30 agosto

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Hace unos cuantos años, vivía en Java, que es una  tropical y selvática isla de  Indonesia, perteneciente al Archipiélago de Sonda.  Esta, continua la curva de Sumatra y se mira a la distancia a través del mar, con la tormentosa y multinacional Borneo -o también, Kalimantan, que quiere decir Orangutan, en el hermoso y áspero idioma de este lado- 

  Yo trataba de no identificarme con ninguna facción que pudiera convertirme en blanco de una ajena y permanente guerra, y asegurarme de sobrevivir mientras iba conociendo las exuberantes y fantásticas flora y fauna del lugar.  Además de recolectar semillas de arboles y plantas tropicales, trataba de empaparme de la cultura y las costumbres locales

  Fue así que mis amigos de aquella época me convencieron algunas veces de acompañarlos a cazar.  Y  fue ahí que conocí al magnífico y leal Perro de Insulandia.  El Anjing Pedalaman, que puede atravesar con sus dientes el acerado cuero de un cocodrilo siamés o un dragón de Komodo

  Es que... entre tanta antigua y extraña fauna, hay por aquellos lugares una raza de perros medianos a chicos, de colores indefinidos, turbios y sucios, usados al efecto de la caza, cuya cabeza es casi tan grande como la mitad de su cuerpo, y sus mandíbulas tan fuertes como una prensa hidráulica... los mismos tigres caminan cuidadosamente en un furtivo y sigiloso respeto ante su cercana presencia, evitando entrar en cualquier tipo de combate. 

 Cuando este extravagante y hermoso animal muerde una presa, no la suelta hasta que está quieta y muerta, o hasta que su cuidador lo extraiga con técnicas de manipulación bastante especificas y sofisticadas(solamente el amor y cuidado cotidiano y la crianza desde cachorros genera la suficiente confianza para esto).  La victima se entrega mucho antes de desangrarse: muere de espanto.

  Deja de luchar, deja de comprender el mundo y la necesidad de seguir vivo, ante el despliegue de repentina furia de la jauría, que nunca baja de 8 o 12 individuos. No hay forma de escapar, cuando del mismo suelo del bosque se desprenden como manchas voladoras los acechantes y feroces cánidos, y empiezan a correr.  El destino es imposible de cambiar.  

  La adrenalina de la matanza, y el sistema de irrigación sanguínea que prioriza la fuerte cabeza y sus músculos mandibulares, la forma en que recuperan fuerzas bebiendo la sangre tibia que mana de los profundos cortes, hacen que una vez que la dentadura se cierra, y a pesar de golpes, mordeduras y patadas, arrastrones por la selva o bajo el agua, la presión continúe aumentando hasta doblegar completamente la vida, atenazada de esta manera.

  Los animales de las islas huyen apenas los olfatean, y se hablaba en esa época, con tanta tristeza como asombro  y admiración,  de un inmenso y demacrado elefante al que encontraron con dos cabezas, dos cráneos de anjing de los cuales colgaban aún algunas vertebras, incrustados a la pata izquierda del gigantesco animal.  Dicen que la ferocidad todavía emanaba de las tersas calaveras, que, por su antigüedad, delataban una pelea ocurrida al menos un par de meses atrás 

 



  Lamentablemente no pudieron salvarlo de la perdida de sangre, el envenenamiento por terror, y la infección.  Los perros isleños, habían cobrado su presa, aun después de su propia muerte. Y eso no tenía nada de raro.  

  Por su peligrosidad fueron prohibidos y luego decretado su exterminio masivo, después de un incidente en que, uno de estos animales, al prenderse de la pierna de un sobrino del presidente Suharto durante un acto celebratorio, no lo soltó ni aun muerto a balazos, y no abrió sus fauces ni luego de ser cortada su cabeza a machetazos.  A machetazos quebraron desde atrás la articulación de la mandíbula, separándola en dos partes, desenterrando los afilados dientes del muslo de su ya moribunda víctima

  Claro que la raza sobrevivió al exterminio y a la erosión genética.  Sobrevivió a los vaivenes políticos y el colonialismo. Sobrevivió a la ingratitud y al desamor de sus enemigos y a la traición de sus cuidadores.  El Anging Pedalaman sobrevivió

 Esta historia me venía a la cabeza, en el momento en que me dedico a insistir y reafirmarme en mi reclamo, ante un producto defectuoso de la industria.  Y creo, que en realidad, ninguna empresa tiene mas poder que la decisión y la tenacidad de una persona individual siquiera, si esta está dispuesta a no dejarse estafar y con ello pagar las perdidas no declaradas de la compañía.  

  Porque de eso se trata todo esto.  

  Tal vez, de ser la rueda de repuesto de la bicicleta financiera.  Tal vez de dejar pasar la incompetencia que genera accidentes y muertes. Tal vez de disimular estafas y malversaciones. De ser cómplices directos de la decadencia de la Industria Nacional y de los bajos sueldos y malas condiciones que ello implica.  Del clima de permisividad que permite a nuestros gobernantes hacer y deshacer a su antojo, poniendo los mas incapaces a cargo de lo mas delicado, sin ninguna efectividad ni coherencia.

  Ni hablar del poder de hacerse respetar,que puede generarse en grupos de consumidores organizados, de la fortaleza de una sociedad, de una región, de un país, donde vive gente que se hace cargo de las consecuencias de sus actos, tanto como se lo exige a los demás.  

  Una sociedad responsable.

 A veces me pregunto, como deben preguntarse esos amorosos, fuertes y feroces animales:  Como pueden existir seres que no amen la vida? Como puede existir la Ingratitud? 

Porque, a pesar de la indiferencia total que me produce el peligro y la cercanía creciente de la muerte, mis intenciones son seguir viviendo.  Mas allá de lanzarme cada día a la batalla, de ponerme en juego con el cien por ciento de mi cuerpo y mi mente, todo lo hago por sentirme vivo.  Y tomo este planeta como un gran campo de entrenamiento donde aprender y crecer, desarrollarme, tomando los riesgos que eso conlleva.

  Hay muchos caminos hacia la paz, hacia la pureza del amor y la libertad.

  Pero soy como esos pececitos que nadan en la tumultuosa y burbujeante corriente, y que mueren en las aguas calmas y claras de lo asumido y de lo establecido.  Me  marchito en las turbias y tóxicas profundidades de la sumisión y el aburrimiento.  Necesito matar y morir cada día. Necesito la guerra como el sol necesita del horizonte para amanecer.  Necesito combatir.  Ganar...y perder.  Sangrar, para renovarme 

  En un mundo donde se ha prohibido guardar en frascos las cabezas de nuestros enemigos, y llenar con ellos las estanterías del comedor, la  especie humana cae cada día un escalón mas abajo en la mediocridad.  Ahora ya casi nadie muere sonriendo.

   El asesinato y la venganza solo están permitidos a las instituciones y a los gobiernos, y de entre estos, a los mas poderosos corruptos, hipócritas y cínicos, por lo que el cien por ciento de las víctimas son inocentes, y su exterminio responde a intereses económicos, elitistas y sectarios, que nada aportan al crecimiento y la evolución de la humanidad en su conjunto.

  Hace falta mucha creatividad para escapar de esto.

  Hoy, estamos siendo exterminados por Empresas, por Corporaciones, por Siglas...por...

...Sobreviviremos, comiendo elefantes corporativos, como los Anjing.

  



23 agosto

Ah... No sé! Yo soy así

 



  Vuelvo a escuchar esta frase y me siento acorralado. Completamente rodeado.

  Cuando una persona toma el camino fácil de la irredención, del estancamiento final, de la extinción total como especie, despierta instantáneamente un sentimiento defensivo que empieza a chispear con instintos asesinos que llenan mi sangre hasta la punta de los dedos.

  Claro -suerte para ellos- matar es ilegal, por ahora, en ciertas circunstancias.  Y sin embargo, lo que debería ser ilegalizado permanentemente, y condenado de forma ejemplar es la decisión de consentirse hasta el último día en una baba lenta de autocompasión e importancia personal, de indiferencia e irresponsabilidad hacia los propios actos y hacia las consecuencias que derivan alrededor.

  No importa si son maestras o abogados, cartoneros o arquitectas, travestis, delincuentes, diputados, fascistas, ancianas, paralíticos, obesos, o etcétera, etcétera, etcétera!!  El universo de la autoconmisceración y la permisividad abarca absolutamente toda la gama humana de posibilidades: si no fuera así, el mundo habría cambiado hace rato...

  Pero es así, y están orgullosos: "Ah...No se! Yo soy así!!" Declaran como si estuvieran frente a un escribano, terminando con cualquier duda sobre sus conductas futuras, sobre la visión del mundo que prefieren, sobre el efecto probable sobre nuestras vidas!  Es que no pueden limpiar su puto desastre!!?? No, es mas fácil mimetizarse, pasar pagina inmediatamente y olvidar el asunto.

  Si las consecuencias de sus actos recayeron sobre otra u otras personas, no hay mas que hablar, generalmente lo toman como algo anecdótico o incluso gracioso, ya que desde ese lugar imperturbable, desde esas alturas, pueden disfrutar del revuelo o las contrariedades que se esparcen como copos de nieve, como bolas de nieve cada vez mas grandes y destructivas.

  El ser humano es la única especie que ha tomado la decisión de finalizar su evolución: personal y colectivamente. Es muy difícil no ser arrastrado por el resto sin sufrir heridas y secuelas, daños, humillaciones, destierro y soledad.  Porque poner en evidencia la comodidad que está a punto de hacer estallar el planeta, incomoda, molesta, irrita.

  Sin embargo, cada persona, una persona cualquiera, no cuenta con mas derechos que cualquier otra como para derivar sus desfasajes y carencias, sus omisiones y fatalidades, en tiempos, territorios y vidas ajenas.  Todos somos personas.  Todos somos iguales.  Todos somos copropietarios en arrendamiento del mismo planeta, en su maravillosa y extraordinaria extensión y diversidad.

  Sin embargo, ante este abanico de posibilidades, que se amplía permanentemente, cuantos eligen ir cerrando caminos y puertas, hasta quedar encerrados en un pequeño cubo mágico que nadie parece poder resolver, y que, sin embargo, no consta de mas de seis colores apagados y monótonos, cuando el universo tiene miles de tonalidades.  Cuantos, elegimos...

  La esencia de la vida es la evolución! Es pelar la manzana un poco mejor cada vez!  Es transmitir un conocimiento apenas perfeccionado por el uso, antes que legitimado por la pereza, el capricho y la repetición.  Como seres vivos, nuestro deber es afinarnos, afilarnos, y optimizar el uso de recursos de cualquier tipo para lograr mejores resultados, para estar un milímetro o un segundo más cerca de la Libertad Total. 

  Negar ese hecho demostrado por cada ser viviente es estar técnicamente muerto.  

 La única verdad sobre este mundo es la evolución, porque es la única actitud que genera una mejor convivencia y respeto, mejores resultados, menos sangre inútilmente derramada, menos destrucción y muerte.  Porque, si, aunque no logremos aceptarlo, las funestas consecuencias de persistir en el error, acaballados en nuestro carácter o personalidad, en nuestras tradiciones y costumbres, en el entorno social o en reglas, leyes y mandatos, no termina mas que en el desastre descontrolado.

  Podemos entonces, prestar atención a nuestro alrededor? Podemos, entonces, ser responsables de nuestra propia intención e interacción con el planeta? Podemos hacernos cargo de iluminar un pedacito mas de conciencia cada día? Podemos, por favor...ser responsables de cada uno de nuestros actos? No es demasiado tarde para decidir ser mejores que ayer...

  Aunque hoy se hayan fabricado once millones de toneladas de bombas más.  Aunque hoy hayan sido asesinadas diez o veinte mil personas inocentes más. Aunque en cada gobierno los psicópatas halcones de la posmodernidad tomen las riendas para fortalecer la guerra y la destrucción total.  Conformarse y dejar de insistir nos convierte en cómplices y perpetradores felices del asesinato y la esclavitud propia y de los demás. 

  Cada persona cuenta. Y cada persona representa la totalidad del universo y sus posibilidades.  Es una decisión que podemos tomar hoy... 

  O resolver todo con una sola frase mágica y sumamente fácil de memorizar:  Ah..no se... Yo soy así!!!





17 agosto

Caer (Poesías)


 



Durante el día


Se arremolina en las mejillas

El viento juguetón de la pista

Alegres como perros, rascamos

La panza de  la ballena. 

Respirar.

Aún vivo: se disfruta la espera

La adrenalina se aquieta

El pensamiento vuela

Hacia la tierra.

Nunca son completas las garantías

Pero se abre la puerta

Una ráfaga fría atrapa y lleva

Nuevos pájaros en su sinuoso lomo

No están vivos, ni muertos

 Vuelan 



  Cornisas 


Vivir al borde del abismo

Construir en el aire sin descanso, sin pausa

Inquieto como un pájaro implume

Abriendo el pico sin recibir nada

Del aire, crecen las alas

 

Es cierto?


Todos los relojes se detienen, a las doce y cuarto?


 Microcosmos


La ola viene, no se puede esquivar, estamos adentro

Chispas en un rayo de sol.  Polvo en la curva de una hoja...

No somos mas que pequeños remanentes del universo.

Insistentes insectos, inadecuados, insensatos, chocando

Contra el vidrio de la única ventana cerrada del lugar.


 


11 agosto

Bolsa de Valores

 


 

 29 de Diciembre.  Viernes Hora pico.  

  Las horas mas calurosas del día azotan impecablemente cada rincón de la ciudad. Cada resquicio.

  El viento caliente del verano se aferra al alma de las cosas y los seres vivos convirtiéndolas en acero moribundo.  No se puede estar ni a la sombra, y mucho menos al sol, pero por las ardientes y viscosas carreteras, los automóviles circulan de ida y vuelta en una enloquecedora cinta donde no sobra ni un milímetro, ni un segundo. 

  En cada intersección, en cada curva, en cada esquina, la vida se desvaloriza ante la tenacidad con que los conductores aceleran para llegar a su casa. Mientras tanto, personas encerradas en sus habitaciones, transpiran o se congelan mediante artefactos climatizadores, intentando llegar al primero de enero para quitarse el sabor amargo de otro mal año.  En definitiva, como todos los demás.

  Los que pueden darse ese lujo, esperan indolentes la hora de comer, algo, lo que se pueda: liviano, fresco, mejor agua.  Comer agua, mucha agua hasta que termine el verano y se lleve estas incomprensibles ansías de suicidio colectivo que arrasan la humanidad en casi todo el planeta.  Claro, nadie pierde su hipocresía como para reconocerlo.

  El dilema se decide mediante guerras de exterminio y conquista que arrasan cada día un pedazo mas del Medio y Lejano Oriente, la orgullosa y multifacética América, la incomprensible África.  Cientos mueren cada día de hambre y frío en una decadente y semidestruida Europa que no deja de caer, cada día un escalón mas abajo en el servilismo, el vasallaje y en una efervescencia interna que hace muchos años desconocía.   Indonesia, Australia, se desangran a través de decenas de pequeños conflictos...

  La globalización y la tecnología trajeron a caballo al algoritmo y con el, a la Inteligencia Artificial.  Ahora no solo se puede alquilar terroristas y asesinos, se puede contratar maquinas en linea que maten a conocidos o desconocidos en cualquier lugar del mundo.  Esto es ilegal, por supuesto, pero por alguna extraña razón, incontrolable.  Los drones usados a tal efecto, y los proyectiles que portan, cotizan en el mercado según su efectividad.

  Mientras tanto...

  Guillermo realizaba su decimo tercer vuelo en el parapente publicitario.  Ya se había acostumbrado al viento y a los reflejos del sol, a medir con exactitud las alturas de cables y edificios, y a calcular el tiempo de vuelo restante sin mirar el reloj, engañoso aparato que mas de una vez lo había hecho aterrizar sobre avenidas y terrazas.

  Pero hoy, hoy había algo mas, un sabor raro en el aire que, sin embargo, le resultaba conocido aunque no pudiera identificar.  Un papel pasó volando a veinte metros de distancia. En su mente empezaron a cruzarse teorías pero antes de que pudiera explicarlo, otro volante publicitario caía a quince metros a su izquierda, y no terminaba de enfocar su mirada, cuando una lluvia de papelitos fluía como una catarata lenta todo a su alrededor...



  Ja! Que ingeniosos, Billetes de 100 dolares eh!!   El viejo truco del billete para embaucar al publico con circos que solo constaban de payasos tristes y deprimidos, y parque de diversiones donde lo mas divertido eran las manzanas acarameladas.  Alguien estaría haciendo su trabajo, aunque no se le ocurría quien, cazó un billete al vuelo de un manotazo y lo guardó sin mirar, en un bolsillo.  No iba a darle tanta importancia como para perder tiempo descuidando su trabajo viendo que hacía la competencia.

  Otros miles y miles de billetes caían, caían...caían y seguían cayendo.  

  Marcos odiaba a la humanidad.  Especialmente hoy, odiaba a todo el mundo.  No podía entender como habían hecho para demorar medio día en entregarle el cuerpo.  

  Manejaba con rabia, indigestándose anticipadamente, solo consolado por el hecho de que un maldito ser humano hubiera abandonado el planeta antes de tiempo. Un billete golpeo su parabrisas.  Benjamín Franklin lo miraba con toda la fijeza con que era posible.  Era real??



  Antes que pudiera entender lo que estaba pasando, el auto que iba adelante freno contra el paragolpes del que lo precedía, y sin poder evitarlo se incrustó en el Peugeot 204 azul marino, mientras el airbag lo golpeaba en la cara. Su última visión antes de eso fueron cientos de billetes cayendo desde el cielo. 

  Casi inmediatamente fue sacudido por el golpe del auto que venía atrás, aunque el sonido del choque se perdió entre el mar de colisiones y frenazos, gritos, llantos... Apenas pudo liberarse, intacto, miró hacia atrás, hacia el cadáver, su responsabilidad y que debía llegar como se lo habían entregado.



  Un segundo mas tarde, dejó de pensar en todo eso, y solo se imaginó la bolsa cadavérica, ancha y de mas de dos metros de largo, llena del dinero que no paraba de caer del cielo, ante la sorpresa y el asombro de los conductores.  De todos ellos, había muy pocos preocupados por discutir culpabilidades, negligencias, responsabilidades técnicas y seguros, ante la urgente necesidad de recolectar antes que lo haga la persona mas cercana.  La humanidad, seguía siendo primitiva.



  Resollando, ansioso, sobreventilado, extrajo el cadaver por una ventanilla para poder liberar la bolsa, y empezar a acopiar el montón de billetes que, como hojas secas, el viento amontonaba contra la baranda central de la autopista.  Se escuchaban quejas y gemidos, y pudo ver caras ensangrentadas y quietas, pero ya estaba acostumbrado a la muerte, y nada ni nadie iba a distraerlo de su tarea. 

  Nunca antes había encontrado tanto dinero en su vida!  Por qué habría de encontrarlo de nuevo? Pero...y si hoy era su día de suerte? Iván tanteaba el billete en su bolsillo, mirando al piso, tal vez encontrara otro, era estadísticamente posible.  Intentaba adivinar entre las caras al descuidado que lo hubiera perdido, pero nadie parecía estar buscando nada... 

  Por un segundo, se le ocurrió dar vueltas a la manzana en vez de entrar a su casa, pero la suerte no debía ser tentada. 

  Dios Mío!! Otro perfecto billete de cien dolares caracoleaba entre las piernas de los acelerados transeúntes, casi frente a la puerta de la pensión.  Desesperadamente, corrió esquivando personas presurosas e indiferentes que parloteaban en sus teléfonos hasta llegar a su presa y lanzarse a la puerta corriendo, y sin dejar de correr, subir a su pieza y encerrarse con llave a admirar los dos billetes nuevos: doscientos dólares.  

  Acunó su pequeña, inesperada fortuna, temiendo que alguien golpeara a la puerta y pudiera reclamarla.  Indiferente al escandalo de bocinazos y gritos, hasta el otro día, no se enteró del diluvio de dinero que se había perdido.  Se durmió con una sonrisa de oreja a oreja, soñando por anticipado.

  Valeria jugaba sola en la cocina, mirando de a ratos al jardín por el ventanal.  Sus padres no tenían tiempo para ella, y cada día volvían a prometerle que a la semana siguiente la llevarían al parque de diversiones.  Hace meses. 

  Hay que trabajar!  La plata no cae del cielo! Escuchaba.  Pero estaba cayendo del cielo.  

  Con una felicidad rampante, cruzo la puerta y empezó a recolectar prolijamente en una pila.  Soñaba y bailaba, cantaba y reía mientras apilaba prolijamente un billete arriba del otro, simétricamente centrado entre las lineas de dos baldosas, iba formando un fajo.  no terminaba de acomodar uno y volvía a salir corriendo para atrapar otro, y otro, y otro.  Sus padres no tendrían que trabajar esta semana, podrían ir al Parque!

  Esperó sentada y preparada, con su sonrisa inquebrantable, hasta que la misma tensión y la ansiedad la cansó y la hizo dormirse, sin darse cuenta que sus padres ya deberían haber vuelto hace rato.

  Las noticias eran reales, las historias empezaban a aparecer en cada portal, en cada radio, en cada canal de televisión: miles de ciudades caían en el caos total y absoluto ante el inexplicable fenómeno meteorológico y sus instantáneas consecuencias.  Luego del entusiasmo y la alegría inicial mutuamente compartidos, llegó la rapiña y el robo, la desconfianza, la envidia, el secuestro, el asesinato.  

  Eso paso en todo el mundo.  Exactamente, en doce mil novecientas veintiséis ciudades.  

  El multimillonario mas retorcido y excéntrico, había liquidado su fortuna, dispersándola mediante aviones en 12.926 centros urbanos, disparando el precio de los vuelos chárter y cabotaje ante la inusitada y repentina demanda aérea. 

  El jueves transcurre, colapsando y enloqueciendo completamente los mercados ante la inmensa incertidumbre que produjo la venta inmediata y total de sus acciones, y hoy, tras las consecuencias, tan funestas como felices, de su inconsultada y secreta acción.  Nadie sabe que va a pasar el lunes

  Los gobiernos estudiaban rabiosamente la legislación para encuadrar esta afrenta a la soberanía de una forma que les pudiera rendir compensaciones, o al menos, expropiar o requisar por la fuerza alguna empresa, o algunos cientos de millones, siempre tan escasos y necesarios para la administración. 

  Millones de sueños echan a volar, millones caen y se rompen en pedazos anticipadamente.  La gente empieza a especular sobre el fin del sistema capitalista, el fin del ser humano, el fin del oscuro túnel de desesperación que azota a los siete continentes. El fin del tiempo y los relojes, el fin del dólar y los mercados financieros.  El fin.  Simplemente el fin.

  El domingo a la tarde empiezan a conocerse los primeros suicidios. 

    

Identificados

  La narrativa se impone   Bah... que simplificación absurda...    La narrativa se esparce con dulzura, amablemente, como pequeñas semillas ...