¿Cómo fue que logramos interpretar un pedazo del mundo real a través de un retazo de papel, de una pieza de metal? Ahora hay muchas teorías al respecto, aunque ninguna explica lo fundamental ¿Cómo fue que personas libres, terminaran atando su vida y su tiempo a un pedazo de papel?
Es muy improbable que haya sido una decisión consensuada, mas bien parece la necesidad de un antiguo esclavista, monopolista o algo así.
O la historia de como lo superfluo llegó a la cima del discurso humano, haciendo equivalentes a los símbolos con la sangre, a las imágenes con el tiempo.
Pero sin embargo pasó, y ahora nos parecería inexplicable cualquier otra forma de intercambio equiparable al efectuado entre tiempo-vida-sangre-amor por símbolos impresos en papel.
¿O no nos parecería?
De repente, cambiamos ese precario billete, esa incomoda barra de oro por... luces. Lucecitas verdes y rojas que se encienden y parpadean en algún lugar, en alguna pantalla que existe comprobada por otra pantalla, que se refleja ante nuestros ojos como la prueba de algo real que podríamos tocar si lo exigiéramos.
Y de repente, todo el esfuerzo humano, todas las posibilidades de interpretación del corazón, los músculos y la materia, de los conocimientos y la inteligencia o la mas ciega obediencia, dan un salto hacia un mundo virtual en el que no tenemos presencia.
¿Es tan difícil de entender?
Cuanto falta para que desaparezcan los billetes, como desaparecieron las semillas de cacao o la sal, para quedar completamente inmersos en un universo virtual donde no controlamos absolutamente mas nada.
O sea, cuando todos nuestros actos y nuestras posibilidades estén supeditadas, traducidas a lucecitas titilando en una pantalla, es obvio que ya ni siquiera podremos pensar en plantar, oler o cortar una flor si eso no esta predeterminado , y así con toda la vida, por supuesto...
¡Con todos los parámetros de la vida!
Y es ahí cuando nuestra ingenuidad de pretender que podríamos tener un equilibrio con una tecnología cuyo único fundamento es negar nuestra existencia como especie choca con lo obvio: para el algoritmo que se autoalimenta creando nuevos algoritmos, nosotros, todos, somos lucecitas de colores creando lucecitas de colores.
Al día de hoy, ya no podemos comprobar con certeza que haya una persona, y no solamente una máquina con pensamientos de máquina, minando nuevas monedas y fantasías virtuales a través de las cuales absorber a la especie humana como sustrato y combustible...
En fin... La magia fugaz de los especuladores, la ambición de los soberbios, la estupidez infinita del resto, pretenden pasar la red una vez mas en un mar que ya no entrega casi peces, ya que el concepto mismo de monetarización esta en entredicho y revisión.
El poder instantáneo y hereditario ya no es posible en un mundo donde la conciencia se pulió a través del atestiguamiento de la destrucción del mundo y del acaparamiento y secuestro unilateral de las posibilidades humanas.
Hoy en día es bastante discutible hacer del tiempo y el territorio, del esfuerzo humano, algo tan intrascendente que pueda ser intercambiado por la representación de conceptos abstractos, llámense billetes o bitcoins...
Claro, para inclinar la balanza de todas las discusiones actuales queda la guerra, y eso, todavía no esta en discusión...
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