28 abril

La era de la felicidad

  


   Crecimos soñando con argumentos de películas, mientras nos acostumbrábamos a esperar, a tolerar todo, a durar hasta que las cosas cambien, y claro, no llegamos al final feliz ni el hada madrina universal toco con su vara la realidad que despreciamos.  

  Vivimos en la era de la infelicidad, y en base a eso fundamos nuestras relaciones: la queja como un ruido constante que envuelve la comunicación, la seudoindignacion que nos protege de la responsabilidad, de la acción, del pensamiento constructivo, la ambición que siempre corre diez pasos adelante, fogoneada, acicateada para tenernos atrás de un sueño estéril  y destructivo.

  Mientras tanto, nos hallamos sometidos al poder demoledor de la burocracia, intentando sacar la cabeza a flote en el turbio mar de la legalidad, rehenes de facciones y sectas políticas, de empresas que deciden día a día desangrarnos, comerciantes que se adueñaron del aparato productivo, multinacionales que abusan a su gusto y conveniencia de los recursos naturales.  

  En este contexto, el ciudadano intenta y busca día a día nuevas maneras de olvidar sus cadenas, escapar al estrés, oponerse al cruel determinismo en el que nos hemos encerrado solo para oxidarnos y ver pasar los ejércitos por televisión.  Y sin embargo solo llegamos a oponernos al temido lunes, con el humor torcido de los prisioneros, y un fin de semana de venenos químicos y sicológicos: furia de animales monogástricos arremetiendo contra los comederos…

  Fundamos las ciudades para protegernos, para acceder a un mejor “nivel de vida”,  sin embargo se convirtieron en gigantescas trampas, donde el único salvoconducto que nos protege hasta cierto punto es el título de “consumidores”, porque demuestra nuestra utilidad al sistema.  

  Fuera de eso, estaríamos en peligro si nos dedicáramos a explorar otras opciones, pero no, no hace falta, estamos más cómodos como turistas del desenfreno, de espectadores ilesos del desastre, aunque no hace falta esfuerzo para mirar como el futuro despejó sus nubarrones para descubrir un paisaje de esclavitud voluntaria y sumisión suicida.  

  Tampoco hace falta salir de la mediocridad para correr a refugiarnos a nuestra cueva, donde nos sentiremos seguros hasta el día que quiebren la puerta a patadas.  

  En la era de la ecología, reciclamos hasta el final nuestra misma caduca forma de pensar, reutilizamos diariamente nuestro egoísmo, y reducimos el concepto de mundo hasta volverlo un solo desierto bordeado de humo y escombros. 

  Claro, es mucho más difícil construir, ser coherentes, intentar soluciones, porque lleva más tiempo, porque hay que luchar contra decenas de inadaptados y cínicos insensibles que destruyen y matan por diversión, porque dejamos la inmediatez y el reconocimiento por el sacrificio y la tenacidad en busca de un resultado que apenas si tenemos esperanzas de lograr.



  Porque no es fácil seguir adelante solo a base de fe, esquivando las moles de un mundo que va a contramano, haciendo lo que debiéramos aunque nadie lo note, solitarios, conceptualmente aislados entre las miradas cómplices del desastre…  

  ¿Todo para ganar qué? Si solo se puede perder pie, quedar afuera, desgastarse buscando darle un rasgo humano a la rutina de sobrevivir para votar, comer basura, y dormirnos en brazos de una nueva farsa...  

¿Pero no es poco no? Antes que volvernos completamente estúpidos y manejables, antes que ser los asesinos impiadosos de las futuras generaciones, deberíamos hacernos responsables de morir intentando asegurar la libertad y la vida, el amor, la esperanza, aunque sea en pequeños rincones, en invisibles cornisas, en mágicas balsas a la deriva, aunque estemos condenados a perder la fe en el medio del mar.

  No la tenemos tan fácil como Cristóbal Colon!  Solo descubrimos lugares de los que escapar, mientras cosemos a retazos el nuevo mundo en que viajamos para que no se hunda, tan frágil que todavía lo dejan navegar.  

  ¿Hasta cuándo será así? No nos quedan muchos años antes de la debacle total, lo único que vale es fortalecerse y cambiar, convertirnos en nuestro propio puerto donde amarrar, no hay garantías de que algo más quede en pie: calman con náufragos a los tiburones, con misiles construyen la paz, y con fábricas de tumbas sin nombre combaten el hambre en todo lugar. 

  Indefinidamente amanece el mundo a una nueva guerra fría entre la historia y la causalidad, entre la inacción y la resistencia, entre el compromiso y la ceguera total, entre el corazón y la racionalidad. 

  Estamos en la era del ataque frontal, en ningún lado hay esperanzas de fingir, ya, neutralidad.  

  No hay más que este planeta, es importante saber de qué lado vamos a estar… 



27 abril

Recetas para el no futuro

  


  No, no, no es que este enojado con el mundo ni nada de eso, sino que me da una tristeza matizada con rabia comprobar cotidianamente el origen de los problemas que nos cercan en lugares lejanos, en otras, ajenas realidades que se benefician con nuestra piel.  

  Pero en el proceso de súper especialización en el que nos insertamos social y laboralmente en la “comunidad” así también se ha acostumbrado nuestro pensamiento sistematizado, a pensar lo que los demás piensan, a saber lo que los que saben, saben, entonces nos enfocamos en un pequeño detalle y nos acercamos hasta olvidar el panorama.

  O nos conformamos, mejor dicho, con la mirada ajena sobre cualquier cosa (¿Para ganar tiempo?) Por ejemplo: criminalidad, delito, homicidio, tortura, fraude, guerra, genocidio, corrupción, poder etc.  Palabras exclusivamente humanas, racionales, que escapan al poder de las definiciones, que designan una intención.  Un sí o un no, depende del lado del tablero: un formato de "Verdad" que debemos aceptar sin dilación para poder pasar a la siguiente noticia en el diccionario del mediodía. 

  Entonces los mismos términos cambian de significado, mientras el enfoque no nos deja siquiera darnos cuenta que de repente pasamos al lado contrario, que estamos siendo cazados para darle de comer a los perros, para tender nuestro cuero en un alambrado, para dar un mensaje claro a palabras más claras como alimentos, territorio, libertad, poder, redistribución.

  Pero miro a mí alrededor y todo está mal repartido, en un mundo inmenso no nos ha tocado nada más que los restos ¡Y a buen precio! A veces mantener la vida es más que un privilegio.  Vivimos como peces chocando contra el vidrio, mirando una postal del otro lado que representa lo que deberíamos ser… 

  ¿Entonces que vamos a pescar de este caldo de cultivo? Absolutamente todo lo que nos toque, lo que podamos.  Pero más bien, cada uno en su papel, digamos, porque seguimos dando las mismas soluciones a los mismos problemas sin mejorar nada sino cada vez peor, esperando el líder del año para no decidir por nosotros mismos… 



  En la práctica erigimos cárceles como símbolos de la “venganza social” como demostración, no de que se termine con el delito, la maldad, la inseguridad, sino como evidencia de que estamos del otro lado de las rejas… 

  Pero, en la práctica, los problemas no tienen solución porque seguimos centrados en un pequeño eslabón, el ladrón, que roba para otro, que transfiere la ganancia a un tercero, a otro que vendió la información, que abrió las puertas. 

  ¿Porque obviamos admitir que hay una línea de tiempo y de causas, que están siendo sesgadas, soslayadas? Para apuntalar una visión segmentada, un sentido de la autoridad, de la legitimidad del mundo, un formato predefinido de los acontecimientos.

  Y así con todo lo que hacemos o pensamos, felices mientras estemos aun parados en el lugar de los inocentes mientras la costumbre se encarga de borrar las huellas, de olvidar, de perpetuar las injusticias del mundo para beneficiar a unos pocos poderosos…

  Me canse de ser un blanco móvil, de pensar de qué lado voy a estar en la próxima guerra, de sentirme condenado a muerte solo porque así debe ser, porque así todo funciona mejor.  Me canse de alimentar la maquina con mi propia sangre, para que otros se suban a arrasar con todo, me canse de mirar como destruyen, como matan y se van, o peor, se quedan.  

  No acepto una sociedad que me pasa el libreto, que escoge mi papel, que decide por mí sin dejar de controlarme.

  Pero no, hay que esperar que den fruto los retoños de la vieja política, que una receta más de “el gran libro de recetas del capitalismo” empiece a generar un cambio, que las mismas instituciones, las mismas mentiras y parodias de siempre no sigan encapsulando al ser humano en el papel de excedente necesario del sistema, al que hay que tolerarle ciertas libertades porque la ecuación dice que así es más manejable, más productivo, porque así es técnicamente más feliz. 

  Mientras, vivimos encadenados a papelitos de colores, a la trinchera que nos permita llegar vivos al otro lado de la batalla social, luchando por ser algo más que estadísticas y datos, números en una libreta muy lejos de acá.  

  Mientras algunos se quejan de no llegar a fin de mes, otros agradecen haber llegado al final del día, unos anuncian el fin del mundo y otros se preparan para conquistarlo a sangre y fuego, unos por la vida, otros por no sentirse vivos, y una nueva guerra empieza en el horizonte, absorbiendo, consumiendo paisajes y ciudades a cambio de escombros y muerte.  

  Mientras, miramos para otro lado.

  Darle la espalda a la tormenta no nos va a ayudar a encontrar soluciones, ya no hay donde escapar: cada minuto que pasamos viendo como gira el mundo en la misma dirección de siempre es un atentado al futuro, es un harakiri colectivo que cometemos por temor a perder nuestro lugar, nuestro casillero en el mundo… y bueno, así están las cosas, sin embargo: ahí  y no-ahí, pero el conteo llego a cero.



  Ya no hay neutralidad posible, nuestras decisiones empiezan a galopar delante nuestro…




23 abril

Un pedazo del mundo

  


  En un mundo al que ya no le interesa esconder sus incoherencias, hasta la misma ONU se está volviendo una cascara vacía. 

  Cada vez más descaradamente funcional al poder, más abiertamente contraria a los fines por lo que teóricamente se creó.  

  Hace rato ha dejado de proponer soluciones, mucho menos hablemos de tener algún poder real de llevarlas a la práctica.

  Más allá de ser testigos, mas allá de un recuento estadístico de los hechos o las situaciones, cada sección de la organización de naciones solo prepara el camino para la hegemonía de las dominantes, y ha perdido, por lo tanto, su credibilidad. 

   Se desdibuja, fungiendo hoy, casi siempre, como instrumento legal, legitimador de las más atroces invasiones y genocidios, silenciosos o silenciados en países “lejanos” “de la periferia” “subdesarrollados” o como se los pueda calificar de acuerdo a esta decadente visión del planeta como propiedad indiscutida de los participantes en la carrera económica-armamentista...

   Hoy en día, cuando el acento se pone nuevamente en el ser humano, en la persona, de repente, hay cientos de millones exigiendo respeto, como primer paso a cualquier consenso, y eso está carcomiendo las bases mismas del sistema, alimentado desde siempre por la sumisión, el miedo, la coerción, el chantaje, la hipocresía.   

  ¿Pero que tenemos para perder hoy en día, como para quedarnos quietos?  No queda dignidad en una vida que te ofrece como meta la coca cola frente a la televisión, para descansar de una jornada donde toda ganancia estuvo destinada a comprar y asegurar nuestra moderna esclavitud.

  Alejándose cada vez más de la violencia, apostando firmemente a la tolerancia, la diversidad, la solidaridad y el común respeto, los movimientos sociales que hacen punta, desperdigados por el continente, plantean hacia las elites un problema hacia el que no saben pensar soluciones, y cada vez pierden más terreno.  

  El peligro para los pretendidos dueños del mundo no son las guerras ¡Si de eso se alimentan! 

  El peligro es la paz, es que en vez de pararse sobre las fronteras con sus ejércitos, los pueblos las borren caminando juntos, que en vez de balas siembren semillas y en vez de supermercados que impongan formas de vida extravagantes, vuelvan a mirar alrededor, donde casi todo se puede hacer y producir…

  Con las propias manos!

  El peligro es que caminen juntos, cooperativamente, solidariamente, compartiendo información y experiencias, restaurando los desastres que dejaron las soluciones de siempre.  

  No hay nada más peligroso que una persona que sonríe gratis.

  Entonces desde este concepto, lentamente se erigen en Latinoamérica, nuevas intenciones, nuevas instituciones que no deben su existencia al poder dominante… 

  ¿Veremos el nacimiento de nuevas instituciones y formas nuevas de relaciones internacionales a nivel mundial? 

  Todo es un reflejo... Fragmentos y retazos entre el caos de esta gran explosión llamada raza humana parecen desconectarse de a ratos de la gran hegemonía, del poder del dinero: estamos cambiando.  

  Una vez en una pared de una casa leí “…convertir la rabia en pensamiento para poner el pensamiento en acción” o algo así.

   Fue hace tantos años, derivando en las rutas, entre tribus y caravanas, rescatado siempre por un sentido, un pensamiento más amplio que el de pagar, consumir, trabajar, desechar, y así sucesivamente.

  Y cuando los ojos se acostumbran a aceptar otra realidad que la que nos venden, nos damos cuenta que siempre estuvo ahí.

   Siempre estará.

  Tenemos cada día la opción en nuestras manos.  No alcanzan a taparla las mentiras, las estrategias del poder mundial. 

  Mucho más que quedarnos mirando, tenemos la obligación de recuperar terreno, desde adentro hacia afuera, desde el espíritu hacia lo que nos rodea, desde la comunidad hasta los endebles hilos que nos atan al centro económico del mundo, siempre a la venta, por supuesto.

  Hoy puede ser el día en que restablecer nuestra propia mirada sea otra vez la meta, en que retrocedamos el pie un centímetro de la senda ajena, para recordar la nuestra. 

  Hacia el mundo, como un faro, Latinoamérica declara su insumisa independencia, desde adentro hacia afuera, desde lo que queda, desde lo que no deja nunca de ser.  

  Únicamente sometidos por la luz del sol, los pueblos de hoy, concientes de compartir un inmenso y complejo hogar común, declaran hermana a la tierra que pisan y se empeñan en proteger una naturaleza que retrocede aceleradamente, como única garantía de paz, libertad, verdadero desarrollo y vida.  

  ¿Y en eso estamos, o no?  Llego la hora de elegir nuestro camino.  

  Es ahora, que sea en serio. 

22 abril

Tierra arrasada

  


  No son los partidos políticos, las tribus, los reyes, no son las ideologías.  Son las personas. 

   No es el sistema, son los individuos. 

  No existen siempre los otros, solo el yo, y ese roce de cada uno con el resto del mundo procesa la energía que hace girar el planeta. 

  Mientras tanto, ciudadanos pensantes, seguimos pretendiendo que se resumen, terminan nuestras oportunidades, nuestras posibilidades de influir no sé de qué manera en qué, el día mismo de las elecciones.  

  Después de eso podemos dormir y ver correr el viento para uno u otro lado, y dejarnos diseñar por las políticas dominantes hasta que nos sintamos cómodos en un sistema de vida, en una organización social que navega siempre hacia la debacle mientras entregamos nuestra aprobación por pequeños beneficios personales… 

  Porque está muy claro que no vamos a inmolarnos por alguien que no registramos, como suele ser el resto del mundo, por evitar una hipotética catástrofe que sucedería quien sabe cuándo pero no va a ser mañana mismo…

  Y con eso nos alcanza, nos alcanza con ser testigos -rengos y mancos- del fortalecimiento de los factores que aseguran nuestra desindividualización.  Así perpetuamos nuestra indiferencia, perdiendo nuestro sentido mismo a cambio del confort.

  ¡Bien! ¡Se acabó la elección!  Hemos depositado indolentemente nuestro poder una vez más en otras autoridades, en otras personas, en otro gobierno, no importa si ganamos o perdimos igual quedaremos exhaustos mirando el televisor, sintonizando la radio, a ver si sigue lo mismo.

  O si viene otra cosa, si vamos a ser masacrados o salvados de este mar plagado de islas a punto de colapsar que es lo único que parece existir…

  ¿Pero qué paso el resto del tiempo? Hacemos lo que elegimos, cada día, no tenemos excusas más que nuestra propia vulgaridad a la hora de creernos victimas impotentes…  

  Somos ciudadanos, somos personas, somos seres humanos, y sin embargo no lo parecemos, pero podríamos ser parte de nuestra propia construcción, además de estar encadenados a los remos de esta galera (los que tenemos suerte, muchos más solo flotan entre tiburones esperando un barco que pase lo suficientemente cerca para treparse).  

  Hacen falta opciones, construir con materiales nuevos: creatividad al servicio de la vida, de la convivencia cada vez más tensa en este planeta.

  A cambio de eso nos comportamos como  autómatas, insertándonos mecánicamente en esquemas de consumo cada vez más grandes, de los que desconocemos su complejidad: somos combustible envasado, listo para usar desde antes de nacer, es tan previsible la ruta que trazamos que toda nuestra vida podría ser modificada con un ¡Clic! de la perilla del control general.  

  Pero de hecho, somos más útiles, más eficientes respondiendo a pequeños estímulos contradictorios que absorban nuestra energía diariamente sin agotarnos. 

  No nos damos cuenta hasta qué punto hemos dejado de pensar, de tomar decisiones, en nuestro comportamiento adictivo y temeroso.  Sumiso.  

  No nos damos cuenta de la violencia que estamos esparciendo sobre las futuras generaciones con nuestra conducta.  

  Que más da!  Si en la práctica, nos quedamos mirando como todo funciona mal en un inmenso país conquistado que somos nosotros mismos.  

  Este es el nuevo campo de batalla, este lugar donde estamos parados,  desde ahí, cuando haya personas lo suficientemente fuertes para desapegarse de este inmenso caramelo que nos ofrece eternamente el sistema, podremos quizás, tener a nuestro alcance la oportunidad de un nuevo comienzo.



19 abril

Mil años

 

 


  Han pasado mil años, y antes mil días.  Los imperios que destruyen el mundo para después usurparlo han caído bajo su propio peso y vuelto a levantarse de sus ruinas…

  Mientras, nos hemos acostumbrado a vivir en la polvareda, a ignorar escombros, a esquivar cadáveres, nos hemos vuelto insensibles surfeando titulares a través de la avalancha de información falsa y tendenciosa. 

  Nos han acostumbrado a tolerar marionetas, a creer en fabulas que solo demuestran la intención inalterable de las elites de sujetar las riendas por mil años más…  

  Nos llenaron de fronteras para no avanzar, para cortar la circulación de ideas y la comunicación. Se apropiaron de todo solo para enajenarlo, para negarlo, y como corolario, nos usan alegremente como campo de pruebas para fantasiosos experimentos políticos y sociales, como para recalcar claramente: “tenemos el control”.

  Claro que la idea es reciclarse, siempre, hasta el punto que la esclavitud sea preferentemente voluntaria y mansa, como punto de partida para construir las relaciones sociales.

  El dinero como meta es lo único que subyace en todos los mensajes, como un aprobatorio disparo de largada para cualquier forma de llegar a él. 

  Es innegable que el ejército de temerarios y suicidas adquirido a la sombra de esta ideología llega a ser enorme, sumamente útil y completamente maleable, puesto que todo es pasible de pago… la acción y la inacción, el conocimiento y la ignorancia, la complicidad y sobre todo la traición…

  Es necesario volver a recordarlo, aunque, obviamente, nada sería posible sin la entrega voluntaria del patrimonio universal, sin la falsificación de la historia, sin la colonización mental permanente a la que estamos expuestos, sin la absurda condena a muerte que pesa sobre las poblaciones, sin la promesa de desolación admitida que campea a sus anchas sobre los territorios.

  Mientras tanto, miramos y dejamos pasar, dejamos hacer, en un absurdo intento por defender nuestra tranquilidad amojosada, sin darnos cuenta que el tablero se inclina, y tarde o temprano serán nuestros gritos los que se escuchen , cuando al quedar colgando del borde, comencemos sin remedio a caer…

  Entonces vivimos, y vivimos como nos dicen, porque es lo que mejor nos sale hacer.   Aprender alternativas no escapa del marco teórico y el romanticismo de sentirse en lucha contra el sistema, por comprar una remera del Che Guevara en el shopping, fabricada por esclavos actuales en un mundo que ya no es nuestro… ¿Cómo? ¿Que no es nuestro? 

  No solo no es nuestro sino que ya no nos importa! …Pero con que poco nos mantienen a raya, haciendo filas para adquirir nuestra visión ajena, nuestro asiento numerado en el teatro del planeta.  

  Pareciera un hecho consumado que estemos clavados como fichas, atados al juego de los peces gordos, mirando el tren de la historia desde nuestro puesto privilegiado: atados a las vías.  

Pero la monolítica presión del sistema sobre nuestras oportunidades está llena de fisuras, y es haciéndose fuerte en esas posibilidades que se desmoronará al fin, sin posibilidad de amenazarnos de nuevo.  



  Es la hora de elegir, aunque dudemos, estamos frente a la opción de apostar por nosotros, una vez en la vida, y es hoy: ¿Vamos a reducir nuestro consumo, reciclar, reutilizar, o inundaremos hasta los cerros con basura? 

  ¿Vamos a someternos al envenenamiento masivo o estaremos un poco más cerca de producir nuestra propia comida? ¿Tomaremos las decisiones sobre nuestro entorno, nuestro tiempo y nuestra vida o volveremos a sentarnos frente al televisor?

  Mientras palabras como cooperación, solidaridad, paz, amor, libertad, autodeterminación, soberanía alimentaria, propiedad comunitaria o naturaleza, nos sigan despertando sonrisas condescendientes, ya que nada va a cambiar, seremos una parte irreductible del problema, por no decir cómplices o facilitadores.  

  Jamás le pusimos un techo a nuestra ambición ¡Subimos alegremente hasta la cima de la montaña rusa! Parece una hermosa vista, una meseta, pero ahora empezaremos a caer: contra el suelo verificaremos cada una de nuestras verdades, aunque también, podemos empezar a revisarlas antes.

  Es hoy, el día en que podemos intentar volver a ser un poco más humanos…



11 abril

Por qué sembrar:

 


 

En medio de esta sequía, cuando la vida no recibe más que desprecio y risas, y cada brote es pisoteado por la ambición ajena...  Tarde o temprano me lo pregunto… 

  Tarde o temprano nos acosa una duda, casi un dolor.  

  Una pregunta que crece y  carcome la cabeza, y  se multiplica en miles de dudas paralizantes, en una necesidad de echar luz sobre el futuro de nuestras acciones, para eximirlas de ese componente irracional, suicida, de esa carrera a ciegas hacia la solitaria oscuridad de la derrota.

  Como no estamos en el terreno de la lógica no hay formas mecánicas de despejarlas… simplemente tenemos que transcurrir nuestro tiempo y navegar en este hambriento mar.  Descontando el esfuerzo de nuestros brazos en los remos, la temeridad de volver una y otra vez a enfrentar el océano chato de lo establecido, la fragilidad desafiante de nuestros sueños que no encajan con nada, lo único comprobable es nuestra condición de blancos móviles.  

  Lo más seguro es que nos asedien desde el fondo barroso de los prejuicios, desde el subsuelo invisible de la conformidad mediocre, desde el horizonte cambiante de las conveniencias, hasta el punto de hacer agua y volver, sobre un rastro de tablas podridas y jirones, otra vez buscando la orilla…

  Esto no se trata de utopías románticas, acá se avanza para retroceder, pero se gana espacio, se siembra para ver arrasado, y en el trayecto se aprende.  Se hace para escapar apenas, y se salva la vida para volverla a poner en juego, porque así afinamos una nueva estrategia, y en el descomunal enredo de la selva salvaje de la costa, donde la mitad de los frutos son venenosos, encontramos un camino nuevo. 

  No importa si debemos seguir remolcando el barco un día mas, mañana se verá.  Siempre hay una tabla y un clavo que llega, porque resistir es mucho más que una cómoda bandera, y la creación no puede resumirse al efímero y simbólico arte, el sentido emana de las cosas porque su propia existencia es dolosa: aún no se ha autorizado la vida fuera del sistema. 

  Lo peor, entonces, es quedarse quieto, y esperar que un hada buena nos toque con su varita bajo los mismos dientes del cocodrilo… para subsistir hay que moverse y construir, fortalecerse.  

  Superar el aislamiento y los egoísmos, buscarse y confiar, porque cada bote haciendo agua no ve aun a los demás, y sin embargo, como en el cielo del fugitivo, las estrellas parecen lejanas pero son lo único que hay.  No está definido que hayamos sido derrotados, sino que escuchamos las trompetas del vencedor, porque es lo único que dejan oír, porque nosotros también dudamos de mostrarnos para atraer más guerra… 

  Entre la paranoia, hay muchas más manos que sumar, y más vale afinar el ojo, escuchar el corazón, porque vienen juntos los buenos y los malos.  El desafío es no oscurecerse por apreciar la noche, el riesgo es volverse crueles combatiendo la violencia, el mayor peligro es volvernos importantes, ególatras, miserables… 

  No hay puntos fijos al día de hoy, las bases son móviles, y todos los náufragos serán rescatados, todos los que no se hayan entregado al mar, todos los que no dejen de aprender a nadar…

 

05 abril

Sangrando

 

 

   Acabo de sacarme “un par” de vampiros modernos del cuello, prendidos hace tanto tiempo que ya se creían con derechos sobre mí sangre, mí tiempo mi vida, y hoy están ofendidos… “dolidos”… “destruidos”… porque nunca terminan de simular.  

  Y como suele pasar, mis venas se hinchan de nuevo, mi cerebro empieza a funcionar de vuelta,  y mi tiempo vuelve a mí, a ser mío, para poder encarar las ruinas en que estaba quedando mi casa, porque siempre alguien paga el pato, aun cuando no se sepa, atrás de la asquerosa hipocresía, de las sonrisas oportunistas del que escupe hasta para arriba…  

  Entonces estaba ordenando y barriendo, tirando lo que murió esperando que vuelva, sin tiempo de lamentar nada más…

  Mientras pongo, saco, corro, de a un lado a otro, junto, lavo, recuerdo… escucho en los parlantes a la "Mala Rodríguez" como un itinerario, y me saca una sonrisa… porque en este mundo la música que me gusta más casi siempre está en la voz de una mujer, y no es casualidad.  

  En un mundo definido y dominado por hombres, que están tan seguros en su pedestal, que se tienen que cuidar, que la imagen, que el qué dirán…  a la larga, tantos favores oscuros tienen que pagar que terminan sosteniendo amordazados el andamio, y solo los pequeños, los excluidos, los marginados, los que miran de afuera sin nada más que perder, pueden darse el lujo de hablar claro de verdad.  

  Si, vienen como avispas, rondan mi casa buscando que más destrozar, buscan venganza ahora que la mentira no llego a cuajar…  y como se van a esconder de que, tan predecibles en su desesperación, como un cajón de gusanos que no deja de buscar manzanas nuevas, que obviamente han comenzado a escapar ¿Quién quiere ser reducido tan solo a comida?  

  Entonces… ¿Vienen por mí? Ay qué pena, tan rápido hay que ajustar las alianzas, cuidarse la espalda, y revisar los estantes donde guardan chantajes y amenazas, que se quedan en lamentos y como un gatito en la nieve la mirada.  

  A las armas, para empuñarlas hay que tenerles respeto… entonces voy a caer, o no, indiferente me tiene la resolución, pero que en el camino me voy a divertir… sin dudas, como un gurí, como un hurí jajaja… No me miro la espalda, pero debo ser tentador entonces, que caminando, pensaron que estaba… ¿Desnudo, abierto, sonriente esperando en una cama?…

  Pero como iban a pensar, despertándose con el desayuno de mama, si toda su vida es irreal, mientras acá se lucha por cada pedazo de pan.  Acá no se roban vueltos, se dice y se asume la verdad, se pone el pecho, y todo lo que se construye no es para una sucia postal…

  Y sin embargo no comencé yo esta guerra, jamás: ¡De cuarenta contra uno! Aunque vaya a pelearla, apretando los dientes a través de las lágrimas… enclavado en mí huella, con la puñalada en la espalda. 

 No es la primera vez que me pasa, y estoy acá, y no voy a empezar hoy a tener piedad.  Hay una bandera y un campo de batalla: ¡Bien!  

  Entre los que estén ahí no voy a discriminar, solo saliendo del plato van a quedar intactos, y en el camino, hasta lo último que me deben voy a encargarme de recuperar…

  El cartón del parlante vibra al golpe de los 100 watts…

 

 

  Por la noche... 

  

  Sin reputación no hay respeto conozco esta zona

  Esta mona no se anda por las ramas

  Hablo claro consecuencias llegan

  Si me necesitas llama ¿Por qué no? 

 

  Apunto alto, me lo guiso, apuesto…

  Por la noche  oyendo ruidos q hacen los animales y los coches

  Hago piezas de coleccionista y broche

  Sin palabra no hay persona  

 

  Sin reputación no hay respeto, conozco esta zona,

  Esta mona no se anda por las ramas hablo claro,

  Consecuencias llegan…si me necesitas llama 

 

  La fe me mantiene cada mañana

  Cada día en pie, estudiando ciencias, vigilando aceras

  Mi ruido está en la coctelera, en la hoguera

  En la autopista, un ungüento que no hace cualquiera

  Sin embellecimiento, en ese carro sin asiento

  ¿Me sientes? lo siento, yo no practico el arrepentimiento

  Mi templo tiene cimiento

  Puño y letra piso con seguridad, tos buscan equilibrio

  Yo no freno calibro con brío, aire sobrio

  No cojeo os cojo dormíos

  Hijo mío ¿te lo he dado toó hecho y no dices ni pio?

  No se puede hacer mejor

  Unidad de crisis a la orden del día

  Si toó fuera perfecto ¿qué dirías?

  Otro día más la misma mierda. 

 

  ¿Porque no?

  Apunto alto me lo guiso, apuesto

  Por la noche

  Oyendo ruidos que hacen los animales y los coches

  Hago piezas de coleccionistas y broche

  Sin palabra no hay persona  

 

  Sin reputación no hay respeto

  Conozco esta zona

  Esta mona no se anda por las ramas

  Hablo claro: consecuencias llegan

  Si me necesitas llama… 

 

  Cualquiera cuestiona, pocos responden

  ¿Dime como, cuando, donde?

  Somos los mismos con dinero y sin dinero

  Yo no olvido estragos, lo mío primero

  Sudo, me cuesta trabajo hacerlo a mi manera

  Lo estamos intentando ¿qué más quieres?

  Mírale lamiendo las mieles yo tengo lo que tú quieres

  mala Sincé uno, nueve, siete, nueve

  se quién eres ¿y con cuantos vienes?

 entiendo idiomas  ¿y de quien va’ a hablar?

 mírame a los ojos  ¿y de quien va’ a hablar?

tengo pájaros en la cabeza  que razonan

 encerraos en jaulas aprendiendo a hablar

  …aunque duela dime la verdad

  me estás haciendo la cama cariño

  luego vas a tenerte que acostar en ella en la vida real

  ¿de qué sirven los pretextos…?

 

  ¿Porque no?

  Apunto alto, me lo guiso, apuesto

  por la noche

  oyendo ruidos que hacen los animales y los coches

  hago piezas de coleccionistas y broche

  sin palabra no hay persona 

 

  Sin reputación no hay respeto, conozco esta zona

  esta mona no se anda por las ramas

  hablo claro consecuencias llegan

  si me necesitas llama 

 

  Por la noche...

04 abril

Ningún Plan B

  

  Yo no elijo a mis enemigos.  Solo, a veces, el campo de batalla.  Soy un pacifista convencido a pesar de conocer como todos, la teoría de algunas artes de matar… simplemente, a veces parezco vulnerable(y lo soy) o por un momento custodio bienes intangibles como la libertad o la vida y me caen encima.  

  Pero no es la violencia la panacea para todos los problemas del mundo, no va a llegarse a ninguna solución mediante la exclusión y el exterminio ni va a construirse la humanidad sobre los huesos de los más indefensos.

  En cada vidriera se demuestra ostentosamente la función  primordial de restarle sentido al ser humano y en cada poster la necesidad imperiosa de detener el pensamiento, para poder embicarnos en la cinta transportadora que nos lleva cada minuto a través de un glorioso tren fantasma de estímulos y miedos, de chantajes y traiciones.  

  Entonces no hay nada que hacer, solo dejarse llevar por la corriente como un globo hasta el final, aunque sea una catarata -metafóricamente hablando- en este diagrama artificial de nuestra vida que es la sociedad occidental de consumo.  

  Por eso mismo la naturaleza debe ser derrotada por científicos de historieta que prometan crear soles artificiales, planetas habitables y olimpos inexpugnables para los que los puedan pagar…mientras tanto todos los demás estamos en el horno, como corresponde, para ser el combustible de este siniestro error…  nos matan con el miedo y la estupidez, con la ambición y la prometida gloria.

  ¿Entonces, que tenemos que decir a todo esto? 

  De las cien mil expresiones por minuto destinadas a volvernos "tontis" no oponemos ni una por día…entonces ¿Qué tenemos para aportar a la torta que no  vamos a comer? 

  Simplemente nuestro brillo, y no estoy hablando del de la merca(la "cocaína"), disponible a una razón de un punto de venta cada tres cuadras, promedio, por toda la ciudad sino del de la coherencia de nuestras venas con el aire que respiramos, nuestras manos con nuestro corazón, en ese pequeñísimo margen del resquicio que nos deja el sistema para respirar.   

 

02 abril

El camino de vuelta

 

 


  Somos una definición total del mundo, somos dios, somos el dios que habita en el fondo olvidado y simple de las religiones, y en nuestra memoria, descansa intacta la fuente y el verdadero valor de toda divinidad.  

  Desde que nacemos, han pretendido olvidarnos, han pretendido que olvidemos todo lo que somos, todo lo que el mundo habita en nosotros, reduciéndonos a países y banderas, a sectas y guerras por poder, a mentiras, lideres, religiones y banalidades, pero basta un segundo de comprensión ínfimo para que pierda sentido la máscara de la espiritualidad como mercancía.

  Cuando tomamos contacto, cuando por un segundo nos cerca el infinito, la muerte se torna una tentación inmanente a nuestra imposibilidad de conectarnos, ya que no podemos devolver en la misma medida el regalo de la vida, ya que no encontramos en la cotidianidad arrasada ningún valor ni punto de apoyo para expresarnos a un nivel más profundo.  

 Pero la vida es experimentar, y la muerte, solo una forma de devolvernos a la tierra, que ya llegara, sin aviso casi siempre, para redimirnos de todos los días que pasamos sin tener conciencia.  En definitiva, la gran mayoría esperamos hasta el último segundo para darnos cuenta que el único reino es el de la naturaleza, y en el somos simples invitados sin privilegios, aunque bendecidos como todos los demás…

  Aun así, nos comportamos toda nuestra vida como el invitado borracho de la boda, rompiendo y tirando las mesas al suelo, insultando a todos sin saber porque, haciendo de nuestra participación un espectáculo tan vergonzoso que no deja a los demás otra opción que mirar y tratar de mostrar lo más amablemente la salida, antes que correr el riesgo de sumarse a la salvajada.  

  Y así mueren los ríos y las vertientes, mientras las plantas se adaptan, cambian y sobreviven para no dejar de cobijarnos, y así mueren los bosques y los desiertos mientras lagartijas y escorpiones nos miran con tristeza y decepción, llevándonos montañas enteras al hombro del progreso.  

  Pero claro, somos parte de la naturaleza, somos naturaleza, tras la ropa y el teléfono, tras los cercos y candados, tras los aviones, las bombas y los rascacielos de metal… 

  No hacemos más que mantener abierta una herida vieja y profunda que nos interroga sobre nuestra conducta “ya no aguanto los lunes” decimos para disimular, cuando sabemos que lo insoportable es la ciudad, la modernidad, la esclavizante dinámica de las relaciones modernas, la falta de sentido del cien por ciento de nuestros actos. 

  Pero no tenemos tiempo de pensar, no en eso, somos bombardeados cuarenta y ocho horas al día con diversión diáfana y miradas ajenas, y no intentamos siquiera ya pensar por nosotros mismos, porque no hay forma de aplicarlo, porque no suena rentable, por el temor a parecer distintos…  

  Aun así, aunque definamos nuestras vidas al compás de las grandes olas, buscando la cima donde todos los demás son prescindibles, descartables y masacrables, bajo tanto racismo y pretendida superioridad subsiste la realidad innegable que ya no hay personas en el planeta que no tengan sangre negra, indígena, y de mil civilizaciones olvidadas.

  Y así también un día nos daremos cuenta que compartimos nuestro acervo genético histórico con cada forma de vida, que todo surgió del mismo huevo, aunque la gallina no intervenga, en su recorrido indiferente por la vía láctea…

  La gallina seria el planeta tierra, y el sol su eterno festejante que la mira parir hasta el hartazgo sin declarar a unos mejores que otros…  hasta el día que lloremos abrazados al pasto (que es infinitamente más que solo “pasto”), sin embargo, seguiremos rompiendo todo por “derecho propio”.

  Derecho de “seres superiores” aunque cada forma de vida en el planeta, compleja y absoluta, siga esperando el momento adecuado en que por un segundo bajemos la guarda, apoyemos las armas en el suelo, para comunicarnos una verdad que no tendríamos que haber olvidado nunca…

  Es nuestra decisión individual y cotidiana seguir consumiendo el planeta hasta escupir despreciativamente el carozo,  o reconocernos, intentar leer entre líneas la debacle ambiental en que navegamos, como en el Titanic, pero con tan pocos botes que ya tienen hace rato los asientos reservados y vendidos…

 

01 abril

Abriendo caminos (Poesías)

 

 




Batalla campal

 

Mirando el campo todo es luz

Viento – color, y el temblor

Despiadado de la competencia,

Que la noche convierte en tregua.

Muerte, como una señal, pegada

A la espalda de los que perdieron

El camino… ni indiferencia ni lágrimas,

Ni rencor ni venganza…

Mientras asoman nuevas flores,

Señales de un mundo subterráneo,

No nacieron para alegrarnos con su color:

Las mariposas se marchitan febriles

Victimas de su propia fragilidad,

No descansan, sienten, viajan…

Escapan buscando perdurar.

 

 

Tirando el mapa…

 

Como una guerra perdida voy a jugar

Afilo mis armas, de pedernal…

Huelo el viento seco, tenue

Que matiza la calma chicha.

Cuando la lluvia lave mi sangre

Voy a extrañar el después que no llego

Por no quedarme esperando

El momento perfecto para ser…

 

 

Colapso

 

Hay un día en que el matador no puede levantar la espada

Hay un momento en que el soldado duda, apunta de nuevo y da,

Antes de tirar, por terminado el día… ¿entre el cañoneo escucha un grillo?

…refundando su esperanza indiferente, en la paz.

Hay una puerta invisible durante la persecución, que se abre sin prisas

Y desaparece entre nuestra ansiedad, un segundo de vida a veces basta,

Aunque la regla es matar.

 

 


Descartando la imaginación

 

Solo los que avanzan erran,

Solo los que vuelan se estrellan,

Y solo serán traicionados

Los que tengan corazón.

 

Sangran los que están vivos,

Y matan los que no quieren morir.

Llegan tarde al reparto…

…los que disfrutan del sol.

 

Siempre llueve para las semillas.

No hay un camino sin trigo.

Algunos se entristecen con las noticias…

Algunos se emocionan viendo postales…

 

Ni en mil años podrás

Describir este segundo.

Abrir los ojos es sentir…

¡Percibir! Es una decisión suprema.

 

 

 

A través de la guerra

 

Tú que quemas los cadáveres

¿No ves la vitalidad de esos gusanos?

Tú que te  sientas, desconsolado,

Al ver el campo de batalla

¿No ves la maravilla perfecta

En el borde de las alas de un cuervo?

Los arboles no se espantan

Con la nutritiva sangre, mansa,

Que hará crecer sus ramas,

Sino con el que las corta

Para hacer su lanza…

 

 

Impostergable confianza

 

Cuando no había ni rastros

Del camino a tomar

Canta un pájaro en la oscuridad

En lo profundo de la noche

Y en su confianza nos llama

A no descansar del sueño

Que nos trajo hasta acá.

 

Como un pichón en su percha

Tiemblan apenas mis alas

Mirando la puerta abierta

Son mil años o un segundo

En que mi ser verifica

Todo lo que hasta hoy fue

Me inflamo, ya he salido

Antes de pensar si era real.

 

A través de la noche

 

Grillos y ranas cantan a salvo

Hasta que rompe las gotas

De rocío una culebra.

Las estrellas brillan para acompañar

La luna nueva oculta

Alimañas que salen a cazar.

La sorpresa se encubre en el silencio.

Un motor avanza hacia acá

Su tableteo retumba sobre el aire quieto

Los testigos no han venido a mirar

A cara o cruz pronto llegara la verdad

Y no vale correrse del camino

Y no hay forma de ser menos, o más.


 

Nueva ola

 

Acorazados en su necedad

Inmunes a la realidad, ciegos

A toda alternativa de paz

Navegan por las calles

Tirando tachuelas

Que pinchen los sueños

Y se claven en los demás.

La violencia les parece

Más que necesaria

Sagrada y vital

Indiscriminada

Romántica y letal.

No hay razonamiento

Que llegue a una verdad

Pero no importa ni eso

Sino desarmar, romper

Y sobre los pedazos

Con huesos edificar.

Peones ciegos que van

A la vieja elite a acobijar

Con el sudor y la pobreza

De todos los demás.

Solo resta desaparecer

Para que duerman tranquilos

Soñando con desembarcar

En un imperio mundial.

¿Cuánto más de esta barbarie

Viene navegando hacia acá?

Simulando defender

A los que van a masacrar.

Los fascistas se sonríen

Que conformes que están

Invirtiendo en el caos

Sin dejar de protestar.

Felices e Incapaces

  Bueno...   Siempre es un problema conocer a gente importante.  Y es un problema porque la gente importante tiene problemas importantes... ...