleva siglos, por ignorar esta premisa básica, se han asesinado millones de seres a lo largo de la historia… 

  ¿Qué es lo que dice, mientras tanto, este articulo? 

  Que la inmensa mayoría de los desechos y del consumo de recursos son absorbidos o generados por la industria y la agricultura, o sea que ni siquiera con la decisión de los 7000 millones de personas de cambiar su estilo de vida, reduciendo el consumo se va a lograr nada.  

  Pero este llamado a la resignación suicida, estas loas al apocalipsis anunciado ignoran que la industria y la agricultura son instituciones humanas, formuladas para resolver (o crear) nuestras necesidades, y obviamente, al reducir nuestras necesidades, nuestro consumo, nuestra pequeña cuota de destrucción, estamos afectando consecuentemente a su funcionamiento y poder. 

  O sea… como alternativa al capitalismo, no tenemos otra herramienta válida, ni más poderosa que reconocer nuestro poder como individuos, y generar el poder desde las personas, desde la libertad de conciencia, desde la pertenencia a un mismo planeta.  Y si, desde nuestra individualidad, nada tiene más fuerza que nuestras decisiones.  

  No vamos a generar soluciones embarcándonos en otra guerra contra las corporaciones, fabricando instituciones  y organizaciones mundiales y centralizadas, acotadas a presupuestos y metas que terminan siendo ajenas, atadas a jerarquías internas, a oscuros financiamientos.

  Pero siempre llaman a la guerra, a la guerra abierta y perdida de antemano, siempre a la confusión… ¡Pretendiendo negar que los cambios personales no sean una profunda declaración política, que los cambios personales no generan cambios sociales! No sé dónde vive el autor de este artículo pero no debe ser en este planeta…

Igualmente, la concepción antropocéntrica de la vida en la tierra ya se muerde la cola: no está en peligro el planeta en sí, solo la permanencia en el tiempo del estilo de vida de la raza humana.  Antes y después de eso, la tierra habrá visto pasar soñolienta cientos de miles de cataclismos y refundaciones. 

  El punto de partida, es hoy, claro, cada día tenemos un nuevo punto de partida, un nuevo comienzo, y si es bastante obvio que no podemos destruir la civilización industrial ni los parámetros actuales de derroche absoluto de recursos, no dejamos de pertenecer a ella, y en ese entorno es en el que las soluciones son válidas.

  Pero a través de un eco portal se afirma que no podemos seguir aceptando las respuestas insuficientes ni las soluciones industriales como, por ejemplo, la energía solar, pues siguen la lógica del extractivismo para construirlas.  ¡Claro, todo lo demás no sigue esa lógica, supongo, como si hubiera otra lógica! 

  Todos los que estamos leyendo esto nacimos en la era industrial, admirándonos de cada nuevo reto ganado a la naturaleza, de cada máquina voladora, motor, infraestructura, y hemos aportado a su funcionamiento cada día, y hoy también, por supuesto. 

  Entonces, siempre según este articulista, serian intrascendentes las soluciones individuales, ya que no pesan, al margen de que, como individuos, no hemos creado el problema y entonces no vamos a solucionarlo.  

  Tampoco ayuda vernos como consumidores en vez de ciudadanos en capacidad de hacer valer y defender sus derechos y sus convicciones, como si una cosa invalidara a la otra.  ¿Pero qué pasa con esto? 

  El poder es una construcción piramidal, nace de nosotros el dictador, el genocida, el ecocida… El gran poder es solo un reflejo del pequeño poder que manejamos, de la sumatoria de todos los pequeños poderes que delegamos, y es nuestra forma de relacionarnos con los demás lo que lo genera.

  Entonces es como vemos tantas asociaciones y asambleas ambientales, ONGs, y corporaciones imperialistas del tipo Greenpeace o WWF que en su camino de defender los derechos y el planeta, terminan por ser multiplicadores de prejuicios y racismo, de invasiones y atentados fascistas a la democracia, de propaganda contraria a través de su incoherencia y su poca legitimidad.  

  Espantando a los ciudadanos comunes en esa postura indefendible de “rompamos todo y después veremos que hacer” que no deja de ser igual, casualmente al “rompamos todo y después veremos que hacer” de la industria y las corporaciones…

  Y finalmente, después de divagar sin mayores fundamentos entre estas apreciaciones subjetivas tremendistas y degradantes, se hace un llamamiento al activismo, como forma de combatir y derribar el sistema actual.  

  Sí, siempre llaman a la guerra, la forma más rápida y barata de consumir recursos, de generar leyes y reyes, de trasladar recursos infinitos hacia la cúpula que aplasta a la sociedad entera, desde la mirada soberbia de los amos del mundo, o de sus útiles intermediarios, acaparadores de conciencia en nombre de batallas ecológicas que jamás son dadas.  

27 noviembre

Tu extinción

 

 



  Anualmente, en nuestro planeta, se extinguen entre 27 y 100mil especies por año… cuando veo un poster llorando por el rinoceronte blanco me dan ganas de vomitar…

  Igualmente, no es más que un símbolo, un reflejo de nuestra compulsión obsesiva, de nuestro obsceno adiestramiento que nos permite ver solo lo más grande, lo mejor, lo más fuerte, más alto, más, más y más.

  Y así vivimos mirando para arriba sin tocar el suelo, la tierra, el pasto que se muere mientras tecleamos.  Firmando peticiones para salvar los ríos mientras no sabemos dónde queda el arroyo más cercano, mirando con asco la zanja, sin mojarnos las patas en el agua.

  ¡Y cómo iba a ser! Si nunca nos interesó de donde viene el agua que pasa por nuestras canillas, y mucho más lejos aún estamos de fijarnos adónde va.

  No nos importa.  No queremos salvar los ríos, queremos salvar nuestro estilo de vida, el rio es un ladrillo más sobre el que edificamos nuestras ambiciones, un objeto útil, un medio. 

 Claro, nosotros somos el fin, y para eso debemos salvar la naturaleza ¡que ilusión de poder! Que seguimos alimentando mientras el planeta se sacude como un perro mojado, derribando nuestra ostentosa civilización.

  Entonces vemos desembarcar a los burgueses en sus autos, para combatir el fracking, y de ahí a sus casas climatizadas y cercadas.  ¿Es que no se enteraron que todo es energía? ¿Que estando en los dos bandos a la vez solo serán ametrallados?  Y felices morirán combatiendo a las petroleras mientras lloran por el precio del combustible, “salvando” los acuíferos mientras abogan por el exterminio de los barrios pobres y sin agua potable...

  Pero así es el nuevo fascismo ambiental que pretende salvar a unos matando a otros, y combatir a las corporaciones aliándose a otras y conquistar una isla donde asegurar su propio futuro, como si no fuera común e inexorable, igualitario, total.

  Hace falta mirarnos con un poco más de humildad, mas descalzos, mas desnudos, para encontrar un camino que nos lleve a encontrarnos los pies, sacándonos del espejismo perverso de la pirámide que siempre nos tienta a subir un escalón mas solo para ser alfombra, mientras los dueños del mundo se alimentan de nuestra frustración. 

  Pero retiremos nuestro ladrillo: pisando la hierba fresca, volviendo a la tierra que pisamos hoy, plantando un árbol en vez de una reja, reciclando nuestro espacio en vez de quejarnos del costo, del precio, del tiempo que nos lleva volvernos más estúpidos frente al televisor.

  Ya no se puede seguir sembrando miseria y bombas, cosechando hambre y balas, destruyendo en nombre del progreso.  ¿Del progreso de quién?  Sin ese pequeño insecto que nos mira desde el vidrio de la ventana el mundo entero colapsa sin remedio, y todas nuestras maquinarias hacen hoyos en un reloj de arena que nadie va a dar vuelta.

  ¿Cuántos de nosotros vimos una ballena? ¿Quién puede asegurar que existe ese ser llamado Panda? ¿Hemos visto acaso saltar al tigre de las Montañas Nubladas?  La naturaleza es todo lo que nos rodea, incluyéndonos a nosotros mismos. 

  La belleza y la majestad de la vida está en cada hongo, en cada musgo, en las mismas bacterias, pero el tigre se extingue solo después de miles de plantas, de millones de animalitos menores e insectos que no nos importaron, y ya no podemos salvarlo con nuestra forma de pensar.

  De la misma manera queremos salvar el planeta para la especie humana, que a la vez se extingue a sí misma en miles de guerras simultaneas, fratricidas, genocidas, racistas, clasistas, que no distinguen entre combatientes y niños, entre trincheras y escuelas, entre ciudades y cementerios. 

  Pero queremos salvarnos sin dejar de consumir, sin dejar de someter a los débiles, de esclavizar a los pequeños, de masacrar a los indefensos…  

  Claro que no se puede, y la humanidad entera se hunde en el fango, pataleando pero ya es tarde: olvidamos como vivir generando vida, olvidamos crecer desde adentro hacia afuera, y olvidamos devolver, compartir y convivir.  Pero queremos la frutilla de la torta, porque el marqueting es más fuerte que la lógica  ¡porque nuestro superfluo deseo es más tenaz que la vida!

  ¿Lo es? A punto estamos de enterarnos de la fortaleza de nuestros iluminados templos, de las líneas de fuga de nuestro hacinamiento. 

  A un paso estamos de la desesperación y el terror, de la desolación que invadirá el campo seco donde cultivábamos nuestros viejos pensamientos.  

  Por eso es necesario sembrar sin perder tiempo, y cuidar cada brote de un nuevo mundo compartido, sin egoísmos ni prejuicios, para poder aun nacer de nuevo y, en el desastre, cuidar un cuenco que rebalse vida, desde nosotros mismos.


24 noviembre

Itaipuanía maya

 

  Hoy, un día luminoso, inmerso en un estallido fraternal de vida… quisiera agradecer, quisiera, pese a toda incertidumbre, decir en voz alta, claramente: gracias. 

  Gracias a la vida por tanto amor, gracias al amor por tanta vida, gracias a la tierra por desplegar su magia siempre a tiempo, y hacer rodar estas lagrimas que apenas dejo escapar, avergonzado. 

 Gracias por hacerme hermano de las hojas, de las nubes, de las flores y los pájaros, de todo lo pequeño y frágil, y gracias por haber pasado tantos trabajos y penurias para aumentar la sensibilidad en vez del odio y la resignación. 

  También quisiera pedir disculpas por todo daño causado, consciente o inconscientemente, por haber matado tanto: a veces para comer y a veces sin ningún sentido, pero también quiero decir que mi vida está disponible, y no tiene mayor valor que un grano de arena en este mar inmenso, y que estoy preparado a morir hoy, ahora mismo, sin arrepentimientos ni cuentas pendientes. 


  Gracias, por haber encontrado una mujer con la que compartir lo más esencial de mi ser, y ofrecer de ese modo mis hijos al mundo, para que sus ojos brillen entre medio de otros miles de ojos y corazones calientes, sin vergüenza ni culpa, más aun con orgullo.

  Con conciencia de estar forjando su propio camino, desde el camino que alcance a recorrer con ellos, que antes nació del camino de mis padres, y estos de sus padres y de anteriores generaciones que se esparcieron por el mundo buscando un destino común que fuera de vida y libertad, de alegría y amor, de paz y esperanza…

  Gracias por poder reconocer y disfrutar de la belleza en todas las cosas, gracias por las semillas que junto y cuido buscando un sueño cotidiano que se alimente del sol eterno y la lluvia…

  Gracias por haber comprendido a tiempo que todos somos todo, y curar mi corazón de tantas puñaladas rastreras, de tanta traición y tantos años de guerra, de violencia y persecución despiadada, inútil y cruel. 

  Gracias por dejar de temer y odiar, de despreciar a mis enemigos y solo ponerme afuera de su alcance… 

  Y también mis disculpas por haber pasado tanto tiempo en la ignorancia y la oscuridad, y por haberme costado tanto tiempo aprender a perdonar, por haber dañado a los que quiero, a los que aún me quieren…

  Gracias por permitirme soñar aun en la tormenta, en la derrota, en la humillación altiva de los poderosos, y aun así esparcir tu luz y tus fuerzas inexplicables, para proteger la vida, el brote, el fruto aun verde pero sano.   
  Gracias a la tierra amiga, hermana y madre, a la selva y el rio, a los pájaros, la música y el destino. 

   Gracias, gracias, muchísimas gracias. 



31 octubre

Fanáticos de ayer y hoy...

  

  Una profunda y pasajera tristeza, por el espíritu humano, y luego a seguir como si no pasara nada… 

  Miro el tremendo despliegue policial: seres humanos, enfundados en un traje azul, botas y chaleco en una fila de cinco, aferrando un palo, un pedazo de madera dura y recia cuyo único fin practico y definido es ser estrellado con toda su fuerza contra el cuerpo y la cabeza de otros seres humanos, a un lado, claro, una pistola del calibre 9 milímetros, fabricada para atravesar con un proyectil incandescente a un cuerpo humano a más de trescientos metros por segundo.

  Miro a otro lado y veo otro grupo acorazado y con escopetas… ¡¡¡¿¿Ametralladoras??!!! Mi cuerpo tiene un escalofrió pero yo sigo… es increíble que toleremos esta forma de vida, este condicionamiento total, absoluto y absurdo, esta coerción infinita en todos los órdenes de la vida…

  A la que justificamos con nuestra violencia y nuestra incapacidad de convivir.  Hasta donde me da la vista solo veo grupos de policías, en las calles también pasea el cuerpo de policía montada, toda una bandada de policías en motos… 

  ¡Perros policiales! ¿Para que se supone que son los perros?

  Mientras tanto, en las gradas del estadio, como si fuera un ring donde se miran dos boxeadores, las dos hinchadas (separadas por otros grupos de policías, aquí y allá) saltan y gritan tocan y bailan, agitan sus banderas y deliran con cada jugada peligrosa a favor de su club… 

  Se diferencian  netamente por colores, aunque no mucho por la pasión, la alegría, la entrega desaforada que propicia el fanatismo.  

  Es así como un padre con sus hijos o una madre con sus hijas, adultos, niños y niñas, después de convivir tal vez en el mismo barrio trabajo, escuela, la misma ciudad, después de ingresar casi juntos por las mismas calles, se convierten en enemigos acérrimos al momento de ingresar a la cancha para ser ubicados en sus respectivas esquinas.

  No importa si para eso tienen que soportar humillaciones y atentados a su soberanía personal, a su cuerpo, dejándose revisar, desde los bolsillos hasta las zapatillas, teniendo que poner las manos contra una pared, mostrando sus efectos personales a amenazantes desconocidos.  Se supone que todo es para evitar la violencia, teniendo bajo control al núcleo más duro, a la famosa “barra brava”, para evitar el ingreso de drogas legales e ilegales y armas…

  Un día cualquiera se cruzan unos con otros y se masacran a baldosazos, a piñas, a patadas y palazos… ¡Es que ahí justo no había policías!… no es una ecuación matemática puede ser 10 a 1 o 100 a 20 no es algo racional, humano, los mismos niños en brazos de sus madres son arrasados por la turba, por la masa violenta, donde cada uno estará orgulloso de su patada en la cabeza, de su piedra, de su destrucción, de su gota de sangre. 

  Nadie olvida nada, nunca. En cada partido se resuelve fuera de la cancha una interminable lista de cuentas pendientes.  En las tribunas se canta a la muerte.  

  Los niños asumen y participan en esa guerra, en esa institución, incorporando el fanatismo, la destrucción del otro por sus colores, por sus diferencias, a la vez que la sumisión a los órganos de control de la sociedad.  La idolatría de la violencia.  

  Mientras, adentro de la cancha sigue el juego, donde también los jugadores del otro equipo son adversarios, a los cuales someter al acoso verbal durante los noventa minutos del partido.

  Y por supuesto, entre los mismos jugadores, toda amistad se termina, siendo contenidos a duras penas por el reglamento para no llegar a la agresión física desmesurada e intencional.  

  Claro que en eso mucho tiene que ver el árbitro y sus colaboradores, blancos de todas las críticas y quejas por igual, por ser muy estrictos o muy blandos, por acertar o equivocarse.  

  Estos reciben, a su vez la presión y el acoso de los dirigentes de los clubes, del cuerpo técnico y no dejan de ser responsables de atender a la vez a la seguridad del campo de juego, siempre en riesgo, ya que los alambrados no son garantía de nada: en cada gol, bajo una lluvia de papelitos, amenazan con derrumbarse sobre la cancha.

  Y así camino con mi cámara en medio de ese delirio con 40 grados de calor y viento constante, a veces a salvo de todo a veces no. 

  El partido termina y unos se van conformes y otros no tanto, la entrega fue total de todos modos, la gente se retira lentamente, los policías se relajan: por esta vez  no hay que lamentar muertos ni incidentes, y dado el contexto algunos se sacan una foto como un equipo de futbol, nada más que de 45 integrantes.  

  Mientras los protagonistas terminan de ducharse, mientras los dirigentes hacen cuentas,  se va diluyendo en la tarde la fiesta “deportiva” taza, taza, cada cual a su casa… 

  El próximo fin de semana cada cual tendrá su revancha. 

 

Al galope (Poesías)

 

 


Puntualmente

 

He dejado de derivar

Al ritmo del azar

Ahora tengo agenda

Avísame con tiempo

Cuando sea el evento

Un segundo antes…

¡Mañana podría estar muerto!

 

 

Lejos del vertedero…

 

Hay personas que se dedican

A escribir: poesías…

Revuelven un tacho de basura

Donde tiraron metáforas usadas,

Clásicos de la época clásica

Donde todas las mañanas son prístinas

Y el alba atrona de trinos y encima rima

Y el sol se eleva como un ígneo disco

Para envolverse después de sombras, al ocaso…

Y como todo basurero, su ruido solo atrae ratas

Que juegan entre las palabras gastadas

Saboreando metáforas rancias

Y viles coincidencias estilísticas:

Disfrutan, festejan, y después no queda nada.

Pero una poesía viva no necesita de callejones

Oscuros, donde juntar versos descartados

Ni de la pantalla que afirma el ego como único

Producto de un altivo desprecio a los incrédulos,

Sino que cae como una semilla, a campo abierto

Donde tierra y agua deberá traer cada uno

Para ver nacer el signo detrás de lo evidente

Y como planta criar un llamado impostergable

Que anuncie un camino hacia la libertad

Donde todo es fresco, donde todo es viento…

 

 

Un día de estos…

 

Me gustaría llegar

A la casa de mis amigos…

Sin tener hambre, sin temblar de frio…

Avisando antes de aparecer

Con un presente que represente

¡Que los tengo presentes antes de ese día!

 

 

Armisticio

 

¿Cuánto duro la guerra?

Nadie lo sabe…

El tiempo de estrellas mansas y fogones

Solo lo cuentan las leyendas…

¿Ha terminado?

Parece preguntar esa espina que sangra

Volviendo atenta serenidad la alegría.

¿Puede fundarse un país

Sobre las ruinas

Pero nunca apagarse una herida?

Después de tantos segundos en el frente

Quien quiere volver a que…

Los escombros parecen mariposas.

La vida: infinito regalo.

 

 

Sinvergüenza

 

Ya no siento vergüenza de nada

Perdí la capacidad de sentirme en falta

…la culpa ya no me araña con sus garras.

Ya no tengo corazón, se me ha desperdigado

A través de los caminos y los días

Entre abrazos, y madrugadas sin abrigo.

No me escondo ni temo que me vean

Si me hace llorar una gota de rocío

En una hoja festejando al viento.

No me guardo ni mi vida,

Demasiado regalo es abrir los ojos

Después de toparme con la muerte, y el matador.

No tengo posesiones, solo metáforas,

Que protejo para quienes las imaginan.

Olvide casi, casi todas las caras y todos los nombres

Abriendo caminos sin mirar atrás

Vuelvo a encontrarme sin embargo, siempre

Con los mismos gestos, la vida, el amor…

Hay quien admira las bombas, los aviones y las guerras…

Mientras los benteveos solo quieren volar…

Yo puedo morir después de ver, este rayo de sol.

 

 

Al galope

 

De frente al viento que cristaliza los ojos castigados

Mis brazos me duelen, los muslos quisieran descansar…

Olfateo el abismo, más adelante, no pienso parar.

Si aferro mi vida hoy, es solo para poder saltar,

Y cobra sentido cada vez, que otros protegieron

Mi latido, mi sangre, mi mirada, mi caminar…

Si he olvidado algunas deudas que no puedo pagar,

Si he olvidado algunas deudas que no pienso cobrar,

Fue para estar liviano a la hora de elegir

A la hora justa, entre arrastrarme o despegar.

 

Solo un guerrero sabe cuanta vida costo su vagabundear,

El valor de un rayo de sol sobre el agua clara,

De la pequeña sombra en el interminable sendero de caravanas,

De la solitaria marcha hacia la libertad.

 

 

Lanzamiento

 

Bajo la tierra, la semilla espera

Lejos escucha el retumbar de las botas

Como estrellas fugaces arrasan su horizonte

Retazos de civilización.  Y ella espera

Endurecida, resistente a todo, aun espera la sequia

El silencio de la muerte y el viento caliente

Aun espera el trueno y detrás la feroz tormenta

Que arrasa la vista donde los árboles muertos

Van dejando caer, a su vez, su semilla…

Y recién ahí en el silencio verde de tímidos gorjeos

Cuando las primeras tacuaritas saltan valientes

Entre la tierra fangosa y podrida…

Lanzará indeclinable su llamado

Al sol.

 

 

De día

 

Un día detenido en el tiempo

Puedo escuchar ¡como chillan

Sus engranajes humeantes!

De todo esto nada quiero

Me bajo de la vida

Cierro la puerta

Y allá dejo

El hoy.

El atardecer

Derrama esa tristeza

Avasallante.

Tomar conciencia

Es estallar…

 

 

Matemos al soldado

 

Matemos al sicario

Al traficante

Linchemos al delincuente

Extrajudicialmente.

Con cuidado bebamos  su sangre

Sin mirar bajo la etiqueta que le calzamos

Donde se vuelve padre, ciudadano,

Amante, hermano… que no tenga oportunidad

De leer un rato bajo el sol, entre niños y perros…

Cacemos a los nazis, a la hora del almuerzo

Ya no hacen falta pruebas, solo hay que elegirlos

Niños contra el piso, lloran viéndose alejar

La cabeza rapada de papa.

Joven pobre: eres culpable, serás acribillado

¡Ya veremos a cuenta de que!

¡Tú no, princesa, sube por acá, y no se te ocurra huir!

¡Ahí va esa puta reventala! Ríen viéndola correr.

No hay lugar donde escapar, del editorial,

Que fabrica listas negras para toda la humanidad

Los medios dicen: “mujer, eres solo carne, y ni tu cría quedara”

Una guerra infinita, total, nos elije sin preguntar.

Cada uno sabe la mentira y la verdad

Mientras los niños juegan a la Play

¿Quién financia a todos los bandos, a la hora de matar?

 

 

¿Escribir?

 

Escribir, para vivir, como un exorcismo

Letras en vez de palabras que no serán escuchadas

Por no poder escupir a los verdugos a la cara

Por tener que soportar las mentiras encumbradas

En los escombros que cargan sobre los hombros ajenos

Sobre la tierna inocencia, sobre la confianza ciega…

Disfrazando malicia de favores, prejuicios de verdades.

Escribir, como un arma, cuando de vieja la verdad tropieza

Entre una trama de cobardías mal atadas, simulacros

Nauseabundos de esperanza, de futuro muerto robado

Que se acaban cuando el vaso vacío se derrama.

Escribir, para vivir, para dejar atrás, ya que no para olvidar

El cerco esclavizante de la mediocridad

Que oxida y rompe, que miente y seca, el alma…

…en un rincón, acurrucada, cuantas veces quedo

Fría, luchando descarnada, por no perder color

Hasta ser tristemente derrotada, en la traición.

Escribir, para atravesar la oscuridad, como un mapa

Que me guie hacia una luz que invente el día

Aunque queden en pie, tantas toneladas

De mentiras, tantas culebras en sus nidos retorcidas.

Escribir, porque no hay voz en mí para expresar

En palabras mundanas, resecas, gastadas,

El alcance de mis sueños, el aroma del mañana

Y el plan infinito de cada metáfora…

Que escapa de sintaxis para dibujar en el aire

Todo el amor, intacto, naciendo de la rabia,

¡Tan agradecido de pescar en este mar!

Descubriendo continentes

Al naufragar.

 

Felices e Incapaces

  Bueno...   Siempre es un problema conocer a gente importante.  Y es un problema porque la gente importante tiene problemas importantes... ...